La fortaleza
Sinopsis de la película
A punto de acabar la Segunda Guerra Mundial, el comandante americano Falconer (Burt Lancaster) dirige un escuadrón de ocho hombres completamente agotados hasta un castillo medieval, con la intención de descansar. El propietario los acoge con la esperanza de que así lo defiendan de las tropas alemanas. Pero los soldados tienen otros planes: apoderarse de la fortaleza.
Detalles de la película
- Titulo Original: Castle Keep
- Año: 1969
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
5.5
45 valoraciones en total
Un castillo abandonado (excepto por un aristocrata y su hermana), repleto de valiosas obras de arte, y un pelotón de aguerridos americanos (mola ver a Lancaster con el parche en el ojo, tipo coronel Furia), en medio de la batalla de las Ardenas (la única vez durante la guerra europea en que los yankis combatieron en inferioridad, aunque solo al principio), son el escenario de esta película, donde ya no se ve nada del triunfalismo patriótico de pocos años antes, sin duda porque ya eran los años de la interminable guerra de Vietnam (incluso salen aquí un puñado de soldados melenudos y barbudos que se niegan a combatir). Aquí todo es sucio, violento y oscuro, sin posibilidad de un final feliz.
La primera hora es aburrida, muy aburrida, pero en la segunda empieza ya la acción y Pollack logra unas escenas de batalla soberbias, un auténtico asedio medieval con morteros, ametralladoras, granadas,… Da mucho que pensar cuando Lancaster dice: Europa ha muerto, está arrasada, toda su civilización, su cultura, ya no existen . Seguramente eso parecía en 1944.
Al final todo estalla: el castillo, el pueblo, el burdel,… La vieja Europa se ha autodestruido, no queda nada, solo sobrevivir.
Amen.
Si por algo destaca el cine de finales de los años 60 y de la mayor parte de los 70, especialmente en Hollywood, es por un afán transgresor y rompedor con los cánones estéticos y narrativos presentes en el 7º Arte a lo largo de estos años. Políticas de grandes estudios, directores estrellas conocidos por su solvencia, actores y actrices con contratos en exclusiva para las productoras y una forma de hacer cine un tanto estricta (no por ello de menos calidad, hay que ser muy poco cinéfilo para no apreciar las joyas y las lecciones que nos ofrece el cine clásico de Hollywood) Por tanto en esta nueva época de cambio de paradigma y de una nueva concepción en filmar y narrar, surgieron directores con otros horizontes y pretensiones que nos darían grandes y preciadas obras. Entre ellos estaría Sidney Pollack.
Con respecto a esta película, resulta un film más bien de carácter simbólico y alegórico que en conjunto se puede considerar un tanto fallido, ubica una serie de situaciones surrealistas ante el drama bélico. La propia voz que nos narra la película hace ver el tono de irrealidad que posee la película. Nunca sabemos las órdenes concretas de la unidad, están ahí para defender el castillo, deja entreveer la labor de los Monument´s Men pero nunca especifican ni de que unidad son ni por qué un comandante está ahí con un conjunto de oficiales y con apenas soldados a su cargo.
Es por tanto el objetivo de la película el mostrar el sinsentido de la guerra a través de estas situaciones inverosímiles a la par que oníricas. Ya no era el tiempo de John Wayne liderando a los Marines en Tarawa e Iwo Jima. No vamos a ver a Errol Flint atravesando las junglas de Birmania ni a Humprey Bogart con su tanque Lulubell en Sahara.
Aquí los personajes son más crudos y menos idealistas, se busca el sinsentido de la guerra y tomando en cuenta la filmación, una alegoría a modo de crítica de la Guerra de Vietnam y la sin razón de por qué los Estados Unidos estaban liderando un despliegue militar en el sudeste asiático.
Plantea también la película, el debate sobre el efecto de la guerra en el patrimonio y la destrucción de obras de arte que causa el conflicto. El Castillo en el que se desarrolla la película es un monumento y un motivo de orgullo que poco a poco se va viendo arrastrado ante los desmanes de la soldadesca y la guerra y sus consecuencias.
Sin embargo el conjunto, en su totalidad queda un poco vacío y carente de nexos de unión, la presentación de los personajes llega a ser incluso tediosa, no obstante las escenas de acción si están bien filmadas, aunque se recurra al tradicional recurso de emplear carros de combate del país dónde se filmaba (en este caso T34 de Yugoeslavia) como carros de combate alemanes, en los Violentos de Kelly y en Salvar al Soldado Ryan, sin embargo, los camuflaron para que fueran veraces como Tigers.
En conjunto es una película extraña, entretenida y casi experimental con cierto propósito rompedor. No termina de cuajar, pero no es ni de lejos una mala película. Destaca sobre todo Burt Lancaster liderando el reparto con su icónico personaje.
Extraña película que tiene mas de una hora presentando a los personajes y 20 minutos solo de batalla, siendo por momentos aburrida, mas allá de lo que intenta decir referido a los horrores que la guerra hace con el ser humano, pero hay film sobre este tema mucho mejores y mas dinámicos. El guión trata como un grupo de soldados americanos toma un castillo (que tiene innumerables obras de arte) ante el inminente ataque de los alemanes, paralelamente hay una pequeña historia de amor (algo forzada entre Lancaster y Heeren) y un desarrollo bordeando lo caricaturesco de cada personaje (Bruce Dern, Peter Falk, entre otros). En síntesis, a mi juicio, mas allá de la calidad de Sydney Pollack que se observa especialmente en las escenas de acción y de una figura, por esos tiempos, notoria como Burt Lancaster nunca alcanza a despegar y sobre todo a transmitir de manera entretenida un guión que nunca alcanza a sostenerse y cae por su propio peso.
Extraña producción bélica ambientada en un castillo belga defendido por un pelotón de soldados americanos del asedio de las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de la primera hora asistimos a la presentación de los personajes y a su vez se incluyen por boca de éstos una serie de reflexiones y situaciones que demuestran lo absurdo de la guerra. En los siguientes cuarenta minutos tiene lugar el violento asalto al castillo.
Aunque se estrenó en una época en la que este tipo de producciones estaban de moda, la combinación de elementos reflexivos y filosóficos sobre el sentido de la guerra, algunas situaciones cómicas y la acción pura y dura no encajan muy bien y tal vez por ello el público le dio la espalda. No obstante aunque no funcione como entretenimiento resulta interesante por su manera original de enfocar su visión sobre la guerra.
Otro aspecto que me llamó la atención fue que a pesar de estar ambientada en los cuarenta tiene bastantes elementos que recuerdan mucho a la psicodelia de los años en que se rodó.
Esta película forma parte de mis recuerdos de infancia y cine de barrio y como esta circunstancia me obliga habitualmente a revisar todas aquellas películas de esa época que caen en mis manos, también ha vuelto a verla confirmando lo que ya intuía en mi infancia. No la entiendo y no tengo ni idea de que pretenden contarnos. Es una extraña amalgama de planos incomprensibles y desilvanados que supuestamente deben explicar la extraña transformación qe sufren unos soldados asentados en un castillo medieval. El papel de Burt Lancaster inusualmente hermético no cuaja y tampoco algunos de las subtramas como la del panadero soldado Peter Falk. Para decirnos que la guerra es un desastre y que afecta la estabilidad emocional de quien participa en ellas, ya existen muchas otras obras que lo constatan con mayor eficacia y acierto. A mi juicio su único valor añadido es su propia rareza. Una película impropia de un director como Sydney Pollack.