Granujas de medio pelo
Sinopsis de la película
Tras salir de la cárcel, Ray Winkler se gana la vida como lavaplatos. Harto de este trabajo, se le ocurre una brillante idea: abrir una tienda de galletas, contigua a un banco, con la ayuda de su mujer y un par de rateros de poca monta. Mientras su mujer atiende el negocio, él y sus socios excavan un túnel que conduce al interior del banco. Pronto se harán ricos, pero no exactamente como habían pensado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Small Time Crooks
- Año: 2000
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.9
63 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Anthony Sinopoli
- Bill Gerber
- Brian Markinson
- Brian McConnachie
- Carolyn Saxon
- Cindy Carver
- Cindy Wilks
- Crystal Field
- Diane Bradley
- Douglas McGrath
- Elaine May
- Elaine Stritch
- Frank Wood
- George Grizzard
- Howard Erskine
- Hugh Grant
- Ira Wheeler
- Isaac Mizrahi
- John Doumanian
- Jon Lovitz
- Julie Halston
- Kristine Nielsen
- Larry Pine
- Marvin Chatinover
- Michael Rapaport
- Peter McRobbie
- Ramsey Faragallah
- Ray Garvey
- Richard Mawe
- Sam Josepher
- Scotty Bloch
- Steve Kroft
- Tony Darrow
- Tracey Ullman
- William Hill
- Woody Allen
La verdad es que uno nunca se aburre con las historias de Allen. Aunque realmente no se trate de una de las mejores cintas del afamado cineasta neoyorkino, en ningún momento pierde comba, si bien el ritmo narrativo no es homogéneo.
Con un arranque trepidante y prometedor, la película termina por diluirse como un azucarillo en un proceloso mar de dudas y decaímiento que no es óbice empero para considerarla como una película altamente recomendable para pasar un entretenido rato en familia o con los amigos.
Meritorias las actuaciones de Allen interpretando el papel de una granujilla de medio pelo, como muy bien reza el título de la cinta (una de sus mejores actuaciones en mi opinión), así también como el papel de su esposa Frenchy o Frances Fox Winkler, interpretado de manera brillantísima por una espléndida Tracey Ullman.
Esos momentos iniciales donde la panda de granujillas inician la excavación de un túnel en las proximidades de un banco es francamente uno de los comienzos más prometedores que jamás se hayan visto en pantalla, a pesar de que posteriormente los hechos no confirmaran las suposiciones.
Frenchy y Ray se conocieron en un barco bajo una puesta de sol en Nueva Jersey, y ambos soñaron juntos en irse algún día a vivir a Florida…
Los sueños, sueños son y esta película está hecha de ellos.
Les sonará a cachondeo, pero Hugh Grant es un buen actor.
Sólo hay que ver su trayectoría: saltó a la fama con Cuatro bodas y un funeral y ya quedó encasillado en papeles de guapetón bonachón un poco pringadillo, y los bordaba pero parecía que no supiese hacer otra cosa… hasta que una noche, pese a tener una novia que era muy mona, el tío prefirió que le felase una prostituta con cara de mono!
La prensa montó un escándalo considerable y se acabó el encasillamiento… Bueno, lo volvieron a encasillar pero esta vez en lugar de como guapetón bonachón quedó encasillado como guapetón cabrocente cínico miserable granujilla de mierda, y la verdad es que también parece que haya nacido para esto.
De lo que sacacamos dos conclusiones: a) que la belleza física no lo es todo, la belleza espiritual y la habilidad oral también puntuan, y b) que Hugh es un mal marido pero un buen actor que lo único que necesita son buenos guiones (y alguna mamadilla de vez en cuando).
Y Small Time Crooks es la mejor película en la que aparece este pillín de ojos azules (y quizá también la única buena), pero no se puede decir lo mismo del señor Woody Allen… padre de maravillas como Zelig y tantas otras.
Bueno, lo que quizá sí se puede decir es que Small Time Crooks es la mejor película de su última etapa (que va desde Sweet and Lowdown hasta Pilinga y Pilinga, y que ahora se puede ver al completo y por cuatro duros en un ciclo que le dedica la Filmoteca de Barcelona a partir de mañana sábado). Avisados están.
La coña de las galletitas es impagable, y si parece que al final de la peli ésta pierde fuelle es sólo porqué el principio es insuperable y no había manera de estar a la altura (bueno, más o menos como le pasa a la carrera de Woody Allen mismamente).
