Drive
Sinopsis de la película
Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en que conoce a Irene (Carey Mulligan), una guapa vecina que tiene un hijo pequeño y a su marido en la cárcel.
Detalles de la película
- Titulo Original: Drive
- Año: 2011
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
7.2
22 valoraciones en total
No es que haya visto una película que contenía una sobria y sombría puesta en escena. Que con una maestría única lograra adaptar con una armonía inigualable la cantidad de influencias de las que éramos testigos poco a poco (ya se han comentado, pero destaco esa esencia a lo Lynch especialmente). Que Gosling se comiera la pantalla a bocados con una actuación descomunal, y no por ello opacara a unos secundarios de lujo. Que en mi i-pod lleve ya la melodía A real hero, o que haya sido testigo de escenas que no se borrarán en mi memoria porque eran sin duda de un autor con un gran don por el sentido estético de la cámara, que haya escuchado tres veces An ending (ascent) de Brian Eno en escenas que nunca imaginé y que sin embargo encajaron un paso más allá de la perfección. Que al final haya quedado tan estupefacto, con un gran nudo en la garganta, quizás con algunas lágrimas en el rostro y con una sensación de noqueo rondando por todo mi cuerpo que me resultó imposible no quedar ensimismado en pensamientos que desafiaban los sentimientos humanos instintivos…
Rebasó lo extraordinario. Dio un paso adelante, quizás dos.
Ya la tengo catalogada como una de las películas de mi vida. Dio justo en mis ideales, en el corazón y en mi alma. ¿Exagero? Lo más probable, es la belleza que hay en la singularidad de cada uno de nosotros en este extraño y maravilloso mundo.
Como Gosling declarando a Mulligan que fue lo mejor que le paso en su vida.
En las películas de Refn siempre hay más estilo y puesta en escena que verdad, veo forma pero poco fondo, y de haberlo, o no lo sé apreciar o me interesa más bien poco. De aquí que Bronson y Valhalla Rising, pese a la fascinación visual que dejan sus fotogramas, sólo me parezcan meros videojuegos. Las aprecio, pero como no llegaron a impactarme más que en el plano visual, días después ni las recuerdo. Las criaturas de Winding Refn son artificios muy bien montados, escenas muy bien ensambladas que en el fondo son historias huecas, carentes de emociones. Sus personajes son siempre monocromáticos, muy básicos, guiados por instintos. No son, aunque lo parezcan, ni héroes ni antihéroes, sino simplemente chusma detestable. No hay complejidad en sus actos, ni tan siquiera evolución, castigo o redención. En Refn siempre gana más lo feísta que lo lírico, y por consiguiente su cine, con excepcionales destellos de maestría, es igual de nauseabundo, sombrío porque sí. Todo lo dicho se aplica también a Drive, y cobra especial importancia porque Nicolas Winding Refn, definitivamente relanzado en su periplo norteamericano, ganó en el pasado Festival de Cannes la Palma de oro al mejor director.
Con Drive se cumple mi paradoja Refn. La primera escena es de una intensidad elogiable, no podría estar mejor orquestrada. Hay pequeños detalles que corroboran el oficio del director: no todos filmarían la chaqueta de Ryan Gosling, con un escorpión dibujado que parece cobrar vida con la respiración del actor, después de la brutal escena del ascensor. Fotografía y banda sonora están excelentemente ensambladas. Pero tras la hora de metraje, cuando el director ya ha dispuesto casi todas sus cartas sobre la mesa, vuelvo a darme cuenta que no hay nada que sostenga el castillo de naipes. Winding Refn puede engañarme con su innegable savoir faire, pero no hasta el final. Y en seguida vuelvo a detectar la impostura, la exageración, la violencia gratuita que tanto le gusta. Estoy seguro que Refn busca que sus películas sean bellas en su fealdad, pero no complejas. Drive no lo es, así que ya se imaginarán que ese elogio en Cannes me parece muy cuestionable. Sea como sea, Drive marcará un antes y un después en la carrera de Refn: ahora toca ver si será otro director de encargo más en L.A. o preferirá volver a sus orígenes. Opte por el camino que opte, seguiré viendo sus películas. Drive es uno de los títulos del año. Y créanme: siento no poder compartir el entusiasmo de sus admiradores.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
¿Qué me ha ofrecido Drive para que me haya gustado tanto?
1-Un protagonista inolvidable. A pesar de lo poco que habla, muestra muchas cosas de por qué es como es y cuál ha sido su pasado. Un tipo que parte de lo marginal pero que quiere encontrar la felicidad, el amor, en definitiva: una vida normal. Y que precisamente por ello tiene que volver a sus orígenes. ¿Por qué no bebe? ¿Por qué no fuma? ¿Por qué no se droga? Precisamente porque, con toda probabilidad, su pasado ha estado repleto de esas tres variables. Y él ha logrado escapar de todas, menos de una que lo regurgita y que lo posee en un sentido implacable del determinismo: la ultraviolencia. De la que disfruta y de la que se arrepiente, a partes iguales, forzando increíblemente la tensión.
