El rito
Sinopsis de la película
Michael Kovak (Colin ODonoghue), un decepcionado seminarista norteamericano, decide asistir a un curso de exorcismos en el Vaticano, lo que hará que su fe se tambalee y tenga que enfrentarse a terribles fuerzas demoniacas. En Roma conocerá al Padre Lucas (Hopkins), un sacerdote poco ortodoxo que le enseñará el lado oscuro de la Fe.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Rite
- Año: 2011
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
5.3
75 valoraciones en total
‘El rito’, llamada así sólo porque el título ‘El exorcista’ ya estaba pillado. Supongo que ‘El cura escéptico’ o ‘La duda del cura’ no hubieran vendido igual. ‘Satán nos acecha tras cada esquina’ o Ahora que dejan de chillarme los corderos me gritan los demonios tampoco le hubieran ido mal… Bueno, vamos a lo que importa.
La película, siendo sincero, cumple lo que promete. El problema es que no va más allá. Tiene una trama interesante, mantiene al espectador en una tensión casi constante y ofrece momentos de terror demoníaco realmente buenos.
El protagonista del film, Colin ODonoghue, para mí un auténtico desconocido, se cree su papel y logra una actuación muy aceptable. Se dan escenas concretas en las que el actor tiene que mostrar toda su habilidad, y ciertamente resulta convincente. Su compañera secundaria, Alice Braga (‘Soy Leyenda’) se pasea discretamente por la película aunque sin estorbar. Por último, y como gran estrella, contamos con Anthony Hopkins, que en esta ocasión es el segundo protagonista teniendo en cuenta el guión, porque lo cierto es que comparado con las demás actuaciones se convierte en el verdadero dueño de la cinta, pero de largo… Consigue que su personaje resulte intrigante, impactante y, lo más importante, creíble. Este hombre siempre borda sus interpretaciones, y ésta no es una excepción. En algunos momentos recuerda, bien por su mirada o por un gesto, a su personaje de ‘El silencio de los corderos’, el gran Hannibal Lecter, todo un mito del cine. De ahí viene, precisamente, el título de la crítica.
Un debate interesante es la forma en que el director, Mikael Hafström (‘1408’), ha decidido enfocar ciertos aspectos de la trama. Muchas opiniones señalan que la trama está enfocada a reforzar y apoyar la doctrina de la Iglesia, y por tanto a confirmar la existencia del bien –Dios- y el mal –el diablo-. Creo que en parte es cierto, pero no debemos olvidar que estamos observando una historia –basada en hechos reales, por cierto- desde el punto de vista de un cura. Por ende, un enfoque diferente hubiese resultado incluso extraño para la película. Aunque uno no sea religioso –mi caso- debe aceptar esto como parte de la trama, sin darle mayor importancia.
Por otra parte, a lo largo de la cinta vemos historias secundarias –la niñez del cura, la periodista…- que tratan de enriquecer el argumento principal, aunque alguna de ellas es innecesaria y sólo ralentiza el ritmo, sumando metraje y, además, distrayendo de lo verdaderamente importante. Pero, en general, el director va al grano con lo que nos interesa: ver a Hopkins en acción.
(Continúa en el SPOILER sin desvelar nada)
El cine de evasión ha sido testigo de una larga lista de producciones que aborda el tema de los exorcismos y son muy pocas la que han tenido algún grado de éxito. En este contexto aparece El Rito de Mikael Hafström, una obra que se deja ver y no aburre. Sin embargo, dista mucho de ser una buena película.
Considero que su mayor flaqueza es contar con una trama forzada e inconsistente, en la que cuesta entender las motivaciones del protagonista. Son bastante forzadas las razones por las que decide abrazar el sacerdocio o viajar a Roma, por citar un par de ejemplos. Tampoco entendí la existencia del personaje femenino. Es poco y nada lo que aporta a la historia. Me parece que su presencia obedece únicamente a fines comerciales.
Asimismo, la cinta recurre a elementos estrujados hasta la saciedad por el género (poseídos hablando en lenguas extranjeras, profiriendo insultos de connotación sexual, convulsionando, etc.), a pesar de que en un primer momento intente desmarcarse de sus antecesoras, haciendo alusión a El Exorcista de William Friedkin.
Por otra parte, es muy probable que El Rito decepcione a quienes estén buscando una película de terror. Yo diría que se preocupa más de evangelizar que de asustar. A grandes rasgos, sostiene que la fe cristiana es la única vía para combatir el mal, personificado en el Diablo. No creer en él no nos salvará . No hace faltar leer entre líneas para darse cuenta del tenor del mensaje. En la santa sede deben estar muy agradecidos.
Dentro de lo positivo destaco las actuaciones de Sir Anthony Hopkins y Marta Gastini, además de las hermosas locaciones que se utilizaron en Roma y Budapest. Pero no alcanza para sostener una película bastante floja.
Sí, sí, no es coña. A los hombres siempre nos ha gustado que nos toquen el pito, por supuesto. Pero cuidado: según quién y según cuando. Y eso significa —en términos cinematográficos— que cada vez que viene el enteradillo de turno y quiere volver a tocarte el susodicho con el tema de los exorcismos muy pero que muy bien lo tiene que hacer para que tan gallardo miembro decida erguirse como mandan los cánones. Algo que, sin lugar a dudas, no termina de lograr El rito. Al menos, en mi caso. Y no sólo porque considere que no existe, ni existirá jamás, ninguna peli al respecto que supere a El exorcista de Friedkin, no. El problema, a priori, es que contemplar un exorcismo en pantalla como Dios manda debería provocar auténtico pavor. Y El rito, en cambio, tan sólo consigue despertar, a lo sumo, una leve inquietud. Un bagaje a todas luces insuficiente cuando estamos hablando de una peli, ojito al dato, cuyo elemento esencial se refiere —o debería referirse, vamos— a los más ignotos y escalofriantes entresijos de tan tremebundo ritual.
