Las inocentes
Sinopsis de la película
Narra la historia real de unas monjas polacas embarazadas tras ser violadas por las tropas rusas durante II Guerra Mundial. Agosto de 1945. Un monasterio cerca de Varsovia (Polonia) alberga un oscuro secreto. Mathilde Beaulieu es una joven médico enviada por la Cruz Roja con el fin de garantizar la repatriación de los prisioneros franceses heridos en la frontera entre Alemania y Polonia. Pero la sorpresa llega cuando descubre que una gran parte de las hermanas del convento están embarazadas por soldados del Ejército Rojo. Aunque Mathilde es inexperta, deberá aprender a sacar adelante esta inusual situación y ayudar a las hermanas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Les innocentes (Agnus Dei)
- Año: 2016
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
6.5
25 valoraciones en total
Cine de autor francés ambientado en Polonia en el invierno de 1946, la película se centra en un convento de religiosas que a la llegada de los rusos sufrieron una violación colectiva y que hace que gran parte de las monjas esté embarazada y a punto de dar a luz. Algo que por vergüenza han mantenido oculto dentro de los muros.
Hasta que una de las religiosas pide ayuda a una miembro francesa de la Cruz Roja. Una joven idealista que creía en el papel liberador del Ejército Rojo y ha ido de voluntaria a curar soldados rusos. Su fe en el comunismo se tambalea cuando ve la brutalidad y la indisciplina del soldado ruso.
Mientras su fe se tambalea, las religiosas intentan conservar la suya, pese a lo que han sufrido y a que se preguntan por qué Dios ha permitido eso. Cada una de las monjas llevará sus últimos días de embarazo de un modo distinto. Desde la resignación, al miedo al infierno o incluso el amor o el odio hacia la criatura que llevan dentro.
Una película muy bien interpretada. emotiva, amarga y con momentos muy duros mientras se decide el destino de esos bebés, que viene a seguir la estela de películas y libros que en los últimos años han roto el tabú sobre el Ejército Rojo y los estragos que causó en Europa central y del este en los últimos meses de guerra y primeros de posguerra.
Esperaba un final trágico, hacia el que la cinta parecía encaminada, pero reconozco que me ha emocionado ese rayito final de esperanza, mientras la enfermera sostiene en sus manos la foto con las monjas y los niños que ayudo a venir al mundo.
Entrañable película religiosa. Todo un remanso de valores trascendentales, cristiano-católicos, donde sobremanera destaca la profundización sobre la fe religiosa y cristiana, que el filme resume en estas dos espléndidas reflexiones:
«Ya sabe cómo es la fe, al principio es como un niño que va de la mano de su padre y se siente seguro, pero hay un momento que tarde o temprano llega en el que te suelta la mano, te sientes perdida, sola, pides ayuda y nadie responde. Por mucho que te mentalices, te sorprende, te golpea de lleno en el corazón. Esa es nuestra cruz. Detrás de todo gozo hay una cruz.»
«La fe son veinticuatro horas de dudas y un minuto de esperanza.»
Y al mismo tiempo que la fe, el filme abunda en la constatación de que tarde o temprano, a esta principal virtud siempre le corresponde por parte de Dios o de su Misterio Trascendente, el envío auxiliador de un ángel, de algún tipo de salvación o resurrección.
Fej Delvahe
¿Qué es la fe? Según el diccionario de la lengua de la RAE la fe es en la religión católica, primera de las tres virtudes teologales, asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia, pero también conjunto de creencias de una religión. No aclara mucho, ya que resulta una definición epidérmica y deja fuera la vivencia y experiencia de la fe, de cómo tiñe nuestros actos y de cómo condiciona nuestros razonamientos. El diccionario de uso del español de María Moliner es algo más útil al decir que es una creencia en algo sin necesidad de que esté confirmado por la experiencia o por la razón propias. Hoy en día, en la sociedad secular y cartesiana que nos anega, provoca rechazo o recelo, sin darnos cuenta que aún hoy mueve el devenir del mundo, ya sea tanto en lo íntimo como en lo colectivo (sirvan los atentados de fanáticos musulmanes integristas como ejemplo).
