Espíritu de conquista
Sinopsis de la película
Edward Creighton, ingeniero de la compañía telegráfica Western Union, se encarga de dirigir la instalación de una línea a través de los territorios del Oeste. Ayudado por su hermana Sue, recluta a los trabajadores en los pueblos más cercanos. Pero, como la región es peligrosa y está infestada de indios, la empresa tiene que ofrecer sueldos elevados para contratar al personal.
Detalles de la película
- Titulo Original: Western Union
- Año: 1941
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.4
80 valoraciones en total
El 24 de mayo de 1844, una vez concluida una línea experimental entre Baltimore y el Capitolio de los EEUU, el inventor del método de telegrafía que lleva su nombre, Samuel Morse, hizo la primera demostración pública de su sistema enviando un mensaje de la Cámara de la Corte Suprema en el Capitolio de EE.UU, en Washington, DC destinada al ferrocarril de B & O en Baltimore. La primera frase transmitida por fue What hath God wrought? (¿Qué nos ha traído Dios), cita del capítulo 23, versículo 23 del Libro de los Números del Antiguo Testamento.
Durante las dos décadas siguientes se difundió por todo el país este nuevo sistema de comunicación, con las mejoras introducidas por los potentes electroimanes de Alfred Vail.
En este contexto, ahora bajo la presidencia de Abraham Lincoln (1861-1865) se desarrolla esta preciosa cinta de Fritz Lang que se ocupa de la epopeya de la llegada del telégrafo desde la ciudad de Omaha (Nebraska) hasta la de Salt Lake (Utah). Algo más de 1.500 km. atravesando territorios dominados por los indios o ciudades como Denver de honda tradición pistolera.
La cuidadosa descripción de los trabajos de colocación del tendido con sencillos postes telegráficos de una única palomilla, los estudios topográficos previos, el establecimiento de las estaciones intermedias, la distribución y el ritmo de los trabajos, las dificultades que a cada momento hay que abordar, todas estas cuestiones tan poco cinematográficas constituyen para nosotros un plus especial en esta película. Independientemente del hilo argumental, uno de tantos dentro del género, el gusto que tienen algunos directores por colocar sus obras sobre un fondo histórico bien documentado les confiere originalidad y refuerza el interés por la trama. Al menos para nosotros.
Por lo demás, estamos ante un trabajo de Friz Lang que se aprecia en la delicadeza con que presenta, desarrolla y concluye la trama. La trama que es un drama. Un doble drama por el enfrentamiento que hay entre dos hermanos, o por la disputa de dos galanes por la dama, todo adecuadamente suavizado por la ironía, la broma o el fino humor. Magistral la relación entre dos maravillosos secundarios como el temeroso cocinero y su bronco protector. Como se ha comentado ya, a veces parece que estamos viendo una cinta de John Ford. Con eso queda todo dicho.
En los años 30 y 40, el western fue un terreno muy frecuentado en el cultivo de la epopeya. Curiosamente no fue un americano sino un europeo, el encargado de poner en escena la gesta del tendido telegráfico por parte de la Western Union encargada de su explotación, fue Fritz Lang para la Fox. Pero la actitud de Lang resultó modélica, huyendo del estereotipo se limitó a observar la mentalidad y la tipología con ojos descubridores de un pionero. La odisea aventuresca atraviesa territorios inhóspitos hacia el Oeste poblado por ladrones e indios. El cineasta vienés formado en Alemania, no se ciñe tanto a las proezas varias del colectivo cuanto a la peripecia individual de tres hombres, destacando una figura de rostro pétreo, un lacónico ex pistolero que intenta reintegrarse socialmente.
