Guillaume y los chicos, ¡a la mesa!
Sinopsis de la película
Película biográfica con toques de comedia sobre el cineasta y artista Guillaume Gallienne. Se centra sobre todo en la estrecha relación que tenía con su madre. Un recorrido por las emociones, los recuerdos y la familia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les garçons et Guillaume, à table!
- Año: 2013
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
6.3
59 valoraciones en total
No entiendo realmente de donde viene todo el clamor que hay hacia esta película.
Reconozco que no soy una entendida y que hasta hace dos días desconocía la persona de Guillaume Gallienne.
También reconozco que tiene una interpretación de si mismo, su madre y Sisi emperatriz que sobrepasa el aprobado para llegar a un notable.
Hasta ahí, bien.
Después viene la historia: Un adolescente rico que no sabe en que dedicar su tiempo. Y una excusa final a todo lo sucedido.
Quizás es que no he sabido empaparme en el tono de la película, quizás es por mi desconocimiento hacia la vida de esta persona. Pero para mi toda la cinta ha girado en torno a una persona que se creía gay, pero que al final no lo era. Y que todo había sido culpa de su madre. Por que a ella le venía bien tener un hijo homosexual.
Como si fuera un suspiro de alivio, los 10 últimos minutos de la película, nos muestra a un chico que de la noche a la mañana deja de ser homosexual. Como si eso fuera y viniera. Como si la sociedad inculcara lo que somos y dejamos de ser. Como si la gente homosexual lo es por que no ha encontrado a la mujer indicada.
Uf menos mal, todo tiene cura.
En la soledad del escenario, con el foco como único compañero de espacio y la verdad como alma desnuda ante el público escrutador. Así se concibe y se percibe el trabajo admirable y valiente de Guillaume Galliene, actor criado en la Comédie-Française, en esta adaptación para el séptimo arte del libreto que le dio la fama por los teatros de Francia. Un ejercicio de ácida autobiografía que se mueve cómodamente entre la comedia y el drama, esbozando con mano maestra una narración plagada de momentos hilarantes que, sin embargo, evoca regustos amargos con las reflexiones posteriores de una película más compleja de lo que a priori pudiera parecer.
Considero necesario pues, comentar en este momento de mi crítica la escena con la que se abre la película, pues la considero vital para la perfecta asimilación una cinta capaz de desarmar por su sinceridad a todo aquel que baile al ritmo que impone Guillaume en su relato. Ver al protagonista borrar de su rostro cualquier rastro de una espesa capa de maquillaje es un acto sencillo y en apariencia trivial que se termina convirtiendo en una declaración de principios desnuda de artificios que presenta la honestidad de un personaje que se dispone a hablarnos desde la inmediatez del cara a cara. Sin máscaras. Sin disfraces. A partir de ese momento, asistimos a una sesión de psicoanálisis donde Galliene nos hace participe de sus fantasías edípicas más radicales, sus traumas más desgarradores, sus temores más descarnados, su sinceridad más absoluta y sus sentimientos más profundos. Desgranando su drama personal en episodios que danzan al compás de su tragicómica y por momentos surrealista historia, Guillaume narra sin complejos ni tapujos una historia de complejos y tapujos, que esconde entre sus líneas una hermosa oda a la mujer como maravilla de la creación y elemento estabilizador del universo.
Todo ello, empleando un lenguaje que no esconde su marcado carácter teatral, incorporando mecanismos y formas salidas de las tablas, y que gracias a la pericia de su director, se incorporan a la perfección a la gran pantalla, mostrándonos en acción a una bestia de la interpretación en estado puro. Con un dominio abrumador del lenguaje narrativo y un sentido del humor y de la autoparodia sublimes, Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! se presenta como un regalo para el espectador más exquisito, ávido de narraciones valientes, desnudad y cálidas por la cercanía de su tono y la magia de su encanto.
Como comedia esta película funciona muy bien: abraza sus aclamados orígenes teatrales y nos ofrece un minucioso recuento sobre los tópicos y tribulaciones más comunes, trillados y predecibles del mundo audiovisual actual sobre la identidad sexual de un adolescente (donde creemos que lo sabemos todo y que una imagen vale más que mil palabras y que sabemos más que cualquier sesudo contertulio con solo echar una fugaz mirada sobre los acontecimientos), pero sometiéndolos a una exposición llena de ternura, sinceridad, matizada hondura, utilizando lo previsible como mera forma para forjar y alentar el humor, pero desvelando al mismo tiempo una amargura y un calvario íntimo que abre las carnes a poco atento que uno esté al devenir de los hechos.
