La bicicleta de Pekín
Sinopsis de la película
Guei viene de un pueblo a Pekín. Tiene 16 años. Encuentra trabajo en una empresa de repartidores, que le lava, le viste y le deja una bicicleta: una magnífica mountain bike plateada. Cuando haya ganado 600 yuans la bicicleta será suya. Cuando Guei casi ha terminado de pagar la bicicleta, le desaparece, se la roban en la calle cuando está entregando un paquete en una casa. Sin su bici, Guei no puede trabajar. Desesperado, recorre todo Pekín para encontrarla. De pronto, milagrosamente, su mejor amigo reconoce la bici montada por Jian, un estudiante que la ha comprado en el rastro. La bici pertenece, por tanto, a los dos. Tendrán que aprender a compartirla.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shiqi sui de dan che (Beijing Bicycle)
- Año: 2001
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
6.6
47 valoraciones en total
En esta película brilla sobre todo la banda sonora: temas relajantes que nos introducen en cada momento de la película. La actuación de los dos personajes principales es muy buena pero el tema de la película al final es muy pobre: depositar todos tus deseos en algo material ocurre cuando uno es joven y no tiene aspiraciones más allá de lo material, por ello la película ronda lo superficial y los valores humanos quedan anulados (el amor de ambos chicos). El ritmo de la película va a trompicones y algunas escenas y hechos parecen no tener sentido dentro de la historia o por lo menos no están muy bien hilvanadas.
La banda sonora es, creo yo, el gran aliciente para poder disfrutar algo de la película.
La realidad italiana de 1948, año en que Vittorio de Sica hizo un guión a 7 manos sobre la novela, publicada dos años antes, por Luigi Bartolini: Ladrones de bicicletas, repito, la Italia social de entonces, nada tendrá que ver seguramente con la China y el Pekín de inicios del siglo XXI de Wang Xiaoshuai, pero la angustia y el afán de justicia son común denominador en las dos obras cinematográficas.
La bicicleta, puede ser hoy un juguete intrascendental en Occidente pero para muchos otros pueblos fue, y sigue siendo, una herramienta fundamental para la vida cotidiana e incluso, como el caso de Jian, un elemento de estatus imprescindible.
En la ciudad con más velocípedos del mundo, varios millones, el director singulariza a quienes pedalean cada día y toma dos ejemplos de adolescentes (un campesino y un estudiante) para quienes este vehículo elemental representa lo mismo que las extremidades unguladas para un centauro.
La historia es también la excusa para acercarnos un filosófico documental sobre los pequineses (22.000.000), sus hábitos y su fiel compañera inanimada, que tanto sirve para las estrategias amorosas o el trabajo, como para transportar un frigorífico.
Tras cada una de estas anónimas hormiguitas sobre ruedas, viene a decirnos Wang Xiaoshuai, hay una historia sobre la que podría escribirse una película.
La bicicleta de Pekin nos relata la historia de un joven que consigue su primer trabajo como mensajero y al que le roban la bicicleta que aún no ha terminado de pagar. Con esta premisa el director nos embarca en la pequeña odisea que supone para el protagonista recuperarla, sobre todo teniendo en cuenta que Pekin es un hervidero de gente circulando en este vehículo.
La acción se desarrolla con gran irregularidad, a veces veloz y a veces muy lenta. Probablemente le sobren minutos al metraje pero la empatía que sientes hacia el protagonista es sincera y el tesón con el que lucha por recuperar la dichosa bici es digno de admiración.
No pasará a la historia como una obra maestra pero se deja ver con agrado, sobretodo para los amantes del cine oriental.
Aparentemente el argumento de la película es algo flojo: la obsesión por algo tan material como una bicicleta, pero si lo vemos desde el punto de vista de los chavales la cosa se entiende un poco más. El chico de campo, testarudo al máximo, llegando incluso a parecer idiota algunas veces, sabe que sin su bici no tiene ninguna oportunidad en una ciudad como Pekín donde hay miles como él dispuestos a hacer lo mismo.
Por otro lado el adolescente de familia humilde que llega a robarle dinero a su padre para comprar una bici de segunda mano, ya que en el círculo en que se mueve sin su bici no es nadie.
La bici de ambos es la misma y el primer dueño se verá forzado a compartirla después de recibir una soberana paliza de los amigos del otro chico. No será la única pelea de la película, se llegarán a ensañar con ambos.
Lo mejor: la música y la cara de felicidad del chico de la portada en su carrera con la bici con el pelo y la ropa al viento.
Lo peor: lo dicho anteriormente, el chico de campo llega a parecer idiota por momentos, te dan ganas de darle un empujón para que espabile.
Además está la superpoblada ciudad de Pekín vista desde una bicileta, si como yo no has estado allí te sirve de documento visual muy interesante.
Ésta película es una buena obra, no es un peliculón pero agrada ver algo nuevo en pantalla.
El muchacho de la película puede llegar a desquiciar al espectador, pues en algunos momentos yo deseo que actue de una manera más agresiva o con más orgullo y que no se esconda tanto, estareis de acuerdo conmigo. GORA CAT