La carga
Sinopsis de la película
Vlada trabaja como conductor de un camión congelador durante el bombardeo de Serbia por parte de las fuerzas de la OTAN en 1999. Su último encargo consiste en transportar una misteriosa carga desde Kosovo hasta Belgrado, a través de un territorio desconocido para él, inhóspito y peligroso, en un país devastado por la guerra. Vlada no quiere saber qué es lo que transporta, pero su mercancía se convertirá poco a poco en su carga.
Detalles de la película
- Titulo Original: Teret aka
- Año: 2018
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
6.2
44 valoraciones en total
En Nantes en un festival de teatro, conocí y entablé relación con una compañía yugoslava excelente. Fue un placer convivir con ellos durante una quincena. Pocos meses después su país estalló en pedazos. Nunca supe si eran serbios, croatas bosnios…, o una mezcla unida por el arte y enfrentada más tarde por aquellos que hacen de la política y la religión armas de destrucción masiva. No sé si alguno seguirá vivo. Su nivel de vida era equiparable al nuestro al igual que el color de su cielo y las aguas del mar que los baña.
La fotografía gris y plomiza de Tatjana Krstevski nos recuerda que ya nada es como antes y añade más peso y tristeza a la carga que tanto física como espiritual porta un hombre del montón que no tiene más remedio que dejar apartada su conciencia para poder alimentar a su familia y sobrevivir hasta que el sol pueda abrirse de nuevo camino. En su ruta encontrará gentes que huyen en busca de un futuro que les recuerde a su pasado, gentes en stand-by, resignados a su suerte, vidas frustradas, trapicheos de subsistencia. La cámara como su protagonista apenas quiere mirar lo que le rodea, el horror y la tragedia están ahí, fuera de campo, acechandonos a todos. Hay que aceptar que todo ha cambiado, el viejo encendedor recuerdo de otros tiempos orgullosos frente al enemigo común del nazismo acaba siendo robado, perdido en manos de unos adolescentes que ya viven en otro mundo. Desoladora en su simplicidad, La carga , arrastra los mimbres de Glavonic como documentalista y nos hace partícipes de un viaje de difícil retorno que pilota con notable acierto Leon Lucev.
cineziete.wordpress.com
La justa medida de un espectador externo es la mezcla de sobriedad y templanza. Destacable en la cinta es el realismo con que el protagonista se enfrenta a las circunstancias, indómitas, duras y toscas, que sobrevuelan su día a día, en el que vive y crece. Su adaptación es la piedra angular que transmite toda la sabiduría de esas personas que no son los adalides o guías espirituales de los momentos históricos, sino la eterna mayoría que sufre las consecuencias e intenta sobreponerse a la adversidad de la cruda realidad. ¿Cómo lo hace? Un guion que pone su foco en el drama colateral, en la excepción demostrable e irreverente y en la ausencia de vehemencia en los momentos decisivos. Las tramas secundarias imprimen al guion ese halo de naturalidad y verismo que empequeñece nuestro día a día pero que lo hace crecer como persona.
Leon Lucev es la piedra angular sobre la que se cimienta la película, su expresividad contenida, su naturalidad ante la cámara hace que se mantenga un espíritu crítico de lo que vivimos. Aunque la película sea una película de silencios, el diálogo en la parte final abre la puerta al entendimiento de sus personajes, como una especie de anagnórisis del personaje que encuentra la pieza que le faltaba en su puzle de personalidad.
La propuesta se desarrolla en Serbia en 1999, en pleno conflicto bélico, y está protagonizado por Vlada, un conductor que trabaja para la OTAN, y que tiene que llevar un camión con una carga desde Kosovo hasta Belgrado, y que en los dos tercios iniciales sigue a ese personaje que realiza su trabajo de manera minuciosa, que intuimos tiene problemas personales y familiares, y también van surgiendo las complicaciones derivadas de su complejo trabajo, teniendo en cuenta los controles oficiales, cortes de carretera y el escenario bélico en el que nos encontramos.
La película recuerda por la época en la que se desarrolla y por el ritmo narrativo a Cold Novemnber , estrenada hace unos meses, y que me parece superior a La carga porque su guion es más interesante y refleja mejor como afecta el conflicto a los ciudadanos ( en esa ocasión en una gran ciudad y no en las carreteras del país ).
Si se mantiene el interés hasta el final es por la interpretación de Leon Lucev, que lo hace bastante bien en el papel de Vlada, y porque las escenas que se desarrollan en el interior del camión están muy bien filmadas, y no tanto las nocturnas que se desarrollan en exteriores.
