Historia de la frivolidad (TV)
Sinopsis de la película
La película narra, en forma de sketches humorísticos, la historia del erotismo y los esfuerzos denodados para ocultar los encantos del cuerpo humano, desde Adán y Eva hasta el siglo XX, con la narración de La Conferenciante (interpretada por Irene Gutiérrez Caba) como hilo conductor. Se muestra así que fueron las integrantes de la Liga Femenina contra la Frivolidad -personajes precursores de los futuros tacañones del concurso Un, dos, tres- las que incorporaron la hoja de parra al desnudo atuendo del primer hombre y la primera mujer. Se presencia el primer strip-tease, el de Salomé, viciosa costumbre que continuó en la Edad Media. Según avanza la historia, se puede contemplar el descubrimiento de las Indias desde una nueva persepctiva o los problemas causados por la prohibición de Isabel I de Inglaterra de que las mujeres pisaran los escenarios, con una Julieta interpretada por José Luis Coll (con Jaime Blanch como Romeo). La evolución posterior no fue mucho más favorable, a juicio de las puritanas, con la belle-epoque y la llegada del cine. La esperanza queda en manos de un futuro donde la carne sea sustituida por la hojalata de los robots.
Detalles de la película
- Titulo Original: Historia de la frivolidad (TV)
- Año: 1967
- Duración: 43
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Opinión de la crítica
6.6
93 valoraciones en total
Historieta muy celebrada en su momento por su significado social que a día de hoy mantiene el valor testimonial de las obras que abrieron camino.
Desde el punto de vista argumental la película resulta curiosa aunque anecdótica pero siempre mantiene un dinamismo que la conduce hacia lo ameno y entretenido.
Rodada con muy poco presupuesto, casi todo resulta austero y los decorados se simplifican al máximo pero cumplen su papel de forma magnífica. A ello contribuye de forma notable la extraordinaria expresividad de los dibujos de Mingote.
Agradable de ver como recuerdo histórico.
Historia de la frivolidad es un producto de esos que te sorprenden por lo avanzados que son pese a tener cerca de medio siglo de vida. Si hubiese sido realizado en tiempos más recientes, no desentonaría aunque tendría menos mérito por haber más libertad. Con una acertada Irene Gutiérrez Caba al frente, Ibáñez Serrador pone a pasear a la cuadrilla de las puritanas (una clara crítica a la censura franquista, sobre todo cuando dejan la guerra contra las obscenidades a un lado y empiezan a ocultar otras cosas) por todas las épocas de la historia, desde que Eva y Adán se comieron la manzana, luchando contra todo lo subido de tono y aplastando a todos los que osasen resistirse de las más variadas e hilarantes formas posibles.
En cierto modo, me gustaría ver la cara que pondrían los personajes de Caba y compañía en la época del destape y ahora, cuando los roles de de poseso de la lujuria (hombre) y objeto de deseo (mujer) se ha democratizado a ambos sexos. Sería divertido ver cómo se las ingeniaban para atacar a los chicos y chicas de El Barco , a la carnaza de Hombres, mujeres, viceversa , a los de Gran Hermano , etc.
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Más críticas en:
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Una pieza poco conocida de la televisión española. No digáis que todo lo que se ha hecho en la televisión en España es malo hasta ver esta pieza para TV, disponible en la web de TVE (gracias por el enlace).
Fue rodada en el año 1967 por un grande de la televisión como Narciso Ibáñez Serrador (más conocido por el Un, dos, tres… ), con Jaime de Armiñán (el pionero de Gran Parada ) poniendo los guiones. El marco fueron los viejos estudios de TVE en Prado del Rey (se nota el sabor del cartón-piedra). El humilde trayecto de esta serie, que pasó casi completamente desapercibida en España, fue un auténtico periplo. Los creadores, si bien contaron con el apoyo del afán aperturista del por aquel entonces director de TVE, Adolfo Suárez, tuvieron que enfrentarse a la férrea censura franquista. Y lo solucionaron con una enorme dosis de ironía. Se estrenó un día laborable después de la carta de ajuste para poder ser presentada al Festival de televisión de Montecarlo, donde se alzó con un galardón.
El programa derrocha ironía por los cuatro costados. Una puritana Irene Gutiérrez Caba (que interpretó este mismo personaje en el Un, dos, tres… ) persigue, acompañada de una liga de mujeres vestidas de negro, la lujuria a lo largo de la historia de la humanidad: desde el pecado original hasta el mundo del espectáculo. Su sueño: convertir la carne del pecado en la hojalata de los robots.
Viendo esta maravilla de la televisión, tan poco conocida, no puedo más que reírme ante las hilarantes situaciones que se desarrollan. Y además, no puedo borrar de mi cara una sonrisa amarga por el trasfondo de la evidente crítica a la censura durante el régimen de Franco. Los participantes fueron unos auténticos valientes que se jugaron el pellejo por el arte y la denuncia. Bien sabían ellos que sus días podían haber acabado frente a cualquier paredón.
CHAPEAU por estos valientes.
En el año 1967 era impensable un episodio como este que creó el gran Narciso Ibáñez Serrador con guión del propio Ibáñez junto a Jaime de Armiñán, nada menos. Se relatan en estos 43 minutos de filmación en forma de sketches humorísticos, una especie de historia del erotismo. Y a la vez, los esfuerzos ímprobos que desde Adán y Eva hasta nuestros días se habían hecho para ocultar las partes más íntimas del cuerpo humano. La narración de esta exposición corrió a cargo de la magistral Irene Gutiérrez Caba, la cual servía como guía de la trama.
