Hombre en el baño
Sinopsis de la película
Tras su ruptura con Emmanuel, Omar le pide que abandone su apartamento antes de que regrese de Nueva York, a donde va a promocionar una película. Omar viaja con la actriz principal (Chiara Mastroianni). Emmanuel, que lleva una vida muy promiscua, reflexiona sobre su relación con Omar y vuelve a sentirse atraído por él. Mientras, Omar conoce a un guapo canadiense que le ofrece alternativas distintas a la de Emmanuel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Homme au bain aka
- Año: 2010
- Duración: 72
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Opinión de la crítica
Película
4.5
43 valoraciones en total
He visto la película en principio por tratar el tema de la homosexualidad y también por Chiara, porque no conocía de nada a Christophe Honoré. Y tengo que decir que el sopor, el aburrimiento y el tedio se han apoderado de mí durante la corta (afortunadamente) duración de la película. No entiendo por qué actúan como actúan todos los personajes del film, no transmiten absolutamente nada, ni siquiera el exibicionismo del cuerpo del tal François Sagat me ha provocado nada (tal vez en algún porno en los que participa…). Cine experimental?? parece ser, pero del menos atractivo. Vamos que termina el peliculón y te quedas con una expresión bovina insondable. Un poquito más de esfuerzo sí es de agradecer al tratar temas sobre los que todavía no se ha dicho practicamente NADA interesante cinematográficamente hablando.
El director Christophe Honoré explota al máximo su condición de voyeur en Homme au bain, una película rara, no realizada para distribuirse en los circuitos habituales y aún menos para tener la fama y el impacto de sus anteriores obras. Se trata de un experimento inusual en el que Honoré viene a decirnos que lo que más le interesa es la sexualidad tras la cámara. François Sagat, muso del cine erótico gay, protagoniza una historia en la que se suceden escenas de desnudos, relaciones sexuales y escaso diálogo. Honoré empezó como novelista y parece que ha acabado rodando engendros sin libreto alguno. Homme au bain intenta ser poética y acaba siendo aquello que parece: una película casi pornográfica vestida (o desnuda) de cierto refinamiento para estetas excéntricos.
Destaca el citado Sagat: él, con ese físico tan extraño, es el objeto del deseo del resto de personajes y el sujeto al que Honoré filma con delectación, imaginamos que en estado de continua erección. Porque para eso sirve la película: para situar de tapadillo el cine porno en las estanterías del cine convencional (o habitual, o mejor). Aún así, en algunas escenas, sobre todo ese episodio neoyorkino con Chiara Mastroianni (tan fiel a su director fetiche que le ha acompañado en un proyecto que sabía a naufragio desde el principio), Honoré demuestra que incluso con una cámara casera y sin sonido puede crear escenas con cierta atmósfera.
Si sus tendencias, ya sean sexuales o cinéfilas, les hacen totalmente inmunes a los músculos de François Sagat, olviden esta película. De todas formas, seguro que Sagat tiene mejores películas para tardes calientes… Volviendo al título, al menos tenemos que agradecerle a Honoré que no se le ocurriese filmar a Sagat haciendo sus necesidades.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com
Hombre en el baño es simplemente la crónica de un desamor contada a través y con el foco puesto en los cuerpos. El director tan odiado como admirado Christophe Honoré se explaya en la piel de sus protagonistas y deja que esos cuerpos cuenten su historia, sin apenas guión y con cámara al hombro, lo más cercano al cine experimental puro y duro que ha hecho el realizador francés (sus más famosas obras son Ma Mére, Dans Paris o Las canciones de amor).
Habrá quien no soporte el supuesto exibicionismo de Hombre en el baño, y vea esta película como un simple ejercicio de onanismo hacia su estrella principal, el actor de cine porno François Sagat, vacío de contenido y de plúmbeo desarrollo, como si en realidad no hubiera una historia detrás de la estética de los cuerpos desnudos que puebla todo su -corto- metraje. Pero sí hay una historia, y bajo mi punto de vista, no sólo es un acierto metacinematográfico contratar a esta
estrella del porno de cuerpo hercúleo, si no que la tesis que expone Hombre en el baño no se podía contar de otra manera.
