Hijos de papá
Sinopsis de la película
Fabián de Luna es un joven de familia conservadora y profundo apego a la España oficial que mediados de la década de los 40 está a punto de comprometerse con una vicetiple, hasta que la decidida intervención de sus padres acaba con la relación. Tres décadas después, convertido en un padre de familia, sigue apegado a la figura de Franco y observa cómo los jóvenes empiezan a tener experiencias con las drogas y a descreer de sus ideales reaccionarios. .
Detalles de la película
- Titulo Original: Hijos de papá
- Año: 1980
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
3.9
72 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adrián Ortega
- Agustín González
- Alejandra Grepi
- Alejandro de Enciso
- Alfonso del Real
- Ana Obregón
- Antonio Casas
- Antonio Garisa
- Antonio Vico
- Blanca Estrada
- Carmen Lozano
- Emilio Rodríguez
- Fernando Sancho
- Fernando Vizcaíno Casas
- Florinda Chico
- Irene Gutiérrez Caba
- José Bódalo
- José Nieto
- Lola Lemos
- Mabel Escaño
- María Casal
- María Luisa Ponte
- Rafael Hernández
- Ramón Lillo
- Ricardo Palacios
- Yolanda Farr
Es evidente que no es la película del siglo, pero con todo, no está tan mal. Es una película muy interesante desde el punto de vista sociológico que muestra las diferentes frustracciones de las generaciones afectadas por aquellos años terribles de la dictadura vívida en España. Obviamente con el tiempo puede parecer exagerada, pero hay algo en ella que seguramente a muchos les recordará a zonas comunes. Hay diálogos y alguna reflexión muy interesante, y lejos de lo que pueda parecer por su puntuación, los actores (Bodalo y Agustín Gonzales, como no) no están muy llenos de clichés, muestran a un tipo de personas que realmente creo, fueron así. Se ha dicho a veces que es una película condescendiente con el franquismo , a mí no me lo parece, creo que las frustacciones de los personajes ya maduros (sobre todo en la segunda parte del film) destilan una dura crítica a precisamente esos años de juventud/vida perdidos y el absurdo famoso inmovilismo político de algunos.
Es una peli curiosa, sin más, pero no creo que sea tópica o mala. Tampoco diría que es una comedia aunque lo pueda parecer.
Estamos ante una de las mejores colaboraciones entre el escritor Vizcaíno Casas y el director Rafael Gil, y quizá de las más personales, Hijos de papá . La tercera colaboración del director y el escritor.
La película se divide en dos partes: la primera en blanco y negro cuenta las andanzas de un grupo de jóvenes españoles en la segunda mitad de los años cuarenta, las estrecheces económicas, la devoción religiosa, el cabaré, el cine americano, el recato de las mujeres, la picardía de los chicos, los sacerdotes rígidos, Manolete… y la manifestación multitudinaria en la plaza de Oriente de 1946 en apoyo a Franco y en rechazo al aislamiento internacional de España.
Y la segunda mitad se desarrolla en 1978, cuando los jóvenes de 1946 son ya padres que han cumplido la cincuentena y se enfrentan a un mundo desconcertante, sobre todo por sus hijos, que hacen una vida muy diferente a la que ellos tuvieron. El desencanto, la falta de valores, la nostalgia por un pasado irrecuperable, las aventuras más graves de los jóvenes con las drogas y el sexo. La película lanza una pregunta: ¿Qué ha ocurrido con el relevo generacional? Los padres esforzados y sacrificados se dan cuenta que han tenido solo hijos de papá incapaces del menor sacrificio.
Aunque no todos serán así. Por fortuna, los padres tendrán ocasión de descubrir también sus propios fallos, sus errores, así como las virtudes que algunos de los jóvenes contemporáneos atesoran.
El segmento en blanco y negro (que incluye una escena de El clavo) tiene una fuerte carga de nostalgia y de reivindicación generacional, aunque esté envuelto en el humor característico de Vizcaíno Casas. La segunda parte en color, que se inicia con los protagonistas veraneando aburridos en Benicasim, posee el tono satírico y a ratos grotesco de los dos títulos anteriores.
