Family Life
Sinopsis de la película
Janice está embarazada, y sus padres, con la excusa de que no está preparada para ser madre, la presionan para que aborte. Tal decisión no hará más que agravar sus problemas psíquicos hasta tal punto que acabará internada en un centro de salud mental. Allí se somete, en primer lugar, a una terapia de grupo, que será pronto suspendida por la burocracia hospitalaria, por lo que se le aplicará un tratamiento más tradicional, a base de fármacos y electroshock. Los reproches de sus padres durante las visitas contribuyen a empeorar su situación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Family Life
- Año: 1971
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
7.2
78 valoraciones en total
Ken Loach aborda la brecha ideológica entre generaciones en los principios de los setenta, donde los núcleos familiares se componían de padres trabajadores, conservadores y pragmáticos que chocaban fuertemente con sus hijos hippies.
El conflicto entre estos dos grupos se da en distintos niveles:
– sexo matrimonial / liberación sexual
– trabajo de fábrica / el arte y la música
– utilización de fármacos / terapias alternativas
– responsabilidad / irresponsabilidad
Ken Loach contruye un discurso en el que no deja a ningún grupo exento de culpa. Destaca por su planteamiento realista, crudo y con una fotografía tan impecable como simbólica que completa una visión de la sociedad en la que la peor enfermedad mental es el conservadurismo.
Las actuaciones están correctas, exceptuando la de la protagonista, que me parece sublime. Cuando aparece Sandy Ratcliff en los límites de la pantalla, todo parece detenerse y acelerarse consecutivamente en su mirada, en su expresión, lo que hace que su interpretación sea increíblemente magnética y misteriosa, y que pueda llegarnos a trasmitir desde miedo hasta alegría con el simple brillar de sus ojos.
Bastante recomendable.
La esquizofrenia es una alteración psíquica que sufre el individuo y que afecta sus emociones, lenguaje, adaptabilidad, y entre otras cosas, la capacidad de relacionarse armónicamente con su entorno. La persona asume entonces un comportamiento de fáciles explosiones emocionales y fuerte retraimiento, se siente melancólica y susceptible, y asume una actitud de huida de sí misma y de los demás, que fácilmente podría conducir hasta el suicidio.
Con mucha frecuencia, la esquizofrenia se inicia en la adolescencia y tiene mucho que ver con la suerte de relaciones a las que se vea abocada la joven o el muchacho. Una familia donde una adolescente es descalificada, y además presionada para que se sume a unas normas y a unos preceptos con los que puede no estar de acuerdo, generará en ella actos de rebeldía, inadaptación y posiblemente agresividad, que luego le merecerán improcedentes señalamientos y calificativos que la ubican en el rol de mala, mujerzuela y otros epítetos estigmatizadores. Entra entonces en casa el modelo culpabilizador, y el resto de la familia se asume a sí misma como víctima, mientras que la joven termina convencida de que su entorno es hostil y abominable, y entonces se desubicará al encontrar siempre los mismos refuerzos, al no ser capaz ella de responder de otra manera y al no poder encontrar otro espacio donde escapar y recibir ayuda.
Basado en el libro de David Mercer (paciente de los psiquiátricos alguna vez) y en su guión adaptado antes para la televisión por el mismo Kenneth Loach (In two minds, 1967), VIDA EN FAMILIA es un contundente filme que podría se calificado de alegato antipsiquiatría, pero no lo es, puesto que enseña la dignidad que también surge en la profesión. Lo que sí es, es un relevante estudio de la esquizofrenia donde se ponen sobre la mesa las razones de peso que la causan, las cosas que realmente podrían hacerse para conseguir que un(a) paciente vuelva a la vida normal… y las cosas que se dan en los centros médicos, y en los hogares, haciendo imposible que esto suceda.
No estamos ante una historia pesimista sino ante un filme realista hasta la médula, que se atreverá incluso a dejarnos entrever los manejos en la salud donde pesan más los negocios que lo puramente humano. Kenneth Loach cuenta su historia con asidero científico, con perspectivas de cambio y con tristeza profunda cuando siente que los jóvenes, en su mayoría, son solo víctimas de la incompetencia y la inmoralidad de los adultos, tanto en sociedad como en su propio hogar.
La historia de Janice Baildon (excelente Sandy Ratcliff) nos llega al alma, y casi alcanzamos a sentirla como una suerte de víctima-heroína, cuando vemos la sumisa forma como soporta vejamen tras vejamen, y sus vanos, pero decididos intentos de traerle paz a su alma. Loach se cuida de no caer en juegos sesgados y da a cada quien sus mejores argumentos para que no haya lugar a condenas fáciles o a estigmas de tipo alguno. Y queda entonces en el espectador, la posibilidad de decidir de qué lado cursan sus emociones y donde siente que pesan las razones.
