Gran Torino
Sinopsis de la película
Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Es un hombre inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin embargo, las circustancias harán que se vea obligado a replantearse sus ideas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gran Torino
- Año: 2008
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
8.2
47 valoraciones en total
Como puede ser posible que esta película (que junto con la de El curioso caso de Benjamin Button es la mejor del año) no hubiese sido tomada en cuenta por los oscares, es un fraude más de tantos que hemos presenciado, por eso día a día los premios de la academia pierden credibilidad pues Clint al hacer un director y actor ya privilegiado y viejo no lo tomaron en cuente despreciándolo por sus logros anteriores o por su edad, Gran Torino como ya lo mencione es una historia desgarradora hermosa, tremenda que nos hace deducir a los que realmente admiramos el buen cine y los buenos directores como Eastwood su trabajo pese a sus múltiples reconocimientos o a su edad. Amigos les recomiendo mucho esta película pues trata el racismo de una manera muy buena y limpia, y se convencerán de lo grande que es este actor y director y lo injustos que son los Oscares. Las más grandes estupideces de los Academy Always:
*Nunca haber dado un premio a alguna película de Alfred Hitchcock
*Nuca haber dado un premio a alguna película de Charles Chaplin
*No darle ningun premio a Cadena Perpetua en los oscares del 95.
Pero la más grande de todas es no haber tomado en cuenta la película de Gran Torino para los oscares 2009. En fin:
LOS PREMIOS DE LA ACADEMIA APESTAN.
Otra gran película del mejor director vivo. Ni necesita pirotecnia ni grandes estrellas a su lado. Ya sale él, y aunque más viejo y achacoso sigue imponiendo su presencia como pocos actores pueden presumir hoy en día y por tanto, los rellenos son absolutamente prescindibles.
Gran Torino no defrauda a quienes consideramos su cine una rara avis dentro del circuito americano. Retorna con otra película social, de sus Estados Unidos, de sus gentes variopintas ya sean jamones, atontaos o yogures. Se ciñe a un guión cojonudo y su cara marmórea consigue volver a llenarse de expresividad con unos diálogos tan incisivos como descojonantes. No, no es una comedia, pero las risotadas que escuchaba filas atrás me lo desmentían una y otra vez. Y claro, es Clint, y tras las carcajadas en cinco minutos te monta un dramón sobre la tierra de sus padres que no desvirtúa en absoluto los guiños de comicidad racial que ha mantenido durante hora y media con su público. No es tan complicado realizar buen cine sin caer en lo absurdo o en lo abstracto. Nadie consigue moverse en el terreno agridulce como él.
La única pega es su final, Josey Walles no hubiese dejado a ningún jamón con vida y luego habría escupido su tabaco certeramente sobre algún blanco móvil, en vez de escupir sangre y mostrar su crucifixión. Los años no perdonan.
PD. Que fusilen a los actores de doblaje de los pandilleros jamones. Dos veces a ser posible.
Durante el rodaje de esta película, circulo un rumor, (no sé si interesado o no, por aquello del sondeo de mercado), en el que se revelaba que Clint Eastwood, estaba rodando la quinta de Harry Callahan, rumor luego desmentido, vendiéndonos que su personaje era un ex marine y bla….bla…bla, pues bien a mi juicio, este entrañable y duro cascarrabias, cuando llevamos 30 minutos vistos y llega la escena en la que ante la amenaza de unos pandilleros ante su interferencia en sus cosas, se abre la chaqueta e introduce su mano lentamente hacia su cadera, nos deja absolutamente claro, que Harry is back, se nos muestra, en el cenit de su vida, absoluta y rotundamente acorde con sus principios, con la presencia de todos sus maravillosos tics, para solaz de de los mitómanos que adoramos ese icono cultural de siglo XX en el que se ha conformado el tio Callahan.
No hay ningún otro actor que haya trabajado a lo largo de tantos años, con tantos y tan buenos directores como Clint Eastwood, esa experiencia le ha hecho cargar sobre sus espaldas con una sabiduría y un oficio, (como muestra, el rodar este peliculón en 35 días), que convierte cualquier proyecto en el que se involucre, en referencia en el género a lidiar, (en este caso estamos ante la ultima corriente de Hollywood, conflictos raciales, y/o vecinales con norteamericanos tradicionales, de la que Crash , es su máximo exponente hasta la fecha). No sé si serán imaginaciones mías, pero en el titulo intuyo un velado homenaje a uno de sus maestros, (el solvente e injustamente poco reconocido Buddy Van Horn), con el que rodo, aparte de las deliciosa serie del chimpancé, aquella rareza titulada El cadillac rosa. Calificar a una película de este hombre, como obra menor en sentido peyorativo, es ser profundamente desagradecido con un hombre que ha hecho tanto y tan bueno por el séptimo arte. A los cada vez afortunadamente menos, que confunden actor y personaje y a la que tienen ocasión nos epatan con lo de facistoide, les diría que están anclados en las utopías del pasado.
Película deliciosa, emotiva y absolutamente recomendable, con un final apoteósico. Sería una injusticia, que aparte de la grandeza que aporta a este personaje y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, no concedieran el Oscar al mejor actor, que se le debe desde Sin Perdón, como dicen en mi pueblo, PA LUEGO ES TARDE . Acojonante, la entradilla de la canción que da paso a los títulos de crédito, susurrada más que cantada por Mr. Eastwood, te pone los pelos como escarpias. A resaltar la chinita, todo un descubrimiento.
