La dictadura perfecta
Sinopsis de la película
Tras un error cometido por el presidente de la república, una televisora intenta desviar la atención de su error revelando un video que involucra crímenes del Gobernador Carmelo Vargas. Posteriormente el gobernador decide negociar con la televisora para cambiar su imagen y convertirlo en una estrella política.
Detalles de la película
- Titulo Original: La dictadura perfecta
- Año: 2014
- Duración: 143
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Opinión de la crítica
Película
6.8
98 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alfonso Herrera
- Arath de la Torre
- Dagoberto Gama
- Damián Alcázar
- Enrique Arreola
- Flavio Medina
- Guillermo Larrea
- Gustavo Sánchez Parra
- Hernán Mendoza
- Humberto Busto
- Ingrid Martz
- Itatí Cantoral
- Javier Escobar
- Joaquín Cosío
- Johanna Murillo
- Jorge Poza
- Juan Pablo Medina
- Karol Coussirat
- Kiara Coussirat
- Livia Brito
- Luis Fernando Peña
- María Rojo
- Noé Hernández
- Osvaldo Benavides
- Roger Cudney
- Salvador Sánchez
- Saúl Lizaso
- Sergio Mayer
- Silvia Navarro
- Sonia Couoh
- Sophie Alexander-Katz
- Tony Dalton
- Tony Flores
Miércoles 24 de octubre, Cinemex Ticomán 7:00 pm. Si en este país el quehacer cinematográfico como expresión artística es complicada, el producirlo y difundirlo se acentúa cuando se concibe para manifestar el descontento de una nación amagada por el ejecutivo en jefe y sus secuaces dispuestos a silenciar dichas voces en pro de avivar a un pueblo acondicionado y hundido en la ignorancia. En este año el director Luis Estrada vuelve contra viento y marea con una sátira más acerca de la corrupción prevaleciente en el México del siglo XXI, y cómo ésta permea entre los representantes de los medios de comunicación para servirse de ella y sacar cifras multimillonarias de los dineros del erario, todo bajo el respaldo de quienes contratan servicios de lavandería imagen política.
Con un guión que retoma ficciones televisivas creadas como cortina de humo para el desvío de la opinión pública en momentos clave de la política, escritores van hilando una a una y dejar constancia a través de esta comedia corrosiva, nociones de lo que se sospechaba, la implementación de la caja china –tal y como es citada en algunos parlamentos– y visualizar el retorcido pleito por mantenerlos al aire el mayor tiempo posible, sostener el venerado raiting, y hasta de montajes para concluirlos.
Así es que todo mexicano que vea esta cinta, no tendrá dudas de referencia sobre los casos y sus protagonistas, como el del bautizado el Sr. De las Ligas, la niña desaparecida Paulette, el operativo contra la supuesta secuestradora de origen francés, Florence Cassez, o bien la salida de algún lector de noticias de horario estelar que le valió el puesto por no vanagloriar el triunfo del candidato que le da continuidad a esta dictadura perfecta. Sin necesidad de señalamientos directos, por supuesto se hace alusión a las cabezas que les dan forma y voz ante la audiencia, esas que se hacen auto lavado cerebral para considerarse las conciencias de un país con rumbo al despeñadero.
Tal y como puede uno percatarse el director al darle forma a estas ficciones, no nos cuenta absolutamente nada nuevo dando testimonio efectivo de cada infamia y se vuelve una de las pocas obras que así lo expresan, al momento no existe o recuerdo otro título que quite la máscara a la televisión mexicana como lo hace el presente trabajo. Así es como el duopolio (casi tripolio) engalanan implícitamente esta nueva entrega, en el cual algunas de sus figuras se interpretar a políticos, conductores, actores, reporteros, empresarios y narcos.
Inexplicablemente quien se encargó del casting inmiscuye a figurillas en la búsqueda de un espacio en cine que los desconecta de su confort e incorpora a este género, sólo por mencionar algunos nombres podemos ubicar a Alfonso Herrera, Silvia Navarro, Livia Brito y la aparición de Sergio Mayer, este último encargado de personificar en verborrea y apariencia a uno que otro que ha ocupado la silla presidencial y que por supuesto la cagan al hacer evidente su poco sentido común, incultura y preparación. Desde mi punto La dictadura perfecta, se vuelve imperfecta cuando la película recae sobre los dos primeros que aun cuando se encuentran en papeles bastante adhoc, no son sorprendentes.
La cinta es extensa y su final se prolonga aun cuando se ha dicho todo. No tiene ese ingenio con el que cuentan sus dos grandes antecedentes (El infierno y La ley de Herodes) por lo que no se sale de la sala con la sensación de encontrar una cinta redonda, con el 8 perfecto.
Tiene buenos logros innegable.
La nueva película de Luis Estrada llega a las pantallas en un momento sumamente sensible en el país, luego del desafortunado manejo de la información por parte del gobierno federal y las televisoras, en los casos de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa o lo sucedido en Tlatlaya, entre muchos otros casos.
