En tu cama o en la nuestra
Sinopsis de la película
Brad, Zeke y Jonathan son tres amigos inseparables, que se reúnen cada domingo para contarse las aventuras sexuales del fin de semana. Pero todo cambia cuando se enamoran de una mujer… concretamente de la misma mujer. Cuando lo descubren, ninguno acepta renunciar a ella. Así que la chica decide salir con los tres. Eso sí, siguiendo unos turnos estrictos para que todos puedan disfrutar de ella. Poco a poco, la relación entre los amigos se va transformando.
Detalles de la película
- Titulo Original: Whipped
- Año: 2000
- Duración: 86
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Opinión de la crítica
Película
4.1
27 valoraciones en total
Llamará la atención del espectador atento que esta película de execrable título venga escrita, producida y dirigida por la misma persona. No es algo habitual en comedietas norteamericanas para adolescentes en estado de celo, porque esos subproductos son urdidos por auténticos sanedrines de especialistas en marketing, chistes chuscos y monótonos canales monográficos de televisión que, más tarde, se reparten cargos secundarios como director , guionista o productor . Frente a esto, Peter M. Cohen se esfuerza en recoger todos y cada uno de los abundantes tópicos de los subproductos arriba mencionados para, al final, tratar de desbaratarlos. Su grado de éxito se me escapa, porque no conozco sus intenciones. En cualquier caso, siempre habla bien de él el hecho de dejar al espectador la libertad para que decida si lo que ha presenciado es el último exponente en comedia burda o una inteligente vuelta de tuerca al manoseado género al estilo de Neil LaBute.
La película arranca, y continúa en esa línea hasta bien avanzada, con la presentación de unos personajes que basculan entre lo premeditadamente vomitivo y lo cínicamente tópico. Ni los cuatro maromos ni la chica perfecta con que se topan los tres solteros de este particular clan de trogloditas suburbanos tienen mayor interés. Las situaciones que descritas desperezan el aburrimiento del espectador cuando no el arrepentimiento por el pago del precio de la entrada. Y entre bostezos, náuseas y oraciones llega, a los tres cuartos de metraje, un giro muy inesperado. Se pasa de la insustancial, esclerotizada situación de tres hombres que comparten el amor de una mujer (una perversión de Jules y Jim ampliado) a la visión de esa misma situación de poliandria por parte de la mujer.
La propuesta deja al descubierto que, por una parte, se daba por sentado que la visión aburrida, deslavazada y pueril que se estaba ofreciendo era la de un pestilente machismo que resulta gracioso para cierta parte de un público que llega a las salas de cine (puerilmente) atraído por títulos tan repelentes como En tu cama o en la nuestra . Por otro lado se ofrece la descorazonadora sensación de que, igual que algunos nos resistimos a creer que personajes tan penosos como los hombres de la película existan en la realidad, no nos queremos creer que las mujeres representadas son ni como las muestran películas como American Pie ni como queda finalmente descrita la Mia (Amanda Peet), que manipula a tres hombres simultáneamente.
Además, si bien se agradece enseñar con esa mirada inversa las miserias de la clase acomodada yanqui que impone una subcultura que se ha aupado hasta alcanzar niveles de dominación inmisericorde, al espectador le queda la duda de si, simplemente cambiando el sexo del manipulador, se llega mucho más lejos en lo que a los resultados de esa crítica se trata, si, al final, para este viaje no hacían falta alforjas.
Ver como un grupo de amigos treinteañeros que se comportan como adolescentes pajilleros se reúnen los domingos a merendar en un bar para hablar de sus experiencias con las mujeres el fin de semana.
Las mismas secuencias, las mismas escenas, las mismas payasadas, los mismos chistes… la misma inexistente originalidad de siempre, vamos. Y por si todo eso no es lo suficientemente repetitivo, tenemos como punto de encuentro a una Amanda Peet omnipresente, que acaba saliendo con todo el grupo de amigos y gran parte de los varones a un radio de 50 km a la redonda, al mismo tiempo, y por supuesto, sin que ninguno de los imbéciles protagonistas se entere. (Hasta que se destapa todo, pero vamos, que no cuela de ninguna manera)
Bastante significativa es la interpretación de Amanda Peet, la protagonista, figura indiscutible del film, y actuando con una apatía y una desgana asombrosas.
¿Servirá únicamente (Amanda Peet) para papeles secundarios de calienta… ¡ejem! … para enseñar las tetas y alguna escena de cama, como en Falsas Apariencias? La verdad es que después de ver semejante interpretación estoy empezando a planteármelo, la respuesta en posteriores críticas.
Lo mejor, por mi parte, fue la sensación tras levantarme del sillón, después de acabar la película, ese ya pasó, jaroshlav, ya pasó.
Lo peor, que al final te das cuenta de que el tiempo empleado en verla podrías haberlo dedicado con mayor… ¿provecho? ¿entretenimiento? ¿diversión? a darle vueltas a un DVD o a comprobar que desde 1965 hasta 2008 todas las semanas han tenido siete días.