En alas de la danza
Sinopsis de la película
John Lucky Garnett (Fred Astaire) es un destacado bailarín que llega tarde a su boda con Margaret Watson (Betty Furness). El padre de esta le reta a que vuelva a pedir la mano de su hija cuando haya ganado la astronómica cantidad de 25.000 dólares. Para ello John se traslada a Nueva York, en compaía de su amigo Everett Pop Cardetti (Victor Moore), donde conoce a Penélope Penny Carroll (Ginger Rogers). La relación entre ambos se irá estrechando hasta el nivel de que acabarán enamorándose.
Detalles de la película
- Titulo Original: Swing Time
- Año: 1936
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
Película
6.8
56 valoraciones en total
¿Ridícula? ¿Qué da risa?
Hubo un tiempo que la comedia musical era Ginger y Fred. Siempre salían con un matrimonio cómico y unos escenarios interplanetarios, inmensos, sobredimensionados.
Yo no sé si dan risa o si el argumento es flojito pero cuando uno ve esas imágenes, ve a Fred que baila por la esquinas del televisor, que se sube por el techo de mi salón, que sigue bailando sobre la mesa saltando por encima de las sillas, que sale de negrito zumbón y luego baila agarrado de la cintura a Ginger cuya falda vuela como una estela, y que Fred taconea con una sonrisa impecable como si la Ley de la Gravedad no fuera con él, que luego Ginger enseña los morritos un poco enfadada pero que todo es amor y armonía…, entonces uno piensa que existe un cielo, tal vez no sea el cielo que uno quiere, pero es una dimensión celestial en la que Fred y Ginger bailan sin cesar y viven para siempre y por suerte, de vez en cuando puedes asomarte a lo que pudiera ser un marco de felicidad, verlos y disfrutar…
No me parecen películas de otros tiempos, me parecen películas de otros mundos.
Una de las tantas comedias musicales protagonizada por la mítica pareja Fred Astaire y Ginger Rogers para la productora RKO, que logra sin grandes pretensiones, alcanzar su objetivo principal: entretener.
El paso del tiempo es notorio sobre todo para este tipo de productos musicales que fueron concebidos para funcionar exclusivamente en su época. Esto es evidente al analizar aspectos como la simpleza del guión, que parece por momentos improvisado, como hecho a base juntar escenas sin conexión entre ellas, la incoherencia de ciertas situaciones, o el exagerado tratamiento surrealista de ciertos personajes cómicos que rozan lo ridículo. Pero todo esto es disculpable y secundario, ya que como he dicho antes, este tipo de películas se hacían para un banal entretenimiento del espectador, sin que éste tuviese que parase a pensar si lo que veía en la pantalla era lógico o no.
Sin duda alguna, el principal atractivo de la película se basa en la música y el baile, a cargo de Fred y Ginger, que nos deleitan una vez más con asombrosas y estudiadas coreografías llevadas a cabo magistralmente, y con canciones pegadizas y de melodía inteligente, que aún hoy resultan atractivas. En definitiva, todo un regalo para la vista y los oídos.
Quien quiera ver una buena película, que se olvide de esta película ya que verán que no es la música y el baile los que acompañan a la película, sino más bien al revés: en cualquier producto Astaire-Rogers, el cine no es más que un pretexto, un canal por el que mostrar la música y el baile.
LO MEJOR
-Música y baile: todo un regalo para la vista y los oídos.
LO PEOR
– La simpleza del guión, lo absurdo de ciertas situaciones y algunos personajes cómicos que rozan lo ridículo.
Mientras revisaba esta película considerada por los críticos la mejor de Astaire y Rogers, advertí que su interpretación de la canción The Way You Look Tonight (Ganadora del Oscar) era la mejor en cuanto a vocalización y transmisión de sentimientos que le había escuchado. Después me entero que ese disco fue número 1 en U.S.A. y la canción más vendida de Astaire en toda su carrera. Esta película está marcada por varios números de factura extraordinaria y por una interpretación profunda de Rogers. Destaco la actuación de Rogers porque no es sencillo ser creíble con un argumento tan light que es para mí el único punto débil del film. Gracias a la reseña del gran crítico Roger Ebert pude apreciar que el número Never Gonna Dance , además de ser magnífico en su conjunto, es uno de los mas sensuales y románticos que interpretó la pareja, lo cual se vé contrastado por la melancolía de ser un baile de despedida. Finalmente Bojangles of Harlem (tributo a Bill Robinson, aquel incomparable compañero de Shirley Temple en The Little Colonel y The Littlest Rebel ), es un gran logro de Astaire y Hermes Pan (este último nominado al Oscar precisamente por esta coreografía), en el cual se combinan momentos de Astaire sólo, junto con bailarinas, y, finalmente bailando con su propia sombra triplicada (una ocurrencia de Pan al ver que cuándo Astaire bailaba producía varias sombras). El dueto final con Astaire cantando A Fine Romance y Rogers The Way You Look Tonight en simultáneo, es de una delicadeza significativa y subido romanticismo. En alas de la danza muestra a Astaire y Rogers en su cima, y es fácil advertir que la complejidad de los números de baile que lograron en la misma alcanzaron una perfección que no se pudo repetir. Cine que alegra la vida: a mirar y disfrutar !!!
