La casa en la sombra
Sinopsis de la película
Jim Wilson es un policía violento, amargado por la contemplación diaria del mundo del crimen. Su carácter hosco y sus métodos expeditivos para capturar sospechosos le crean constantes conflictos con colegas y superiores. Finalmente, para alejarlo de la ciudad durante un tiempo, le encomiendan un caso de asesinato en una lejana región montañosa. Una vez allí, su personalidad dará un giro imprevisto, debido, por una parte, a su relación con el padre de la víctima, un hombre sediento de venganza, y, por otra, con Mary Malden, la hermana del asesino, una joven sensible, capaz de comprender el temperamento y la soledad de Wilson.
Detalles de la película
- Titulo Original: On Dangerous Ground
- Año: 1951
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
7.1
31 valoraciones en total
Continuando con mi miniciclo Robert Ryan he visto esta peli de Nicholas Ray, director que poco a poco se va consolidando entre mis favoritos. La casa en la sombra es la confirmación definitiva de que Ray es un romántico como la copa de un pino… tanto por el argumento y desarrollo de personajes, como por la estructura narrativa del guión.
Como siempre en Ray la historia no deja de ser una excusa para conocer a sus personaje en un punto límite, en este caso el amor puede nacer en la situación más desesperada y entre los personajes más diferentes… que haya historia de amor es muy típico en el cine, pero Ray las construye con tanto dramatismo, con unos personajes tan disfuncionales y necesitados de amor y comprensión,… que la historia de amor tiene algo fresco, un aroma que desprende lo único y lo diferente,… ya que el amor no es una excusa comercial, es algo más, es la única salida para unas personas desesperadas… en Ray siempre es así, y me encanta.
Si habéis llegado hasta aquí, solo me falta destacaros las interpretaciones, todas de gran nivel, la fotografía, muy buena, y sobretodo la música, de Bernard Herrmann, músico que empezó con Welles y que acabó músicando todas esas obras inmortales de Hitchcock… la música destaca por su modernidad, que a ratos no tiene nada que envidiar a las bandas sonoras actuales.
Después de ver La casa en la sombra (por cierto, creo más apropiado y representativo el título original) me surgió la duda de si acababa de presenciar una película de cine negro ó un melodrama. Y busqué alguna definición medianamente válida. Y encontré esta, a ver que les parece:
Cine negro fue aquel que reinó en Hollywood en los años cuarenta y la primera mitad de los cincuenta con argumentos y personajes de índole criminal. Detectives privados y policías de moral dudosa, vampiresas tan atractivas como letales, poderosos magnates de vicios ocultos, delincuentes profesionales y ciudadanos corrientes súbitamente situados al margen de la ley por un mal paso..
Por ello no hay ninguna duda respecto a la inclusión de este film en este género no obstante su carga psicológica importante y su final auténticamente propio del melodrama más romántico.
Digo todo esto porque me parece absolutamente positivo que el cine negro expanda sus propias fronteras, que los policías tengan moral y conflictos interiores, que existan personajes ejemplarizantes e incluso que el cine negro haga un cierto turismo rural, más allá del cemento de las grandes urbes.
On dangerous ground es una película de claros y oscuros, de contrastes (campo y ciudad, violencia y sensibilidad) al servicio de ideas ejemplarizantes como que la violencia no conduce a ninguna parte y solo engendra violencia ó que para recibir primero hay que dar. Ideas que Nicholas Ray desarrolla con maestría con ayuda de una fotografía de auténtico lujo (recordemos los espacios nevados y las persecuciones sobre la nieve) y por encima de todo, absolutamente ajustada a la enseñanza que Ray quiere transmitir, con un trabajo musical excelente de quien fue compañero musical cinematográficamente hablando de Orson Welles y posteriormente lo sería de Hitchcock y con un actorazo de esos que marcaron época como Robert Ryan, de alguna manera especializado en papeles con carga sicológica (recordemos sino su trabajo en Colorado Jim), Y además sería injusto no mencionar a Ida Lupino y dentro de los llamados actores de reparto, a un Ward Bond que siempre distingue con su buen hacer las películas en que actúa.
En definitiva, una película absolutamente representativa de la mayoría de edad de un género magistral como es el cine negro.
Un policía ( Ryan ) sale junto a sus compañeros una noche más a perseguir a ladrones, asesinos, mentirosos… Este trabajo ha endurecido y aviolentado su alma, le ha aislado del mundo, ha envilecido su espíritu. La violencia y la delincuencia han destrozado su corazón.
Nicholas Ray nos muestra esta parte de la historia mediante escenas oscuras, secas, con carácter realista.
