El recomendado
Sinopsis de la película
El primer empleo de Pablo es en una oficina de investigadores privados, y le encargan la vigilancia de una señora casada, de la que el marido sospecha que le es infiel. Pero Teresa, la esposa, es una mujer muy lista y rápidamente compra a Pablo con su recomendación para un buen empleo en la oficina de su marido. Clemente, el marido celoso, es un hombre que predica la más estricta moral, pero que no tiene la más mínima vergüenza y, al verse sorprendido por su mujer, utiliza a Pablo para cubrirle las espaldas y que reconozca como suyos todos los líos de faldas del jefe. Naturalmente, de estos conflictos se beneficia Pablo que sube en la empresa como la espuma, porque pase lo que pase siempre será el recomendado.
Detalles de la película
- Titulo Original: El recomendado
- Año: 1985
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
3.7
97 valoraciones en total
¡Qué difícil está la cosa para encontrar un empleo decente en España!, la de malabares que uno tiene que hacer con tal de poder llevarse un mendrugo de pan a la boca.
Lo mejor es ser enchufado en una empresa de categoría, y es que si de algo vive este país es de los recomendados.
Situación nada graciosa la que se mira de reojo en esta película cuyo entorno social es una España de cinismo, hipocresía y desempleados en alza gobernada por la torpe mano socialista de Felipe González, que dejaría el país arruinado. El que no parecía estar parado era Mariano Ozores, que no paró un momento durante los 80 y donde vio su etapa de mayor éxito comercial gracias a las aventuras de sus queridos Pajares y Esteso, con las que se hizo rico…pero los gustos del público empezaron a cambiar, a lo que no ayudó la ley impuesta por Pilar Miró.
No hacía mucho que el director dio por concluida la alianza Pajares/Esteso/Ozores con el título más flojo de la pareja ( La Lola nos lleva al Huerto ), quedándose con la mitad de ésta (Esteso) y con el siempre dispuesto Antonio Ozores, con quienes realizó algunas obras más en las que esa chispa, ese ingenio que siempre le había caracterizado estaba de algún modo cayendo, quizás por el poco entusiasmo que la gente mostraba ya por el humor grueso y el destape , ya en su fase crepuscular. Tras una peripecia en forma de simpática pero mediocre parodia sobre el género de espías ( ¡Qué Tía la C.I.A.! ), el sr. Ozores se reuniría con su hermano Antonio y Fernando para una nueva comedia.
El guión venía ideado por un amigo y colega de profesión del cineasta, Joan Bosch, un señor de carrera más bien irregular (para muestra un botón: La Diligencia de los Condenados , Mauricio, mon Amour , Caray con el Divorcio ). Si en el film anterior Esteso interpretaba a un pobre con horchata en las venas en lugar de sangre que termina metiéndose de cabeza en el mundo de los agentes secretos, aquí sigue esa tendencia encarnando a Pablo, otro desgraciado (qué bien se le daban estos papeles) forzado a trabajar en una agencia de detectives privados para poder comer.
Su presa es Teresa, una adinerada señora que engaña a su marido constantemente, a partir de que veamos las torpísimas maniobras del protagonista para escabullirse de la mujer a la que tiene que seguir sabremos que son la farsa y el absurdo los que dominan en esta trama, y no otra cosa. No esperen ver una intriga de retazos hitchcockiano ni nada por el estilo, el humor grueso, más negro que de costumbre (se nota la presencia de Bosch), conduce esta historia, la cual avanza hacia una gran compañía en la que Teresa enchufa a Pablo, a quien además decide beneficiarse.