Producción de la RKO, en b/n, realizada por George Stevens ( Raíces profundas , 1953). Se basa en el relato breve Portrait Of John Garnett , de Erwin Gelsey, adaptado al cine por Allan Scott y Howard Lindsay. Se rodó en Downtown y Union Station (LA) y en los Paramount Studios (Hollywood, LA), con un presupuesto estimado de 1 M dólares. Nominado a 2 Oscar, obtuvo uno (canción). El productor fue Pandor S. Berman y se estrenó el 4-IX-1936 (EEUU).
La acción tiene lugar en una pequeña ciudad americana y en NYC, en 1935/36, a lo largo de unos meses del invierno. Narra la historia de John Lucky Garnett (Fred Astaire), bailarín de conjunto. Distraído por los compañeros, llega tarde a su boda con Margaret Watson (Betty Furness). El padre de ésta le reta a que vuelva a pedir la mano de su hija cuando haya ganado la astronómica cantidad de 25.000 dólares. Para ello John se traslada a NYC, en compaía de su amigo Everett Pop Cardetti (Victor Moore), donde conoce a Penélope Penny Carroll (Ginger Rogers). John canta, baila, toca el piano, es delgado, algo caradura y siente inclinación por los juegos de azar. Pop es grueso, ingenuo, tramposo en el juego de cartas y bonachón.
La película combina musical, baile, canciones y humor. Los números de baile cuentan con una espléndida coreografía, de Hermes Pan, nominada al Oscar. El score musical es de Jerome Kern y las canciones, de éste y de Dorothy Fields (letra). Incluye un combinado de canciones de estilos muy variados (dramáticas, alegres, cómicas, etc.). El humor hace uso de enredos, malentendidos y otros recursos como la amable parodia de Stan Laurel por Lucky y la de Oliver Hardy por Pop, la crítica de la codicia de los ricos, las calamidades de los jugadores, los caprichos de empresarios, la vanidad intransigente del director de orquesta y el carácter contagioso de la risa. El relato, conducido con vigor por Stevens, evita la sensiblería y el empalago, y optimiza la fantasía con imaginación e ingenio. Es emocionante el homenaje al legendario Bill Bojangles Robinson, al que se añade un guiño cinéfilo dirigido a Al Jolson ( El cantor de jazz , 1927).
La música es variada, colorista, rítmica y vibrante. La fotografía, de David Abel ( Sombrero de copa , 1935) enmarca algunos números en espacios verticales y otros en espacios horizontales, se sirve de proyecciones de sombras sobre pantallas posteriores, usa ventanas de la arquitectura de Le Corbusier que ofrecen panorámicas amplias de NYC, travellins y zooms de aproximación desde lejos. Los decorados se inspiran en la moda del momento, de grandes manchas negras brillantes con breves contrastes blancos (vestuario, complementos de vestir, mobiliario, coches, marcos de espejos). La interpretación de la pareja protagonista aporta pulso, ritmo y brío. La dirección impone el sello serio, sólido y consistente de su personalidad.
Dios los cría y ellos se juntan reza el dicho, pero lo lamentable es que casi siempre se juntan los que en nada son el uno para el otro. ¡Con cuánta frecuencia, la unión se da tan sólo porque tú tiene$ y yo no tengo, porque eres muy linda y yo soy muy feo, porque quiero escapar y tú tienes donde llevarme, porque necesito una cocinera y un recipiente, y tú puedes serlo!… y relaciones como éstas cargan consigo la etiqueta del fracaso, por más que duren vivirán siempre en la sombra. No puede haber trascendencia porque no hay conexión, no puede haber solidez porque miramos en direcciones opuestas y es imposible la felicidad porque no hay un camino que podamos recorrer juntos.
EN ALAS DE LA DANZA atrae, conecta, contagia y envuelve magnéticamente, porque tiene dentro a dos seres que, desde el mismo momento en que bailan en aquel escenario de la academia, uno siente lo incuestionable: están hechos el uno para el otro. Profesionalmente forman una unidad perfecta, fluyen con la música, y el rítmo y no su voluntad, pareciera ser lo que desplaza sus cuerpos. Tienen entonces un proyecto en común, un sueño definido… y además se entienden en su manera alegre y descomplicada de vivir la cotidianidad.
El filme tiene humor del bueno, picardía a borbotones, delinea el amor por un camino cierto, y como en toda película bien dirigida, está cuidada hasta en la más breve de las actuaciones. Además, sus coreografías son preciosas (el número Bojangles of Harlem, un sólo de Fred Astaire con aquellas gigantescas siluetas, es espléndido), y verlo bailar junto a Ginger Rogers genera siempre un placer indescriptible.
Victor Moore (Pop) y Helen Broderick como Mabel, los dos grandes amigos de Lucky y Penny, hacen una segunda desternillante. Y hasta, Georges Metaxa, luce muy correcto como director de aquella magnífica orquesta que acompaña a la memorable pareja.
EN ALAS DE LA DANZA es, con todo, entretenimiento seguro. La historia de aquel bailarín que lucha para NO ganarse los 25.000 dólares que lo obligarían a regresar para casarse con otra chica llamada Margaret, y la serie de triquiñuelas que se juegan a diario para conseguir lo que quieren, ha hecho historia, y esta película resulta uno de los momentos más entrañables que, como pareja cinematográfica, pudieron tener Astaire & Rogers.
Título para Latinoamérica: RÍTMO LOCO