Joker
Sinopsis de la película
Arthur Fleck (Phoenix) vive en Gotham con su madre, y su única motivación en la vida es hacer reír a la gente. Actúa haciendo de payaso en pequeños trabajos, pero tiene problemas mentales que hacen que la gente le vea como un bicho raro. Su gran sueño es actuar como cómico delante del público, pero una serie de trágicos acontecimientos le hará ir incrementando su ira contra una sociedad que le ignora.
Detalles de la película
- Titulo Original: Joker
- Año: 2019
- Duración: 121
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Opinión de la crítica
Película
8
83 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adrienne Lovette
- Alexandra López Galán
- Annie Pisapia
- Ben Heyman
- Bill Camp
- Bob Leszczak
- Brett Cullen
- Brian Tyree Henry
- Bryan Callen
- Caillou Pettis
- Celeste Pisapía
- Dante Pereira-Olson
- David Iacono
- Dj Nino Carta
- Douglas Hodge
- Emmanuel Rodriguez
- Evan Rosado
- Frances Conroy
- Gary Gulman
- Glenn Fleshler
- Jamaal Burcher
- Jason John Cicalese
- Joaquin Phoenix
- John Cashin
- Jolie Chan
- Josh Pais
- Keith Buterbaught
- Kim Brockington
- Leigh Gill
- Mandela Bellamy
- Marc Maron
- Mark Lotito
- Marko Caka
- Mary Kate Malat
- Matthias Sebastiun Garry
- Mick ORourke
- Ray Iannicelli
- Ray Rosario
- Rich Petrillo
- Robert De Niro
- Rose Maria Wilde
- Ryan Funigiello
- Scott Martin
- Sharon Washington
- Shea Whigham
- Sondra James
- Thomas W. Stewart
- Tony D. Head
- Vincent Cucuzza
- Zazie Beetz
Todd Philips, (director más conocido por la saga Resacón en las Vegas ) parece querer regresar a sus orígenes, cuando su ópera prima, ( Hated , 1994 obra basada en el malogrado outsider GG Allin) deslumbró a medio mundo.
Tras casi 20 años reventando taquillas con obras de dudoso gusto, Todd Philips decidió que era hora de resarcirse y reinventar una vez más el mito: Joker.
El problema de base es que tras la asombrosa interpretación y posterior muerte de Heath Ledger, el icono se transformó en mito y los mitos son imposibles de reinventar salvo que cuentes con un guión brillante y halles a un actor los suficientemente demente y magnético como para recoger el testigo a Ledger: Joaquin Phoenix.
Phoenix ha logrado lo que parecía imposible: hacernos olvidar, por un segundo, al genial Heath Ledger para imbuirnos su propia dosis de locura… Los fans más acérrimos del murciélago amarán la interpretación de Phoenix por la pasmosa y realista interpretación de un ente sumido en la devastación más absoluta, canalizador del caos, la ira y el mal que acontece a nuestro mundo. Su génesis, su sonrisa nos devuelven la disonancia cognitiva entre lo real y lo imposible: un juego de espejos que apuntan directamente al espectador como el hacedor del rey del caos, y es en ese mismo juego bertoltbrechtiano, donde nos hacemos copartícipes de la vehemente visceralidad de una interpretación y un drama que implosionan y dan a luz al caos en forma de Joker.
A lo largo de la historia del cine ha habido interpretaciones deslumbrantes, lo conseguido por Phoenix nos cegará en un hálito de oscuridad desgarradora sin saber muy bien si reír o llorar.
Obra de culto instantánea.
Todd Phillips ha hecho una película que nadie esperaba de él, una obra cinematográfica de categoría, destinada a perdurar, oscura, turbia y perturbadora, realizada con cariño y respeto por el personaje, con conocimiento de causa, repleta de aspectos remarcables –desde la fotografía, con su inteligente uso de los colores, hasta la banda sonora-, y que toma como inspiración tanto los cómics de Batman, especialmente La broma asesina, de Alan Moore, como filmes de los setenta del tipo de Taxi Driver, El rey de la comedia, o Alguien voló sobre el nido del cuco. Precisamente el protagonista de algunas de estas cintas, Robert De Niro, aparece aquí de secundario en un papel relevante, estando presente en la que tal vez sea la mejor escena.
