Il Casanova di Federico Fellini
Sinopsis de la película
Giacomo Casanova, viejo bibliotecario del castillo del Dux, en Bohemia, recuerda su vida, repleta de historias de amor y de aventuras. Anciano, solo y desesperado, rememora los apasionantes viajes de su juventud por todas las capitales de Europa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il Casanova di Federico Fellini aka
- Año: 1976
- Duración: 148
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Opinión de la crítica
Película
6.7
46 valoraciones en total
Fellini reinterpreta al personaje veneciano del XVIII en términos irónicos y burlescos. Lo describe como una persona incapaz de sentir ternura y amor, condenada a la soledad, abandonada por las mujeres a las que admira (Anna María, Enriqueta, Isabela), porque no les procura satisfacción. Más que seducir, es seducido, manipulado y utilizado por las mujeres, que le tratan como un juguete u objeto sexual de uso, consumo y olvido. Les sirve para la pasión y el exceso ocasional, pero las aburre y cansa irremediablemente.
El patetismo del personaje se hace mayor cuando descubre el cinismo que inspira sus coquistas amorosas, al servicio de las que hace uso del halago, el engaño, la intimidación, la fuerza o la violencia, según mejor conviene. Es caprichoso, voluble, irascible, egoista, megalómano y desconsiderado. No cambia de pareja porque le guste la variedad, sino porque las mujeres con las que tiene trato le abandonan pronto y para siempre. Su vida de grandes viajes por Europa (Italia, Francia, España, Inglaterra, Alemania, etc.) es una huida sin fin de si mismo y, sobre todo, de sus reiterados fracasos sentimentales y sociales. Se hace pasar por escritor, filósofo, pensador y moralista.
Fellini plantea una compleja reflexión sobre la vanidad de la lujura, el vacío que acompaña a la lascivia y el sinsentido de la cópula carnal sin amor y sin moral. Al servicio de su objetivo, fuerza la definición del personaje y el contenido de sus aventuras/desventuras. Convierte el relato original, saturado de un fresco sentido amoral, en una discutible fábula moral, acorde con sus convicciones ideológicas.
El barroquismo visual se da acompañado de una ingente acumulación de temas tratados: voyerismo, masturbación solitaria, masturbación en público, homosexualidad, sadismo, masoquismo, sexo en grupo, exhibicionismo, lujuria, gula, culto fálico, frenesí sexual, etc. Combina ironía, sátira, burla y farsa en un conjunto que resulta sobrecargado, largo y retórico y que no está exento de incómodos anacronismos (número de las libélulas).
La música, de Nino Rota, es sobresaliente tanto en composición (lírica, enigmática y descriptiva), como en adecuación al desarrollo de la acción. Sobresale la canción inicial Venezia, Venaga, Venus y los temas La muñeca mecánica , El duque de Wurterberg , Desayuno en casa de la marquesa Durfé , La gran Mouna y otras.
El realizador se sirve de una estética y un estilo narrativo alejado del realismo (para él poco eficaz). Se apoya en la fantasía, el manierismo y en un delirante subjetivismo. Escrito y dirigido por Fellini, el film se rueda integramene en Cinecittà y se estrena el 7-XII-1976 (Italia).
Se publican ahora en España por primera vez las memorias completas sin censura de Giacomo Casanova, suceso tratado como un acontecimiento. Leo las reseñas elogiosas y todas coinciden en un punto: alabar no sólo al escritor sino también a la figura, en comparación con Don Juan. Si éste era un burlador que humillaba a las mujeres, aquél las conducía por las sendas del conocimiento sensual hasta donde su propia libertad sexual les permitía. Si el primero fue un conquistador, el segundo era un seductor. Ahora va a resultar que Casanova fue el primer feminista.
Por eso viene a cuento hablar de esta película (que tiene 6 críticas por las 38 de la versión de Lasse Hallstrom), tan alejada de las habituales visiones picarescas y galantes. Lo primero que hace Fellini es ajustar cuentas con el personaje, de una doble manera. Por un lado, lo presenta tal y como seguramente fue –hay que recordar que las referencias que tenemos son las que él mismo nos da en sus memorias y uno tiene natural tendencia a ponerse bien cuando repasa su vida- es decir, un arribista en un mundo que se desintegraba y al que no logra pertenecer en ningún momento a pesar de su indiscutible habilidad para la mímesis social, el halago cortesano y, por supuesto, la seducción sexual.
Por otro lado, hace que al personaje lo devoren por completo las imágenes. Si por algo se distingue esta película es por ser una sucesión de escenarios fantásticos por los que el protagonista resulta arrastrado como en un interminable sueño. El maravilloso inventor de formas plásticas que es Fellini lo convierte en una marioneta sin voluntad ni iniciativa, condenado a servir como soporte argumental de la continua alucinación de un creador que escenifica un baile de máscaras, a veces fascinante, a veces caótico, en el que un inadvertido Casanova es el único invitado cuya identidad es conocida por los demás.
