El comienzo del verano
Sinopsis de la película
En el Tokio de la posguerra, los miembros de una familia convencional llevan una vida tranquila y serena. Su única preocupación es la soltería de Noriko, la hija mayor, que ya tiene 28 años. Pero la sociedad está cambiando, y Noriko, que trabaja y se divierte con sus amigas, no siente la menor necesidad de tener un marido. Sin embargo, su hermano considera muy imprudente la actitud independiente de la chica.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bakushû aka
- Año: 1951
- Duración: 130
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Opinión de la crítica
Película
8
88 valoraciones en total
Es otra vuelta de tuerca al mismo tema al que Ozu dedicó su cinematografía.. y lo que es decir en Ozu, su vida.. en el Japón de los años cincuenta una chica de veintilargos se desenvuelve entre el tema de su posible casamiento… y es que en la sociedades asiáticas, donde cuando una mujer se casa pasa a fornmar parte exclusiva de la familia del marido, esa ruptura de su hilo biográfico con su propia familia alcanza los tintes de tragedia.. y es ese momentum vital al que Ozu le dedica su vida..
Y cómo lo narra, no tiene precio..
Asimismo la relación entre amigas, cuando algunas se casan y otroas permanecen solteras, el profundo conocimiento de este director que desde su homosexualidad y su identificación con la mirada femenina- cristalizadoas en el personaje de Noriko- nos muestra la esencia de estas relaciones..
Cómo establece un símil entre el momento vital de la protagonista y un momento de la estación del año, es espectacular.. algo que los occidentales vemos muy oreintal..
Veo más modernidad en la forma en que Noriko y su amiga llevan su vida que en todas las películas modernas sobre vidas modernas hechas en décadas… pasa tan bien el tiempo por las pelíclas de Ozu..
A quien le gusten las tres pelis de la serie Noriko (Primavera tardía, Cuentos de Tokio y ésta) le recomendaría el libro de Antonio Santos -que ya escribiera Ozu , en Cátedra- sobre el tema: En torno a Noriko ..
Como en toda peli de Ozu, hay un momento casi al final del film en el que explota toda la esencia de la película, y en esta peli es el mometo en el que la prota habla con su cuñada en la playa y le dice que se fía más de un viudo que de un hombre que a los cuaretna sigue soltero.. y es que Noriko no es tonta.. es solo que ha decidido vivir en intimidad con su real ser.. con una comprensión íntima de las cosas qe a mí desde luego me abruma..
Noriko, das forma a mi mirada.. no puede haber nada más íntimante vivido que como tú vives tu vida.. Te quiero, Noriko…
Obra seria y lírica, en El comiendo del verano Ozu repite los mismos entresijos argumentales de Primavera tardía (el desmembramiento familiar a causa del paso del tiempo, su tema favorito) para cometer una de sus múltiples y famosas variaciones, caracterizada por esa misma sutileza que siempre ha acompañado a todas sus películas.
Su equipo de rodaje habitual –como hacían otros grandes maestros como Ingmar Bergman o John Ford–, se traslada de nuevo al interior de los hogares japoneses de la posguerra. Mientras tanto, el país se recupera tras el trauma de la Segunda Guerra Mundial, y la modernidad se va instalando entre sus tradiciones.
Un país donde la convivencia resulta natural entre lo japonés y lo inglés. El sake y la Coca-Cola, los trajes tradicionales y la vestimenta occidental, todo esto, en armonía, conforman la nueva sociedad de una nación en busca de su remodelación material y moral, retratado por Ozu de manera soberbia.
Con su cámara prácticamente inmóvil, situada como casi siempre a pocos centímetros del suelo y sus habituales planos de transición y decorados de cuatro paredes que le daban un aspecto tridimensional –en lugar de las tres que solían emplearse en el Hollywood antiguo–, El comienzo del verano fue uno de sus trabajos más destacados.
Creo que es imposible encontrar en la historia del cine un corpus de películas con inquietudes y constantes tan similares, con parecidos tan intensos como los que guardan entre sí las obras de Yasujiro Ozu. Películas suyas se hacen casi indistinguibles en el recuerdo, sobre todo a partir de los años 50, cuando las hijas casaderas invadieron definitivamente sus fotogramas.
Sin embargo, ¿qué hace que a muchos no nos parezca repetitivo?, que tengamos ganas de ver todas y cada una de sus películas.
Sus logros no son idénticos siempre, las hay mejores y no tan buenas, pero tienes la sensación de estar asistiendo a un paso más, único e importante, en el mundo de tradiciones, sentimientos, relaciones familiares y paso del tiempo que Ozu explora.
El comienzo del verano parece falsamente anodina en buena parte de su metraje, aunque gusta y entretiene. Mantiene tu atención, pero al llegar a los 30-40 minutos finales se hace absolutamente soberbia, muy emocionante, con algunos momentos, algunos planos que no necesitan palabras. La esencia del gran cine.
Sólo la vejez puede comprender que bajo el mágico vuelo de un globo cabalgando sin estribos hacia el cielo
hay un niño que llora.
Agazapada bajo una duna, la cámara se eleva para descubrir a dos mujeres frente al horizonte, sincronizando su libertad.
Libertad rima con soledad.
Todo pasa y todo queda. Travelling por un campo de trigo. En primer término, las espigas cruzan veloces la pantalla. Al fondo de la imagen, una montaña permanece inamovible en el centro del encuadre.
Hay muy pocas películas en las que Yasujiro Ozu mueve la cámara, cualquiera que sea un mínimo conocedor de su cine sabe que la cámara permanece estática y a la misma altura, como si intentara así pasar desapercibida para no molestar a los actores. Fue fiel a su estilo, lo depuró con el paso de los años y no hay nada que objetar a su coherencia, sea o no afín a nuestros gustos. Quiero destacar su estilo, la manera a través de la cual Ozu nos transmite sus historias, nos las cuenta de una manera porque de otra manera no podría ser. No he visto toda su filmografía, la saboreo poco a poco, pero sí he visto una gran parte, y de todas sus películas estoy en condiciones de afirmar que El comienzo del verano es el título en el que la cámara se mueve más.
Y estamos de enhorabuena, porque Ozu recurre a dos o tres travellings prodigiosos. En la playa, en la calle, donde él escoge sea por lo que sea. Decidió mover la cámara y es una lástima que no se prodigara más. Hizo diez películas más después de ese año 1951 y creo que en total no se contarán más minutos de movimiento de los que se dan aquí. Era necesario destacarlo.
Siempre detrás de unos actores que todos hemos visto ya muchas veces, Setsuko Hara solterona, el clásico Chishu Ryu y la abuela de Cuentos de Tokyo … Todo caras conocidas. Y el tema que toca, el de siempre también, así que gustará más o menos que otras tantas películas suyas, porque es tan fácil encontrar similitudes con otros títulos como entre dos hojas de un mismo árbol. La familia de este inicio del verano es una familia acomodada, trabajadores como todos, pero sus problemas no están relacionados con la pasta precisamente. Los rasgos son los mismos que se han visto tantas otras veces. Más de dos horas esta vez quizás hayan pesado más.
Pero Ozu mueve la cámara, hasta tres veces. No pestañeéis cuando lo veáis, es para no perdérselo…