Joker no es perfecta, sin entrar en spoilers, el guion abusa de ciertos recursos, y quizá esté Zazie Beetz un poco desaprovechada. Pero se las arregla para que todo lo que suceda en pantalla tenga su peso, y que la violencia, cuando estalle, impacte en el espectador.
Porque detrás de la desquiciada sonrisa del Príncipe Payaso del Crimen late un corazón torturado, un alma melancólica, una figura trágica que abraza la locura como único camino hacia la felicidad. Porque la violencia es la única respuesta posible ante una sociedad que rechaza a los diferentes y les trata como basura. Si Jack Nicholson creó al Joker más divertido, y Heath Ledger reinterpretó al personaje convirtiéndolo en un terrorista sádico que sólo quería ver el mundo arder, Joaquin Phoenix aporta humanidad y patetismo a un individuo que sueña con alcanzar el éxito, que busca desesperadamente la aprobación de los demás. Hablamos de un pobre hombre que desea inundar de risas su alrededor. La composición del actor resulta tan magistral y extrema que por momentos uno juraría hallarse ante un auténtico enfermo mental recién salido del manicomio.
Batman es el superhéroe aristocrático que desciende a las alcantarillas de la ciudad de Gotham para combatir el crimen, el Joker nació como el símbolo elegido por los oprimidos para rebelarse contra las injusticias, uno persigue la ley y el orden, el otro anhela la anarquía y el caos.
Surge así una película extraña, donde el protagonista sucumbe a la oscuridad que le corroe, da rienda suelta a su yo oculto, se reencarna en el villano por excelencia, mientras la rabia se extiende por las calles como una enfermedad: los marginados, los humillados y ofendidos alzan la voz. Joker tiene la textura de una pesadilla, la tensión de una amenaza imparable, la intensidad de un cerebro desintegrándose y dando vida a un monstruo.
Ahora bien: que haya críticos profesionales que valoren el filme, no por su calidad, sino por la reacción que pueda suscitar entre cierta clase de gente, me parece un despropósito. Yo que aún creía que el cine era un arte y no una herramienta educativa. Todo apunta a que dentro de nada no se cortarán en decidir por nosotros las películas que hay que ver, los libros que leer, y lo que debemos pensar sobre cualquier tema. La cosa resulta todavía más grave cuando estos ataques de moralidad y paternalismo provienen de sujetos pertenecientes a un país, los Estados Unidos, donde prácticamente cualquier perturbado tiene acceso a armas de fuego. Es para que se lo hagan mirar.
Acudí al preestreno limitado del día 28 en San Sebastian. Creo que nunca he salido así de una sala de cine, jamás. Joker es posiblemente la película más representativa de esta década, y apostaría a que será recordada como tal, como ese colosal alegato sobre la sociedad moderna para cerrar la década, por como juega con los mecanismos morales, por ser una denuncia sobre los límites del humor y de lo políticamente correcto estos días, al mismo tiempo que es un canto humanista, por la falta de empatía en la sociedad moderna.
En cuanto al tipo de sensación que deja Joker, no me pasaba desde que vi La Naranja mecánica por primera vez (una sensación contrariada desde dentro). Este filme hoy en día es una rara avis que te retrotrae a épocas donde Hollywood era valiente sin tener que dar explicaciones políticas y donde se recurría a las vísceras, aquel cine que arrasaba todo tipo de expectativas, que era revolución y no llamaba a la puerta para entrar.
Creo que estamos ante el renacimiento del Hollywood de los 70s. Lo que no se sabe es si más directores y productoras tendrán lo que hace falta para seguir esta senda.
Todd hace un trabajo anómalo y Phoenix es el mayor trampolín para Joker, ya que este actor, para mi el mejor del mundo, siempre elevada las pelis en las que sale. Un actor enormemente intuitivo y visceral.