En 1861, tres hombres muy diferentes entre sí unen sus vidas al proyecto del telégrafo para enlazar Omaha (Nebraska) con Salt Lake City (Utah). Uno, Vance Shaw (Randolph Scott), nacido en el sur, ex atracador de bancos, es contratado como guía para la Western Union. Otro, Richard Blake (Robert Young, nacido en el Este, es un ingeniero que conoce bien el alfabeto Morse. El tercero, Edward Creighton (Dean Jagger), es topógrafo y jefe del proyecto. Naturalmente el distinto carácter de estos personajes hace que su relación en el trabajo sea diferente. Para Vance, la labor constituye una forma de redimirse, para Richard, equivale a un proceso de aprendizaje, y para Edward significa el logro de una aspiración que da sentido a su vida.
Es un film construido sobre unos personajes que coinciden en una labor común, recorrida a veces por la fatalidad y por un cierto humor (el pintoresco cocinero), que suaviza los momentos dramáticos. Espíritu de conquista se distingue por la dificultad de conciliar los elementos citados anteriormente. Todo el relato se halla impregnado por el fatalismo que pesa sobre Vance, que representa un mundo y un modo de vida relegada por el progreso, la llegada del telégrafo. Vance se debate entre la regeneración y hacer frente a su pasado, enfrentándose a su hermano (Burton McLane), antiguo compañero de fechorías.
A su lado, los otros dos personajes presentan menos interés, y es él quien les otorga cierta entidad dramática como hombres de futuro y progreso, desde su incuestionable aliento clásico. Vance es la prueba como vestigio de un mundo que queda atrás. Western Union se articula como la crónica de un hombre al que el destino le disputa la posibilidad de cambio. Western dotado de una excelente fotografía en color y un estupendo argumento que aúna intimismo y epopeya.
Es progreso todo aquello que acerca a los seres humanos entre sí. Todo lo que acorta distancias, lo que hace accesible otros lugares y otras culturas, lo que nos permite conocernos mejor y sentirnos una sola humanidad que lucha por objetivos comunes, será bienvenido y se abrirá paso contra todos los que quieran oponerse a la unión y a la Unicidad.
>, fue el segundo western realizado en América por Fritz Lang, tras, La Venganza de Frank James. Diez años después, reincidiría con Rancho Notorius, siendo ésta su última incursión en un género muy americano al que, sin embargo, algunos europeos aportaron algunas de sus más perennes obras.
Lo que me gusta de esta película es precisamente esto. La historia, escrita por Robert Carson, libremente basada en la novela, Western Union, que Zane Grey publicara en 1899, recrea el episodio histórico cuando, la compañía Western Union, extendía sus cables telegráficos entre Omaha y Salt Lake City, en los EEUU. Todos los obstáculos que se avinieron entonces: la oposición del sector sureño más reaccionario, el oportunismo de los bandidos, la rivalidad con los indios, los accidentes… son recreados con notable atractivo, curiosamente, por un director europeo de enorme sensibilidad como fue, Fritz Lang.
Randolph Scott, da vida a Vance Shaw, un héroe de carne y hueso con salidas en falso y sin grandes protagonismos, atraído por la misma chica en la que se interesa su colega y amigo, Richard Blake, y viviendo en la encrucijada de ser leal a su empleo o ser leal a Jack Slade, el jefe de los opositores y oportunistas confederados, y alguien muy cercano a su vida.
Lang, denuncia con efectividad la manera como los indios eran suplantados e involucrados en actos criminales mediante el uso de disfraces, y cómo, la oposición al progreso obedecía muchas veces a la intención perversa de dañar, para luego ser ellos mismos los proveedores de lo arruinado.
Este es un filme muy rememorativo que, además, goza de una preciosa fotografía, y entremezcla el humor -aportado principalmente por el cocinero y el cochero–, con el tímido romance entre, Sue Creighton, hermana y colaboradora del director de la obra, y Vance Shaw, el hombre que busca redimirse ante un destino cuyo sol comienza a ocultarse, y en el fondo, la lucha incesante por el progreso, forjado por un puñado de hombres que, en ocasiones, sobrepasaron los derechos individuales para privilegiar los colectivos.
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…Y el progreso que tiende a la unión de todos los hombres, seguirá adelante. Por nada del mundo perderemos nuestro supremo objetivo.