Por ello se agradece la mirada serena que propone esta cinta a las inconsistencias, miserias y arbitrariedades que la religión provoca en un convento asediado por el sentimiento de culpa y la incomprensión, ya que las monjas y novicias que lo habitan han sido violadas por las fuerzas soviéticas ‘de liberación’ y se enfrentan a la dificultad y confusión de aceptar la inminente maternidad de muchas de ellas, así como el calvario inmisericorde que provocan unos invasores tan laicos como prepotentes, tan carentes de respeto como de compasión, tan abusadores como insensibles. Además del repudio a la religión y a todo lo religioso que traen esos nuevos bárbaros, en un pueblo como el polaco tan torturado como masacrado, que ha vivido su catolicismo como una seña de identidad con la que diferenciarse y protegerse de los vándalos.
Se nos muestran las paradojas, los absurdos y las arbitrariedades en el seno de las religiosas, pero también las de todos aquellos que se ponen en contacto o relación con ellas, de buena voluntad o a regañadientes. Es notable su sobria puesta en escena, la austeridad del entorno, los rostros atormentados de las mujeres, el punto de vista que oscila entre el estoicismo, la censura y la clemencia, la frialdad de un ambiente que parece congelar la piedad y la ternura de los individuos que lo habita, la sinrazón de ciertos comportamientos, el dolor de lo inefable. No hace falta compartir unos ideales para poder respetarlos. Se refleja un episodio verídico de la II Guerra Mundial que, sin embargo, parece una ficción descabellada.
La tragedia y la mugre van de la mano. Fascinante y repelente a un tiempo, resulta una experiencia conmovedora.
La película de Anne Fontaine es un drama angustioso y esperanzador basado en hechos reales, cuya historia se centra en Mathilde Beaulieu (Lou de Laâge), una joven médico que trabaja para la Cruz Roja Francesa instalada en Polonia con el fin de garantizar la repatriación de los prisioneros franceses heridos en la frontera entre Alemania y Polonia. Una vez terminada la ocupación nazi, el país tiene que hacer frente a otro problema: el ejército ruso que se ha establecido en territorio polaco con unas consecuencias para la población en la mayoría de los casos igual de malas. Mathilde descubre en los meses finales de su estancia en Polonia, a través de una monja polaca en busca de ayuda, como el ejército rojo pasó por un convento violando a muchas de ellas y dejándolas embarazadas. En un principio contará con la oposición de la abadesa al cargo del convento, la Mère Abesse (Agata Kulesza) para aceptar la ayuda y con los obstáculos de algunas monjas que por razones religiosas no pueden ser tocadas ni vistas desnudas. Pero las fuertes creencias religiosas chocarán con la dura realidad y poco a poco las monjas se vuelven dependientes de Mathilde.
Las monjas se encuentran en una gran encrucijada, por un lado no pueden acudir a ningún médico ruso o polaco porque serian informadas las autoridades competentes en el poder y en el mejor de los casos implicaría ser desalojadas y quedarse sin hogar, y por otro lado si la iglesia se entera de los hechos acontecidos el convento sería cerrado de forma fulminante por sacrilegio. Por tal motivo, Mathilde acepta ayudarlas al mismo tiempo de mantener su secreto asumiendo enormes riesgos para su seguridad e integridad física.
Es un drama emocionante sobre la lucha interna por mantener la fe en situaciones extremas donde las monjas deben sostener una dura prueba de fe religiosa ante el temor de que serán castigadas por Dios por no cumplir con su voto de castidad. Es una película bellamente fotografiada en tonos oscuros y sombríos.