Joker es un hecho imparable, Joker ya no es cine de superhéroes, el universo DC está reducido a la mínima expresión, es una línea de la película que está bien ligada, trasciende el género para convertirse no solo en una brutal tragedia, si no en pura oscuridad, el viaje es hacía los rincones más oscuros de la psique humana. Me parece que supera al Caballero oscuro en cuanto a calado artístico pero sobretodo psicológico, pero bueno, son obras con diferentes objetivos y tampoco es justo comparar. La de Nolan era la síntesis perfecta de cine comercial y cine de autor, 50-50, Joker tira más al corte autoral. Es perturbadora de la misma manera que lo eran las pelis más audaces de Scorsese y Kubrick. DC ha hecho historia, Philips y Phoenix también. Joaquin hace su mejor papel tras The Master y le debería valer el Oscar que le robaron aquel año.
Visualmente hay poco que decir, es impecable, tanto la fotografía y escenarios, recordando a ese cine de los años 70, la paleta de colores es fascinante. El trabajo de cámara otro tanto junto a la banda sonora, en ese sentido hay alguna escena verdaderamente lírica como la del baño…
El renacer de aquel lejano Hollywood está aquí. Joker es una de las películas más perturbadores que se han hecho en la historia, por algo ganó el León de oro y aspira a mucho más que premios, aspira a quedarse mucho tiempo en la mente colectiva. Quizá no será la película que muchos esperaban, pero sin duda sí será la que necesitamos y merecemos hoy en día.
1) Decía Jonathan Swift que cuando aparece un verdadero genio en el mundo, un signo lo hace reconocible: todos los necios conspiran contra él. Y eso se aplica igualmente a cualquier obra (novela, película…) medianamente valiosa o interesante: los mediocres se arrojan en masa para intentar degradarla o ningunearla en nombre de la costumbre, la moral o vete a saber qué mierdas. Y es justo lo que ha pasado con esta película: víctima de una de las campañas más furiosas y absurdas de desprestigio de la historia. Fascista , marxista , nihilista … .Estos y muchos otros calificativos igual de ridículos y contradictorios se han vertido, o más bien vomitado, contra ella. Especialmente por parte de la progresía yanki (no confundir con la izquierda de verdad), por cierto, que ha querido ver en ella la encarnación de todos sus fantasmas reales o imaginados.
En efecto, su protagonista es hombre, blanco y heterosexual, y sin embargo un paria sumido en la pobreza y la marginalidad: Una aparente contradicción que se aleja demasiado de los pueriles dogmas del imaginario progre -empeñado en que la exclusión solo afecta a determinadas minorías-, para ser perdonada. ¿No será que más que dar alas a extremistas de derecha, como dicen algunos mentecatos, refleja su fracaso como supuesta izquierda a la hora de propiciar un verdadero cambio social?
Ellos sabrán, pero que dejen de escupir chorradas risibles e interpretaciones absurdas, porfa.
2) Gilipollez ya tópica: Joker promueve la violencia. No como John Wick, que solo mata a 200 personas, ¿verdad?
Seamos francos: Lo que asusta de esta película es que trata la historia de un perdedor tan desesperado que, finalmente, abraza la violencia como única vía de escape… Y, a pesar de ello, gran parte del público consigue empatizar con él en algún momento del metraje: una verdad incómoda que desnuda que algo en esta sociedad está completamente podrido.
3) No hay nadie tan mezquino y estúpido como el friki pata negra. Hablo de ese personajillo caricaturesco que, no es que lea cómics o vea pelis se superhéroes, sino que SOLO consume este tipo de productos. Hablamos un analfabeto funcional que en la práctica no tiene puta idea de cine, literatura o construcción de guion, y que pondrá a parir TODA película de superhéroes, independientemente de su calidad, si no se parece al cómic lo bastante.
