La mosquitera
Sinopsis de la película
Historia de una familia en crisis cuyos miembros viven dominados por sentimientos de culpa. En medio del enfrentamiento entre sus padres está Lluís, un adolescente rebelde que se refugia en el silencio, se siente culpable por el el mero hecho de vivir y acoge en casa a todo tipo de animales. Este es un relato de malentendidos cruzados.
Detalles de la película
- Titulo Original: La mosquitera
- Año: 2010
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.5
64 valoraciones en total
La mosquitera cuenta el desmoronamiento de una pequeña familia burguesa catalana, en donde la convivencia entre Alicia (Emma Suárez) y Miguel (Eduard Fernández) se vuelve insostenible. Luís, el hijo de ambos, se encuentra en medio de ese vacío. La soledad, la rutina y la falta de feeling son las notas predominantes, sin espacio para el cariño.
A pesar de algunos simbolismos y metáforas, y de una factura correcta, La mosquitera, apenas aguanta la mitad de su metraje (por no decir menos). Previsible hasta decir basta, el único interés reside en una Emma Suárez que todavía se conserva espectacular.
La trama se va envolviendo lentamente de monotonía, como sus abúlicos personajes, rutinarios, mecánicos, y por qué no decirlo, aburridos como su trama. Entiendo lo que quiere expresar Agustí Vila –la decadencia de la convivencia de una pareja madura a la deriva, con su reflejo en unos abuelos cansados de la vida-, pero no me emociona ni me interesa. Ni los personajes son atractivos ni sus desarrollos posteriores me enganchan.
La búsqueda de afecto a toda costa, ya sea acogiendo a cualquier animal, teniendo aventuras sexuales, o castigando a hijas, está muy subrayado, lo cual no es malo, pero en ningún momento ofrece ingredientes sabrosos que el espectador pueda paladear.
La felicidad, en un mundo atrapado por una mosquitera, es una quimera. Cualquier vestigio de empatizar o emocionar al espectador en La mosquitera, también lo es.
Admiro y respeto la imaginación y el poder de deconstrucción del mundo real, por ejemplo en los dibujos de Mariscal o de todos aquellos genios que deforman la realidad para poder cargar el resultado de simbolismos de esa misma realidad. Pero, quizás me estoy haciendo viejo, prefiero los gatos o ratones con sus ojos y nariz en su sitio y la belleza de una flor al juego de manchas de color que por ejemplo representan la esencia de esa misma flor. A los traumas existenciales de una familia burguesa occidental mil veces contados de mil maneras diferentes lo único que le pido es que me mantenga interesado y no me aburra. A Agusti Vila y sus personajes se les ve el cartón a los 10 minutos y por mucho formalismo técnico y apoyo actoral (espléndida Emma Suarez, me raya Eduard Fernádez) aquello no avanza ni conduce mas que a un final previsible y ya visto (Mentiras piadosas de Diego Sabanés). Que se toquen muchas notas no conlleva hacer música. Para familias con mosquiteras me quedo con La familia Adams.
jcelziete.blogspot.com
Desde la Seminci 2010:
La mosquitera es una de esas películas muy de festival que se odian o se aman en función de que se entre en ellas o no desde el principio y que se acepte de inicio la propuesta transgresora, rompedora y pseudosurrealista que proponen.
A mí no me sucede ni lo uno ni lo otro, es decir, ni la odio ni la amo, pero valoro su intención de remover al espectador e incomodarle con multitud de situaciones provocadas por una familia de emocionalmente tocados miembros -llámeseles locos, frikis o directamente anormales-, que viven con siete perros y varios gatos y que ponen a prueba la capacidad del espectador de reírse nerviosamente con situaciones quizá sólo aparentemente lejanas a su mundo, que vistas en conjunto son (buscadamente) exageradas, pero que evidencian asimismo aquello tan certero de que hay gente para todo, o que en todas partes cuecen habas, o que cada persona es un mundo, o que la realidad supera a la ficción…
Con sus virtudes y defectos, y aciertos y limitaciones, la en cualquier caso interesante La mosquitera (acertado y significativo título), es sin duda la película friki de esta edición.