A continuación reproduzco el extracto completo de mi crónica de la Seminci 2016 donde hago referencia a Las Inocentes:
La segunda jornada del Festival se inició con Las Inocentes de la directora luxemburguesa Anne Fontaine que acudió por la mañana a la rueda de prensa para presentar su película. Ella nos descubre que el punto de partida del film es real, es el cuaderno de trabajo de la joven médico francesa que contaba el día a día de lo que hacía y de las personas que iba conociendo durante la guerra y en uno de ellos encontró a unas monjas a punto de dar a luz. El sobrino de la médico, fallecida un año después de haber salvado las vidas de estas monjas, conservaba el cuaderno y siempre estuvo interesado en hacer una película sobre este episodio por lo que según nos revela Anne Fontaine,un día fueron a visitarme unos productores que me dijeron que tenían una historia para mí y me despertó mucho la curiosidad. Los escritos de la doctora no eran muy descriptivos sino mas bien técnicos y científicos por lo tuvieron que poner mucho material ficticio en el guion para desarrollar una historia, nos confiesa la directora.
La última película de Anne Fontaine mantiene bastantes nexos de unión con la magnífica Ida (2013) de Pawel Pawlikowski no solo por compartir a la fabulosa actriz polaca Agata Kulesza que de juez desengañada y alcohólica pasa ahora a ser la estricta madre superiora de un convento de monjas sino también porque ambas están localizadas en la Polonia post Segunda Guerra Mundial y aparece el tema de las dudas de fe y la liturgia religiosa dentro del convento. En Las Inocentes todos los personajes principales son mujeres y nos ofrece una perspectiva únicamente femenina donde el espectro y la amenaza de la violación está presente a lo largo de la película como un espíritu sombrío flotando en el ambiente cada vez que un hombre interactúa con una mujer, sobre todo después de la situación traumática vivida por la protagonista en un control soviético nocturno de carretera que nos ayudará a comprender mejor el compromiso de Mathilda con las madres y los niños en el convento.
El relato de las monjas en el convento saca a relucir una serie de oscuros episodios acaecidos al finalizar la Segunda Guerra Mundial de los que se habla poco en los libros de historia como son las abominables violaciones a las mujeres por parte de las tropas vencedoras que ocupaban los territorios enemigos y que a pesar del paso de los años siguen estando desgraciadamente en plena actualidad porque en palabras de Anne Fontaine en los países en conflicto la violación se sigue utilizando como un arma de guerra. La película es un drama desgarrador que pone a examen el uso de la fe y condena los fanatismos y el dogma llevado a circunstancias extremas. Está realizada con mucha sensibilidad, equilibrio, y transmite al mismo tiempo emotividad y amargura.
Todas mis críticas en:
http://timejust.es/author/barriodelensanchegmail-com/
Esta coproducción franco-polaca dirigida por Anne Fontaine sobre una historia basada en hechos reales, presentada en la Sección Oficial de la Seminci, podía haberlo tenido todo para ser una gran película: una estupenda fotografía, una buena puesta en escena, unas interpretaciones correctas y una historia que podía haber servido de base para un gran film.
Pero el problema de Las inocentes o Agnus dei radica, precisamente, en como se trata la historia, porque el planteamiento es tan aséptico y contenido que, en la práctica, deja frío al espectador. No llega a emocionar como debería, y tal vez en la búsqueda de evitar el sentimentalismo (algo loable, por otra parte, porque es fácil caer en él en una historia como la que se plantea) se exceda, pues toda la película camina entre el difícil terreno de evitar caer en el exceso de melodramatismo y presentar un discurso más o menos profundo de confrontación entre la fe y la ciencia (y que, lamentablemente, tampoco consigue reflejar).
Tan solo al final de la historia se nota un cierto cambio en el tratamiento de la historia que pueda provocar alguna emoción en el espectador, pero, llegados a ese momento, y tras 100 minutos de historia entre los muros del convento, lo que la vida depare a este grupo de monjas, sinceramente, ya no le importa a nadie.
Una pena, porque podría haber sido un gran film.