Golpe de efecto
Sinopsis de la película
Gus (Clint Eastwood) es un veterano ojeador de béisbol de edad avanzada que está perdiendo poco a poco la vista. Por ello decide viajar con su hija Mickey (Amy Adams) hasta Atlanta para observar a un joven talento. Pero las relaciones entre padre e hija han sido últimamente bastante conflictivas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Trouble with the Curve aka
- Año: 2012
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
6.1
49 valoraciones en total
Película perfectamente plana donde no existe la más mínima sorpresa. Allí por el minuto cinco, el espectador, casi cualquier espectador, puede apostar todo su dinero a que ya sabe cómo va a finalizar cada uno de los hilos abiertos, cómo va a evolucionar cada uno de los personajes y el número de escenas que destrozará Justin Timberlake.
Lo de este chico o señor o lo que sea, es dramático, sólo es posible comprender su inclusión en el mundo del cine porque se lo haya ganado a base de dinero sobornando a directores y productores con lo que ha amasado con los gorgoritos. Su aire pseudonatural es más engolado que otra cosa, no tiene registro, ni gracia. No es buen actor.
Amy Adams, en cambio, demuestra cosas, demuestra, al menos, cieta versatilidad con la que su carrera va engarzando eslabones. Todavía por decidir en qué tipo de actriz se va a convertir, pero tiene madera.
De Eastwood nos quedan un par de gestos y un par de gruñidos, mala película para un director que ha dado tanto al cine, deberían elegirse sus apariciones de manera que se rindiera ya un homenaje en vida a su figura. No esto.
Porque Trouble with the curve es un pesadísimo telefilm con fórmulas tan estereotipadas que nos lo podemos ahorrar. De arriba abajo y de principio a fin. También es verdad que no entiendo nada de baseball, gracias al cielo.
Un buen alumno es aquel que hace caso a sus maestros. En el debut en la dirección de Robert Lorenz se ve claramente la mano de su maestro, Clint Eastwood, que aparte de actuar también produce esta cinta contada lentamente y dirigida de manera soberbia.
En efecto, esta película puede hacerse larga para algunos (a mí en algunos momentos se me hizo larga) pero si te paras a saborear las escenas padre-hija de Clint y Amy Adams, la pequeña historia de amor y el humor muy poco fino de Eastwood, las dos horas que dura el film son dos horas bien invertidas.
Y es verdad, Clint Eastwood es grande -enorme- y hace grandes a los que están a su lado. En todas las escenas donde sale el bueno de Clint el nivel de la película sube, y con ello el nivel de los actores. Así, pues, Clint Eastwood saca lo mejor especialmente de una bellísima Amy Adams que, como he dicho antes, sus escenas padre-hija son realmente brillantes. Al igual que en Million Dollar Baby el boxeo no es el tema central, ni en Moneyball el béisbol, aquí el deporte tampoco lo es. Es más, la historia es muy sencilla, lo que la hace grande -aparte de Eastwood- son las pasiones humanas reflejadas, el interior de los personajes. Llega un momento de la película, aproximadamente la última media hora (a partir de la escena del lago), que se vuelve mucho más interesante. Yo tuve esa sensación pero no sabría decir por qué.
He leído acerca de la similitud entre Gus y Walt Kobalsky (Gran Torino) y la verdad sí que tienen cosas en común. Pero no sólo con Gran Torino, sino varias películas de la filmografía del Clint Eastwood director. Una filmografía donde la culpa, la redención, el perdón y la esperanza son los temas que más preocupan a Eastwood y donde se ve una clara progresión ascendente. Fijémonos en Sin Perdón, Un mundo perfecto, Mystic River, MDB, Gran Torino y con menos fuerza en El intercambio, Invictus o Más allá de la vida, aunque también presentes. Por eso voy a hacer un listado de temas (sin contar nada de la película, obviamente) de aspectos que veo de anteriores películas de Clint, intentando llegar a una conclusión. Ahí va:
1.- La escena al principio en la tumba de su mujer (pedazo de escena) recuerda muchísimo a la escena de Sin Perdón, también en la tumba de su mujer. En las dos se habla de la mujer como una luz que se ha ido pero que sigue brillando. Vale la pena seguir luchando por esta luz. A lo largo de la filmografía del Eastwood director solemos encontrar estos destellos de esperanza, algo tenues por eso.
2.- La relación con la hija me recuerda a la relación con Maggie en Million Dollar Baby. No es su hija, pero la trata como si lo fuera (recordar también que tiene una familia que le ignora). No me recuerda a la relación con la familia en Gran Torino porque aquí Walt no está interesado en ellos debido a que no hay amor en sus hijos y ese es el motivo por el que está más unido a los Hmong -que en un comienzo odiaba- que a su propia familia.