Cinco compasivas estrellitas, pues, para una peli excesivamente tibia y apocada que sólo salva su triste y encogida alma pecadora gracias a la soberbia interpretación de Anthony Hopkins y a un sobrio y elegante diseño de producción que, por lo menos, te permite verla sin que se te caiga el alma a los pies. Como vulgarmente se dice, es lo que hay. Y gracias.
El argumento cinematográfico pone en el centro de la historia al joven Michael Kovak (Colin O’Donoghue) miembro de una conservadora familia estadounidense que ha orientado y mantenido una vocación humanitaria en los oficios de agente funerario o de sacerdote. Al inicio del film vemos cómo este joven, de nombre y presencia angélical, pasa sus días en la morgue familiar, acondicionando cadáveres con respeto y compasión que hacen intuir en él una necesidad espiritual para ese contacto cotidiano con el dolor y la muerte. En su interior, se debaten explicaciones racionales que no alcanzan para echar luz en inquietudes esenciales. Esto lo lleva a emprender la segunda alternativa familiar: el sacerdocio. En realidad, solamente se propone cursar el seminario teórico, dejando abierta la posibilidad de retirarse en caso de que las dudas sobre su vocación persistan. El azar y la perspicacia de uno de sus maestros influyen para que este indeciso aprendiz de fe viaje desde EEUU al Vaticano, para realizar un curso de exorcismos, circunstancia que lo llevará a encontrar al menos ortodoxo de los conocedores de esta práctica de resabios medioevales.
Aquí llegamos a la presentación de la desigual dupla actoral que sostiene el planteo básico de la película: la pugna entre fe y escepticismo, que encarna el joven novato (Colin ODonoghue) versus el experimentado sacerdote jesuita (Hopkins).
El problema es que la segunda parte de El Rito , no se desarrolla a la altura de lo que prometen sus primeros 45 minutos, porque la historia se vuelve tan infantil como una historia de estampitas con monstruos y ritos medioevales. La maldad y el horror parecen limitarse a relatos míticos como sacados de un manual de catecismo adaptado a niños que necesitan un relato en forma de cuento.
La otra gran decepción es la falta de expresividad del joven actor principal (Colin O’Donoghue) que no da la talla cuando el personaje debe demostrar su clímax de infierno espiritual.
De todos modos el producto final de El Rito logra entretener. Tiene a su favor la solida interpretación de Anthony Hopkins y algunos momentos elegantes de la puesta en escena de un director que cuenta con mejores registros en su haber como Evil o 1048 .
Así, la nueva película del elegante realizador sueco radicado en EE.UUl, Mikael Hafstrom oscila, buscando hacer equilibrio sobre lo que es bueno y lo que es vendible, aspectos que no siempre coinciden y aquí finalmente se inclinan hacia inconsistencias argumentales y acelerados efectismos que surgen del montaje y algunos fallidos efectos especiales.
Podría relacionarla con El exorcista, pero saldría perdiendo por goleada. Es más, podría analizarla como el hijo pródigo de un director sin más que ofrecer y terminaría como el bastardo nunca querido por los espectadores (desconozco la opinión del dire al respecto de su peli). El rito tiene, en su eterno y nunca concretado prólogo, mucho para ofrecer. El problema es que se queda dando manotazos de ahogado como un viejo inútil que ya no tiene más nada para dar.
Basta de tanta metáfora, vamos al grano: El rito es una peli histérica, promete, que digo promete, de antemano propone mucho pero nunca se sale del molde establecido, un bomboncito con envoltorio dorado que no se deja comer pero que se florea con mucha palabrería nunca llevada a los papeles. Me aburrí de sus métodos retóricos para engalanarme, detrás sólo hay un montoncito de escenas tímidas que llevan a la nada. Ñoñadas de ocasión que sugieren la presencia del mal, y en ese aspecto me quedo con la opinión del sacerdote escéptico: parecen psicóticos, no gente realmente poseída. La sugerencia como método formal puede ser sinónimo de sutileza: en esta peli es sinónimo de vacío de fondo.
A la trama: secuencias de exorcismos sobre perfiles de supuestas víctimas mal perfiladas, puesto que sus caracteres rozan no el absurdo, sería muy sutil. No, aquí los delineamientos esconden displicencia a la hora de escribir el guión. Ni Hopkins puede salvarse del naufragio por adelantado que supone El rito.
El bendito demonio detrás de todo ésto. ¿Realmente sintieron la presencia del mal sosteniendo este thriller? Se le llama atmósfera y jamás se desprende de lo netamente enciclopédico: como un Boy Scout enumerando sus deberes, amenazando con una navaja de bolsillo y diciendo acérquense . Pero él nunca se mueve de su sitio.
Por último, una observación pertinente: lo que suelen decir las mujeres poseídas, no solo en esta peli sino en la mayor parte de las obras sobre exorcismos. Méteme la polla o quiero que me hundas tu enorme polla en el coño . La idea es que suene tremendo, transgresor, las palabras de una ruptura, un quiebre puro y duro salido de la voz de un ser del más allá…y en realidad suenan a un discurso panfletario lleno de mojigateria cristiana, directamente apoyado en la noción del pecado que mantiene la iglesia. Yo esperaría algo realmente chocante si viene del diablo, no unas palabritas que solo esconden moralina barata. Como, siguiendo con las metáforas, la histeria de unas chicas reprimidas entrando a la pubertad que de pronto se rebelan contra sus propios miedos.