Factotum
Sinopsis de la película
Hank Chinaski envía sus poemas y relatos a revistas literarias, que rechazan siempre su trabajo. Para pagar su modesto alojamiento y su adicción al alcohol, realiza trabajos eventuales como obrero, portero o taxista. Su principal objetivo nunca fue ganar dinero para vivir lujosamente, lo que a él le gusta es apostar en el hipódromo, poder amar a dos mujeres (Jan y Laura) tan aficionadas al alcohol como él, observar las pequeñas cosas y, sobre todo, escribir. Cuando Jan lo abandona por otro hombre, Hank recibe la inesperada llamada de una prestigiosa revista literaria.
Detalles de la película
- Titulo Original: Factotum
- Año: 2005
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
6.2
89 valoraciones en total
Para empezar, Bukowski narra en el libro – a través de su álter ego Henry Chinaski – las aventuras metropolitanas que vivió recorriendo el país en autobuses (San Luis, Nueva Orleans, Nueva York, Filadelfia, y vuelta a Los Ángeles), huyendo del servicio militar con tal de no ir a la II Guerra Mundial. Entonces nos encontramos en la década de los 40 en Estados Unidos, Hank Chinaski tiene algo más de veinte años, pasa hambre, padece hasta el tuétano sus vicios, y tiene muy mala suerte para demostrar sus virtudes.
Viendo ésto la película no tiene nada que ver con el libro, pero está impregnada del estilo y de la temática del amigo Charles. No he visto ni Ordinaria Locura ni El Borracho para comparar, pero dicen que ésta es la mejor adaptación de una obra de Bukowski.
No se me hizo en ningún momento lenta ni tediosa, es más, es esa narración lacónica, fría, la que hace que la película sea como leer alguno de los libros del escritor. Gracias al cielo que el proyecto cayó en manos de un europeo (noruego), pues está latente el estilo nórdico de filmar, sobrio y sin tapujos.
Es, creo yo, una crítica arrolladora hacia todo lo falso y absurdo de nuestra sociedad, a través de un ser absurdo también, despreciable, misógino y alcohólico, pero también es un escéptico revolucionario , un truculento mártir enfrascado en una burocracia desalmada y sin escrúpulos , un hombre que se revela contra todos los mal llamados principios . Una obra llena de un humor negro y sardónico impagable.
Todos lo hacen a la perfección, destacando sobre todos Lili Taylor y Matt Dillon, que sencillamente bordan sus papeles.
Hacer una mención especial a la fotografía, muy conseguida, cada imágen derrocha esa sordidez y esa oscuridad que se encuentran en las páginas del escritor.
Y por último, destacar ese diálogo absolutamente genial que dice más o menos así, y que también está en el libro:
– ¿De qué va su novela?
– De todo un poco.
– ¿Va del cáncer, por ejemplo?
– Sí.
– ¿También sale mi mujer?
– Claro.
Genial. Sin palabras…
Me levanté y me fui en dirección opuesta, di la vuelta a la esquina y subí por Main Street. Seguí caminando hasta que llegué al cine Roxy.
Había fotos de las actrices colocadas con chinchetas detrás de un cristal junto a la puerta. Entré y compré un ticket. La chica de la taquilla tenía mucha mejor pinta que las de las fotos. Ahora sólo me quedaban 38 centavos. Me introduje en el oscuro teatrillo de ocho filas. Las tres primeras filas estaban llenas.
Tuve suerte. La película no había terminado. Acababa de empezar y yací estaba ella. Personalmente no me ponen tan pequeñas ni flacuchas. Una veterana venida a menos, relegada ahora a papeles de conflictiva o borracha en películas independientes. Aquí teníamos a Lili Taylor como apertura. Probablemente alguna otra había sido asesinada o tenía la regla o había tenido un ataque de histeria en el casting y esta había sido la oportunidad para Lili Taylor de volver a hacer un papel más o menos protagonista.
Pero Lili Taylor era una tipa legal. Flaca, pero con buenas tetas, un cuerpo como un sauce. Y al final estaba hasta sexy. Era como un milagro —suficiente para volver loco a un hombre.
Muchos allí estábamos para ver el cuerpo de Emily Hynnek, actriz que llenaría páginas en internet que intentasen mostrar sus secuencias haciendo desnudos. Pero el plato fuerte era la secuencia de sexo con Marisa Tomei. Tiene más de cuarenta años pero sigue siendo una diosa. Tomei devoró por completo a Matt Dillon que poco podía hacer aparte de dejarse ser cepillado. Ella pareció llegar al clímax. Su cabeza cayó hacia atrás, su boca se abrió…
Yo llevaba la novela de Charles Bukowski en mi bolsillo aunque sus doscientas páginas se podrían resumir en tres líneas de una sinopsis. Pluma afilada y aguda teñida de supervivencia y alcohol. Vocación de perdedor y fracasado, de puro anti-sueño-americano, al fin y al cabo. La película era episódica, triste, sin capacidad de sorprender, con su correctísima factura, sus interpretaciones y sus tetas. De esas películas que apenas cuentan nada y al mismo tiempo muchas cosas.