Empresa en la que por casualidad trabaja el marido de ésta, Clemente, un hipócrita repelente que también engaña a su esposa cada vez que tiene ocasión y que defiende con dientes la conducta moral y humilde cuando él representa todo lo contrario. En efecto, el humor de corte más landista guía los acontecimientos, expuesto todo de una nada original forma que ya hemos visto mucho y en muchas ocasiones, por lo que poca sorpresa nos causa ya (hasta vuelve a aparecer la frase más usada del destape , iniciadora de la escena picante que nunca falta: vaya, qué calor hace aquí, ¿no? ). Este es el comienzo y no se presenta mal, pero todo cambiará…
Y es que de las paredes de esta oficina nos vamos a un discreto hotel donde se desarrollará el resto del argumento y donde, como es lógico, confluirán todos los personajes de la historia, preparados para convertirse en los protagonistas del clásico vodevil: el pobre Pablo, forzado por las artimañas de la astuta y dominante Teresa, y Clemente, que se cita en el lugar con Luisa, una joven y frustrada empleada la compañía, a todos ellos, no sabemos muy bien por qué, se le suman dos de los trabajadores del hotel: una chica más basta que una losa de barro y un chaval más salido que el pico de una plancha. Por estos cauces circula El Recomendado , por los mismos que Fin de Semana al Desnudo , pero sin joyas ni cadáver.
Personajes que salen de una habitación y entran en otra sin nunca cruzarse por el pasillo, líos conyugales, mentiras para salir del paso, actitud sinvergüenza, gritos, peleas y, para rellenar todos los agujeros que va dejando el guión, mucho desnudo, que siempre viene bien, aunque en esta ocasión Ozores rebaja el tono erótico-festivo al que nos había acostumbrado en sus anteriores comedias. Y sí, el guión tiene agujeros, o quizás las mismas trampas y gags de siempre, pero esta vez ejecutados sin gracia y con una falta de entusiasmo que se percibe en pantalla a kilómetros.
Al igual que se percibe en Fernando Esteso, quien ya se ve aun más cansado que en ¡Qué Tía la C.I.A.! , repitiendo de inocente balbuceante y mangoneado por todos (de soplagaitas, vamos). Antonio Ozores otra vez de caradura con mucha labia, como a él le gusta, quitándole a su compañero el protagonismo cada vez que aparece, secundarios habituales del realizador como Alfonso del Real, Paco Camoiras, el bueno de Paco Arévalo , muy joven él, y dos de las chicas Ozores por excelencia: Adriana Vega y Azucena Hernández, ésta en su último trabajo con el director antes de su trágico accidente de coche. Por desgracia la otra fémina del plantel resulta ser la irritante, fastidiosa y desagradable Rosa Valenty.
Todo visto y oído hasta la extenuación. El Recomendado puede contener algún diálogo acertado, algún chascarrillo de Antonio que saca la sonrisa, alguna escena simpática, pero esa chispa que ha estado en el cine del director, como decía, ha perdido su brillo.
Iluminado por la Virgen aquél sacaría ese mismo año una comedia realmente genial, la última: Cuatro Mujeres y un Lío .
Por cierto, ¡¿alguien me explica el sentido de esa secuencia a lo playboy en la que Luisa es rescatada de la barca por ese guaperas fortachón que no sabemos de dónde narices sale?!
Entre el esperpento y lo sublime apenas cabe sino el rastro de la sombra de un espectro que pasaba por allí y decidió dejar su firma cuando nadie le miraba.
¿Se trata de una nueva película de lo que en su momento de calificó, despectivamente, como españolada?
Es posible que sea así.
Hay que reconocer que la película puede parecer absurda pero no se puede negar que también resulta divertida por momentos.
El juego de los equívocos se desliza por caminos reconocibles y da la impresión de que sobran algunas escenas pero también sorprende de forma muy grata, en ocasiones, el planteamiento de sus giros cómicos, su frescura narrativa y ciertos guiños de originalidad general nada desdeñables.
En esta película ya había perdido el tino Mariano Ozores, si es que alguna vez lo llegó a tener (La Hora Incógnita).
Españoladas hay muchas y así como el landismo se podía ver en algunas ocasiones, el estesismo, no. El estesismo es la degeneración final de las españoladas. Bueno, perdón, la degeneración final de las españoladas son las películas actuales de la guerra civil y de lo malos que eran los falangistas y de lo buenos que eran los comunistas, películas tan malas, tan malas y estrambóticas como el estesismo.
Además, en todas las películas de Esteso es también protagonista Antonio Ozores, el hermano del director, que para entonces ya había perdido la gracia que exhibió en los años 50 y 60. Ahora siempre sobreactúa.
Pero sí tienen una cosa buena esas películas que no tenían las landistas: la magnífica colección de secundarias, todas guapísimas y todas desnudas. Eso ya no se ve.