Emmanuel y Omar sufren una crisis de pareja. El segundo, actor, viaja a Nueva York y el primero se queda en el periférico barrio residencial francés en el que viven. Y de forma paralela y fragmentada, vemos las dos formas de estos hombres de lidiar con el desamor: Emmanuel (François Sagat) se entrega a rutinarias sesiones de sexo con distintas personas, momentos que nunca llegan a una verdadera intimidad, que se quedan en la superficie de sus trabajados músculos. Por su parte, Omar, en Nueva York, se construye un grupo de amigos y un amante, en cuya desnudez sí se ve todo, lo más profundo y lo menos.
Sin autodestrucción ni juicios morales, Honoré muestra los cuerpos y la forma de lidiar con ellos sin tapujos, enseñando el sexo y el desnudo tal cual es, y dejando que, sobre todo su estrella principal, se entregue a un trabajo intimista y contemplativo, basado en el interior de los cuerpos expuestos. Hay cantidad de imágenes poderosas, de imaginativas secuencias cercanas a lo performático que cuentan más que muchas páginas de guión.
Es esta una película sencilla y sensible, que capta bien lo efímero y superficial de la belleza, el artificio del sexo cuando se está roto, las capas emocionales tras las que se esconden sus protagonistas. Una película insólita, provocadora pero sincera, que en sus silencios y en sus decisiones estéticas encuentra verdades no comprensibles para todos.
Después de terminar de ver esta película, quede con una extraña sensación, no había podido definir si me gustaba o no. Tardé un día entero en poder inclinar la balanza hacia un lado y escribir estas líneas, y finalmente en mi mente ha ganado la primera opción, algo así como si en mi perfil del Facebook colocara Me gusta. Y debo aclarar que esta decisión no se debió a las escenas de sexo explicito que tiene.
Ahora, me parece honesto de mi parte aclarar los motivos que me han llevado a esta decisión. No fueron los actores principales los que hicieron meritos, en especial François Sagat, (a quien veo de manera extraña incursionando en películas donde lleve ropa encima, aunque poca), y aunque estos no salieron mal librados de sus actuaciones ya que le imprimieron a sus personajes indecisión, confusión, placer y amor, características que resaltan en los escasos diálogos que tiene la película, si fue la manera de mostrar las vivencias cotidianas de dos personas que están aportas del desamor, y del sexo, no como expresión de ese sentimiento que los unió, si no como manifestación latente de la culminación de su relación la que me cautivó.
Por todo lo anterior, por su manejo de cámaras, por su música y por ser una muestra más de lo fascinante que es el cine francés, los invito a que disfruten esta película.
Ah, otra cosa muy importante, antes de verla, asegúrate de dejar tu homofobia lejos de la pantalla porque de lo contrario te llevarás una GRAN SOPRESA!
Si ya estás harto de películas porno gay puedes dedicarle un tiempo a esto que siguiendo los esquemas del porno se distancia mediante un algo parecido a un guión. Como en el porno, aquí no hay unidad de tiempo ni de espacio y la acción va por donde le viene bien al director en cada momento, por lo que el espectador no sabe ni cuando ni donde está, ni lo que ocurre. Eso si, hay una buena dosis de desnudos, poses y sexo del que llaman explícito, uno encima de otro y pare usted de contar, pero sin ninguna transmisión de sentimientos. Cámara en mano la mayor parte del tiempo, con algunos desenfoques controlados y una interpretación decididamente amateur se consigue una película que pretenderá pasar por algo diferente, más moderna, y así circular por los tantos festivales del mundo donde se admiten películas que tengan su mayo valor en el sinsentido para que los críticos se dividan en sus opiniones que siempre puede dar que hablar. ¿Las subvenciones las obtuvo antes de que se rodara o después? Porque si es antes yo propongo que me den dinero para salir a la calle con mi cámara y a divertirme con los amiguetes. Mala pero mala.