La batalla de Chile (Parte III): El poder popular
Sinopsis de la película
Al margen de los grandes acontecimientos que narran los filmes precedentes ocurren también otros fenómenos originales, a veces efímeros, incompletos, que recoge la tercera parte. Numerosos sectores de la población y en particular las capas populares que apoyan a Allende organizan y ponen en marcha una serie de acciones colectivas: almacenes comunitarios, cordones industriales, comités campesinos, etc., con la intención de neutralizar el caos y superar la crisis. Estas instituciones, en su mayoría espontáneas, representan un estado adentro del Estado.
La batalla de Chile es un documental en forma de trilogía que relata el último año del Presidente Salvador Allende. El rodaje de todo el materal se prolongó hasta el mismo día del golpe de estado (11 de septiembre de 1973). Después del Golpe de estado, Guzmán es amenazado de fusilamiento y permanece incomunicado dos semanas en el estadio nacional. En noviembre de 1973 recuperar la libertad y abandona el país, llevándose todos los rollos hasta Europa. Allí empezó a buscar junto con Chris Marker los medios económicos para montar la película (con diferente financiación conseguida en Cuba, Francia y Venezuela), estrenada en los años sucesivos. Nota de FILMAFFINITY: por su particularidad (contenidos, lugar y fechas de rodaje), en las fichas de La batalla de Chile se consideran éstas como de nacionalidad Chilena, a pesar de que la financiación, obviamente, no se consiguió de productoras chilenas.
Sobre la trilogía de La batalla de Chile : La Batalla de Chile es un documental histórico que en las décadas de los 70 y 80 fue distribuido en 35 países del mundo. No es un filme de archivo: es un documento filmado en el momento mismo de producirse los hechos. Su autor y director trabajó con un equipo en medio de los acontecimientos. El material virgen (película de l6 MM en blanco y negro) fue una contribución del documentalista francés Chris Marker y el montaje se realizó gracias a la colaboración del Instituto de Cinematografía Cubano (ICAIC). Jorge Müller Silva (el cámara del filme) fue secuestrado por la policía militar de Pinochet en noviembre de 1974. Hasta hoy se desconoce su paradero. Es uno de los 3.000 desaparecidos que todavía hay en Chile. La Batalla de Chile ha sido objeto de la censura en Chile y nunca ha sido emitida por la televisión pública. (información extraída de la página web oficial de Patricio Guzmán).
Detalles de la película
- Titulo Original: La batalla de Chile (Parte III): El poder popular
- Año: 1979
- Duración: 82
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Opinión de la crítica
8
23 valoraciones en total
La batalla de Chile es un documental dividido en tres partes, que muestra una explicación al experimento de lograr la supremacía del proletariado sobre la burguesía dominante en Chile, desde un punto de vista de izquierda.
Va desglosando el gobierno de Allende, y el esfuerzo que el mismo puso para hacer frente al capitalismo. El 44% en las parlamentarias que impidió la caída del gobierno, el duro frente que tuvo que enfrentar la clase obrera representada por el socialismo contra el partido demócrata cristiano y el partido nacional, la fuerte oposición que se terminó por generar en el poder legislativo, que bloqueó la mayoría de los proyectos impulsados por el ejecutivo, el apoyo que el poder judicial da a la derecha y a la burguesía, el aporte de la CIA para derrocar a Allende por ejemplo impulsando un largo paro de camiones para bloquear el país o el bloqueo del gobierno norteamericano a las importaciones, el esfuerzo de la clase trabajadora por lograr una igualdad, un futuro mejor. La llegada de los militares al poder impulsada por Allende, quien los nombra en varios ministerios para lograr el apoyo democratacristiano y así levantar la huelga de los camioneros. La toma de predios y fundos por los campesinos (pero cuyo traspaso al gobierno es bloqueada en tribunales por órdenes de no innovar), los paros, las protestas de los compañeros, y así mucho más. Para finalmente mostrar la lenta desesperación de los trabajadores y de los dirigentes de los mismos, que se terminan por dar cuenta que es imposible levantar un estado comunitario dentro de un estado cuyas bases y constitución son burguesas, por lo cual solo queda otro camino…, el cual es abortado por el golpe de estado que instaura una junta de gobierno de las fuerzas armadas y de carabineros en el poder, mostrando un fanático Gustavo Leigh llamando a destruir cualquier atisbo del funesto comunismo en el país. La caza de brujas anticomunista posterior no es abordada en este documental. Fue la primera vez en el mundo que a través de un sistema democrático se intentó instaurar un gobierno del pueblo para el pueblo.
El documental es muy bueno, y sus más de cuatro horas se pasan volando. Muestra cómo se llegó a un enfrentamiento de clases, tan triste y doloroso para todos los chilenos, sean del pensamiento que sean. No te dejará indiferente.
Es difícil dar una opinión objetiva. Hubo violaciones graves de los derechos humanos por un lado, y una grave intención de violación de los derechos humanos por el otro lado. La historia es lenta, y digerirla bien puede tomar muchos años. Es difícil hablar sin menoscabar o menospreciar a unos o a otros, lo que lleva fácilmente a un acaloramiento y ofuscación. Y al ofuscarse se pierde la visión, el punto de mira, la sinceridad de los hechos.