3.- El vivir con un peso que necesita ser liberado (ver spoiler para ver a qué peso me refiero (1)) se repite varias veces en sus películas. En Sin perdón, William Munny era un despiadado asesino a sueldo (que cambia por su esposa), en Un mundo perfecto, Butch (Kevin Costner) se ha pasado la vida entre reformatorios y cárceles, en Mystic River, Sean Penn mató al padre de dos chicos, en Million Dollar Baby ha fallado a su familia y está solo, y en Gran Torino ha matado despiadadamente en la guerra y la relación con su familia tampoco es la deseable. En Trouble with the Curve volvemos a encontrar al Clint Eastwood que necesita ser redimido.
4.- La comparación con Gran Torino la tengo que hacer en el spoiler, puesto que contiene spoiler tanto de GT como Golpe de efecto. (Ver spoiler (2))
En definitiva, Trouble with the Curve es una buena película gracias a la presencia de un auténtico DIOS del cine como Clint. Eastwood. El film de Lorenz hace especial ahínco en las relaciones familiares y está acompañado de una entrañable historia de amor entre Adams y Timberlake. Puede hacerse un poco lenta, pero solo pensar que este podría ser el último trabajo de Eastwood (y de Constantino Romero) debería ser un motivo enorme para verla. Deja buen sabor de boca cuando la acabas de ver, sin duda. Y para acabar, una palabra para Clint: GRACIAS.
Nota: 7.6
You are my sunshine, my only sunshine
You make me happy when skies are gray
Youll never know dear, how much I love you
Please dont take my sunshine away
*** franjandreu.blogspot.com ***
Todo el mundo sabe a estas alturas quién es Clint Eastwood, el lugar que como actor (y director) ocupa ya en la historia del cine, y la capacidad que tiene para impregnar de espíritu y personalidad a todos los personajes que ha caracterizado a lo largo de su carrera, convirtiendo cada nueva película en un guiño a su pasado, pudiendo verse en ellas, incluso, una evolución del propio mito, desde sus inicios hasta su vejez, todas unidas por una coherencia intrínseca llena de significado (hasta en el doblaje en castellano), capaz de convertir a todos sus personajes en uno solo, y al que la gente se referiría como Harry el Rubio.
Con Golpe de efecto (2012) sus seguidores (y los amantes del cine en general) vuelven a tener la suerte de verle en pantalla, después de que nos hiciera creer que se retiraba como actor tras Gran Torino (2008), film de espíritu crepuscular con el que guarda cierta relación esta nueva cinta, ópera prima en la dirección de Robert Lorenz, conocido hasta ahora por ser el asistente de director y productor ejecutivo en gran parte de la filmografía de Eastwood.
La gran diferencia entre Gran Torino y Golpe de efecto, es que la primera trasciende la sencillez de su argumento con una resolución perfecta, que engrandece la leyenda del actor y deja poso en la memoria cinéfila, mientras que en esta Eastwood, haciendo prácticamente el mismo personaje, queda relegado a un segundo plano en favor de una sencilla y típica comedia romántica protagonizada por Amy Adams (The Master, On the Road) y Justin Timberlake (In Time, La red social) -ambos correctos, aportando el primero de los tres el drama y la consistencia necesaria -a través de su presencia y sus frases lapidarias, llenas de humor y aspereza, que permite convertir en largometraje una película que sin él sería puro convencionalismo, y que probablemente ni habría llegado a nuestras pantallas de cine (tratando encima como trata sobre baseball).
Lo que queda, pues, al final de todo, es el placer de poder ver en pantalla a dos grandes como Clint Eastwood y John Goodman juntos, dejándose llevar por un producto correcto y cuyo mayor valor está en la personalidad de su personaje principal, en ciertos diálogos llenos de gracia y en un pequeño homenaje que encantará a todos sus fans.
El principal problema que presenta Golpe de efecto es que, pese a publicitarse en letras bien grandes a la sombra del nombre de Clint Eastwood, no se trata de una película de Clint Eastwood. Aunque forma parte del reparto, no se sitúa detrás de la cámara y esa ausencia se nota y mucho. Hacía casi veinte años que este mito del cine norteamericano no interpretaba y dirigía simultáneamente. La última vez lo hizo en el correcto y muy entretenido thriller de Wolfgang Petersen En la línea de fuego.
En esta ocasión, el realizador es Peter Lorenz, uno de sus colaboradores habituales, que debuta detrás de las cámaras con este film. Hasta ahora había sido ayudante de dirección de muchos de los proyectos de la estrella californiana. Y es que Eastwood, con ochenta y dos años cumplidos, más de cincuenta interpretando y cuarenta dirigiendo, no solo es uno de los referentes fundamentales de la cinematografía estadounidense sino, también, uno de los cineastas que más notablemente ha mejorado con la edad. Es indudable que a partir de la década de los noventa firma sus mejores trabajos. Cuatro son los Oscar que ha obtenido de un total de diez nominaciones y, a pesar de su fama de especialista en el género de acción ganada en su primera etapa profesional, ha triunfado realmente gracias a otras interpretaciones dotadas de una sensibilidad y un dramatismo difíciles de igualar. Sin perdón, Million Dollar Baby, Mystic River, Los puentes de Madison o Más allá de la vida son algunas muestras de su capacidad para transmitir al espectador experiencias originales, profundas y narradas con gran habilidad. Además, cuando él aparece en pantalla, sabe mejor que nadie combinar la imagen de hombre rudo y varonil con una carga de emotividad muy loable.
