Cagliostro
Sinopsis de la película
El siniestro mago José Balsamo (Orson Welles), más conocido por el sobrenombre de Cagliostro, se verá envuelto en una trama de intrigas palaciegas a través de la cual de piensa reemplazar a la Reina María Antonieta con una doble, para así poder tener acceso al poder. Adaptación de la novela de Alejandro Dumas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Black Magic (Cagliostro)
- Año: 1949
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
5.9
83 valoraciones en total
Historia que entremezcla pasiones amorosas, poderes paranormales e intrigas politicas en una trama enseñoreada por venganzas, despechos y ambiciones (tan humano todo ello), y que se sustenta, fundamentalmente, en un trabajo de ambientación portentoso (decorados y vestuarios, en especial) y la poderosa presencia, profusamente explotada, del protagonista, un Orson Welles en su apoteósico tono habitual, elementos ambos al servicio de una historia que no termina de encajar con la debida solvencia los elementos mágicos (que tanta y tan importante presencia cobran en su desarrollo) con los más estrictamente dramáticos. Pasable.
31/09(16/02/16)Pasable film que oficialmente dirigió el cineasta de origen ruso Gregory Ratoff, pero que tuvo mucha intervención del protagonista Orson Welles, las escenas donde aparece él (casi toda la cinta) fueron comandadas por OW. Esto es lo que me atrajo de la película, la solapada realización del genio de Wisconsin, pero mi chasco fue mayúsculo, el personaje de Cagliostro tiene mucho que ver con el universo de protagonistas de OW, con Kane, con Macbeth, o con Mr Arkadin, tipos megalómanos endiosados que creen estar por encima del bien y del mal, lo malo es que aquí la historia es desarrollada de modo plano, sin fuerza dramática, todo discurre de modo artificioso, con un romance chusco que chirría, aunque el clímax final si huele a idea de OW. Tampoco ayudan sus sosas interpretaciones a levantar esta historia de aventuras de época. El guionista Charles Bennett (hitchcockiano, El hombre que sabía demasiado, 39 escalones, Enviado especial) adapta libremente dos novelas de Alejandro Dumas, José Balsamo. Memorias de un médico (1846), basada en un enigmático personaje, mentalista, mago, estafador y falsificador, que recorrió Europa, seduciendo con su carisma y engaños a personajes influyentes, situándose incluso como dinamizador de la Revolución de Francia por el llamado Asunto del collar, asunto tratado en la otra novela que se adapta, El collar de la reina (1849).
Arranca con Alejandro Dumas (Berry Kroeger), que le empieza a contar a su hijo (Raymond Burr), la historia de Joseph Balsamo (Orson Welles), entonces comienza el flash-back que será la historia. Estamos en el SXVIII, Balsamo era gitano francés, en su niñez sus padres fueron ahorcados por orden del vizconde de Montagne (Stephen Bekassy), bajo la acusación de brujería, él también iba a ser ejecutado, pero fue salvado por un amigo gitano (Akim Tamiroff). Años más tarde Balsamo aprende los secretos de la hipnosis del Dr. DraMesmer (Charles Goldner). Tras esto cambia su nombre al Conde Cagliostro, recorre Europa junto a su amigo y Zoraida (Valentina Cortese), tomando fama de gran mentalista, pero su obsesión es vengarse del vizconde, entre medias conocerá a la bella Lorenza (Nancy Guild), de la que se enamora, y a la que utilizará en un maq2uiavélico plan contra la los reyes de Francia, Luis XV (Robert Atkins) y Marria Antonieta (Nancy Guild).
Esta fue una producción largamente ansiada por el productor Edward Little, especialista en adaptaciones de Alejandro Dumas, principalmente por estar estas bajo el dominio público y no tener que pagar derechos de autor, entre estas adaptaciones novelas están El conde de Montecristo (1934) , El hombre de la máscara de hierro (1939), Los hermanos corsos (1941). En 1943 el protagonista iba a ser Charles Boyer, con Irving Pichel en la dirección, en 1944 sería la estrella George Sanders, con Douglas Sirk de director, hasta que el protagonista recayó en 1947 en Orson Welles. El productor iba a rodar en México pensando en los bajos costes, pero se encontró que no era tan barato y decidió viajar a Italia para rodar en los Estudios Scalera de Roma.
Es un film tiene un principio sugerente, que hace mantenerte enganchado, parece estaremos ante una atractiva aventura de época, con peleas de paladines, con maldiciones gitanas, con venganzas, sin humor, se toma en serio a sí misma y lo paga caro, y a medida que avanza lo insípido se apodera del relato, apenas se ve la maestría de OW, no hay grandes secuencias, ni planos secuencia sugestivos, ni tomas magistrales, a esto se añade una historia bastante plana, sin garra, discurre de modo torpón, con personajes escasamente delineados, con los que no se empatiza, te da igual lo que les pase, con momentos que rozan el ridículo. Una historia en la que se habla de modo superficial del racismo, de los prejuicios sociales, de la intolerancia, de la venganza, de la magia, de la hipnosis, pero lo dicho, sin hondura alguna. Las actuaciones van de lo inane a lo sobreactuado, incluso OW está algo pasado, impone su gran carisma, pero no le da profundidad.
Momento recordable: En la corte del rey Luis XV llevan a Cagliostro, allí el Dr. Mesmer (Charles Goldner) pretende mofarse del afamado mentalista, para ello lleva ante el rey a un puñado de aparentes tullidos para pedirle a Caglisotro los sane, estos ante las primeras palabras de Cagliostro se levantan y se ponen a bailar, todo ha sido un teatrillo urdido por el Dr. Mesmer para reírse de Cagliostro, entonces este enfurecido despliega su represalia cogiendo a unos de los tullidos sanados y haciéndolo con el poder de su mente caiga al suelo sin poder andar.
