La pantera rosa
Sinopsis de la película
La seductora Princesa Dala (Claudia Cardinale) llega con su preciosa pantera rosa , una magnífica joya en forma de felino, a un lujoso hotel, en el que conoce al elegante y amable Sir Charles (David Niven), bajo cuya inofensiva apariencia se oculta, sin embargo, un despiadado ladrón profesional conocido como el fantasma. De impedir que el astuto delincuente se salga con la suya, se encarga el inspector más torpe de la policía francesa, nada más y nada menos que el famoso Jacques Clouseau (Peter Sellers).
Detalles de la película
- Titulo Original: The Pink Panther
- Año: 1963
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
7
42 valoraciones en total
Blake Edwards ni se imaginaba en 1964 que su diamante se convertiría en una saga, para muchos en mito, que va más allá de cualquier valoración de este primogénito título en concreto. La comedia fracasa en el instante en que las risas no aparecen y apenas una sonrisa, muy puntualmente, surge tímidamente más por cortesía que por sana espontaneidad. La historia tampoco me convence, una princesa virgen, un ladrón de corte blanco y un inspector excesivamente inepto no suman el conjunto que esperaba. La historia, caprichosa en su devenir del tiempo, pone y quita a su antojo, y de un título del que apenas se podría rescatar la banda sonora y los dibujos animados de los títulos de crédito iniciales, coloca a La Pantera Rosa en un lugar muy elevado. Mi mirada en la Cardinale prácticamente supone todo su interés.
Es importante aclarar, para que no haya confusiones que La pantera rosa (Blake Edwards, 1963) fue, es y será una comedia, no una película de humor, ni un conjunto de sketches ni ninguna otra etiqueta que queramos atribuirle.
Mucha gente, sobre todo hoy en día, pretende darle a esta legendaria película, un papel que no le corresponde, más atendiendo a los deseos del crítico que a su propia naturaleza. Muchos esperan disfrutar de hora y pico de continuas carcajadas o de alguna farsa burlona, incluso de una historia con mensaje. La pantera rosa no va de eso. Es una película del 63, cine de verdad, que cuenta una historia (cómica, eso sí), con unos personajes que están al servicio del argumento. No es el argumento el que se acomoda a la supuesta vis cómica de los actores. Si no se acepta de antemano esta premisa, la película defraudará las erróneas expectativas del visionado.
Y es una comedia en sentido literal. Cito a don Ramón María del Valle Inclán: El autor contempla a sus personajes como fuerzas superiores gobernadas por el destino, en el espacio de la comedia autor y personajes conviven, el primero como titiritero y los segundos como marionetas , que incluso pudiendo llegar a situaciones esperpénticas, se muestran como seres libres, dueños de su propio destino y por tanto, capaces de conducir el hilo de la trama (a veces muy enmarañado) hacia un desenlace feliz. Esa libertad esencial que impregna el género hace de la comedia el paraíso de la versatilidad, la sorpresa, la genialidad, los cambios de ritmo y el disparate.
En una comedia los hechos narrados deben estar engarzados perfectamente (si no, serían sketches) formando un continuo. Construyen la historia narrada. Y en ella hay numerosas situaciones divertidas, mordaces, puede haber humor pero este humor surge de la historia, no la historia de un humor pre-planificado.
Habrá quien se pregunte cómo una película así ha dejado tanta huella en la Historia del Cine y en la Cultura. Una serie homónima de televisión de dibujos animados incluso más mítica si cabe que la propia cinta de Edwards, remakes, imitaciones infinitas… hasta un famoso bollo que llevan comiendo los niños españoles desde hace décadas (y no solo los niños).
La historia que se nos cuenta es banal, ingenua, sencilla. ¡Naturalmente! Una comedia puede tratar temas sesudos pero no es lo que pretende. Está para hacer pasar un buen rato al público, sin las prisas de hoy en día pero sin pausa.
Los que tenemos una edad y hemos ido a muchas, pero muchas, sesiones en algún cine, oliendo ese aroma mágico y misterioso del celuloide, ese olor a cine (que algunos necios confunden con los productos de limpieza usados por razones obvias en un espectáculo público) recordamos que antes de muchas películas, aparte del NO-DO, publicidad, etc se incluían frecuentemente pequeños episodios de la serie de dibujos animados, que algunos veíamos por primera vez en color pues La pantera rosa era gris en nuestra viejas televisiones.