Aconsejable, si te es posible verla en versión original, los gruñidos con los que se expresa, son uno de los pilares en el que se apoya la construcción del personaje.
Esta crítica,ante todo,imagino que gustará a los aficionados a Eastwood y será una exageración para los detractores, o aquellos que dicen que no es para tanto a veces, lo que hace este señor. Dejando claro que me encuentro entre los primeros y que todo lo que este señor dirija merece ser visto, procedo.
Desde luego ganas no me faltaban de devorar lo último de Clint, y defraudado precisamente no he quedado, porque pocas veces defrauda este maestro cuando se pone detrás de la cámara.
Confluyen en esta cinta muchos factores bien conjugados: Un Eastwood con un papel que le sienta como un guante, una historia simple, pero, una vez más, efectista (y ni falta que le hace más) y la vasta experiencia en dirección que rebosa oficio, mucho oficio.
Cabe destacar que como siempre, las historias de este director siempre te dejan pensando en los títulos de crédito, te remueven y tienen significado importante, y esta es una más. Se la podría calificar de obra menor (que para nada lo es bajo mi punto de vista) porque siempre se tienen grandes expectativas de Eastwood como director, como he leído en otras críticas, pero mi aportación es diferente. La cinta queda compensada en otros aspectos si el guión no es todo lo rotundo que cabe esperar. Y Clint sabe compensar, sabe dirigir, sabe contar, sabe emocionar, sabe crear.
¿Gran Torino cae en tópicos? ? Y qué si lo hace tan brillantemente, sabiendo como sabe Clint que esos tópicos encajan tan bien? No todos los que manejan una cámara manejan eso…
Excelentemente retratado ese choque frontal entre culturas, ese Walt que se va abriendo poco a poco cuando estaba cerrado a candado, esa mirada que solo él sabe poner, esos remordimientos que sabe se llevará a la tumba por recuerdos del pasado, esa no aceptación de que el mundo ha cambiado y uno no quiere cambiar con él aunque al final esté obligado en cierta manera, y ese humor tan característico (atención al amigo peluquero) que viene tan bien además. Y ese Gran Torino, esa máquina perfecta y atesorada que es el nexo de unión entre dos mundos distintos, dos culturas tan diferentes. Todo esto empaquetado siempre, por la mano maestra.
Con algunas escenas memorables (ese apuntar con la mano no lo hace cualquiera) y una interpretación soberbia por su parte, se aprecia todavía más esa guinda en los créditos finales donde este señor se atreve a cantar la excelente canción que escuchamos, con esa voz inconfundible, y ese sosiego que es saberse uno de los grandes, mientras nosotros pensamos a la par que sonreímos levemente …que grande eres, Clint…
…Y es que, Clint es grande.
Lo viejo es que un tipo que lleva tantos años sobre sus espaldas y es reticente a cualquier tipo de comunicación, rechazando con mal humor y carácter su familia o despreciando a la vecindad por no ser de su misma raza, entable amistad con una pequeña comunidad de immigrantes orientales tras salvar a uno de ellos de las pandillas locales. Y es que ese argumento ya lo conocíamos, lo hemos observado en múltiples ocasiones, y Eastwood lo sabe, así que juega un poco al juego del ratón y el gato con el espectador haciendo lo que mejor sabe, presentando a sus personajes con una sobriedad imponente, y desgranando la trama principal y el resto de subtramas con pericia y sin un orden en concreto, simplemente dejándolas vagar entre diálogos de lo más contundentes y situaciones humorísticas que funcionan como lo que son.
Lo nuevo es que, ante esa clase de tipo, se presente una cultura totalmente distinta, una cultura que para él lo único que significaba eran los vestigios de una guerra en la que luchó, y que no llega a comprender hasta que se ve introducido en ella logrando así que, como mínimo, el intercambio de intereses resulte bastante más rico de lo que podría haber sido, y haciendo que el espectador crea en ese intercambio, por el interés que podría suscitar para el protagonista entrar de lleno en una cultura bien distinta a la suya, que nunca se había preocupado en comprender, y que jamás había conocido de tan cerca.
Bajo todo ello, Gran Torino no escapa a clichés y estereotipos, puesto que como ya he comentado, lo viejo existe, y aunque el gran Clint sepa lidiar con el hecho de tener que exponer algo ya contado por tantos otros, lo hace a la perfección, con una destreza que muy pocos sabrían infundir en pantalla, y rodeado por un elenco actoral que en ningún momento desentona y cumple su cometido a la perfección.
Puede que, pese a todo ello, con un poco más de maduración en esa radicalización del personaje, el calado hubiese sido mayor, pero Eastwood consciente de las limitaciones del guión que maneja, deja ese aspecto a un lado, y se limita a sacar buen jugo de alguna que otra secuencia de lo más bien parida, todo para llegar a una conclusión tan bella que te dan ganas de plantarte ante este señor, y darle las gracias en persona.
Porque lo viejo y lo nuevo seguirá estando ahí, ofreciendo inéditas vertientes al cine actual, que tan pronto aparece desvirtuado como con una imagen mejorada, pero Eastwood siempre será Eastwood, y él es inconfundible realice un drama de mayor peso, o un trabajo de menor calado. Porque es único, e inimitable.