La vida es un largo río tranquilo
Sinopsis de la película
Los LeQuesnoy, una familia burguesa, y los Groseille, una familia pobre y anárquica, viven a la pequeña ciudad de Baupame, al norte de Francia. Sus vidas no tendrían absolutamente nada en común si doce años atrás la enfermera Josette, amante del doctor Mavial, no hubiera intercambiado dos bebés: Momo, hijo de los LeQuesnoy, fue a parar a la familia Groseille, y Bernadette, hija de los Groseille, fue a parar a la familia LeQuesnoy. Ahora, tras la muerte de la esposa del doctor Mavial, Josette comprende que el médico nunca se casará con ella, y decide escribir a las dos familias para explicarles la verdad…
Detalles de la película
- Titulo Original: La vie est un long fleuve tranquille
- Año: 1989
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
6.6
66 valoraciones en total
Una de las críticas sociales más terribles, sarcásticas y profundas de que tenga memoria. A la altura de Feos, sucios y malos , plantea como pocas el tema de las diferencias sociales, los prejuicios, las distintas posibilidades según la cuna donde a uno le haya tocado nacer, sin hacer concesiones a nadie (no es una película políticamente correcta , de esas que se ponen de un lado para criticar solamente al otro). A lo largo de la película se asiste al derrumbe de un mundo artificial, superficial, cursi, y ninguno de los personajes sale indemne. Una película sin lugar a dudas excelente.
Vi esta película de estreno. Y tenía un muy buen recuerdo de ella. Ahora, la vuelvo a ver y puedo fijarme más en todos los detalles.
Partiendo del equívoco de las cunas -un tópico sacado de melodramas y folletines-, el director nos presenta una demoledora visión de nuestra sociedad, sin buenos ni malos, sólo con personajes incapaces de adaptarse a la realidad: la familia Grosselle, acostumbrada a vivir del cuento, del pillaje y de las ayudas sociales, ve un buen filón en la noticia del intercambio de recién nacidos. Lo único que se le ocurre a la madre es quejarse de haber tenido que alimentar a un niño que no es suyo, la familia Les Quenoy, católica, apostólica y romana y, además, con un papá directivo de la compañía de electricidad, considera su deber de cristianos recoger al niño de la miseria donde ha caído.
Mientras tanto, Momo no tiene ninguna dificultad en convertirse en Maurice, frente a Bernadette -con gustos un poco frívolos-, que odia ser pobre y detesta la suciedad de sus parientes Grosselle.
Ninguna de las dos familias sale bien parada, los niños, en cambio, son capaces de mezclarse y disfrutar con sus diferentes formas de vida.
Es especialmente ilustrativa la escena en que madame Les Quenoy increpa a Marie Thérèse por haberse quedado embarazada y se niega a creer que no se haya acostado con nadie cuando uno de sus hijos se le acerca y le dice: ¿Por qué no puede ser, como pasó con la Virgen María, mamá?
Maurice utiliza su inteligencia en buscar maneras de divertir y ayudar a unos y otros y es el único que, sin estar mal entre los burgueses, echa de menos a su familia y sus vecinos del extrarradio. Sabe que, para los adultos, ir despeinado y sucio significa ser otra persona y, por eso, frente al espejo de un escaparate, se disfraza para los estúpidos que lo tienen todo clasificado. Él nada entre dos aguas: las de la Riviera francesa y las de la balsa del recodo del río, con restos de industrias abandonadas.
Momo es el único personaje que se nos hace simpático porque parece ser el único con capacidad de amar, pero también sabemos que no tiene ningún problema de adaptación y que hará cualquier cosa por sobrevivir entre tanto desbarajuste y tanta hipocresía.
En la secuencia inicial estalla una bomba en un coche y en sí la propia película tiene ese mismo carácter destructivo, ya que dinamita, aniquila y pone patas arriba el modelo de familia burguesa, acomodada, llena de religiosidad, amor y también cursilería.
Está narrada con total naturalidad aunque es rabiosamente transgresora e implacable, utilizando además a un niño como elemento desestabilizador.
Veremos los polos opuestos de la sociedad representados por las dos familias que van a acercarse por los efectos de una venganza del pasado que ha permanecido oculta y es revelada con impredecibles consecuencias.
Es significativo el apelativo que el médico utiliza para dirigirse a su enfermera, dado que el cuco pone sus huevos en nidos ajenos, siendo su cría más fuerte que los otros, de manera que es quien controla dicho nido sin que la madre lo perciba.
Que todo esto se llame La vida es un largo río tranquilo no puede ser más irónico
Burda y superficial comedia coral cuya pretendida ironía se queda sólo en el título. La ópera prima de Étienne Chatiliez arremete a diestro y siniestro: frivoliza sobre el racismo, se ríe de la doble moral burguesa, hace burla de la vulgaridad de las clases populares y parodia la supuesta haraganería de los más desfavorecidos. ¿Pero, cabe criticar con igual inquina a un acomodado que a un pobre de solemnidad? ¿Es moralmente aceptable hacer mofa de ciertas preocupaciones sociales como la marginación? Seguramente, los padres del Free Cinema o del Neorrealismo italiano se echarían las manos a la cabeza al verla, y es que La vida es un largo río tranquilo puede llegar a resultar ofensiva en algunos pasajes (y seguramente, así lo pretendía). Lo más sorprendente de todo es que consiguió 4 premios César.