Si puedo decir que si bien no llegó el comunismo a Chile, sí lentamente se han ido abriendo las grandes alamedas, como vaticinó Allende antes de morir el 11 de septiembre.
El conocimiento del final por parte del espectador ejerce un poderoso influjo sobre las imágenes y testimonios del documental, de hecho contribuye a acentuar ese tono trágico que veníamos destacando e incluso cierto sentimiento de nostalgia por lo que pudo ser y no fue. Creo que esto se hace particularmente notable en esas movilizaciones previas a las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, cuando la mayor parte de los entrevistados, a pesar de su filiación política, apuestan por la vía democrática y electoral, lo cual se ve acentuado en el momento en que se produce el adelanto de la victoria de la democracia cristiana y el Partido Nacional sobre la Unidad Popular, cuando uno de los entrevistados afirma en mitad de la euforia que ¡Lo único que queremos es que Chile sea siempre libre!. No hay que irse al 11 de septiembre de 1973 para ver el vuelco que estas convicciones democráticas van a experimentar. Esa misma noche, cuando se conocen los resultados electorales definitivos y la oposición comete la irresponsabilidad política de poner en cuestión de forma infundada los resultados de las elecciones se producirán episodios de marcada violencia a lo largo de toda la noche.
Nada puede restar vida a unos testimonios que son la Historia misma aprehendida en esos rollos de película virgen que el cineasta francés Chris Marker regaló a Patricio Guzmán en su visita a Chile para que pudiera hacer su documental. Estos testimonios son el recuerdo imperecedero de la lucha de un pueblo sin armas que creyó que la suya era una lucha justa y que sabía que era por el futuro de sus hijos, como afirman al final de La insurrección de la burguesía dos partidarios de Allende. De hecho, si vamos a lo puramente sentimental, en un ejercicio de historia contrafáctica uno espera de un momento a otro que se produzca un cambio, que las cosas ocurran de un modo diferente a como fueron, lo cual ya de por sí nos da una idea de la viveza inherente a estos testimonios.
De la tercera parte, Poder popular , destacaría el tratamiento de un elemento clave en la movilización de los partidarios de la Unidad Popular: los cordones industriales. Estas grandes agrupaciones de empresas se encargaban de apoyar a cualquier empresa bajo su jurisdicción que pudiera tener problemas con la patronal, es decir, se configura como un instrumento de organización y coordinación de las actividades productivas pero, al mismo tiempo, también como grupo de presión política. Podría decirse que estamos ante una revolución desde abajo en toda regla, justamente por ello el gobierno observa con temor un fenómeno que podría dar lugar a una estructura de poder paralela a la suya propia sobre la que no tendría ningún poder efectivo.
Esta tercera y última parte es mi favorita de La batalla de Chile , algo que tal vez pueda extrañar teniendo en cuenta que el relato cronológico ya ha concluído en el capítulo anterior y que, por lo tanto, es conocido el trágico final de Allende y su gobierno. Lo que me gusta más de esta última parte es que condensa mejor aún que las anteriores la principal virtud ya señalada del filme: la de constituir un documento directo -pues se elabora al compás de los acontecimientos- que toma a la multitud como sujeto principal del proceso histórico.
Así, la propia película documental se convierte en ejemplo y expresión del poder popular que trata de mostrar a través de sus filmaciones en los cordones industriales, comandos comunales y almacenes populares, más que nunca tienen aquí la palabra los obreros, los campesinos, y las clases populares, hasta el punto de que apenas se reproducen declaraciones de las grandes figuras políticas.
Se analiza, fundamentalmente, la dinámica autogestionaria desarrollada por las clases populares a lo largo del último año del gobierno Allende, paradójicamente, es el órdago de la oposición el que da rienda suelta a las iniciativas obreras, pues al impulsar la huelga del transporte junto con un cierre patronal, provoca que sean los trabajadores industriales, campesinos y clases populares urbanas los que se organicen para mantener en funcionamiento el país. Así, el filme concentra sus esfuerzos en introducirse en los cordones industriales (que coordinan las necesidades y producciones de las fábricas), en mostrar el funcionamiento de los comandos comunales (similares a las comunas chinas), sobre todo en el campo (magnífico el fragmento en que se muestra la crítica que uno de ellos dirige contra un funcionario gubernamental), y en ensalzar la iniciativa para el abastecimiento que constituían los almacenes populares.
Es interesante constatar que el panorama plasmado por el filme es el de un mundo trastornado , en el que los de abajo han tomado el poder, y empiezan a organizarlo conforme a sus ideas, desplazando a los de arriba. Pero en ese mismo proceso los trabajadores se percatan del principal obstáculo, no es posible transformar la sociedad mientras persista el estado liberal burgués -lo que Marx denominaba la superestructura- y presionarán al gobierno para que rompa con su legalidad. Esta realidad -la contradicción entre un movimiento popular que ha desbordado a su gobierno y el afán de éste por respetar hasta el final las leyes y los procedimientos- la expresan perfectamente y con palabras muy llanas los obreros con cuyas entrevistas concluye el filme. Acaba en spoiler.