Sin embargo, al prodigarse excesivamente, -al igual que Woody Allen, rueda una película al año de media- no siempre logra el mismo nivel de calidad y, en el concreto caso de Golpe de efecto, su sola participación como actor impide que el citado film pueda catalogarse entre lo mejor de su filmografía. De entrada, una de las señas de identidad de su cine (la que consiste en dotarlo de sensibilidad pero sin caer en la cursilería) se esfuma. La intensidad de la trama mengua y la complejidad de matices de los personajes brilla por su ausencia, tornándolos excesivamente simples. En consecuencia, el resultado final se acerca más al formato de telefilm de sobremesa que a un proyecto cinematográfico de entidad.
No obstante, cuenta a su favor con dos aspectos destacados. El primero, un buen equipo artístico del que sobresalen el propio Eastwood y la actriz Amy Adams que, de nuevo, vuelve a regalarnos otra buena actuación. En su momento ya nos asombró en The Fighter, Julie y Julia o La duda y aquí también nos deleita con su presencia en pantalla, acumulando argumentos para no perder de vista sus próximos proyectos. El segundo, algunos diálogos ágiles y mordaces que, aunque escasos e intermitentes a lo largo del metraje, consiguen remontar la proyección a trompicones. La conclusión final es que nos hallamos ante una película menor que se ve engalanada con la presencia de actores de primera fila. A ratos se ve con pasividad y a ratos con agrado, pero siempre sin eludir cierta sensación de simplicidad que impregna todo el conjunto.
Confiemos en que la próxima cita de Eastwood con la cartelera sea a través de una obra suya al cien por cien, de la que asuma la dirección y desde donde imparta esas lecciones de buen cine a las que nos tiene acostumbrados.
http://www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
Hace 4 años después de la notable Gran Torino , nos prometió que no volvería a actuar, menos mal que no cumplió su promesa y hoy vuelve el maestro a darnos otra lección de cine, pero esta vez solamente como actor. Creo que Eastwood es el mejor director de cine de todos los tiempos, y también aunque nunca se lo hayan reconocido es un gran actor (para cuando el óscar a la mejor interpretación).
No es una película de Clint Eastwood, pero si una película de amor a su cine. Dirigida por Robert Lorenz amigo íntimo de Clint. El argumento de la película es una réplica a la película de béisbol de Brad Pitt Moneyball, donde en esta da valor a los viejos profesionales a pie de campo, la de Pitt defiende las virtudes del control estadístico y de la tecnología moderna.
El papel que interpreta Eastwood el de viejo ojeador de jóvenes promesas de béisbol, es como su cine de estilo clásico, porque ya no se hacen las cosas como antes, Eastwood no usa ni ordenadores, ni Ipad, ni IPhone, ni Ipod, su personaje es de la generación que todavía lee el periódico en papel.
Lo peor es el guion de la cinta, el espectador adivina todo lo que va a pasar antes de que suceda, pero cuando esto sucede nos deja un gran sabor de boca.
El protagonista de esta película Eastwood repite en el papel de todas sus películas el del héroe solitario, que con gran dignidad y profesionalidad desempeña su trabajo. Hasta emite el mismo gruñido de siempre (marca de la casa), en un mundo que ya no le pertenece.
Walt Kowalski (Gran Torino) y Gus Lobel (Golpe de efecto), tienen muchas cosas en común, los dos son viudos, cabezotas, solitarios, incomprendidos por sus hijos y por la sociedad, antipáticos, mal encarados, que desayunan pizza, gruñones, mal hablados, pero por dentro más blandos que el pan, y terminan siendo nuestros superheroes favoritos que envejecen. Este papel le va como anillo al dedo al enorme talento actoral de Eastwood. Y resume todos los papeles que ha interpretado en su vida: Harry el Sucio, Willian Munny (Sin Perdón), Frankie Dunn (Million Dolar Baby), pero también el Philo Beddoe (Duro de Pelar y La gran pelea), o a mi me recuerdan mucho todos los moteles o los bares de carretera que salen en esta película con aquellas viejas comedias. (Atención que en la película hay un homenaje muy cinéfilo a Harry el Sucio)
Lo que más me gusta de la película son las actuaciones porque Amy Adams (actriz con mucho futuro), Clint Eastwood y John Goodman están formidables.
Lo peor: Nos falta el piano de Eastwood acompañando el relato.
Lo mejor: Clint Eastwood que con su carisma y presencia arrolladora que llena la pantalla como nadie, por muy antipático y gruñón que sea su personaje nunca nos cansamos de verle actuar, y no queremos que se retire nunca.
Porque las leyendas nunca mueren. Gracias Clint por no retirarte.