Y es precisamente la televisión la protagonista en esta nueva sátira escrita por el mismo Estrada y Jaime Sanpietro, en la que a manera de repaso de muchos acontecimientos y frases conocidas y referenciadas, Estrada crítica el papel dominador de la televisión en la vida política y social del país.
Ante un exabrupto del Presidente de la República, (Sergio Mayer), la televisora dominante deberá generar una cortina de humo para así desviar la atención hacia otro lado, a la que llaman ‘operación caja china’, por lo que en su noticiero estelar muestran las imágenes de un Gobernador (Damián Alcázar) recibiendo dinero de un narcotraficante, a pesar de ser éste del mismo partido político del Presidente.
Ante el duro golpe a su imagen pública, el Gobernador Vargas decide contratar los servicios de la misma televisora para efectos de revertir su golpeada popularidad, todo con el objetivo de alcanzar la silla presidencial en las siguientes elecciones, total, la televisión ya había puesto al presidente en turno.
Así, la televisión pone al servicio de Vargas a su productor más exitoso (Alfonso Herrera) y a su reportero estrella (Osvaldo Benavides), quienes tendrán que ir corrigiendo al paso cada trastabille de su contratante, además de esquivar los golpeteos mediáticos de su principal opositor (Joaquín Cosío), sin escrúpulos y manipulando cualquier situación a su favor, valiéndose otra vez de su ‘operación caja china’, todo con tal de mantener el control de los hechos y por supuesto, los altos índices de audiencia.
La película de Estrada, al igual que las más recientes realizadas por el controvertido director (La Ley de Herodes, Un Mundo Maravilloso y El Infierno) utiliza los mismos recursos narrativos vistos en sus predecesoras para señalar la infinidad de actos de corrupción, tráfico de drogas, secuestros, violencia etc., que se suceden en los diferentes estratos y niveles políticos y sociales en el país, siempre con un humor negrísimo, pero ahora con la salvedad de la pulcritud de la fotografía a cargo del reconocido fotógrafo español Javier Aguirresarobe, (El sol de membrillo, Hable con ella), casi todo con un look mas parecido a un noticiero televisivo.
En esta ocasión Estrada se jugó a mezclar a actores de sobrada experiencia en cine, y recurrentes en su filmografía., con otros salidos de las telenovelas de Televisa, y salió airoso ante tal reto, ya que sorprende la solidez interpretativa de Herrera y Benavides, así como la acertada elección de Sergio Mayer en la parodia al presidente, aunque en este caso no tanto por sus cualidades interpretativas, caso contrario el de Saúl Lizaso con su desangelado presentador de noticias.
Con secuencias antológicas que causan risa al mismo tiempo que mueven a la reflexión, al caer en cuenta el espectador de lo grave del hecho (real) en el que está basado, la mordaz crítica de Estrada se percibe un tanto más blanda, por decirlo de algún manera, mas cercana a Un Mundo Maravilloso que a La Ley de Herodes, aunque sigue siendo efectiva.
Lo débil de La Dictadura Perfecta no es su discurso, sino la forma, a partir de las salidas narrativas de las que se vale para expresarlo, como ejemplo de lo que no funciona del todo, es la trama del secuestro de las niñas, alargada a la manera de las telenovelas, y con bastantes escenas innecesarias metidas con calzador (los flirteos del reportero con la madre, el romance de ésta con algún novio, etc), en detrimento del ritmo y tono de la película.
A pesar de ello, La Dictadura Perfecta es una película efectiva y valiente, pero que se ve rebasada por lo mismo que denuncia, en un caso más donde la realidad supera con creces a la ficción.
Para nadie es un secreto que Luis Estrada es un demagogo muy entusiasta, parte de una realidad mediocre de la sociedad mexicana para ganar un poco de dinero. No tiene nada de malo, es trabajo honrado y no amenaza a nadie para que asista el público a ver su producto.
Con una formula contra el imperialismo, el capitalismo y los poderes facticos, Luis Estrada tiene una formula muy efectiva, básicamente retratando lo que los conspiracioncitas quieren escuchar, una formula a lo Michael Moore.
La dictadura perfecta no es más que una sátira que relata, como ficción, noticias de los últimos tiempos y como los medios de comunicación desvían la atención de lo realmente grave que ocurre dentro de nuestras fronteras.
Podrá gustar o no, pero el experimento social no está en pantalla, quizá lo analizable y que interesa al público incomodo es, como el mexicano es un instrumento que los medios manejan a su antojo, consume lo que yo te digo y opina lo que yo opino, es demoledor el cómo nos reímos a partir de la ignorancia que tiene nuestra sociedad.
La fórmula es clara, no importa que tanto roben los políticos, siempre habrá una noticia que ocupará más tiempo al aire. Y no importa que tanto se mencione en redes sociales, México es el país del no pasa nada.
Luis Estrada retrata lo más podrido de la sociedad y sabe dar en el clavo, ahora, ¿Por qué, aunque sabemos que la sociedad va mal, no hay un cambio?
