La extraña pareja
Sinopsis de la película
Dos divorciados deciden compartir un apartamento en Nueva York, pero sus caracteres y sus estilos de vida son absolutamente incompatibles. La obsesión por la limpieza y el orden del meticuloso Felix (Lemmon) resulta desesperante para Oscar (Matthau), capaz de desordenar el apartamento a la velocidad del rayo.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Odd Couple
- Año: 1968
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
7.7
75 valoraciones en total
Basada en la pieza teatral epónima en su titulación original en inglés, The Odd Couple , del dramaturgo y guionista judío de origen neoyorkino, Neil Simons, estrenada en el año 1965 de la mano del insigne Mike Nichols, fue posteriormente trasladada a la gran pantalla tres años después bajo la batuta del cineasta de Descalzos en el parque , Gene Saks, a parte de alguna que otra serie de tv también posterior a comienzos de los 70 con Tony Randall y Jack Klugman como protagonistas (Félix y Oscar respectivamente), habiéndose Klugman más que familiarizado con su papel de Oscar Madison, pues desempeñó el mismo roll en la pieza tetral original…
Simons se inspiró en la vida de su hermano Danny, quien también era escritor y que por aquel entonces compartía piso con el agente teatral Roy Gerber, en una situación donde ambos venían de fracasar en sus respectivos matrimonios…Danny que ya había captado la idea de escribir algo acerca de aquella situación, cedió finalmente el relevo a Neil…
Lo cierto es que Saks optó acertadamente por ampliar el material cinematográfico sobre todo en cuanto a exteriores se refieren, pues la mayoría de la pieza teatral original estaba rodada en la casa de aquel desordenado compulsivo con accesos psicóticos llamado Oscar Madison…
La fotografía en color a cargo de Robert B. Hauser es espléndida dándole un tono de obra teatral sabiamente trasladada a la gran pantalla… y qué decir de su inolvidable música a cargo del ya mítico Neil Hefti, quien con su tema The Odd Couple también aprovechado para la serie de tv de los 70 además de la composición de la música de Batman (también para el mundo de la pequeña pantalla) se consagró como un gran compositor y arreglista, a parte de su conocida faceta de trompetista de jazz…
La película aunque en líneas generales entretenida, decae en su cadencia narrativa rompiendo el prometedor decurso inicial que se elucubraba en las primeras tomas, hasta convertirse en una muy buena película sin más…
Si bien es cierto que la fama la tiene más que merecida, aunque sólo sea por la deliciosa situación con que a priori se nos plantea la trama, y encima con la presencia en pantalla de estos dos monstruos de la interpretación que dieron lo mejor de sí mismos con Billy Wilder en En Bandeja de plata y sobre todo en Primera plana …
Siempre recordaremos a esta pareja de amigos, con incompatibilidad absoluta de caracteres conviviendo en un piso amplio de ocho habitaciones y luchando entre el orden compulsivo de Felix Ungar (Jack lemmon) y el desorden impulsivo de Oscar Madison (Walther Matthau)…
E N T R A Ñ A B L E.
Sólo nos queda Woody Allen. Y más, en un género maltratado y maravilloso como la comedia. Ahora se lleva lo burdo, el trazo grueso y el mal gusto en éste género. Ésta es una película ácida, con buenos dialogos, ritmo adecuado, y ese sabor a comedia clásica que en la actualidad, sólo el genio neoyorquino intenta rescatar. Impagables Lemmon y Matthau, consiguiendo una vez más, eso tan difícil y extraordinario cuando aparece en una pantalla: química
¿Quién no ha pensado que compartir piso con un amigo es una gran idea?
La extraña pareja nos muestra que, a veces, no es una ocurrencia tan inteligente… Partiendo de esa sencilla trama se construye una de las comedias más divertidas que soy capaz de recordar.
Estamos ante una obra de teatro convertida en película de manera magistral, pues la práctica totalidad de la trama se desarrolla en el salón de la casa de Óscar (Matthau), y aunque hay que tener en cuenta el brillantísimo guión, la dirección más que correcta y la pegadiza banda sonora, hay que reconocer el mérito a quién de verdad lo merece: Jack Lemmon (para no variar) y Walter Matthau, porque pese a compartir un puñado de buenísimas películas, creo que es en esta maravilla en la que están más convincentes: Lemmon como Felix, un maniático perfeccionista que es capaz de inspirarnos una enorme lástima o unas ganas irrefrenables de querer estrangularle sin apenas despeinarse (y eso que usa fijapelo). Y por otro lado tenemos a Matthau, en un papel que parece creado para él (aunque no lo fuera), interpretando al típico colega despreocupado, sucio y mujeriego, genial para echar la timba semanal de póker, pero desastroso como compañero de piso.
Y es que las escenas que ambos comparten en ese salón, sucio, agobiante al principio, pero pulcro e inmaculado más tarde son antológicas… Por no hablar de la comparación entre las dos partidas de póker (sigue en spoiler)…
Una increíble química entre estos dos enormes actores convierte esta película en una especie de voyeurismo permitido durante el cual asistimos a la evolución de la relación de dos divorciados obligados a convivir.
Gags con mucho acierto, diálogos agilísimos, un ritmo impecable. En definitiva, una comedia con mayúsculas, como las que ya no se ruedan hoy en día. Imprescindible.
Los dos son una calamidad, cada uno por su lado y a su manera. Tanto uno como otro llevan a cabo una verdadera guerra con su entorno sin querer, aunque lo cierto es que no hay maldad en ninguno de ellos, creo que conseguirían poner de los nervios al mismísimo Gandhi. ¿Cuál de los dos es peor? Todos los que hemos visto esta buena comedia hemos reflexionado sobre el tema de la convivencia, algún hermano despreocupado, nuestra pareja meticulosa, los límites de la paciencia y mil situaciones ante las que te planteas si ceder o no. Ni Lemmon ni Matthau se encuentran en situación de hallar el equilibrio que resulte beneficioso para los dos y aunque se acaban tirando los trastos la historia rezuma buen humor y se sostiene gracias a la imperecedera química que existe entre ambos. Las interpretaciones de los dos son lo mejor, siempre he pensado que Lemmon en concreto sobreactúa mejor que nadie, es decir, va más allá y se pasa, como tantos, pero él consigue que ese punto excesivo no sea negativo. Aquí lo borda, sencillamente lo borda.
Es por eso que opino que podrán pasar los años que sean, más de los que yo pueda comprobar, que La extraña pareja seguirá causando risas. ¿Quién puede no reírse en la escena de las hermanas periquitas? Para mí lo mejor junto a ese final más que correcto. Así que totalmente recomendable, comedias así siempre apetecen!!