La pequeña Suiza
Sinopsis de la película
Narra las peripecias de los habitantes de un imaginario pueblo castellano enclavado en el centro del País Vasco llamado Tellería, que desea, tras 700 años de historia, pasar a ser parte del territorio vasco. Tras la negativa del gobierno, un curioso hallazgo en el santuario del pueblo originará que los osados habitantes de Tellería pidan su anexión, nada menos que a uno de los países más ricos del mundo: Suiza.
Detalles de la película
- Titulo Original: La pequeña Suiza
- Año: 2019
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
3.5
27 valoraciones en total
La película no tiene estructura alguna (carencia de nudo y desenlace), el lío amoroso que intenta plantear ni es lío ni es amoroso. Del factor cómico mejor ni hablar. La única parte que parecía que fuese a ser emocionante de la película y que podría haber sido un nudo decente es truncada al instante de forma completamente absurda.
Sin duda lo mejor de la película es lo poco que dura. Te pasas el tiempo esperando el nudo y de repente se ha terminado.
Cuando tienes que luchar para no pegar cabezadas viendo una supuesta comedia está todo dicho.
La verdad es que ha sido de lo peor que he visto en tiempo, No me arrancó una sonrisa en unos eternos 90 minutos que sufrí esperando un cambio que no llegó.
En resumen guión patético, diálogos sin gracias y falta de ritmo,
¿Lo peor de todo? desperdiciar el trabajo de algunos buenos actores y actrices que participan en esta película .
Una comedia ligerita con un formato más bien televisivo nos propone el director alavés Kepa Sojo (El síndrome de Svensson) que intenta imitar un poco los éxitos de Perdiendo el norte , Villaviciosa de al lado o Ocho apellidos vascos .
Los tópicos en las situaciones de comedia son bastante simplones en un guión poco pulido de Sonia Palacios y Kepa Sojo, tampoco la realización sorprende, quizá algo más de presupuesto hubiera mejorado las cosas.
Se salva un poco gracias a sus protagonistas, destacando la vena cómica de Maggie Civantos e Ingrid García Johnson, seguidos de un resultón Secun de la Rosa o Jon Plazaola. Hay tambien algun cameo de grandes actores como Ramón Barea, Karra Elejalde o Antonio Resines. Ni hablar de los figurantes que son bastante terribles.
La premisa puede resultar original en cuanto un pueblo ficticio quiere anexionarse a Suiza, al haber encontrado vestigios históricos en una iglesia de que la villa fue fundada por helvéticos, pero se alarga demasiado y cae en una serie de tonterías que apenas hacen gracia. Quedando todo en un film bastante superficial para un público poco exigente.
Destino Arrakis.com
Comedia muy simpática pero no demasiado divertida, al menos durante todo el metraje.
Y es que tiene como peor enemigo su ritmo. Es irregular y alterna momentos francamente chistosos con otros que están metidos con calzador.
En líneas generales entretiene y hace pasar un buen rato, no en vano tiene bastantes elementos positivos, como el conjuntado plantel de intérpretes, donde sobresale Lander Otaola y, como siempre es habitual en él, Secun De La Rosa.
Pero el guión, del propio realizador, carece de brillantez aunque se le nota el esfuerzo y logra, repito, hacer muy amena su película.
Pero le falta imaginación en la puesta en escena y esa genialidad que tenían sus claros precedentes, como las soberbias comedias de la Ealing y del genial Berlanga, tan recordadas y admiradas.
Pero no está nada mal y merece la pena por cuanto, al menos, sales con una franca sonrisa del cine. No es poco.
https://filmsencajatonta.blogspot.com
Supongo que intentaba ir por el camino de los ocho apellidos y afines, pero no salió la jugada. No basta con tener una ocurrencia, porque luego hay que saber desarrollarla con tino y ritmo. El argumento suizo se agota en unos diez minutos y luego hay que discurrir por donde se puede con gags más bien idiotas a base de amoríos no menos idiotas, cura trabucaire , descarados plagios de Bienvenido Mister Marshall y todo lo que viene a mano para salir del atolladero y lograr un largometraje con elementos que a duras penas hubieran dado para un mal corto. Menos mal que no tuve que pagar entrada, porque la conseguí gratis y pude emplear el dinero en un par de copas para recuperarme del mal rato. En realidad don Kepa tenía que haberme pagado a mi por aguantar semejante bodrio.