Debido a su insoportable brutalidad es mandado a una zona rural durante un tiempo con el fin de apartarle de su rutina habitual y que investigue cierto asesinato que se ha producido recientemente. El nevado pueblo al que llega será el punto de partida de su misión: hallar al asesino de una joven.
Para este tramo de la historia, en el que Ryan recobrará su humanidad al redescubrir el calor humano y la sensibilidad, Ray despliega su maravillosa y excitante capacidad narrativa: escenas fantasmagóricas, con un alto poder sugestivo ( persecución en coche por la nieve ) o escenas delicadamente poéticas, soberbias.
Las escenas en la casa, especialmente las románticas entr Ryan y Lupino, poseen una delicadísima factura, una excepcional sensibilidad, una calidad ciertamente abrumadora.
Película que empieza deliberadamente fría, seca, dura, y que progresa de manera sorprendente y luminosa, La casa en la sombra es por innumerables motivos ( además de la capacidad lírica expuesta antes, las actuaciones de los protagonistas son magníficas, emocionantes, la fotografía es excelente y la banda sonora de Hermann es inmersiva y sensible ( evitar la pista en castellano ) ) una de las mejores películas de la historia, un ejemplo de como el ritmo y el tono de un filme puede acompañar de manera perfectamente sincronizada a la evolución dramática de los personajes en la historia.
Gran obra maestra de Nicholas Ray, de visión obligada para los paladares más refinados y delicados.
Hace pocos días he vuelto a ver esta película, en pantalla grande y en V.O.S., y me parece de lo mejor de la filmografía de Nicholas Ray, en buena parte porque es un film que nace de una curiosa conjunción de talentos, desde la fotografía hasta la interpretación, pasando por la música y teniendo en cuenta también la supervisión del peculiar Howard Hugues y la RKO. En primer lugar, la música de Bernard Herrmann, sumamente romántica, preludia la que compuso para El jardín del diablo (Garden of Evil, 1954), dirigida por Henry Hathaway, y también, como la anterior, la que compuso para De entre los muertos (Vertigo, 1958), de Alfred Hitchcock. En segundo lugar, en el guión tenemos a A.I. Bezzerides, guionista que tiene grandes películas en su haber, como guionista, y que además hace una breve aparición al principio, hablando en un bar con Robert Ryan. Luego está el reparto, que debo ponderar, porque Robert Ryan es uno de mis actores favoritos e Ida Lupino es una de mis actrices favoritas, aunque lo de que Lupino dirigió parte de la película lo tengo como un dato que quizá entra más en el terreno de lo legendario que el de la realidad (y que quizá se debe a que por entonces Lupino dirigía sus propias películas).
Se nota que Ray hace lo que puede con lo que tiene, es decir, trata de manejar, aprovechar y sortear las convenciones del cine de estudio, del cine de productora, para hacer un poco un cine de autor sobre la desesperación, sobre el amor como refugio, sobre la soledad… Aunque, paradójicamente, el final, en el que Wilson vuelve a la casa de la mujer ciega, parece que fue impuesto por el estudio. Sobre el personaje de Lupino gravitan otros personajes de ciegos, como los que hizo Jane Wyman (¿por qué en Hollywood las mujeres ciegas son siempre tan atractivas?), o sea, las convenciones del melodrama, mientras que sobre el personaje de Ryan gravitan las convenciones del cine policíaco y el cine negro. Danny Malden (Sumner Williams) es un adolescente problemático que se anticipa al Sal Mineo de Rebelde sin causa (Rebel without a cause, 1955).
Hay varios momentos del film que destacaría, y son aquellos en los que se ve a Wilson a solas en su apartamento pobretón: cena y echa los restos de la comida en el cubo de la basura, luego se le ve contemplando con tristeza sus trofeos como deportista…También es una película muy curiosa en el uso que se hace de la cámara en mano, un recurso rarísimo en el cine de Hollywood de la época, y que aquí sirve para dotar a la primera parte de la historia de una violencia y una negrura realmente alucinantes.
Jim Wilson es un detective duro y violento que, aunque obtiene buenos resultados en sus investigaciones, comienza a ser una molestia para sus superiores. Éstos lo enviarán a un lejano pueblo de las montañas para que colabore con la policía de allí en la busqueda de un asesino.
Conviene avisar que On dangerous ground presenta dos partes bien diferenciadas. Una primera de cine negro con una espléndida recreación de atmósferas y un magnífico elenco de personajes. También espléndida la posición y el manejo de la cámara. Y una segunda parte mezcla de thriller, melodrama y análisis psicológico que -aun llena de un lirismo admirable- me gusta bastante menos. Cuestión de gustos, desde luego. Lo que es impepinable es la enorme calidad de Ray para dirigir lo que se le antoje y la enorme calidad interpretativa de Robert Ryan que llena y devora la pantalla. ¡Qué rostro el suyo pardiez!