La dirección de Ognjen Glavonic es correcta, y tiene sus mejores momentos, además de en dos situaciones que se desarrollan en el interior del vehículo, en el prólogo y en la escena final en donde hay un plano en movimiento lento que está bastante bien filmado.
Película que recomiendo a los aficionados al cine de autor europeo, a los que buscan propuestas en donde se da más importancia al aspecto visual que a la historia, y que retrata de manera bastante decente lo sucedido en las carreteras en esa región en conflicto.
LO MEJOR: Los minutos finales en los que comprendes las inquietudes del protagonista.
LO PEOR: Es demasiado esquemática y no termina de explicar el pasado y presente de los personajes.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
Tras sus paso por Festivales como Cannes, Barcelona o Gijón se estrena el 17 de Mayo La Carga primer largometraje del director Serbio Ognen Glavonić, una road movie con algo de suspense filmada casi toda en el interior de un camión que debe de transportar una misteriosa carga de Kosovo a Belgrado en medio de una situación política muy delicada en 1999 donde empezó la Otan a bombardear Kosovo.
Vlada (Leon Lucev) es un camionero solitario y tosco al que le encargan transportar un misterioso transporte totalmente cerrado y con indicaciones muy claras de no abrir, no desviarse de la ruta, no hacer paradas ni contactar con ninguna persona. La suposición de que está haciendo algo ilegal está clara y no pretenderá hacer preguntas… Pero claro el problema surge cuando la carretera a Belgrado está cortada y tiene que desviarse por rutas alternativas que no conoce, entonces comienza la misión a complicarse.
Con ritmo muy lento y pausado, nos recuerda algo a lo que ocurría en El salario del miedo de Clouzot y su remake Carga Maldita de Friedkin, pero en esta película el presupuesto es limitadisimo y opta por momentos continuos de reflexión y de conducción muy largos sin que no ocurra gran cosa.
Pocos diálogos en el guión, y tampoco hay escenas de persecuciones o acción, sólo persiste el misterio de lo que lleva en la parte trasera del camión, algo que hasta el final del film no se desvelara y lo contemplaremos con estupor.
A mi parecer demasiado lenta, pero no es una película mala, porque tiene momentos muy acertados.
Destino Arrakis.com
La ópera prima de Ognjen Glavonic para la gran pantalla se aproxima a un relato de guerra de una forma innovadora. El director no sitúa al auditorio en un contexto dramático en medio de luchas ni expone la muerte de manera directa. Al contrario: propone una travesía en camión desde Kosovo hasta Belgrado para explicar los mismos sucesos, pero desde un punto de vista diferente. No obstante, el eje central no es esa ruta, sino el viaje interior del conductor, que logra representar la situación del país.
En esta película priman los ambientes plomizos: cielos grises, clima invernal y oscuros interiores que realzan la coyuntura social y política. Sin necesidad de música de suspense o acción trepidante, el film se acerca al género del thriller mediante silencios, planos largos y frases escuetas.
Asimismo, Vlada es un protagonista seco y reservado, que ha oído historias de guerra de sus antepasados y ahora se encuentra inmerso en una. No hace preguntas sobre el cargamento que transporta: no le importa, o prefiere no saberlo –ya que se intuye poco legal–. Su personalidad contribuye a subrayar la desdicha y, dentro de su cabina, está aislado de la tragedia exterior. Por ello, Leon Lucev merece un sobresaliente en esta producción, ya que con escasas frases de guion consigue transmitir a la audiencia un contexto sobre el que no se da ninguna explicación. Su excelente interpretación logra, mediante miradas y gestos faciales, situar al público, mostrar sus sentimientos y expresar el temor de los ciudadanos.
Por otro lado, la atención se desvía a veces hacia personajes secundarios que se encuentran a lo largo del camino. Estos giros ocasionales, a pesar de que no desvelan el pasado ni se desarrollan hasta alcanzar un desenlace, permiten vislumbrar la extensión del conflicto bélico. Así se revela la realidad del país, sin tratar directamente las desgracias personales.
Historias tristes e inacabadas, encuentros, introspección y un entorno hostil son la verdadera carga en este recorrido de más de una hora. A pesar de no ser apasionante como thriller o título de terror o suspense, La carga es una creativa propuesta que narra crónicas de guerra desde fuera del campo de batalla. Ocultando los enfrentamientos más desoladores, se da a entender de manera inteligente y sobria el horror de la contienda. Sin ver sangre ni oír gritos o disparos, el espectador puede hacerse cargo –a través de la intuición, las deducciones y la reflexión personal a la que induce la trama– de la participación de los habitantes serbios en el combate de 1999.
http://www.contraste.info