El salario de la violencia
Sinopsis de la película
Lee Hackett (Van Heflin), ranchero a la vieja usanza acostumbrado a resolver los problemas aplicando sus propias leyes o por medio de las armas, vive con sus dos hijos, David (James Darren) y Ed (Tab Hunter). Pero, a pesar de quererlos a los dos, siente una especial predilección por Ed, el mayor, un chico pendenciero, caprichoso y con tendencia a meterse siempre en líos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Gunmans Walk
- Año: 1958
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.7
41 valoraciones en total
Un western diferente y adelantado para su época.
Phil Karlson es una maravilla como compone los planos, está muy cuidada la fotografía.
Van Heflin está tremendo.
Parece que está rodada en tabernas, aunque no tengo ni idea. Echo de menos estos tiempos en el sentido de la naturalidad en el rodaje y sin pantallas azules…
El director Phil Karlson nos narra una historia de racismo, de soberbia y arrogancia por parte de un ranchero viudo, con dos hijos, el mayor de los cuales, interpretado por el actor Tab Hunter es un producto típico de las circunstancias que le rodean. La narración se sigue con interés, arropada por unas interpretaciones correctas, en especial la del padre o ranchero de esta historia, personificado por Van Heflin.
La fotografía de este film es explédida en exteriores, con unas secuencias de cabalgadas muy bien tomadas y casi antológicas, y además con el aliciente del Cinemascope, que suele hace más notorio el Western de calidad.
Pienso que un mejor casting hubera dado a este producción una mayor calidad y comercialidad.
No obstante merece verse, sobre todo por los amantes del Western
José Antonio ZG
Con un excelente guion de resonancias bíblicas y shakesperianas de Frank Nugent -guionista, entre muchas otras, de El hombre tranquilo (1952) o The searchers (Centauros del desierto, 1956), ambas de John Ford- la película nos cuenta la difícil relación entre dos hermanos cowboys, educados por un padre racista, anclado en los viejos y violentos valores del pasado. Uno es impulsivo y el otro comedido e inteligente. En su relación se mezclan a partes iguales afecto, amor y odio pero la asfixiante y castradora figura del padre, encarnada convincentemente por Van Heflin, hace de desencadenante para que los elementos de esta tragedia se pongan el juego.
Western tenso y algo tenebroso, fotografiado por Charles Lawton Jr. en un expresivo technicolor y en cinemascope, es también una reflexión sobre el racismo y una discusión entre el viejo oeste que se resiste a desaparecer frente a nuevo oeste mucho más civilizado que pugna por imponerse.
Tal vez el personaje del impulsivo hermano –interpretado por Tab Hunter- no esté del todo desarrollado ni tampoco termine de convencernos el trabajo de James Darren como reflexivo hermano, pero la siempre reconfortante presencia –irritante aquí en grado sumo por su papel- de Van Heflin y el gran final para lo que no es sino un camino de aprendizaje de tolerancia, termina por dejarnos un gran sabor de boca
Buen western y otra buena película de Phil Karlsson.
Después de un fatídico accidente, o imprudencia con resultado de muerte de un inocente, tal vez por la reacción propia de un joven demasiado impulsivo y competitivo, surge un enfrentamiento cruzado en el pueblo y ahí queda el asunto todo el rato.
Vale que la Ley tenga que prevalecer pero presentar al muchacho como un criminal parece ser demasiada moralina en la historia. De acuerdo que al final los hechos le llevan a actuar en una espiral en aumento de violencia desatada, aún así hay que pensar que es la consecuencia de muchos malos rollos. Quiero fijarme en una conducta realmente repugnante como la del testigo falso, con un testimonio falso para ganarse el salario de la mentira. Esa maniobra diabólica, astuta, artimaña de reptil tan bien interpretada es más violenta que el hecho que se juzga, y es lo que hay que sumar como una consecuencia más a los desatinos que acostumbra a dar el muchacho. El caso es que la moralina y este salario de la mentira está perfectamente expresado en el film.
Las pasiones fraternales son conocidas, las reacciones, el sufrimiento por el amor mal llevado entre padre e hijo, la importancia de resaltar siempre el padre lo mucho que le debe todo el mundo, que ha levantado aquella ciudad y ya de paso su rancho y su imperio y todo el mundo lo sabe, y que invita a whisky a todo quisqui y todos se ríen con él y se descojonan contando viejas anécdotas porque todos son unos viejos, son cosas que pueden influir muy negativamente en un hijo que llega a verse menospreciado, apartado, aunque de ningún modo sea menospreciado por el padre, pero es que el orgullo cuenta, mala cosa. Y el orgullo mata y se alimenta de las diferencias, él es joven y tiene que demostrarlo todo mientras que los viejos curtidos lo tienen todo ya demostrado. Mala cosa, desde luego, porque el padre no es que quiera presumir ante el hijo, no, como se aprecia, sólo quiere disfrutar con su hijo de sus éxitos y de la vida.
La ausencia de una madre es lógica. No cabía aquí la figura de una madre. Si el padre dice: ¡Mi hijo perseguido por la Justicia y mi otro hijo enamorado de una mestiza! Lo que dice es que es demasiado para un padre, por lo que para una madre sería aún más sufrimiento y la película no daría para tanta intromisión, luego la madre es una figura ausente por imperativo. Lo bueno es que también se puede sacar la conclusión que el muchacho díscolo crece al estilo indomable del padre, pero el otro hijo tiene una actitud del todo prudente, como adjudicándose la sabiduría propia de una madre obviada.
Estos lances están expuestos muy bien por lo que la película tiene su controversia aceptable. Igual que una recreación de los vecinos del pueblo muy lograda, los comentarios ante la barra del bar, el pique entre padre e hijo. Un detalle de acierto excelente es ese ex boxeador de ayudante del sheriff que se encariña del muchacho porque lo ve como un crío que le puede el orgullo…, o las continuas excusas del padre para que el sheriff deje en paz a su hijo:
-¿De verdad vas a encerrar a mi hijo? ¿No te acuerdas de cómo celebrábamos el 4 de julio… Y el 5, y el 6…?
Es muy propio de quien se ve como un triunfador echar la vista atrás para rememorar sus días de gloria. El caso es que es cierto lo que tiene que sufrir un padre por un hijo, y es una auténtica impotencia saber que no se puede hacer nada cuando un día uno descubre que el niño que fue su hijo, hace años que ya no existe.
Correcto, interesante y satisfactorio drama familiar presentado y desarrollado en un western que va de menos a más, con la historia de un ranchero a la vieja usanza acostumbrado a resolver los problemas aplicando sus propias leyes o por medio de las armas, viviendo con sus dos hijos, teniendo predilección por uno de ellos,.a pesar de quererlos a los dos,
Los responsables de la película presentan con claridad la personalidad de los personajes protagonistas y construyen a su alrededor una interesante historia en la que los celos y los rencores, se convierten en protagonistas de una peculiar batalla entre dos formas de ser totalmente opuestas, pero que se aprecian y respetan hasta un determinado momento.
Lo que parece que va a ser una historia demasiado sencilla y básica, consigue ir ganando en interés y dramatismo, para llegar a un desenlace poderoso y memorable.
El salario de la violencia, queda como un notable y muy recomendable western de los años 50 que hasta el propio Quentin Tarantino llega a recomendar.