Algunos aspectos de la juventud están descritos con mordacidad, sobre todo su incomprensible vacío existencial, tal vez fruto de una adolescencia demasiado cómoda. Pero el tiempo no pude detenerse, de ahí el contraste devastador entre la reunión en el casino del grupo de ancianos (magnifico Antonio Garisa), haciendo exactamente lo mismo que treinta años antes, y el ritmo vertiginoso de la vida actual, simbolizado en las fiestas de la discoteca y la canción que interpreta el grupo Charol.
Entre las diferencias generacionales se trasluce el simbólico mensaje: el respeto al pasado es imprescindible para encarar el futuro, sobre todo porque el presente de hoy se convertirá mañana en pasado y así sucesivamente.
Destacar al conjunto de portentosos actores que conforman el reparto, con el incomparable José Bódalo a la cabeza, bien secundado por Irene Gutiérrez Cava, Antonio Garisa, Florinda Chico, Fernando Sancho, Agustín González (encarnando a un chaquetero político muy propios de la época que pasa del partido Falange al partido Socialista), Alfonso del Real, Antonio Casas, Rafael Hernández… y una joven debutante Ana Obregón.
La película fue un enorme éxito que contradecía con el silencio de la critica . Quizá lo más que se le achacaron algunos fue la película pinta unos años cuarenta en exceso pulcros, en tanto que la nota esperpéntica a veces se vaya de la mano en la última fase de la historia. Pero aún así, no le falta sinceridad, convicción, y por supuesto, buen oficio cinematográfico del gran Rafael Gil.
La película se divide en dos partes claramente diferenciadas. Por un lado, retrata en clave de comedia la generación de los padres (en 1946) influida por la sociedad de una España franquista conservadora y ultracatólica, censuradora, autoritaria… Por otro lado, la generación de los hijos (en 1978) marcada por la transición hacia el régimen democrático, una sociedad más libre y y desenfrenada para los jóvenes.
No obstante, la comedia de Rafael Gil emama un tufillo afín al régimen, enmascarado por la crítica social, no es de extrañar teniendo en cuenta que este director fue uno de los más prolíficos y condecorados del régimen (con perdón de Sáenz de Heredia) y su película adapta una novela escrita por un periodista y escritor también apreciado por el régimen (Vizcaíno Casas).
Lo que ocurre es que en la sociedad del 1946, la imagen que se pretende dar es más entrañable, más correcta que la de 1978, insinuando que la disciplina franquista es clave para la educación, y que la libertad y los cambios en la sociedad democrática han vuelto a los padres más permisivos y a los hijos irrespetuosos, holgazanes y delincuentes incluso. La sensación que desprenden los personajes es de nostálgico recuerdo del Régimen ante la situación del momento que viven, en contraposición con la España de 1979, que da una imagen de depravación, delincuencia, decadencia y drogadicción frente a la estabilidad, orden y corrección de años anteriores. También se dedica un personaje para criticar a los nuevos demócratas , falangistas de toda la vida, que acaban siendo bastante oportunistas y sin ideales para encajar en el nuevo orden político.
A destacar una escena que es panfleto franquista: la de la manifestación del 20-n en la Plaza de Oriente, haciendo pensar que las nuevas generaciones no se dejarán llevar por la influencia de las modernas democracias occidentales y que todavía queda la esperanza de un mañana mejor, libre de influencias comunistas y bajo una esperanzadora continuidad del Régimen nacional católico (horrible Ana Obregón haciendo de hija de papá falangista).
Ignorando la carga ideológica, lo mejor del film es el costumbrismo que destila (en la primera parte) tan intresantemente planteado, tan familiar y cotidiano, realista y entrañable incluso, tan typical spanish que traslada directamente a esa etapa: la plaza de toros de Las Ventas abarrotada para ver a Manolete, las concentraciones en la Plaza de Oriente, los galanteos de los jóvenes, las madres santurronas, los serenos tocapelotas vigilando los parques y las vecinas cotillas…
Por último, decir que algunas interpretaciones dejan mucho que desear…