Nota: notable.
Granujas de medio pelo es la comedia más visual de Allen en la década de los 90. Tras la labor de otra práctica de perforación personal de Desmontando a Harry, la crítica social y cultural de Celebrity, y el reconocimiento a la música de jazz con Acordes y desacuerdos, Allen huye de todo apunte autobiográfico para llevar a la pantalla un puro divertimento basado en las historias de atracos perfectos de los años 50 y 60. Para ello vuelve a tomar como principal arma el gag visual del cine de sus comienzos, el de Toma el dinero y corre, el de Bananas, El dormilón.
No hay en Granujas de medio pelo un nombre que sobresalga por encima del resto en el reparto. Quizá Hugh Grant, hábilmente utilizado por Allen en el papel de un gentleman inglés pasante de obras de arte. Brillan por su ausencia nombres sonados que pueblen cada plano de sus películas. Lo que pretende con ello Allen es que nos fijemos más en el contenido. Por encima de quién lo haga, está el cómo se cuenta.
Incluso el estrato social al que pertenecen los protagonistas es bien contrario al acostumbrado por Allen. Su personaje incluso ha estado recientemente en la cárcel. Esos granujas de medio pelo que nos indica el título son más bien individuos que, ante la carencia de suficiente imaginación para llevar a cabo sus actuaciones, contraponen el buen corazón que llevan dentro. Tal vez por ello la intervención de la diosa fortuna les dará la oportunidad de recoger unos frutos bastante distintos a lo inicialmente pensado y ascender a una clase social superior. Allen se enfrenta en la segunda parte de la cinta al mundo refinado y selecto de la alta sociedad, en el que de manera casual terminan entrando los incautos Woody Allen y Tracey Ulman.
Probablemente existan obras más redondas o conseguidas en la filmografía del director norteamericano, lo cual no quita a que consideremos a Granujas de medio pelo como una divertida película.
Esta película está catalogada como la menos Allen de sus obras, es decir donde no abunda tanto en sus temas favoritos como la existencia humana y los conflictos interpersonales sino que se mantiene más bien en la superficie de la cuestión cómica.
Allen nos cuenta la historia de unos ladrones inexpertos que deciden robar un banco montando una pantalla con un negocio de galletas. Sin embargo las cosas no salen como ellos esperaban, y aunque hacen fortuna, es por el medio menos pensado.
Creo que la cinta se divide en dos partes: la primera, más cómica y superficial, está destinada a que riamos con las torpezas de los ladrones mientras intentan lograr su objetivo.
En la segunda, ya con los ladrones convertidos en personas ricas, nos adentramos en una zona más delicada, donde el humor es más sutil y comienzan a aparecer algunas reflexiones sociales, sobre los conflictos de clase, el rechazo social a los nuevos ricos, la forma en que encaran las relaciones humanas algunas personas, supuestamente cultas, el interés económico mal disimulado que impulsa los actos humanos, la dificultad para encajar en entornos sociales nuevos, las desavenencias que trae el dinero, etc.
De esta forma la película se hace a un tiempo entretenida e interesante por las cambiantes alternativas.
Comedia desternillante. Nos presenta a un matrimonio de lo más cutre pero simpático, el marido tiene un plan descabellado que piensa llevar a cabo con unos cómplices que no tienen mucho de gángsters y sí de catetos de pueblo (uno de los secundarios sale también en Poderosa Afrodita).
Las cosas se tuercen hacia otro lado, de modo que las fuerzas del universo, el destino o la casualidad, hacen que lo que empezó de una manera, acabe de otra diametralmente opuesta. Pero los personajes, el matrimonio especialmente, no están preparados para tal giro de los acontecimientos y todo se convierte en una especie de parodia de nuevos ricos con situaciones muy cómicas y bien elaboradas.
En mi opinión, lo mejor de la película es asistir con sorpresa a el encadenamiento de sucesos inesperados pero bien hilvanados, en ningún momento hay sensación de absurdo, aunque pasen cosas absurdas.
Presten atención a la estética kitch de la segunda mitad de la película, jamás se vieron tantas horteradas juntas en tan poco tiempo y espacio.
Yo recuerdo que en el cine tenía a mi lado a un tipo que no paró de reír. No me molestó en absoluto porque también yo me descojoné, con perdón.