2-Un elenco de secundarios perfectamente carismáticos y bien tratados. Todos sus personajes, absolutamente todos, son necesarios para entender la historia.
3-Un magnífico relato. Un argumento sobrio, conciso, con un gran sabor de cine clásico, pero no por ello menos disfrutable.
Y 4- Un estupendo, fascinante, hipnótico sentido de la estética. Música de sintetizadores, clichés retros, una especie de años ochenta alternativos, la conducción suave y nocturna… El envoltorio idóneo para una película más que estupenda, en la que se habla y se reflexiona sobre aspectos muy profundos del espíritu humano, a partir de unas bases muy sencillas.
Absolutamente imprescindible.
No sé si serán sus perfectos encuadres, sus planos aéreos de esa ciudad que resplandece en la penumbra de la noche, su hipnótica banda sonora, las explosiones de violencia arrancadas desde la pausa y la sensibilidad o sus encadenados que unen la obra como si fuera carburante a punto de quemarse en pantalla… pero Nicolas Winding Refn ha construido un vehículo cuya única calificación debe ser de cinta de culto a través de esa carretera llamada tiempo.
Debajo de la rueda y apasionando el asfalto yacen sus referencias. De Vivir y morir en Los Angeles a Driver, de Impacto a Bullitt… del cine negro a su perfecta estética de estilo que derrapa entre la Serie B y el cine indie. El propio director mira el retrovisor y habla de un homenaje a Alejandro Jodorowsky e inspiración en Scorpio Rising de Kenneth Anger. Es cierto, Drive habla sobre un escorpión, que por naturaleza es solitario, en el cuerpo de un personaje sin nombre que podría haber parido el cine de Leone. Pero también nos habla de mortíferos aguijones frente a balas y armas de fuego, nos quema con manos peligrosas y dinero sucio, nos conduce a la naturaleza de las cosas, de esperar el momento, de cómo construir la secuencia desde la hipnosis para cazarnos, para pisar el acelerador, dar un volantazo y asestarnos un golpe letal como espectador y presa.
Nicolas Winding Refn se sitúa en terrenos explorados por pocos, en el camino que atraviesa inalcanzables carreteras secundarias, pasto del desierto y territorio vedado y prohibido, como las de Lynch y Tarantino.
No hay lugar equivocado para el escorpión sino para el que se enfrenta a su aguijón aunque tiene una debilidad compartida con la mayoría de las bestias… la necesidad del amor. Y en Drive el amor se equipara a esa sensación del espectador de encontrarse en una carretera cubierta de niebla junto a un profundo acantilado. No pares. Pisa el acelerador y déjate llevar.
Un conductor especializado en cine de acción, que también utiliza sus habilidades al volante ofreciendo sus servicios como conductor en atracos, se verá envuelto en una turbia historia al ayudar a su vecina.
Mucho se venía hablando de esta película, así que no pude evitar sufrir el hype, y apresurarme a ver por qué tanto revuelo. Un protagonista de moda (Ryan Gosling), unos secundarios (en un momento dulce), provenientes de aclamadas series de televisión, como Bryan Cranston, Christina Hendricks o Ron Perlman, y el respaldo de premios de prestigio como el de mejor director en el pasado Festival de Cannes. Todo parece indicar que estamos ante La Película Indie del año.
Drive cuenta con una estética y atmosfera muy cuidada, que evocan al Miami Vice de los 80, hasta tal punto que hasta parece tomar sus títulos de crédito. Hace alarde de un prometedor y espectacular prólogo, y de algunas escenas impactantes y fantásticamente rodadas.
Sin embargo todo se queda en un mero espejismo, pues descubrimos una historia más propia de videojuego, vacía y harto predecible, en la que nos muestran un planísimo papel principal que ya hemos visto demasiadas veces, y es que uno acaba aburrido de la aparente calma que precede la tempestad, el director nos aburre hasta la saciedad insistiendo en mostrarnos la frialdad y oculta ternura de su protagonista, un auténtico empacho de miradas de cordero degollado, de tipo que esconde un oscuro pasado, y que como no, será enternecido y redimido por la desvalida chica con hijo adorable y problemático marido.
La película parece mucho más preocupada en orquestar bellas escenas, casi todas ralentizadas con ritmos Pop, que en profundizar en su historia o en sus personajes. Todo esto es aderezado con toques de sangrienta y gratuita violencia, que lejos de aportar, dejan de manifiesto que el director debe recurrir a ellas para provocar una mínima reacción en el espectador, pues la narrativa carece de fuerza o demasiado interés.
También asistimos a algunos, no demasiado importantes, pero si molestos, fallos de Racord, con guantes que aparecen y desaparecen, y coches que quedan intactos tras sufrir aparatosas colisiones.
En definitiva, una película ideal para inundar internet de gifs molones e imágenes con atractivos filtros vintage, que aunque tampoco merece arder en la hoguera precisamente por contar con algún destello de brillantez, sí que estará desgraciadamente sobrevalorada por esta gran epidemia gafapasta que nos invade, que automáticamente la calificará de Obra Maestra o futura cinta de culto.