La copa
Sinopsis de la película
Dos niños llegan a un monasterio al pie del Himalaya y se inician en la vida monástica. El misticismo se mezcla con una verdadera pasión por el fútbol, por las noches se escapan del templo-escuela para poder ver por la televisón los partidos del mundial de fútbol de Francia 98
Detalles de la película
- Titulo Original: Phörpa (The Cup)
- Año: 1999
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.2
95 valoraciones en total
La Copa es una curiosa y hermosa película sobre monjes budistas en Bután. Con esta película, su director, el budista Khyentse Norbu derriba mitos y nos muestra que los monjes no son santos, sino personas normales con necesidades básicas y no tan básicas, con obligaciones y con pasatiempos, en este caso el fútbol.
El film, basado en hechos reales, está cargado de humor e ironía, y nos cuenta la historia de unos monjes que quieren ver por la tele la Copa del Mundo. Estos monjes se fugan del monasterio para poder ver a la selección de Brasil, Francia, Argerntina y demás, con la esperanza de poder ver algún día a su selección compitiendo en una Copa de Mundo.
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Pero su sueño tendrá que esperar, ya que como anunció la FIFA: La selección de Bután ha decidido retirarse de la fase de clasificación asiática para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010, ya que no pudo cumplir los requisitos para enfrentarse a Kuwait en octubre .
Puede que en otro mundial, o en otra vida.
No sé que llamaba más mi atención antes de comenzar a ver el film, el estar por ver mi primera película de un Reino perdido y poco conocido en Occidente como lo es Bután, o el estar ante una película sobre fútbol, deporte mundial por excelencia, pero el cual extrañamente, posee escasa filmografía.
Para comenzar debo decir que la obra cumple las expectativas previas del espectador, uno sabe que no verá algo magistral y la temática es más o menos predecible si uno piensa en la geografía y la historia del lugar en el que se desarrollan los hechos.
Destacan los diálogos del Monje superior y su análisis acerca de un producto de la globalización: el fútbol.
Resulta llamativo tratar de explicar a un completo neófito del tema en que consiste este deporte. Son 22 hombres en calzoncillos que se pasan dos horas detrás de una pelota. Millones de personas alrededor del mundo se alegran o sufren cada fin de semana de acuerdo a cómo les va a 11 perfectos extraños que consideran sus jugadores, el planeta entero se detiene cada 4 años durante un mes y ven el partido final apoyando y sintiendo suyos a 11 jugadores que jugarán la final y que representan a un país del cual no tienen raíz alguna y que probablemente nunca conocerán.
El ridículo aumenta cuando un equipo compra a un jugador al cual aman y consideran como un miembro de su propia familia, y por alguna circunstancia lo venden la siguiente temporada al equipo rival, éste extraño trabajador de pies, pasa a ser casi el enemigo mortal, y analizándolo fríamente podemos decir que su único pecado fue el cambiarse de camiseta y querer seguir teniendo la posibilidad de trabajar.
Los aficionados al fútbol llegan incluso a abrazar al compañero de al lado en el Estadio, sin siquiera conocerlo y al cual probablemente no conocerán jamás, sólo para celebrar un Gol de su equipo.
Y si seguimos analizando la estupidez del hincha debemos mencionar el auto identificarse con el logro ajeno, un hincha aplaude y se alegra si su equipo gana y cree fervorosamente que él también gana, pero si una vez más lo analizamos fríamente ¿Qué gana el hincha? ¿Acaso gana un porcentaje del sueldo del jugador?, ni siquiera hace ejercicio y se pasa dos horas de sedentarismo en compañía de comida chatarra que a lo largo de los años sólo afectara su propia salud, mientras que el futbolista generalmente tendrá una vida acaudalada, sana y sin enterarse nunca de la identidad de la gente a la cual hizo alegrar o sufrir en algún momento de su carrera deportiva.
Y es que el propio Jorge Luis Borges sentenció en alguna ocasión: El fútbol es popular porque la estupidez es popular.
¿Y que puedo decir yo a eso?
Soy un estúpido más y me encanta.
Dr.Juventus
– Debes estar bromeando. Así que hay violencia.
– Algunas veces.
– ¿Y sexo?
– No se preocupe. No hay sexo.
Me imagino que estos monjes no vieron en su día el masaje genital que Míchel ofreció a Valderrama sin pasar recibo ni venir a cuento.
La copa viene a narrar, los hechos acontecidos en un monasterio budista para ver la final del Mundial de fútbol del 98. La misma final que usó Gerardo Olivares para montar sus tres historias en la entretenida La gran final.
Igual de entretenida es esta película butanesa cuya primera sorpresa es la impecable realización técnica que posee. Si bien me esperaba una historia entretenida con grandes faltas técnicas, me he encontrado que el director Khyentse Norbu ha sabido rodearse de buenos profesionales y aliadas subvenciones para sacar adelante este proyecto.
Puede parecer oportuno con tanto lío revuelto por las Olimpiadas de Pekín que me ponga a hablar de monasterios, budismos y tantras pero van tan monos con sus vestimentas anaranjadas o amarillas y sus paraguas cubriendo sus rasuradas cabezas que dan ganas de pasarse horas hablando con ellos. Evidentemente me son simpáticos, y en esta película, Khyentse Norbu consigue acercar el monje al hombre quitando de un plumazo el halo místico que parecen acarrear.
David venció a Goliat porque le puso dos pelotas, y dió lo mejor de si mismo. No fué (si es que fué, pero esa ya es otra historia) por su cara bonita, ni por tener más perras que nadie. Dos cojones, y punto.
Y valga el simil bíblico para esta película, que sin ser nada excepcional ni del otro jueves, fué muy superior a muchísimas otras producciones de ese mismo año, de paises que se dejan dinerales en rodar docenas de pelis-basura que no recaudan ni para cubrir los sueldos de sus supuestas estrellas, que solo destacan por sus carillas o traseros, y no por su talento ni por sus ganas de demostrar que quizás lo posean.
Esta pelicula contiene una historia mínima, si, y los protagonistas demuestran tantas carencias como el propio presupuesto de la producción, no se puede negar, pero es honrada y no pretende engañar a nadie: está hecha con toda la profesionalidad que se pudo, y eso en mi tierra, cuando poco, es digno de aplauso, respeto, y consideración.
Una lástima que, como en la Biblia, en el mundo del cine salga tan pocas veces un David, porque quizás asi los Goliats del ramo se acojonarian, y se lo pensarian dos veces antes de ofrecer mierdas revestidas de seda brillante y technicoloreadas con ordenador.
Otra lástima que esta peli, por ser de un lugar que casi nadie sabria situar en un mapa, no tuviese tanta promoción como la que hubiese gozado de ser francesa, aunque contase exactamente lo mismo, y siendo monjes benedictinos en lugar de lamas quienes la protagonizasen.
Una pequeña joya del cine oriental. Simpática, sugerente, mágica, edificante. La luz no puede ser más clara y hermosa, al igual que la riqueza de colores y la variedad de cuadros. Porque los planos enganchan por su creatividad, por una composición muy aprovechada, y por la belleza de un lugar y de unos personajes que, por exóticos y desconocidos, siguen transmitiendo a occidente una atracción casi poética. Phorpa es un trabajo minimalista y sencillo, pausado y singular. Su historia es tan simple como el conjunto. Una obra propia de Shangri-La, el paraíso perdido de la mitología budista que algunos sitúan en las laderas del Himalaya en las que se desarrolla esta atractiva película.