Por su cartel, su tráiler, su título y el sello Lluís Miñarro-Eddie Saeta, La mosquitera lleva el distintivo de ejercicio de cine contemplativo festivalero. Obtuvo el premio a la Mejor Película en el Festival de Karlovy Vary (República Checa), un evento de los más alternativos que va ganando adeptos con el paso de los años. Y hasta el momento, su director Agustí Vila solo nos había dejado dos largos minoritarios como son la comedia Un barco en el parque (1999) y el documental 3055 Jean Leon (2006). Ahora vuelve tras las cámaras con actores más reconocidos y le vemos en la cabecera de festivales europeos. También ha sido premiada en festivales de Moscú, Georgia y Turquía. Desde luego que hay que ver cómo se mueve uno hoy en día para promocionar una película. Allá donde haya un proyector, ahí se lanzan los equipos casi al completo a la caza de las distribuidoras.
Con el siempre maravilloso Eduard Fernández supongo que todo es más fácil a la hora de filmar. Aquí interpreta a un hombre maduro e inseguro, cuyos comentarios no tienen desperdicio. Le acompaña Emma Suárez haciendo de su esposa, una ilustradora algo aturdida, de espíritu inflamable, como puede comprobarse a lo largo de la película. Geraldine Chaplin nos ofrece unas apariciones de lo más surrealista, donde no suelta ni prenda y habla a través de su marido. Porque, al fin y al cabo, si alguna definición podemos hacer de La mosquitera, es la de una comedia surrealista.
Nos encontramos ante una familia burguesa, con una casa llena de perros (seis o siete dicen tener), un hijo relegado y también renegado. A lo que se suman una asistenta irresistible, unos ancianos ya desesperados y una secundaria que tortura a su hija de unos modos impensables. Todo ello a través de una puesta en escena muy cuidada, que nos adentra en una atmósfera no del todo consistente, puesto que los protagonistas parecen vivir un sueño del que se resisten a salir.
Más de una década ha tardado Agustí Vila en volverse a poner tras las cámaras para dirigir un largo de ficción con otra película de corte autorial como aquel lejano banco en el parque que supuso su debut. Si bien en ambas películas se deja ver una clara predisposición para la comedia urbana, lo cierto es que La mosquitera deriva hacia la comedia negra de tono surrealista. Emparentada en cuanto a fondo y forma con la reciente Canino , La mosquitera derrapa por los mismos angostos caminos que lo hacía la película de Giorgos Lanthimos, aunque sin mostrar la contundencia narrativa de esta. Esto es, un cierto agotamiento prematuro del discurso que intenta solucionar con el fácil recurso del sexo, para tapar vías de agua en una nave que empieza a mostrar síntomas de hundimiento a mitad de metraje. Vila expone a sus personajes a una tela de araña en torno a la que giran sus vidas, atrapados en un círculo vicioso que se autoalimenta y ante el cual cualquier intento por salir de él resulta vano. El problema es que pasada la sorpresa inicial, La mosquitera se convierte en un ir y venir de los diversos personajes, a cual menos interesante, en una sucesión de escenas previsibles incluso en lo extravagante de la propuesta. Solo la solvencia de su pareja protagonista salva la función de la absoluta mediocridad y alguna idea brillante (especialmente el capítulo de madre, hija y helado de chocolate) que sin embargo es lamentablemente desaprovechada por la poca pericia del director, el cual pretende estirar un argumento que no da para más de diez minutos de metraje en base a inflarlo con escenas de relleno y rematado con una escena final perfecto ejemplo de la absurdidad que envuelve todo el film.
Lo mejor: las escenas entre Emma Suárez y Eduard Fernández.
Lo peor: el resto del elenco.