Es reseñable su buena puesta en escena, con una notable dirección de arte de Jean d’Eubonne (Orfeo, Madame de… o La ronda), y Ottavio Scotti (Senso o Infierno en la ciudad), recreando en sus hermosos escenarios de palacios y decorados la laépoca, a lo que se añade un estupendo diseño de vestuario de Georges annekov (Fausto, La ronda o El placer), y Vittorio Nino Novarese (Cleopatra, El tormento y el éxtasis o Cromwell). La fotografía de Anchise Brizzi (Othello o El limpiabotas), y Ubaldo Arata (Escipión, el africano o Roma, ciudad abierta), queda algo despersonalizada, quizás por ser dos los responsables, una labor que no deja marca.
(sigue en spoiler)
Aún hoy en día la figura del conde Cagliostro resulta tan desconocida como enigmática. Se trató de una especie de alquimista, mago y embaucador (una especie de Rasputín) que deambuló por las cortes europeas en el último tercio del siglo XVIII, afirmando que podía hacer magia y que tenía más de doscientos años de vida. Evidentemente, patrañas que sin embargo tuvieron cierto recorrido y que le sirvieron al propio Cagliostro para llevar un alto tren de vida. Basada en la novela de Alejandro Dumas que recorría fantásticamente su vida, en el año 1949 se realizó una adaptación fílmica, Cagliostro (1949) que contaba como actor principal con ni más ni menos que con Orson Welles.
En el verano de 1947 se le convenció a Orson Welles para que interpretara el papel de Cagliostro, una de las primeras superproducciones que se rodaría en Europa, continente que permitía tanto unas ubicaciones más idóneas como unos costes de producción menores (esto se convertiría en un fenómeno habitual desde entonces). Welles aceptó el papel porque le otorgaba una suma más que suculenta de dinero y seguramente también porque el propio personaje de Cagliostro iba en consonancia con los gustos de Welles, quien siempre sintió satisfacción por interpretar personajes tan controvertidos y enigmáticos.
BERTOMHÉ, Jean-Pierre, THOMAS, Francçois, Orson Welles en acción, Ed. Akal, Madrid 2010, p.160.
La película fue dirigida por Gregory Ratoff, un director sin nada destacable en su filmografía, aunque puede que se utilizarán algunos consejos de Welles, teniendo en cuenta la manera de actuar de este último.
La película se ambienta en los momentos de la Francia prerevolucionaria, donde Cagliostro estuvo más activo. La película trata de poner en imagen lo que tantas veces hemos leído en las novelas de Dumas (de hecho el filme arranca con un prólogo en el que se presenta al escritor, desesperado, intentando poner en palabras la historia real del misterioso conde), son las imágenes de una Francia agitada, que pronto iniciará la revolución. Tiempo idóneo para que surja un personaje como el de Cagliostro, un alquimista, mago y charlatán, que se erige como un nuevo Mesías.
De hecho, casi que lo mejor de la película son las imágenes simbólicas que nos presentan a nuestro personaje como si de un profeta se tratara, con algunos sencillos efectos que funcionan.
La película tiene imágenes poderosas pero que se ven aisladas en un mar de mediocridad. La película está demasiado encorsetada en numerosas secuencias de transición que son rutinarias y que solo sirven de enlace entre los trucos del charlatán. Muestra de ello es la pesada voz en off, único recurso del que se dispone para narrar los hechos de la vida del conde.
Lo cierto es que servidor nunca fue demasiado amante de las novelas de Dumas y por lo tanto de la película, que parece una transposición en imágenes del mismo tipo de ideología que presentan las novelas del escritor. El personaje de Cagliostro habla, pronuncia palabras, el tono folletinesco está ahí, igual que los espadachines y la intriga, las palabras altisonantes , que sin embargo, no consiguen emocionarme. Es la típica visión de las novelas dieciochescas, que pretenden recrear los hechos como si de un escenario teatral se tratara, con personajes declinando y hablando en voz alta, un escenario fastuoso propio de los jardines de Versalles que nunca fueron así en la realidad. Lejos de la vitalidad auténtica que presentaban algunos de los hechos en los que se ambienta la película.
Conclusión
Cagliostro no es ninguna obra maestra, y si se menciona hoy en día es por dos motivos. Uno por supuesto es la propia intervención de Welles en la película y el otro es por ser un filme que nos presenta la historia de tan singular personaje. Aún con esto, la película no es más que una fallida recreación de una historia que podría haber dado mucho más de sí.
Crítica escrita para Cinemagavia.es
En el ámbito de la novela de fantasía histórica, la famosa obra de A. Dumas se presenta como una película de ritmo e intensidad variable, sólida, de máximo interés argumental y que brinda una magnífica actuación de O. Welles.
A mitad del siglo XIX el hipnotismo y los poderes ocultos de la mente ya poseían una gran capacidad de atractivo para el público y el escritor francés también quiso dejar la impronta de su sello.
A mitad del siglo XX la capacidad de atracción de esos temas no había hecho más que aumentar y la filmografía mundial está lleno de ejemplos que lo corroboran.
Y cuando nos acercamos a la mitad del siglo XXI parece que ese interés no decae.
El largometraje es perturbador e interesante pero entra en exceso de detalles que lastran su fluidez e incurre en algunas ingenuidades que, especialmente en la fase judicial, resultan poco plausibles.