Recordaré dos frases del Dr. Donaldson, en su entrevista con el señor Baildon, porque creo que vale ser tomadas en cuenta:
Usted cree que Janice necesita más control, pero entre las cosas que a ella más le molestan, es sentirse controlada.
Usted dice que eso es lo normal, ¿pero podría decir que es lo más sano?
Con VIDA EN FAMILIA, Ken Loach se pone ya a la altura de los grandes directores.
Me gusta las películas de Loach, sabe retratar con credibilidad a los perdedores del sistema, no me molesta su izquierdismo, pero no lo soporto cuando nos quiere educar con sus películas, cuando nos machaca sus ideas, cuando quiere que pensemos lo que que él piensa, cuando nos dice que las cosas son buenas o malas, cuando no nos muestra matices.
Loach elige perfectamente a sus actores, pero se le va la mano cuando trata de retratar a la típica familia inglesa como la mala de la historia, como la encarnación del mal, como la culpable de todo, en todo momento no deja de caricaturizarlos como ultraconservadores, que no dudo que así lo fueran, pero llega a molestar cuando lo recalca en todo momento, nunca hay nada bueno en los padres, la hija es la victima siempre, cuando ya esta bastante crecida para decidir mas o menos racionalmente su VIDA.
La sensación de maniqueísmo es inevitable.
Una película conmovedora y al mismo tiempo, realista y desoladora, sobre una joven mujer que está confusa y las reacciones de su familia frente a su psicosis. Unas grandes interpretaciones por parte de unos actores prácticamente desconocidos ayudan a comprender la problemática que origina la falta de comprensión que tienen unos padres intolerantes, restrictivos, posesivos, tremendamente egoístas y al mismo tiempo autoritarios y puritanos, transmisores de los valores más tópicos de la sociedad burguesa tradicional, sobre una hija, Janice, desgarrada entre un padre ausente y una madre dominante, a la que ese mundo de orden rutinario le resulta insoportable, y que intenta evadirse de él para conquistar su independencia, pero por lo que se ve, esto para sus padres no está permitido.
Uno de los primeros films de Ken Loach, que utiliza su clásico estilo realista cercano al documental, con actores no profesionales, y ciertas técnicas de improvisación. A nivel de construcción, Loach elabora en una estructura con elipsis y flash-back, y se basa, como es habitual en él, en un sistema de rodaje ágil, heredero del free cinema inglés de los sesenta, y en el que prima la interpretación, un cine real y potente, quizás algo maniqueo, pero sin duda, necesario.
Janice vive todavía con sus padres dentro de una familia británica ultraconservadora, llena de reproches, manipulación y exigencias sin atisbos de respeto hacia la individualidad pero con exigencias de respeto a la tradición y a la figura (paterna o materna) más que a las personas por lo que son.
Loach expone de manera muy crítica la eterna confrontación entre nuevas y antiguas generaciones, en este caso ambientadas en el tradicionalismo familiar británico, en el que los ideales y las convicciones no impiden excepciones cuando es necesario, como en el retrato del razonamiento para concluir que Janice debe abortar pese a las creencias religiosas (genial que aparentemente basta no pronunciar la palabra aborto para que desaparezca el problema).
El relevo generacional se plasma doblemente a través de la protagonista, de manera concreta en el seno familiar y de manera más general en el tratamiento psiquiátrico que recibe. Inicialmente es tratada dentro de un programa experimental, donde se dialoga en la búsqueda de los problemas, diálogos que incluyen a los propios padres y que permiten a Loach exponer sus vulnerabilidades, sus fallos y lanzar la crítica a esa sociedad cerrada a todo avance o cambio. En ese momento, Janice es principalmente una víctima de su educación y de su entorno. Cuando el programa se cancela, la protagonista pasa a recibir un tratamiento convencional en el que pasa a ser otro bicho raro que se intenta sanar a base de descargas eléctricas y poco más.
Loach ya utiliza recursos muy habituales en toda su carrera como las entrevistas o conversaciones semidocumentales para dar toda la información al espectador, o los subidones de tensión como en la angustiante comida familiar con hijas y nietos, comidas a las que casualmente el yerno nunca puede asistir por estar trabajando. Aún así, la película por momentos se hace algo lenta, quizá por un ritmo un tanto irregular, lo que contribuye a una sensación de excesiva duración que no es tal en la realidad, pero la exposición es clara, directa y muy interesante.