Porque esta cinta no es sólo una comedia. Lo cómico – lo paródico (como las sevillanas que baila con delectación el protagonista en lo más ‘feo’ de España, como el ambiente de internado británico tan atento a la camaradería como al desinterés) – está siempre enfocado y resuelto con mimo y afecto, nunca como arma arrojadiza o con desprecio, sino siempre desde el respeto y cariño que nos brinda toda la diversidad humana, sea cual sea su manifestación. El caso es lanzarse de cabeza a saborear la vida en su variedad y complejidad, aunque por el camino nos acechen las lágrimas o nos quiebren los sobresaltos y decepciones. Pero vivir la vida es vivirla plenamente, desde la experiencia, desde la admiración, desde una mirada esponjosa y llena de ardor.
En fin, la película realmente trata sobre la dificultad de labrarse un camino propio, personal e irreductible, sorteando los tópicos, soslayando las adversidades, eludiendo las mañosas y dolosas etiquetas que los demás están prestos a arrojarnos a la cara como afrenta, como desprecio, como insulto, como agravio, como forma de no pararse a escuchar y ver la vida en su diversa complejidad e imprevisible contradicción. Los lugares comunes suelen ser la mejor trampa para no ver la pluralidad y quedarnos con lo conocido, impidiéndonos bucear en la rica textura de la diversidad humana. Y esto es el canto y loa de esta película, sincera confesión a corazón abierto que muestra sin ambages ni disimulos lo difícil que resulta buscar el propio camino entre tanto listillo que nos rodea.
No hay mejor ciego que el que no quiere ver. Y nos lo podemos aplicar todos, tanto cuando miramos alrededor como cuando nos miramos a nosotros mismo. Y esta honesta e irreprochable cinta nos recuerda que somos falibles e imperfectos y estamos llenos de sorpresas y recursos, capaces de renacer y recomponernos ante cualquier adversidad y ante cualquier mirada, por tóxica o indiferente que sea. Busquen más allá de lo obvio y encontrarán un tesoro… y no sólo me refiero a esta cinta.
Algunos puntos de humor un tanto mordaz pero no mucho más. La comedia resulta atractiva pero el tiempo es excesivo porque en realidad es un largo monólogo. El formato combina el teatro con la película. En el formato teatro es también el protagonista Guillaume Gallienne el único artista que aparece.
Aunque hay que reconocer su osadía al crear este formato inusual y con puntos cómicos indudables, la película se hace larga y repetitiva.
Por otro lado, el esquema de contenidos basado en buscar lugares diversos para ambientar la problemática de Guillaume no es muy atractiva. Lo hace buscando los tópicos de España, Inglaterra, Alemania, inmigración magrebí, ambiente gay intentando resaltar lo cómico de las diferencias identitarias pero tal vez estereotipado en exceso.
Sorprende el éxito que ha tenido en los premio César.
El filme viene precedido por arrasar en los últimos Premios Cesar, situándose a caballo entre la comedia mordaz y disparatada, y el drama personal de un cómico en continua crisis de personalidad. Como si de una gran V se tratara, el guión resbala entre los clichés de la homosexualidad y la intolerancia de una familia burguesa acomodada, compuesta por un padre anclado en valores decimonónicos y unos hermanos radicalmente opuestos tanto física, como emocionalmente.
A pesar de estos deslices, lo cierto es que en ambos géneros Gallienne consigue salir airoso y en algunas escenas logra brindar gags hilarantes que provocan sonoras carcajadas. En este sentido, el papel del lenguaje es vital para conocer la idiosincrasia de cada uno de los países que el cómico recorre con el fin de labrarse una personalidad propia. De ahí que su visualización en versión original resulte prácticamente imprescindible -sobre todo en su disparatado viaje a España-.
Eso sí, sin apenas resuello por las risas provocadas, el director, guionista y actor golpea en la siguiente secuencia con momentos dramáticos que el cine francés suele plasmar de forma excepcional. Ahí radica la esencia de esta película biográfica. El juego entre la comedia y el drama. Elementos que se solapan a lo largo de la vida y que, con sumo acierto, Gallienne consigue trasladar a la gran pantalla.
Todos estos elementos, altibajos mediante, confluyen en un resultado final más que aceptable. Una película que a través de la risa traslada de fondo problemas y temores de un cómico acomplejado, inadaptado, que gracias a maravillosos viajes a lo largo y ancho del viejo continente aprenderá a enfrentarse a los obstáculos y barreras que se le presentan en su cotidianidad. Una lección terapéutica a la francesa.
Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/