La cabaña del tío Tom
Sinopsis de la película
La familia Shelby, poseedora de numerosas plantaciones en Kentucky, se ve endeudada cuando el señor Shelby pierde gran cantidad de dinero en sus inversiones. Uno de los afectados por los impagos de la familia Mr. Haley va a reclamar su dinero pero, al ver que no podrán pagarle, les ofrece llevarse diez esclavos negros de sus plantaciones a cambio de la anulación de la deuda. Los Shelby deciden aceptar con resignación. Entre los esclavos elegidos se encuentra el Tío Tom (John Kitzmiller), el patriarca de los esclavos y muy apreciado por la familia Shelby,sobre todo por el hijo, que promete trabajar duro para recuperarle. A partir de ese momento Tío Tom y los demás esclavos lucharan incansablemente por su libertad y la de los suyos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Onkel Toms Hütte (Uncle Toms Cabin)
- Año: 1965
- Duración: 118
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Opinión de la crítica
6.1
73 valoraciones en total
Todo apuntaba a que la estadounidense, de raza blanca, Harriet Beecher (1811-1896), tuviera firmes propósitos antiesclavistas y entendiera, desde muy niña, el absurdo (y la infamia) de condenar a un hombre a la esclavitud, por el simple hecho de que el color de su piel haya sido negra. Harriet, fue la séptima hija de Lyman Beecher, quien como pastor arreció siempre contra el maltrato a los afroamericanos y enseñó a sus hijos que los hombres se estiman o desprecian por sus palabras y acciones, pero no – ¡y nunca! – por las características físicas que, en pro de la diversidad, ofrece la naturaleza.
Cuando, a la edad de 25 años, contrajo matrimonio con ese hombre de sobresaliente nivel cultural y también ministro religioso, Calvin Stowe, Harriet recibió de él otro fuerte impulso que reforzó su inconformidad con el esclavismo. Se convirtieron ambos en acérrimos abolicionistas… y así se fue forjando el impulso que tendría su punto más alto, cuando a manos de la señora Beecher, llega un documento autobiográfico en el que se narra la dolorosa vida de Josiah Henson, un esclavo de Maryland que consiguió escapar e irse a Canadá. Y así, el 20 de marzo de 1852, se convierte en una fecha memorable para los EEUU, cuando aparece publicada la novela, La cabaña del tío Tom, una impactante, objetiva y espiritual historia, donde se cuentan las vicisitudes e infamias padecidas por un grupo de esclavos que, inicialmente trabaja con conformidad y buen trato en la llamada Plantación Shelby, pero que luego tienen que ser vendidos cuando Robert Shelby -el amo- se ve obligado a cancelar unas altas letras. A la cabeza de los esclavos y como una suerte de guía espiritual, aparece un hombre alto y robusto, ya entrado en años, a quien todos llaman Tío Tom… y será a través de él que veremos el verdadero rostro del esclavismo, muy distinto de como –sesgadamente- solían mostrárnoslo los filmes hechos en Hollywood.
A los 16 meses de haber salido al mercado, se logró vender el ejemplar 1.000.000 de esta célebre historia, que se convertiría también en la novela más vendida del siglo XIX… y entonces, comenzó a desatarse un multiplicador despertar de conciencias… y una sensible inconformidad comenzó a agitarse entre los blancos más consecuentes de todo el país… al punto que, hasta el presidente Lincoln, reconocería ante los medios y ante la mismísima señora Beecher Stowe que le visitó en la Casa Blanca, lo mucho que tuvo que ver La cabaña del tío Tom, en el estallido impostergable de la Guerra de Secesión.
Diversas y poco significativas versiones cinematográficas se hicieron de este gran clásico en los años del cine silente, pero tras la llegada del sonoro, ningún estudio hollywoodense –por razones penosamente obvias- se mostró interesado en hacer su versión del tío Tom. Tuvo que ser entonces un director húngaro, Géza von Radványi, quien tuvo el valor y el empeño en sacar adelante este propósito, logrando una magnífica superproducción con la que se propuso hacer un filme que se acercara al atractivo y espectacularidad de Lo que el viento se llevó. Pero, aunque quizás no alcance exactamente tal nivel, LA CABAÑA DEL TÍO TOM, no solo sobresale por su belleza visual sino que además tiene como valor agregado, su firme sujeción a la verdad histórica, logrando además que emane de sus personajes una calidad humana envolvente e inspiradora.
El reparto incluye notables actuaciones de Herbert Lom (el inefable Simon Legree), Olive Moorefield (la indeclinable Cassy), Mylene Demongeot (la irresistible prima Harriet), Gertraud Mittermayr (la angelical Evangelina)… y John Kitzmiller como el muy noble tio Tom.
Termino con una frase de Harriet Beecher Stowe, que releí muchas veces porque me impactó en todo el plexo solar: Las más amargas lágrimas que se derraman sobre las tumbas, son palabras sin decir y obligaciones sin cumplir.