Tenía sus momento cachondos y para poner cachondos a todos los que estábamos allí.
Y a mí no se me pudo poner dura.
En primer lugar debo decir que no soy devoto de la literatura de Charles Bukowski, ni de la generación beat, aunque este realmente iba por libre.
Me parece cuando menos que todo el realismo sucio está impregnado en cierta forma de cierto determinismo geográfico norteamericano que hace que el donde y el cuando sea más importante que la propia obra artística en sí. Si se hubiese quedado su familia en Alemania, Bukowski probablemente hubiera escrito también, e incluso más pero sin embargo no hablaríamos tanto ahora de él. Es lo que yo llamo los artistas del imperio, pintores, escritores, escultores, poetas, músicos… que a lo largo de la historia han sido más conocidos por estar presentes en el país que en ese momento dominaba el mundo, pero que cien años antes o cien años después hubiesen pasado mucho más desapercibidos. Por eso es clave incorporar la variable política siempre al arte.
Algunos pueden decirme que a Bukowski le fue de pena durante mucho tiempo. Precisamente por eso. El efecto rebote le convierte a posteriori en un icono. Yo he conocido gente joven que no son grandes lectores, pero que leían a Bukowski como una marca de rebeldía. Dicho esto desde el punto de vista literario, coincido con la filosofía de este autor de raíces polacas: La sociedad apesta, y sólo queda que rendirme ante lo que fue su vida, ejemplo de constancia ante la adversidad y pasión por la escritura por encima de las circunstancias personales. Sólo que me fastidia enormemente que muchos que ahora leen sus libros, fueron los mismos que le putearon en la fábrica, en el bar o en puti-club, porque la gente no valora lo que ve, sino donde lo ve, y si no estás en un pedestal, te detestan.
Cinematográficamente estamos ante una buena película pero que requiere empatía, evidentemente si no te va el tema más vale que veas las tortugas ninja.
Además de destacar un humor negro y sin concesiones cada vez menos frecuente, hay que quedarse con la actuación de Matt Dillon, que está soberbio, y demuestra que como decía Francis Ford Coppola siempre fue el mejor actor de todos aquellos jóvenes con los que pudo contar en Rebeldes o La ley de la calle. Si en vez de noruega hubiera sido norteamericana, esta película hubiera tenido muchos más premios y repercusión. Pero claro el director Bent Hamer, no se llama Sean Penn.
Una película para visionar sobre todo esos días que estás hecho polvo, porque no se trata de que te animes, sino de que profundices en el dolor hasta que llegues a las entrañas y sepas quien eres. Ya lo decía el filósofo: Conócete a ti mismo, algo que cada vez ocurre menos.
Muy recomendable.
Una extraña coproducción entre productoras de Estados Unidos y Noruega, dio como fruto esta interesante película de Bent Hamer. Al principio parece que estás ante una película más, de esas en las que transcurren los acontecimientos sin más, de forma correcta. Pero poco a poco, vamos descubriendo a Hank, a través de sus acciones, y la historia va evolucionando junto a otros interesantes personajes. Es un escritor fracasado en principio, que no encuentra su sitio en una sociedad tan deshumanizada, donde no se quiere hombres que piensen sino meros hombres-máquina que hagan su trabajo de forma rápida y eficaz. Se hace divertida, sobre todo en las últimas escenas, puesto que al inicio me apreció muy fría. Sin lugar a dudas, muy recomendable, además, para ver a un correctísimo Matt Dillon.
Durante días, semanas, años, décadas, vidas completas malgastadas, entregadas a los odios más mezquinos. Al final no queda nada que la muerte no pueda llevarse . Con esta reflexión el personaje, hombre fracasado cuyo trabajo preferido es escribir pero por el que nadie le paga nada, sentencia cómo desperdiciamos la vida en trabajos, objetivos o mezquindades intrascendentes que luego en un instante la muerte desplaza sin más. Otra reflexión de este film es cuando un soltero empedernido justifica su situación vital diciendo: Una mujer es como un empleo a jornada completa…, yo no soporto eso . ¡Qué gran verdad realidad!
Excelente papel de Matt Dillon haciendo de hombre sin éxito, trabajando en distintos trabajos ocasionales que le permitan sólo ganar algo de dinero para sobrevivir y entre ir y venir, dedicación a lo que más le gusta hacer y hace bien, vivir libremente, escribir poemas o relatos, etc., lo cual hace porque necesita hacerlo, porque él ha elegido ser escritor por encima de que alguien lo reconozca o lo tome en cuenta, con todas las consecuencias, hasta el final.
Fej Delvahe