Espíritu de conquista es uno de esos westerns relativamente desconocidos que, de vez en cuando, conviene reivindicar. Y no sólo porque lo haya dirigido un grande como Lang ni porque me parezca, en efecto, un western cojonudo. Me apetece reivindicarlo porque Espíritu de conquista constituye, ante todo, un magnífico paradigma de aquellos clásicos westerns de antaño que describían a la perfección cómo y de qué manera los incipientes Estados Unidos habían forjado su país a base de mucha ilusión, mucha ambición y —por qué negarlo— mucha salvajada.
Lo mejor de todo, sin embargo, es que siendo Espíritu de conquista el típico western clásico de pura cepa también atesora, al mismo tiempo, ciertos detalles que lo alejan de los habituales cánones del género y que son fruto, sin lugar a dudas, del singular e insobornable criterio de Lang. Un cineasta cuyo origen europeo no le impidió aprender a narrar ‘a la americana’ ni, mucho menos, contemplar el western desde una perspectiva mucho más neutral, objetiva, crítica, irónica y hasta cómica.
Siete merecidas estrellitas, pues, para un western que —pese a su incuestionable aliento clásico— rezuma personalidad por los cuatro costados y en el que la presencia de un Randolph Scott algo más joven de lo habitual le confiere a esta peli —que, ojito, parece de Ford pero es de Lang— un aliciente extra muy digno a tener en cuenta. Recomendable.
Segundo de los tres westerns realizados por Fritz Lang. Escrito por Robert Carson ( Ha nacido una estrella , Wellman, 1937), se basa en la novela Western Union (1939), del prolífico y acreditado especialista Zane Grey. Se rueda en exteriores de Arizona (House Rock Canyon) y Utah (Kanab y Zion National Park) y en los platós de la Fox. Producido por Harry Joe Brown, se proyecta en première el 31-I-1941 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en la ciudad de Omaha y en territorios de Nebraska y Utah, en 1861. Edward Creighton (Jagger), ingeniero de la Western Union, con la ayuda de su hermana Sue (Gilmore), dirige el montaje del tendido telegráfico entre Omaha y Salt Lake City. Entre el personal que contrata, se encuentra Vance Shaw (Scott), que un año antes le había ayudado tras un accidente de caballo. También contrata al recomendado Richard Blake (Young).
El film es un western dramático con referencias históricas: el tendido del telégrafo entre Omaha y Salt Lake City. Las obras se ven dificultadas por dos obstáculos: los indios liderados por el jefe Caballo Pinto y un grupo de forajidos comandado por Jack Slade (MacLane). De ahí la necesidad de contar con el concurso de un especialista capaz de garantizar la seguridad de las personas, los materiales y las obras. Lang realiza sus tres westerns a partir de su afición al género, su interés por la historia del país, su fascinación por la mitología y la ética del viejo Oeste y la particular seducción que siente por los temas de la venganza y la redención. La relación de Lang con el western no es casual, no responde al imperativo de necesidades elementales y no se plantea contra sus gustos y preferencias. De ahí que sus tres trabajos dentro del género incorporen aportaciones personales que dejan en ellas su impronta singular.
El film proyecta una visión distanciada, irónica, desmitificadora y ocasionalmente burlona de los tópicos del género. En este sentido se pueden citar el encuentro con los indios, la indumentaria de vaquero de Blake hecha a medida en NYC, el ensayo de los movimientos de pistola de éste, etc. Lang se posiciona lejos de las propuestas épicas habituales, exageradas por De Mille en Union Pacific (1939). En su lugar construye un relato de personajes individuales y humanos, enfrentados a disyuntivas morales y por ello víctimas de dramas interiores de profundo calado. Shaw se ve dividido entre el deber moral de velar por su hermano, cumplir con su deber profesional y defender su amor por Sue. Al drama interior se suma en su caso una áspera lucha por la redención, mucho más dolorosa de lo esperado. Quiere olvidar el pasado, pero las circunstancias le obligan a afrontarlo sin evasivas y sin demoras.