Joe, el implacable
Sinopsis de la película
Joe es un indio navajo que quiere vengar el ataque a un poblado indio de una banda de matones dirigidos por Marvin Vee Duncan, apodado como el bastardo . Para empezar, y con la ayuda de unas coristas y un pianista, impide que los bandidos desvalijen un tren lleno de dinero.
Detalles de la película
- Titulo Original: Navajo Joe (Navajos Land)
- Año: 1966
- Duración: 93
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes descargarte una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te citamos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
5.8
45 valoraciones en total
Spaghetti western dirigido por el director de Django, desarrollando una trama de venganzas y rencores mil veces vista, acompañada por la pegadiza e inolvidable banda sonora del gran, Ennio Morricone, en una película donde destaca la presencia y el excesivo maquillaje que lleva el mítico, Burt Reynolds.
El indio Navajo Joe (Burt Reynolds) es testigo de una vil y cruel masacre en su indígena aldea. Una despiadada banda de forajidos liderada por el sanguinario Mervyn Vee Duncan (Aldo Sambrell) tiene por negocio matar a los indios para cortarles sus cabelleras para luego venderlas a un dólar cada una.
Ahora Navajo Joe procederá hacerle la vida imposible a Duncan y su banda, primero le secuestra un tren con medio millón de dólares que ya habían asaltado y mientras tanto va matando uno a uno a los miembros de la banda hasta enfrentarse con Duncan.
El film es un uno de mucha acción, de principio a fin, aunque con bastante violencia para la época, posee unos sólidos mensajes. Las importancia del dinero, en ocasiones sobre las mismas personas que lo anhelan e idolatran.
El tema del racismo es tratado desde la óptica de la brutal colonización del medio oeste norteamericano. En una escena Navajo Joe reclama que los verdaderos americanos son ellos y sus antepasados, que llevan desde siempre en esta tierra.
Originalmente el papel de Navajo Joe fue considerado para el actor Marlo Brando, pero no pudo ser por motivos de que el ganador del Oscar por On the Waterfront (1954) pedía demasiado dinero o bien porque no estaba interesado venir a España a rodar un spaghetti western .
El atractivo más grande que tiene el film, es la participación del lindín de Burt Reynolds, el ex-futbolista y poco conocido actor para aquella época. Su experiencia en el género del western se limitaba a tan solo como artista invitado de las series de television Gunsmoke (1955-1975) y Riverboat (1959-1961).
Cuando Reynolds acepto el papel para el film, pensó que el director lo sería el gran Sergio Leone (1929-1989), padre del spaghetti western , pero grande fue su desencanto al llegar a Europa, vio que era Sergio el director, pero no Leone.
Se comenta que Reynolds llego a menospreciar su actuación en el film, diciendo que era la peor película que había filmado, llego a decir que tuvo que soportar una peluca que le hacía parecer a Natalie Wood en The Searchers (1956).
Antes que nada, esta película se estrenó en España con el título de Joe, el implacable. Para continuar, digamos que Burt Reynolds la odia con saña por diferentes motivos, uno de los cuales es su peluco de indio, más ridículo que cualquiera de los que haya utilizado a lo largo de su carrera. Y aunque no se trata de la mejor cinta de Corbucci (aún no había pulido su estilo), se deja ver sin problemas y esta rodada con bastante dignidad, siempre siguiendo el esquema del otro Sergio, el más grande, el Leon(e). Incluso cuenta con banda sonora a cargo de Ennio Morricone y las miradas torvas del inevitable Aldo Sambrell. En conjunto, una diversión aceptable.
Correcta, sin más, y hasta entretenida gracias en parte a las fantasmadas del amigo Joe. Bueno, es típico en los spaghetti westerns y en algún otro subgénero parecido (subgénero Charles Bronson y Chuck Norris) ese derroche de hombría y valentía rozando con la temeridad. Lo cierto es que la película merece ese nombre gracias a la música y a la fotografía de algunos planos, porque lo que es el guión, es casi nulo. Es tan correcto y tan predecible, que no se le presta prácticamente atención a la historia a lo largo de toda la película. Todos sabemos hacia dónde va la intriga y lo que va a pasar, pero eso no nos impide disfrutar. Sobre todo del personaje de Joe, que tiene un punto salvaje, de venganza y rabia contenida, y que cada vez que aparece es acompañado por el soberbio tema del personaje de Morricone.
Al final deja cierto regusto intenso, sobre todo por el tema de los indios, de que haya habido justicia con ellos al final, y porque los personajes enfrentados, sin ser ningún alarde de originalidad, están bien representados y y cumplen con creces con su cometido.
Poco antes de crecerse y recoger de Leone el estandarte del eurowestern mas trascendente (por la vía revolucionaria) para realizar una serie de spaghettis sobrados tanto de ambición como de metraje, el sobrevalorado Corbucci se fogeó en el género con una serie de títulos menos inflados pero si cabe mas interesantes. Pienso sobre todo en la fangosa Django y sobre todo en la sorprendentemente clásica Los despiadados (un spaghetti western que no lo parece y lo mejor que he visto suyo hasta la fecha)
Este Navajo Joe (de entrada el título no anima, no…) es anterior a ellas y aún lejos de haberle quedado redonda, si que se beneficia del desparpajo y la falta de pretensiones que se echan en falta en obras posteriores como El gran silencio o Compañeros.
La película puede considerarse incluso una rara avis dentro del contexto del (sub)género al tratar el tema del genocidio indio (el protagonista busca vengarse de los cazadores de cabelleras que mataron a su mujer) y de la figura del mestizo, héroe y villano son las dos caras de la misma moneda al haber sido este último también criado por indios aunque en unas circunstancias bien distintas que le hacen odiar a muerte todo lo indio. En todo caso, este buen apunte de guión llega tarde y apenas le sirve a Corbucci para dejarlo caer y añadir un pequeño subidón al ineludible duelo final.
Hasta ese momento la película discurre entre set pieces pintorescas como aquella en la que la planificación nos oculta la identidad de uno de los personajes (intriga pronto desaprovechada), un par de simpre agradecidos asaltos a un tren o el mismo duelo final, además de inumerables planos de Nicoletta Machiavelli (mas agradecidos aún, si bien su personaje tampoco vaya a ningún sitio). Una pena que el descuidado guión pretenda hacernos comulgar con errores de perogrullo como que los villanos sean capaces de hacer que el héroe se entregue pero no de sonsacarle donde está el dinero, o de que después de la soberana paliza que (se entiende) le propina nuestro Algarrobo el protagonista se recupere a la primera de cambio para volver a la carga.
Mención aparte merece el inmenso A silhouette of doom de Morricone, merecidamente recuperado por Tarantino, que le sirve a Corbucci para rematar el duelo final y para abrir la película con una imponente persecución por las montañas en la que el director le saca el máximo partido a los parajes almerienses. Un tema tan rotundo, que hace que le perdonemos al maestro la ramplonería del tema principal…