La dictadura perfecta es una interesante obra, que sorprende por la manera con la que a un tema tan dramático, lo han convertido en una absurda historia cómica, y que así y todo sigue sin alejarse mucho de la realidad.
Es una parodia sobre la política y los medios de comunicación en México, sobre la influencia de los medios en la población, el poder que tienen para ocultar noticias, distraer a la sociedad, influir en sus votos, etc. Refleja lo peligroso y corrupto que puede ser todo cuando los medios más importante están del lado del gobierno de turno.
Una película que vale la pena mirarla, y que sin dudas cualquier sociedad, sea del país que sea, se sentirá en algo, poco o mucho, identificada con la historia. El guión y algunos diálogos son interesante, hay muchos actores de novelas mexicanas pero ninguno está de sobra, la dirección y fotografía son de buen nivel.
Por último resalto la claridad con la que entienden los diálogos , si bien en Latiamerica y España hablamos todos el mismo idioma, muchas veces se dificulta entender los diálogos y no perderse en la historia, por suerte eso aquí no sucede.
@Qcine
http://www.quierocinehoy.blogspot.com
Vi La dictadura perfecta (México, 2014) dirigida y coescrita por Luis Estrada con un elenco que ya ha participado en la mayoría de los filmes de este polémico director en torno a cómo funciona el sistema político mexicano (que bien puede extenderse a América Latina). Este filme en concreto refleja como los medios de comunicación y el gobierno mantienen una estrecha relación para manipular a la opinión pública y, de esta manera, garantizar que la corrupción siga haciendo de las suyas. Ahora bien, esta película es la cuarta de una serie de cintas de Estrada sobre la corrupción política, que empezó con La ley de Herodes (1999, sobre la corrupción del PRI a mediados del siglo XX), Un mundo maravilloso (2006, sobre la manipulación del gobierno en torno a la grave situación del país), El infierno (2010, sobre el narcotráfico y cómo atrapó las estructuras de poder) y, finalmente, este filme que ahora comento. Hay que ver todas estas películas para entender el funcionamiento perverso de los sistemas políticos latinoamericanos. El filme, estéticamente, está muy bien logrado. Se nota la madurez del director especialmente en cuanto la fotografía, si se compara con La ley de Herodes, sin decir que ésta haya sido mala. El sonido está muy bien y las actuaciones son imponentes. Ahora, antes de pasar a reflexiones políticas en torno al filme, habrá que decir tres cosas sobre esta cinta, desde adentro: a) como bien dice el director al inicio de la cinta, cualquier parecido con la realidad NO es coincidencia. Efectivamente, los aspectos más centrales de la narración están tomados de escándalos reales en la política mexicana. Son decenas los puntos en que la película se conecta con hechos reales del país, lo que tal vez sólo pueda apreciar adecuadamente un mexicano. b) El gobernador ultracorrupto que, gracias a los medios de comunicación (en clara alusión a Televisa), logra el mayor éxito político, es Carmelo Vargas, mientras que el político ultracorrupto de La ley de Herodes es Juan Vargas. Ambos roles interpretados por el mismo actor (Damián Alcázar). Creo que el público se imaginó (y es algo que no choca con la trama) que hay un parentesco entre ambos personajes. c) El filme ha sido denostado por la clase política y los medios de comunicación mexicanos, no obstante, quedó como documento fílmico de gran éxito comercial que no deja de cosechar triunfos. Lo que sí me deja inquieto es cómo estas películas que denuncian el quehacer cotidiano son masivamente consumidas pero no provocan, como se esperaría, transformaciones sociales a corto plazo. Parecería que estas películas están en la lógica del consumo: se ve, se dice que reflejan la realidad del país, se continúa todo tal cual. Pasando ya a las temáticas que esta cinta permite para un ciclo de cine foro, debo señalar que son tantas que me limitaré a dos, pero obviamente el espectador sabrá que hay más temas por explotar. El primero tiene que ver con la corrupción y la forma como ésta se ha perfeccionado incluso a costa de la opinión pública que se queja de ella. Es decir, la corrupción logra tales niveles de perfeccionamiento que mucho de lo que creemos la ataca, la termina fortaleciendo, aspecto que analiza Foucault en torno al perfeccionamiento de la perversidad del poder mediante el perfeccionamiento de los dispositivos de control, así como otros trabajos que ya analizaron esta misma situación en torno al derecho anticorrupción. En este sentido encontré una fuerte relación de la película brasilera Tropa de Élite 2 con este filme que ahora comento. El segundo es que refleja, de una manera contundente, los problemas más serios de nuestra democracia, en especial cómo los medios de comunicación terminan por ser más que cómplices en los ejercicios despóticos (y de allí el nombre de la película) del poder político. El cine, hay que decirlo, ha estado muy activo mostrando cómo las democracias están lejos de ser perfectas. Sin embargo, opino yo, aun es una idea que sigue valiendo la pena. Así las cosas, recomiendo ampliamente este filme en especial por sus lecciones políticas que no pueden dejarse pasar por alto. Excelente película. 26-06-2015.