Un elenco de lujo con la Gutiérrez Caba, Rafaela Aparicio, José Luís Coll, Lola Gaos, Agustín González o Fernando Rey entre otros, hacían al valor de este sorpresivo producto televisivo que supuso un antes y un después en la censura nacional. Las puritanas (que representan la represión franquista) constituyeron un sarcasmo cara a la sociedad que no entendió cómo la mismísima TVE proyectó este episodio con tintes lujuriosos de medio pelo.
Rodada con un presupuesto muy escaso, esta historia fue celebrada por el sector más aperturista del espectro social, como exponente de apertura y de de tolerancia con los temas sexuales.
Como otras veces con Ibáñez, Mingote aportó la expresividad de sus dibujos, en unos decorados muy austeros. No podemos olvidar la música del maestro Augusto Algueró. Los personajes, por cierto, fueron el anticipo de los que luego conformaron el celebérrimo concurso de TV Un, dos, tres.
Corto dinámico, entretenido, con el humor del momento, cuyo visionado resulta agradable a la par que tiene el valor de documento histórico de lo que fue nuestra España en aquellos años sesenta de dictadura.
68/01(01/03/21) Ameno y en muchos momentos muy divertido mediometraje producido para la Televisión Española, abordando con mordacidad la sexualidad a lo largo de la historia y como siempre ha habido gente que les ha molestado esto, y ha querido censurar y castigar este ‘libertinaje’. Dirige Narciso Ibáñez Serrador con guion propio junto a Jaime de Armiñán, con alegre música de Augusto Algueró, con ilustraciones y decorados dibujados por el gran Antonio Mingote, y todo esto encabezado por una notable Irene Gutiérrez Caba como la demiurga censora mayor (Liga Femenina contra la Frivolidad, claramente personajes precursores de las futuras Tacañonas del concurso ‘Un, dos, tres’). Desarrollando durante el metraje una sucesión de sketches en modo cronológico por la Historia de la Humanidad desde el enfoque sexual. Este ha sido uno de los programas producidos de Televisión Española más emblemáticos y premiados de su historia, ganando la Ninfa de Oro del Festival de Montecarlo, la Rosa de Oro y el primer Premio de la Prensa del Festival de Montreux, y la Targa d´Argento del festival de Milán. Los creadores contaron con el apoyo del afán aperturista del por aquel entonces director de TVE, Adolfo Suárez, tuvieron enfrentarse a la férrea censura franquista. Y lo solucionaron con una enorme dosis de ironía. Se estrenó un día laborable después de la carta de ajuste para poder ser presentada al Festival de televisión de Montecarlo, donde se alzó con un galardón. Tiene como otros de sus solaces alicientes la participación de varios grandes intérpretes legendarios españoles como Rafaela Aparicio (Ayudante de la censora mayor), Lola Gaos (otra de las ayudantes), Teresa Gimpera (como Eva), Narciso Ibáñez Menta (Bárbaro en una bacanal romana), Tomás Zori (Pintor), Agustín González (William Shakespeare), Fernando Rey (Caballero que habla con William Shakespeare), Álvaro De Luna (Otelo), o Emilio Gutiérrez Caba (Caballero en el Palacio de Versalles).
Es un metraje audaz por estar rodado en plena censura franquista que a la vez quería mostrar al mundo cierto aperturismo, chocando la visión retrógrada que se retrata en cierto modo del conservadurismo de antaño en España, con las ansias de exhibir una nación moderna, capaz de reírse de la censura, y por ello loable, con ese cínico himno de la Liga Femenina contra la Frivolidad con estribillo, ‘Somos puritanas […]. Usamos tijeras, usamos tinteros […]. Cortamos, rompemos, echamos borrones, […] bajamos las faldas, subimos escotes’. Abarcando desde los bíblicos Adan y Eva y su pecado original (tapado con la rama de vid), donde deben conocer la vergüenza, hasta el presente y más allá en su jocoso epílogo con Robots. Pasando por la era prehistórica, el striptease de Salomé, el Imperio Romano y su decadencia con los bárbaros, los vikingos, la Edad Media (y un genial striptease de Irán Eory encadenado a una hoguera), el Renacimiento, el Descubrimiento de América (perdón, de las Indias por Tomás Zorí y Codeso), William Shakespeare (enmarcado esto en genial gag de como la Reina Isabel I de Inglaterra prohibía a las mujeres actuar en teatro, con lo que los roles femeninos los hacían hombres, como Julieta encarnada por José Luis Coll), la Edad de Oro de Versalles, la revolución Francesa, la Belle Époque, El Gran Berta, el Nacimiento del Cine.
Todo ello narrado con mucha mordacidad en sus sketches, con gran sentido de la continuidad orgánica, con mucha picardía, provocando más de una sonrisa cómplice. Hasta desembocar en el epílogo con vistas al futura donde el sueño de nuestras censoras de que los humanos de vengamos en robots asexualizados tiene un final cínicamente perverso son ese toquecito (!!!).
La idea de filmar este programa especial de televisión surgió de la mente del entonces Director General de RTVE Jesus Aparicio-Bernal. La intención era mostrar al exterior la imagen de una España moderna y tolerante mejorase la paupérrima impresión que del régimen franquista tenían en aquel momento las democracias occidentales. Encargo encomendado a un ya por entonces prestigioso Narciso Ibáñez Serrador quien, junto a Jaime de Armiñán, alumbró lo que en principio debió llamarse Historia de la censura: programa irónico que, con un sutil sentido del humor, ponía en evidencia uno de las mayores vicios del Franquismo. Sin embargo el espacio topó precisamente con el objeto de su burla: en primer lugar hubo de modificarse el título, quedó suavizado como Historia de la frivolidad y su contenido tampoco contó con la aquiescencia de Don Francisco Gil Muñoz, censor oficial de Televisión Española, quien amenazó con dimitir si el espacio se emitía.
Me queda un grácil y fresco metraje. Fuerza y honor!!!