El verano que vivimos
Sinopsis de la película
Año 1998. Isabel, estudiante de periodismo, se ve obligada a realizar sus prácticas en el diario de un pequeño pueblo costero gallego para terminar la carrera. Al llegar, quiere empezar cuanto antes a investigar, a demostrar todo lo que ha aprendido para convertirse en una auténtica periodista. Pero el puesto que le asignan es el último que ella esperaba: la escritura y gestión de las esquelas que llegan a la redacción. Pero esto, que podría parecer en principio algo aburrido, se convierte en la puerta a una investigación que la llevará por diferentes puntos de la geografía española en busca de una historia de amor imposible.
Detalles de la película
- Titulo Original: El verano que vivimos
- Año: 2020
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
5.4
56 valoraciones en total
¿Cuantas películas se ruedan en España cada año? Una media de 130 títulos. ¿Es fácil sacar un proyecto adelante? Para algunos parece que si pero para la mayoría de productoras resulta imposible lograr la financiación y uno se pregunta, a la vista de los resultados, que criterios tienen para dar luz verde a unos proyectos que tienen unos guiones terribles. Invierten cuatro o cinco millones en películas con historias mil veces vistas y con guiones llenos de tópicos con diálogos poco creíbles que en la boca de los actores son imposibles de dignificar. Hoy he asistido a una de esas películas que no te puedes creer que estén en una pantalla grande. Una película simplona que parece escrita por un programa informático al que le han metido media docena de algoritmos y las fotografías de los actores para que cuadren mínimamente. Se ve el presupuesto pero no se disfruta porqué a los quince minutos sabes todo lo que va a suceder sin que hayas logrado empatizar ni con la historia, ni con los personajes.
Cualquier espectador dirá que ya lo ha visto antes y es que, efectivamente, así es. Series de televisión y tv movies de sobremesa dominical con las mismas tramas y diálogos mil veces vistos.
No es una mala película, pero si que tiene un guión muy pobre, por ser generoso con los profesionales que han puesto su trabajo e ilusiones en ella.
Líbreme Dios de renegar del cine romántico, pero sí que me tomaré la licencia de despotricar contra el cine romántico que es una m*. Y El verano que vivimos no es Los puentes de Madison, queridos. En estos momentos de pandemia debéis saber, gentes del futuro, que hubo una era entre el enclaustramiento y la recuperación en la que lo único que se podía ver en las salas eran producciones modestas en lo económico y, como en este caso, paupérrimas en todo lo demás. Nada se salva en este tostón salvo quizás una fotografía inspirada en algunos momentos: los actores creen que están construyendo un homenaje imperecedero a un AMOR ETERNO, pero no, simplemente se refocilan en lo ETERNO. ¿Qué necesidad hay de un metraje interrrrrminable para perpetrar un guión que esencialmente es una majadería sin pies ni cabeza (ver spoilers)?. Historias de amor hemos visto muchas en el cine, pero independientemente de la calidad del libreto lo esencial, lo que no puede faltar para que el teatrillo se sostenga es que haya química entre los actores, y aquí no lo hay. Ni por asomo. Javier Rey está terrible y no cambia la p* jeta en todo el verano, no aclarándose si asistimos a una maniobra Stanislavski para bordar los personajes con una gran vida interior y una introspección del copetín, o que directamente no sabe actuar. Para compensar el estoicismo castellano, su partenaire es una Blanca Suárez que al menos pelea el acento gaditano, y de coro hay un surtido plantel de actores andaluces que se afanan por dar algo de vida a este moribundo fílmico con sus ole , sus arsa y sus ariquitaun taun taun . Por no extenderme, resumiré: la historia romántica no funciona, las viñas al atardecer son muy bonitas y me aburrí como una ostra.
Típico melodrama español. La dirección fotográfica es maravillosa, la interpretación de Blanca Suárez, Javier Rey y Pablo Molinero notable. La necesidad de que Blanca Suárez interprete un acento que no tiene le resta credibilidad y seriedda desde el minuto uno a la película ya que el espectador conoce de sobra a la actriz y sabe de dónde es, por lo que chirría a oídos del espectador.
Tanto el director como los guionistas de este título han estado involucrados en producciones como Velvet, Las chicas del cable o Gran Hotel. Todas ellas han estirado una narración de mentiras, amores prohibidos, adulterios y traiciones aunque, eso sí, envueltas en una exquisita decoración de época. Y eso es básicamente lo que cabe esperar de El verano que vivimos.
A pesar de que el film promete una historia de amor épica y eterna, no es más que otro culebrón ligero cuyas apariencias de complejidad no consiguen disimular su simpleza. La cámara se esfuerza en explotar primeros planos para captar miradas, sonrisas y cualquier gesto que indique al espectador que está presenciando un romance encendido. Además, el concepto de amor que propone es bastante superficial y pasional, y se justifican muchas conductas deshonestas calificándolas de inevitables, cuando es evidente que si uno juega con fuego puede quemarse.
Para acabar de pulir la experiencia, se puede apreciar una banda sonora que está diseñada para forzar la emoción. Quizá este conjunto logre engañar a la audiencia y le haga ver belleza donde no hay más que embustes y deslealtades. No obstante, el público más cultivado solo encontrará una crónica cansina y edulcorada.
Lo que sí merece grandes elogios es la ambientación y la recreación del Jerez de los años 50. La fotografía es ciertamente agradable y los encantos de la región pueden embaucar al auditorio, haciendo inevitable que se desee tomar una copa de vino en sus increíbles plantaciones, pasear a orillas del mar o contemplar a un pájaro sobrevolando el campo al atardecer.
Fuera de eso, el trío de actores (Blanca Suárez, Javier Rey y Pablo Molinero) interpreta correctamente a los protagonistas de un triángulo amoroso que podría ser el de cualquier otra cinta, aunque en este caso concreto esté basado en hechos reales. Pero, desgraciadamente, el bonito relato que garantiza el cartel de la película no es sino otro engaño del que solo se salva el contenido visual.
http://www.contraste.info
Una agradable sorpresa, pues no me esperaba gran cosa de ella.
Sin embargo me encuentro con una película de las de antes , es decir, con aroma clásico de cine bien narrado, claro, fluido y con aire romántico que ya no se suele ver en las pantallas a día de hoy. Una muy bonita historia de amor sentidamente interpretada, inteligentemente dirigida y con aspectos técnicos excelentes, como la fotografía, dando vida a los vastos paisajes de olivos esperando dar sus frutos y, sobre todo, a una maravillosa banda sonora de Federico Jusid.
En todo momento entretenida e interesante, quizás se le pueda reprochar que es un pelín larga, pero no cansa y al final deja un bonito recuerdo, al menos en mi memoria.
A mí me ha gustado mucho, a sabiendas de que no es una cinta perfecta ni redonda, hay algún altibajo y sobre todo alguna situación poco definida y acabada, pero en conjunto creo que está bastante bien pues se nota el cariño dedicado a la empresa.
https://filmsencajatonta.blogspot.com/