Si Fellini recurre a lo grotesco es por temperamento, desde luego, también por antipatía moral. Su versión de Casanova es inmisericorde, de un patetismo que jamás concede redención, ni siquiera en el último momento, cuando termina el azaroso viaje, al final del cual sólo está la imagen de Venus atrapada bajo las aguas heladas, de una desoladora poesía, tanto como la melodía de Nino Rota, la más enigmática y hermosa que escuché nunca en una pantalla.
Onírico y circense retrato del seductor veneciano, no exento de desencanto y tristeza. Un hombre decadente que se pasea por decadentes sociedades europeas, haciendo de su vida un teatro mediante el simular ser explorador, matemático, etc. Un paseo vital por competiciones de fornicación, por mil y una amantes de toda condición social y existencial (véase la hilarante y enfermiza escena de la amante autómata), por carnavalescos festejos venecianos de idólatras de la luna cual si diosa fuera. Inclusive, un paseo por amores de verdad y no correspondidos de los que incluso el gran libertino no se libra. Amores que mancillarán su, en el fondo, blando corazón necesitado de cariño verdadero, además del ocasional y carnal del que hace tanta e incansable gala.
Toda una vida de seducciones, amoríos y -por ende- desengaños que se verá coronada por una vejez solitaria aun más decadente que la vida llevada en su juventud, indisoluble de su vigor sicalíptico. Una tercera edad de solitud, atormentada por el escarnio de quienes le reconocen como lo que fue y ya no es. Lastimero resto de lo que fue una vida disoluta y de éxtasis, un crepúsculo de deshonra y burla al que sólamente le quedan los desamores, los sueños de sus amatorias hazañas de épocas mozas.
Una gran interpretación de Donald Sutherland, en una tan divertida como visualmente espectacular película con alta graduación de amargura, en la que se nos enseña que nada es para siempre.
Una auténtica delicia de película, adaptación hiperimaginativa de la vida del seductor y erudito italiano Giacomo Casanova. Posiblemente considerable como comedia más o menos surrealista y/o fantástica, resulta del todo inclasificable tal es la genialidad derrochada por un Fellini en plena madurez vital y creativa, aunque inconscientemente creo que debe su raíz a Lola Montes de Ophüls.
Fellini fantasea y caricaturiza al viril seductor y con ello a la virilidad masculina por extensión, en una puesta en escena barroquísima y de una pasmosa originalidad e ingenio, creando un universo del todo intransferible por dónde desfilan una enorme creatividad decorativa y de personajes, en una orquestada plasmación cinematográfica, magistralmente elaborada en su complejidad en Cineccittá (auténtico paraíso y mastodóntica ventaja de Fellini sobre otros creadores para realizar su cine).
Casanova es en manos de Fellini un personaje teatral en el inmenso y fastuoso escenario del film, un pelele arrebatado por súbitas enajenaciones amorosas. A través de él crea Fellini un fascinante itinerario urbano por las más importantes ciudades europeas (desde Venecia a Berna, pasando por París, Roma, Londres, Oslo…) siendo cada ciudad practicamente un episodio inolvidable en sí mismo, en una hilazón cinematográfica suntuosa de enorme riqueza en la elipsis, con la sensible bufonería de su autor, con su vivísima galería de freaks , con su barroquismo desembozado, extraño y luminoso, con su atmósfera invariablemente circense. Pocas obras hay tan de autor como esta obra de arte, este Casanova de Fellini (ya quisiera Coppola lo mismo por su teóricamente parecida empresa sobre Drácula ):
Es una pena , que un personaje histórico tan interesante como Casanova no se le haya tratado con mas justicia y verosimilitúd en el cine en general. En el caso que nos ocupa es una ocasión desaprovechada por Fellini, que se limita a resumir sin una coherencia argumental clara la trayectoria del mitico seductor ( que con las pintas que tiene , no se a quien va a seducir la verdad ) . El señor Sutherland hace lo que puede, pero con un guión tan pobre y anarquico, la verdad poco puede hacer , la mayoría del film se limita a soltar discursos grandilocuentes y tontorrones , con unos secundarios vestidos con un vestuario imposible que hiere la vista de verlo. por otra parte las supuestas dotes amatorias de Casanova brillan por su ausencia, mas bien parece un gimnasta olímpico , que un refinado amante, lo dicho una ocasión desperdiciada de haber echo algo mejor, la mania de Fellini de dejar su sello de autor en esta película la estropea y encima es demasiado larga para lo que cuenta y como lo cuenta.