La cocinera del presidente
Sinopsis de la película
Filme inspirado en la extraordinaria historia de la cocinera privada del presidente francés François Miterrand. Hortense Laborie, una prestigiosa chef del Perigord, se convierte en la responsable de las comidas presidenciales en el Palacio del Elíseo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les Saveurs du Palais
- Año: 2012
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
5.5
82 valoraciones en total
La cocinera del presidente es el nuevo trabajo de Christian Vincent, un director desconocido aquí en España pero que en Francia, sin ser tampoco una celebridad, sus películas conocen muy bien los premios César. Desde su debut en el largometraje con La discreta en los 90, la cual se llevó el premio a mejor ópera prima, sus largometrajes suelen rascar siempre alguna nominación, aunque justamente la que nos atañe no se llevó ninguna en los César de este año.
Etienne Comar (guionista de De dioses y hombres) leyó en Le Monde un artículo sobre Danièle Delpeuch, una cocinera (la única mujer hasta la fecha) que durante unos dos años se encargó de las comidas presidenciales de Fraçois Miterrand en el mismo Palacio del Elíseo. De ahí sacó la idea para la película de la que posteriormente sería guionista y productor. Para sacarla adelante pensó en Christian Vincent, el cual también adora la cocina como el personaje de la película, Hortense Laboire.
En la película, podemos ver dos aspectos en la vida de Hortense Laboire, su etapa pasada como responsable de las comidas presidenciales en el Palacio del Elíseo, y la actual en una base de la Antártida. Alternando presente y pasado, en contraste entre ambos mundos es evidente, pero lo que no cambia es la devoción con la que Hortense se dedica a su trabajo, su pasión culinaria. Esta comedia gastronómica sencilla engatusa visualmente según van pasando platos en la pantalla, como debe ser en una película de estas características, pero esa sencillez con la que nos hace pasar un rato entretenido y alegre es a la vez la que hace que igualmente de rápido se esfume en nuestra memoria. Al igual que los platos gourment que visualmente quedan espléndidos pero que si los miras frívolamente no llenan ni la mitad del plato ni del estómago, algo parecido pasa con La cocinera del presidente.
Catherine Frot (Odette) encarna bien a la mujer de origen rural que se cuela como si nada en el Palacio del Elíseo y, a pesar de no ser muy dada a la cocina, no desentona en su papel, al igual que Jean DOrmesson, que sin ser actor (escrito, columnista, académico y filósofo pero sin idead de actuación) consigue hacer creíble el papel. Dos papeles que, a pesar de estar bien resueltos, les falta la chispa de la complicidad, de ganarse al público más allá de la correcta actuación.
Lo mismo podría atribuirse a la discreta banda sonora de Gabriel Yared (compositor de Un asunto real, El erizo o El paciente inglés, entre muchas otras grandes bandas sonoras), que pasa bastante desapercibida. Y es que en general, La cocinera del presidente es de esas películas que se dejan ver pero ni entusiasman ni dejan poso, pueden caer a lo sumo simpáticas pero carecen de la suficiente fuerza como para decir que su visionado merece la pena. Ni la merece y ni se arrepiente uno de ello, la simple y llana indiferencia. Y dejar al espectador con hambre no es buen síntoma.
No le acabo de encontrar interés al personaje ni gracia a su peripecia. Ni siquiera una conexión lógica a los dos tiempos en los que se desarrolla la historia. Uno llega a la conclusión de que el presidente de la República Francesa es como una especie de monarca absoluto, rodeado de un nutrido séquito atento a satisfacer sus más nimios caprichos. Por eso, la levísima trama adquiere la condición de inocua intriga palaciega. Una fruslería.
Además, me produce rechazo la elevación de la gastronomía a la categoría de bella arte. Me fastidia tanta exquisitez. Y si la cocina que practica esta señora es sencilla, no quiero pensar como puede ser una cocina elaborada. Tampoco se saca partido a los enfrentamientos de la protagonista con el jefe de la cocina principal ni con la burocracia.
Pero lo peor es el tramo que se desarrolla en la Antártida. No sé qué pinta el equipo de televisión australiano. El homenaje de despedida que le tributan sus compañeros de la base científica produce auténtico bochorno. Esta parte es completamente prescindible.
No es la primera película del señor Vincent que se estrena en España. Yo, en su momento, ví en cine La discreta , con la que aprendí que los lunares postizos que se pegaban en la cara los aristócratas franceses del siglo XVIII recibían una denominación dependiendo del lugar del rostro en el que se colocasen. La discreta era un lunar junto a la boca. Sin ser gran cosa, creo que esta película me dejó mejor sabor de boca.
Christian Vincent (Les enfants, La discreta) se inspira en una historia real para crear esta película con la que participó en el 60 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dentro de la sección de cine culinario.
El film nos cuenta la historia de una mujer sencilla y amante de la cocina que habita en un área rural francesa que ve cómo su existencia da un giro completo al verse seleccionada para trasladarse al Palacio Elíseo para trabajar ejerciendo las funciones de cocinera personal del presidente de la nación.
Dando vida al papel de la cocinera real, Hortense Laborie (con quien el director trabajó para la creación de la película), para el celuloide encontramos a la actriz Catherine Fort (Cout d’éclat, Associés contre le crime, etc), sobre la que recae el mayor peso de la película y que desempeña su función con soltura y sabe encarnar la sencillez y ternura necesarias.
Sin enredarse en asuntos políticos, el film se regodea en el aspecto humano y, sobre todo, gastronómico de la historia. Los platos que vemos elaborarse ganarán el rugido del estómago de los espectadores (recomendado es, visualizar este film con el estómago lleno), pero su protagonismo en la película es el justo y necesario sin llegar a aburrir, hecho muy de agradecer.
Es quizás la parte de la narración que corresponde al presente (puesto que la aventura de Hortense se cuenta a modo de recuerdo, o flashback) en el que ella se encuentra trabajando en un lugar inhóspito, lejos de todo y de todos, la que lastra un tanto la historia por su escaso interés y resulta un tanto de relleno.
No obstante, esta peculiar y suculenta historia, es, como los platos que prepara Hortense, fácil de digerir, degustar y disfrutar. Eso sí, a diferencia de ellos, no impresiona ni deja poso en la memoria, entretiene dejando buen sabor de boca pero no resulta inolvidable ni destacable.
-Enoch-
http://www.raven-heart.com
Lo más atractivo resulta la presentación de los deliciosos platos,así como el mundo de la cocina, sus intrigas, aciertos y por supuesto los fallos, la parte gastronómica se encuentra muy por encima del resto de la trama que interesa menos y sobre todo se muestra ligeramente confusa con los frecuentes cambios de tiempo.
Es una película basada en sucesos reales, aunque considero que deben aparecer ligeramente maquillados para que todo encaje a la perfección. Con todo, las películas sobre cocineras y cocinas siempre son un placer para la vista y desatan la imaginación de los otros sentidos.
Un siete.
Es increible que con la que esta cayendo se atrevan a hacer una pelicula como esta con el simple argumento de ver a un politico que contrata su cocinera personal y degusta los manjares mas exquisitos, absolutamente como un reyezuelo de antaño, con exoticos ingredientes provistos a precio de oro por los amigotes de esta, todo ello a cargo del herario publico.
Una subtrama amorosa que solo se insinua y un monton de anecdotas descalabazadas hacen el relleno restante. El punto algído de la trama es simplemente ridiculo y lo digo en el spolier.
La ambientacion es buena, la fotografia acompaña y los actores estan bien.