Esto viene a cuento de miles de comentarios leídos en RRSS o a ciertos gurús que, en lugar de celebrar la calidad de este film, se están limitando a masturbarse, dejando todo empapado de perlas como Jódete Marvel o A ver cuantos Oscars gana Thanos. Pues bien, tengo una mala noticia para ti, amigo friki descerebrado: esta no cuenta como peli de superhéroes. En realidad, no es una película del género en ningún sentido: ni por forma, ni por construcción, ni por intenciones. Sí, la protagoniza un tal Joker y sale Bruce Wayne, pero son poco más que nombres prestados. Si hay algo que agradecer a Todd Phillips es que se limpiase el culo con el encargo de Warner de hacer una de superhéroes y fuera infinitamente más ambicioso.
4) Sin duda, tiene que ver con los puntos 1) y 2), pero en pocas películas se ha visto una diferencia tan radical entre la opinión del público y cierta crítica profesional.
Os contaré un secreto. Esta película incomoda. Es demasiado política sin siquiera pretenderlo. Hace un retrato del naufragio del sueño americano (en particular) y de la creciente descomposición de la sociedad occidental demasiado certero. Por tanto, ofende, enerva, molesta. Por ambos frentes: es un terrible retrato de la pérdida del norte de cierta izquierda infantiloide, más ocupada de denunciar el menspreading en el metro que de la suerte de su vecino desempleado y con una anciana a su cargo, pero también del fracaso completo del modelo de rapiña neoliberal que ha hecho que EEUU haya 50 millones de pobres y 70 millones de personas sin seguro médico. Por tanto, ya os lo adelanto: no esperéis que la misma Academia que se pajeó con una película tan mediocre como Black Panther solo porque era de negros haciendo cosas de negros (entiéndase el sarcasmo) vaya a dar ni agua a esta película. Quizás el Oscar a mejor actor a Joaquin, pero ni siquiera lo aseguraría.
¿Os he dicho ya que vayáis a verla?
La película es todo un recital interpretativo por parte de su protagonista principal, Joaquin Phoenix. No existe elección mejor. Hay que tener un punto raro para meterse en la piel de este personaje y Joaquin Phoenix lo tiene. Ese es el 80 por ciento de la cinta, su interpretación.
Sin embargo, haciendo un poco de abogado del diablo, comentaré lo que menos me gustó de este trabajo, que para resaltar las bondades lleno está el patio.
Desde mi punto de vista, la película funciona mucho mejor en su segunda mitad que en la primera. El ritmo de esta primera parte es demasiado lento. Para mostrar que la vida de Arthur Fleck era patética no hacía falta destinar la mitad del metraje, pues escena tras escena se incide en lo mismo.
Además del problema de ritmo en esa primera hora, está el problema de historia, de guion en definitiva. Poco encontramos en este trabajo de Todd Phillips que no haya sido visto antes ya en una pantalla: la única sorpresa que incluye la trama no es sorpresa, y la cinta se vuelve lineal y predecible hasta en el detalle. Demasiado simple para una historia que pedía a gritos complejidad y desconcierto.
Con lo cual tenemos que, una vez pasado ese estado de embriaguez en el que nos sume la actuación del señor Phoenix, vemos que más allá tampoco es que reste gran cosa. La cinta es muy lineal, avanza torpemente en su primera parte, no es tan oscura como requeriría el personaje y me atrevería a decir que hasta quedó un poco light como Joker, falta algo más de maldad en ese delirio hacia el caos.
Me encantó en ese primer visionado, pero, sinceramente, no creo que pase a formar parte de mis películas de cabecera: Taxi Driver sigue sola en el podio, porque Taxi Driver era mucho más que Robert De Niro. Era De Niro, pero también era Scorsese, Schrader, Cybill Shepherd, Jodie Foster, Harvey Keitel, Bernard Herrmann, New York… Había mucho más en lo que fijarse visionado tras visionado.
En caliente le habría puesto un ocho, hoy me levanté y ya tiene un siete. Porque se trata de calificar una cinta, no únicamente el trabajo de un actor.