La nave del olvido
Sinopsis de la película
Claudina, de 70 años, es una mujer de campo, que vive en un pueblo llamado Lautaro. Tras la muerte de su esposo, descubre su sexualidad y la libertad con el amor de otra mujer. Ayudada por ésta, Claudina comprenderá que la libertad es solitaria, pero irrenunciable.
Detalles de la película
- Titulo Original: La nave del olvido
- Año: 2020
- Duración: 71
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Opinión de la crítica
Película
6.1
99 valoraciones en total
*Claudina, solitaria viuda de vida rutinaria.
Un inquietante rostro en primer plano de la protagonista que llora mientras llueve fuera persistentemente. Una casa solitaria en una pequeña localidad chilena. Un desayuno a solas mientras escucha la radio local. Un coche que no logra poner en marcha obligándola a ir andando. Una comida con su única hija y nietecito. Recuerdos dolorosos de su esposo fallecido. Mujer sola llevando la pequeña granja.
Con éste encuadre secuencial la guionista y directora de La nave del olvido nos sitúa como arranque la situación de Claudina (Rosa Ramírez) mujer de 70 años solitaria y triste desde que falleció su esposo Eugenio.
Cuando va a casa de su única hija Ale (Gabriela Arancibia) conoce a su vecina Elsa (Romana Satt) de 65 años casada y sin hijos, que pasa mucho tiempo sola por los frecuentes viajes de su marido.
La trama nos lleva al comienzo de la amistad entre las dos mujeres de edades cercanas y ambas insatisfechas afectivamente. Van intimando dándose compañía y apoyo mutuo con mayor iniciativa por parte de la decidida y resuelta Elsa. El guión muestra pronto como Claudina acepta la relación por su necesidad de afecto y novedad ante su rutinaria vida.
La complicidad surge entre las dos amigas bien interpretadas sus personalidades muy diferentes. De manera muy natural avanza el guión desarrollando ésta incipiente amistad que se va volviendo más íntima.
La más segura y resolutiva Elsa se ofrece a darle clases de conducir para aumentar su autonomía usando el auto casi nuevo de su fallecido esposo, Fue un buen amigo, un buen compañero. Una larga secuencia resuelve muy bien ésta nueva relación de profesora y alumna en la conducción que enseña la vecina casada.
*Claudina y Elsa en La Casona
A medida que avanza La nave del olvido el pausado y acertado guión hace crecer las confidencias emocionales entre las dos protagonistas principales. También va mostrando la oposición a su amistad por parte de su única hija Ale, más preocupada por los comentarios maliciosos de la vecindad que de la nueva alegría de su madre. La homofobia socializada muestra su rechazo.
La guionista y directora remarca sin embargo como su único nietecito Cristóbal (Cristóbal Ruiz) acepta con naturalidad la nueva relación de su abuela. Al igual que en la vida real, la infancia acepta sin problemas cualquier tipo de relaciones amorosas.
Una conversación entre las dos mujeres en la que Claudina recuerda cuando era adolescente su lejano amor con otra chica propicia el acercamiento amoroso definitivo de Elsa. Ésta revelación espontánea les abre de manera natural a la manifestación amorosa de su cariño y ternura tras el beso inicial de la mujer casada.
La gran interpretación del personaje de Claudina va mostrando el cambio de registros a medida que se siente más segura en su nueva relación de pareja. Muy bien configuradas las distintas personalidades de ambas mujeres por un buen guión articulado desde la observación y la vivencia sabia de la directora Nicol Ruiz.
Es un acierto argumental la introducción del nuevo personaje de Facundo/Ambrosía (Raúl López Leyton), gerente de La Casona, hombre mayor que vive de espaldas a la homofobia de su entorno.
La Casona es un lugar de esparcimiento en Lautaro (Chile) donde hombres y mujeres no heterosexuales se relacionan, bailan y viven en libertad en éste pequeño oasis. Allí acude Claudina y ve cantando a su nueva amiga Elsa cadenciosas canciones de amor.
*No soy de aquí, ni soy de allá
El desarrollo del guión describe detalladamente la presión social y la homofobia social mostrando la actitud negativa de su hija, los comentarios maliciosos de la gente y la increpación de dos borrachos en la calle.
Una vecina de su hija critica a Claudia murmurando por haberla visto salir de La Casona y Ale la amenaza para que no siga con Elsa.
La hasta entonces feliz relación de las dos mujeres maduras empieza a empeorar al distanciarse la mujer casada para evitar salir del armario al no querer poner en riesgo la convivencia con su marido. Tal como suele suceder cuando no se quiere salir de la zona de confort del matrimonio.
Claudia queda de nuevo inmersa en la soledad afectiva y tristeza tras la frustración de sus deseos por el rechazo de su propia hija y la oposición de su entorno homófobo.
El desenlace final en sus últimas secuencias aumenta el giro dramático con nuevas amenazas de su hija Ale con echarla de la casa si persiste en su relación de pareja. La guionista y directora Nicol Ruiz acierta totalmente con el cierre de la película sin caer en maniqueísmos ni en fáciles finales.
La nave del olvido cuenta con una sencilla pero apropiada banda sonora donde destaca la canción Sabrás que el viento sopla a otro destino con letra de Nicol Ruiz en la composición de Santiago Jara
Simbólicamente añade un grupo de jóvenes que cantan la bien elegida No soy de aquí, ni soy de allá tema compuesto por el conocido cantautor argentino ya fallecido Facundo Cabral.
*Conclusión
La nave del olvido es la primera película de la guionista y directora chilena Nicol Ruiz que con bajo presupuesto muestra su acertado desarrollo y contenido. Cine independiente de autoría que merece una buena difusión en los cines al hablar de la homofobia aún persistente en la vida real.
Temática universal de las relaciones no políticamente correctas que se enfrentan a la falta de respeto y el rechazo de la propia familia y el vecindario cercano. Muy recomendable ver para cualquier persona que desee una sociedad mejor, más abierta y realmente libre.
Escrito por Fernando Gálligo Estévez
Nicol Ruiz Benavides escarba en los recuerdos del tiempo pasado y añora los descaros de un presente que todavía anda a la contra. Nos invita a sentir bajo la influencia de una sociedad obtusa y acomodada en sus prejuicios. Temerosa del daño por vergüenza. Una historia que juzga a verdugos y libera a víctimas de una sociedad que ama por norma y sin excepción.
El desamparo de ser la parte de la naranja más duradera. La lucha por regresar al inicio de una carrera, que se afronta con menos energía, pero cargada de experiencia. La valentía de sentir desde lo profundo y hacer caso omiso al que dirán. La aventura de dejarse llevar por la vida y temer el fracaso como una oportunidad para conocerse mejor.
Un trabajo cuidado donde la fotografía y el encuadre adquiere tanto protagonismo que le resta fuerza al mensaje. Excesivo protagonismo de la forma, para contar conversaciones lanzadas como secuencias aisladas de una función que pretende contar algo más que frases con planos bonitos. La temporalidad de la obra es confusa y la evolución del personaje principal es forzada. El abanico de personajes que acompañan a Claudina no dejan de ser estereotipos que danzan por la obra para justificar sus altibajos sentimentales.
Queda la sensación de que se pierde una oportunidad para una crítica social con identidad y fuerza. Se vacía a lo largo de un metraje escueto, más interesado en la forma, que en darle vida a un conflicto existencial y denunciable. Una sociedad atrasada, pero consciente de sus defectos, que Ruiz Benavides prefiere acariciar y no abofetear.