Reconozco que no es una comedia redonda. Es cierto, las ha habido mejores, incluso en la propia saga de La pantera rosa pero esta es la pionera. De aquí surgió todo. Surgió la idea y sobre todo, la inspiración. Hoy no existirían cómicos como Mr. Bean, Benny Hill, Pepe Viyuela y un larguísimo etc sin la pauta del maestro Peter Sellers. Sí, hubo patosos que nos hicieron desternillarnos de risa ya desde los albores del propio Cine pero Sellers y su personaje del Inspector Clouseau han escrito el ritmo, el ejemplo, el mejor. No todo el mundo tropieza con una mesa o con cualquier otro objeto y nos hace reír como él. Son los gestos, la mirada, es el talento de un genio.
No podemos olvidar la música de Henry Mancini, esa sintonía vacilona, dulce y comunicativa, repleta de golpes de efecto, perfecta para esta comedia. Ese saxofón maravilloso, ese ritmo de platillos, el contrabajo…
La Pantera rosa tiene varias escenas no superadas ya nunca más en ninguna comedia de enredo: la de David Niven y su sobrino Robert Wagner escondiéndose en la habitación del matrimonio Clouseau-Capucine (a quien los vestidos entallados le sentaban mejor incluso que a la absoluta reina de la elegancia en el Cine: Audrey Hepburn ¡Y ya es decir!), la de la fiesta de disfraces con dos gorilas o la del señor de la trattoria que observa impertérrito la surrealista persecución de coches.
La pantera rosa es imprescindible. No hace falta que te guste. Solo ¡procura verla!
Año 1964. Año clave para la historia del séptimo arte. Nacía la leyenda, el inspector Closeau y la fama del entonces desconocido Peter Sellers.
Nacían los dibujos animados de la pantera rosa, de los que se harían una serie de televisión, nacía la música de Henry Mancini y nacía la primera parte de una larga saga, que aún hoy continúa ( ya que ya tiene remake a cargo de Steve Martin).
Sin embargo, lo más característico de la película, no es todo eso, sino que la comedia propiamente dicha, y que hoy es tan, tan graciosa, nace a partir de esta película.
Nunca antes un personaje fue tan imitado como el de Peter Sellers. Ese humor, que hace que uno se parta de risa, es a raíz de la interpretación de Sellers, y del guión magistralmente escrito por Blake Edwards.
Evidentemente, nadie se acuerda de esto, pero en realidad, el film es graciosísimo, y como digo, ustedes mismos podrán comprobar que tengo razón.
Véanla y opinen. Es divertidísima.
La saga empezó con una muy floja comedia. Mientras su significado se encuentra allá arriba en las nubes, donde la historia del cine la ha colocado, La Pantera Rosa nace con esta película de 1964 de la que apenas debería extenderme más de lo dicho en el título de mi crítica. Una comedia que apenas hace reír no puede ser recomendada ni tenida en cuenta más allá de esta triste reseña. Sus escenas de enredo apenas han despertado en mí algún interés, la trama cae en una ausencia de ritmo absoluto (salvo los últimos veinte minutos), y ni la presencia de grandes nombres del cine salvan los muebles.
La música, universal, y esos dibujos animados en los títulos de crédito que suponen el primer paso de lo que vendría, una serie mítica, es lo único destacable. La Cardinale está buenísima, eso ya lo sabíamos con independencia del título… No quiero extenderme más, cuando una película es mala (regular según mi 4 para FA) me cuesta meterle caña. Sólo sé que yo no he soltado más que alguna sonrisilla, y eso estando hoy en primavera es muy poco para mí.
El inspector Jacques Clouseau, de la Sûreté francesa, es un personaje que ha pasado a ser un clásico. Creo que gracias a Blake Edwards y su sentido del humor podemos llevarle en nuestro corazón como ese patoso ser volcado al servicio de su profesión pero que el servicio de su profesión pasa de él.
Hay algo importante sobre la película. No es una película cómica en sí que quiera satisfacer al espectador facilón que busca reírse como un chimpacé, es una comedia y la comedia puede ser también una historia desarrollada con rigurosidad, glamour y exenta de ramplonería.
En este caso su elaboración recurre al planteamiento inicial de las comedias medievales en el teatro: Gags visuales, argumentos sobre enredos amorosos, personajes típicos e incluso uso de máscaras.
La persona que pretenda carcajearse continuamente creerá que la película no está lograda, no llega a su término, pero tal vez el problema sea que esa persona es la que no llega a la calidad y clase de la película.