El rito (TV)
Sinopsis de la película
Una pequeña compañía de teatro ve cómo la censura sueca prohíbe su espectáculo. Los actores son convocados ante el juez de instrucción. Sorprendentemente, el juicio provoca comportamientos neuróticos tanto en los actores como en el propio magistrado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Riten (TV)
- Año: 1969
- Duración: 72
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Opinión de la crítica
Película
7.1
64 valoraciones en total
Hiper-austera, minimalista y claustrofóbica película, basada en interiores y primerísimos planos, desnudos y espartanos (lo que en ocasiones la hace ardua de ver), sobre un juez y tres actores a los que procesa por representar un espectáculo supuestamente indecente.
Entre los artistas y el juez se desarrolla una relación opresor-oprimido, pero sin que esa dicotomía sea unidireccional, sino de una continua doble dirección:
El ejecutor de la ley es por un lado insobornable y eficaz (poniendo contra las cuerdas varias veces a los artistas) pero también es débil y temeroso. A su vez, esa tríada de actores distan mucho de los bondadosos comediantes de El séptimo sello, rebelándose contra la autoridad, arrinconándola, y finalmente destruyéndola, con momentos de una violencia verbal tremendamente punzante, e incluso a veces cercanos al sado-maso (máscaras, bofetadas, símbolos fálicos…).
Hay un cierto carácter infernal en los tres acusados: durante toda la película el sudoroso juez se queja del calor, en una escena hace su aparición el fuego, y los imputados acuden a la entrevista final encapuchados con unos chubasqueros que los asemejan a oficiantes de una misa negra. De hecho es ahí cuando celebran el siniestro rito del título, al ritmo de ceremoniosos golpes de piano y de tambor:
El arte no debe juzgarse, y hay que acabar con esa censura que mete las narices en la creación artística, y que además lo hace con la hipocresía de las buenas formas por delante para disimular sus intenciones represoras, y con la excusa de formar parte de un entramado indefinido: cumplo órdenes, aplico las leyes, son necesarias estas formalidades… etc.
Pero el trío de acusados no está muy dispuesto a pasar por el aro.
Es interesante por otro lado su unión en contra del juez, pero la desunión que demuestran entre ellos, manteniendo una relación de dependencia insana y crispación constante, y conformando una suerte de Santísima Trinidad corrompida.
Muy bien como casi siempre los actores, con mención especial para el que hace de ese juez más víctima que verdugo: le confiere al personaje un aire intachable y formal acompañado de grandes dosis de humanidad, cercanía y fragilidad (aquí se ve la astucia de Bergman, que se cuida de demonizar al censor y de santificar a los censurados, huyendo de discursos fáciles e introduciendo su habitual ambigüedad moral).
Claustrofóbico e inquietante film del maestro sueco, que sirve de foco de reunión para unos atormentados e incomprendidos personajes, actitudes muy recurrentes a lo largo de la extensa filmografía de Bergman.
En este caso la historia se lleva a cabo en capítulos, en donde un particular trío de controvertidos artistas, se verán sometidos a la censura, en lo que ellos creen un injusta coartación de la libertad de expresión.
A través de las reuniones con el censor los tres personajes mostrarán sus dispares, aunque atormentadas experiencias, que marcan de una manera ideleble su personalidad, y que poco a poco, sumen al censor en una espiral neurótica de la que parece difícil escapar.
El rito, una película más de Bergman hecha al más puro estilo teatral e intimista tal como le gusta.
Antes de comentar la película me gustaría decir el porqué me gusta tanto el cine de Bergman.
La primera cosa de estas películas hechas al más puro estilo teatral tales como Sonata de Otoño, Los comulgantes, Gritos y susurros, De la vida de las marionetas, por enumerar algunas que me han causado una gran impresión, son películas hechas con un minucioso estudio, de los actores, ángulos, frases, entonaciones, movimientos, ambientación, la película está pensada hasta el mínimo detalle y aunque parezca que dichas películas no tengan nada más que simples actores no es cierto, pues hace que sus actores actúen, que sean auténticos actores que hasta la mínima respiración tenga su más completo sentido.
Bergman tiene además la virtud de encerrarte en las historias, en los diálogos e incluso en hipnotizarte, hay algunos que lo odian a muerte y otros como a mí que es mi director preferido, tiene ese toque especial de analizar la mente humana desde diferentes perspectivas y lo más difícil de todo de plasmarlo en la pantalla, sabe captar con su cámara la psicología de sus personajes.
Eso es lo más fantástico de este tipo de cine que caracteriza a Bergman y una vez más en esta fabulosa película lo demuestra, El rito es una obra más de cámara.
Cuatro actores, dos de ellos característicos de su cine y que aparecen en muchas de sus películas, actores de una talla sin igual, envueltos en una historia rarísima y que uno no llega a entender que es lo les pasa a estos actores, cada uno con una personalidad tan diferente y excéntrica y un abogado donde juega un papel formidable y definitivo.
La película podría ser perfectamente una obra de teatro, presentada como escenas y con una ambientación mínima, bares, sala de entrevistas, una capilla, una habitación de hotel y un camerino, no hay nada más y cuatro personajes.
Todos pasan entrevista con un abogado para intentar cancelar una multa puesta con anterioridad y allí se ven las personalidades de nuestros tres actores y de nuestro abogado.
Lo que más me ha gustado de esta película es la descripción y retrato de cada actor y abogado, perfectas, en mi opinión, geniales actuaciones y genial manera de captar con la cámara los detalles de cada actor pero el tema no tiene el interés ni psicológico ni temático que otras películas de Bergman tienen, quizás la temática se le fue un poco de las manos no así en la dirección pues es impecable, una vez más pero el tema en mi opinión carece de interés.
Una cosa que quiero nombrar es la música del comienzo, una música escalofriante que ya desde el principio nos asegura que nada bueno va a pasar.
Por el resto la película una vez más esta hecha al más puro estilo de Bergman y del Bergman que más me gusta.
Curioso experimento de Bergman para la televisión sueca, en el que regresa, a grandes rasgos, a la temática sobre la que giraba su película El Rostro (ahora con inferiores resultados), donde, en este caso, un magistrado juzga a tres actores por represantar una obra con alto contenido obsceno, y donde los actores harán que se gire la sarten.
Si bien el desarrollo y las interpretaciones son puramente teatrales, el argumento y, sobretodo, los diálogos, son lo suficiente atractivos como para mantener el interés del espectador.
Es una de las últimas oportunidades de ver a Gunnar Björnstrand en un papel relevante en el cine de Bergman y de disfrutar de la belleza madura de Ingrid Thulin en otra de sus brillantes y cada vez más desconcertantes interpretaciones.
De cualquier forma, es un exprimento curioso y entretenido, ideal para los amantes del director.
Es gracioso contemplar la manera en que esta obra de Bergman avanza y finaliza. Un juez les interrogará por separado para sacar conclusiones sobre un número teatral que ha sido prohíbido. Buena película no tanto por su realización como por su trama, de buen gusto para un servidor y que otorga al ciudadano de a pie, a partir de unos personajes egoístas y egolatras, un vehículo sobre el que descargar sus frustraciones utilizando variados recursos, todo ello salpicado por un culto vocabulario. Interesante.