El rabino y el pistolero
Sinopsis de la película
En 1850, durante un accidentado viaje a San Francisco, donde debe ponerse al frente de una sinagoga, el rabino polaco Belinski entabla amistad con un atracador empedernido, pero acabará sufriendo una profunda crisis espiritual cuando, para salvarlo, se vea obligado a matar a un hombre.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Frisco Kid
- Año: 1979
- Duración: 122
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Opinión de la crítica
Película
5.2
84 valoraciones en total
Una chorrada… simpática. Al ser de Aldrich no puede ser mala del todo, pero sí es cierto que es floja.
A veces la comicidad no se la ve por ningún sitio. Otras escenas, las más serias (la pelea del saloom, el tiroteo en la playa…) están bien realizadas. Sólo una cosa está realmente bien: la soberbia fotografía.
Por lo demás, poquita cosa. Aunque no aburra.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/09/robert-aldrich-1918-1983.html
Aquí nos presentan a una congregación de judíos en Polonia decidiendo si mandar a Avram, un inexperto rabino y el peor de su promoción a América, para allí como rabio llevar la torá y la religión al salvaje Oeste.
Se encuentra con todo tipo de impedimentos, pues nada más llegar le engañan y roban unos bandidos (entre ellos el malvado Falconeti) y a raíz de ahí una serie de aventuras y circunstancias hacen llevar a nuestro rabino por las amplias llanuras, entre desiertos, montañas, nieve, sol, indios, hasta poder llegar a San Francisco, donde está la orden.
Una comedia llevada a cabo genialmente por el hilarante Gene Wilder, que como en casi toda su amplia filmografía indica es un maestro del humor, un genio de las muecas y una mirada abstraída que solo él puede conseguir.
Realmente Gene Wilder lleva el peso del film, pero con la inestimable ayuda del bueno de Harrison Ford (un atracador de bancos) hace que la aventura sea mayor.
Tommy como nos presentan a Ford es un atracador de bancos con mucho corazón y se encariña de nuestro pobre rabino, que en su ingenuidad cree que todo el mundo es bueno.
Ford acompaña en esta aventura al rabino a llegar a San Francisco, ya que ve que sin su ayuda no llegara nunca, pues es demasiado bueno para el salvaje Oeste.
En versión original gana el film un montón (como todos) pues oyes a un Gene Wilder con acento extranjero que borda el papel de rabino, hombre que no sabe montar a caballo, no tiene orientación en medio de los páramos y ante todo que es un cabezón incorregible y un protector de su amada torá.
No es un film sobradamente conocido pero para los muchos que no lo conocen les aconsejo que le den la oportunidad, pues yo me partí con Gene Wilder (como casi siempre) y pase unos ratos bárbaros (digo ratos pues la he visto varias veces).
PD: Entre las mejores escenas se encuentran entre ellas:
– Cuando le roban y le tiran la ropa por la carreta y la tiene que ir recogiendo con esos calzoncillos de cuerpo entero del Oeste.
– Cuando consigue empleo en la construcción del tren y se hace amigo de un chino y un Mexicano Paco (grandiosa la escena de las vías, para partirse un buen rato)
– Cuando no puede montar a caballo por ser sábado y su religión lo prohíbe
En definitiva casi todas las de Gene Wilder y muchas de Harrison Ford, bueno, que coño, toda la película es muy buena para que engañarnos, darle la oportunidad y disfrutareis,
127/08(11/06/18) Fallido western en tono pretendido de comedia, hecho a mayor gloria del entonces estrella Gene Wilder, en este caso acompañado de otra emergente como Harrison Ford (acababa de salir de la exitosa Star Wars). Dirige de modo atropellado Robert Aldrich (quizás por la desidia de ser director de urgencia al dejar el proyecto Dick Richards)en su penúltima realización, con guión de Michael Elias (Un loco anda suelto), y Frank Shaw (Amor a la americana), con un argumento con potencial con el encuentro entre dos culturas radicalmente diferentes, un pistolero y rabino, pero todo esto es desarrollado de modo caótico, sin fluidez orgánica, sin la requerida química entre la pareja protagonista, con elipsis chirriantes, perdiéndose en un desierto de tonos que colisionan unos con otros (comedia, drama, loa a la tolerancia), quedando al final una escasa producción de momentos mínimamente graciosos, porque de los dramáticos mejor no hablar por su mediocridad, y todo esto acentuado por su desmesurado metraje que hace que pase lo peor ante una película, que te aburras y se te haga eterna, y es que alargan la conclusión sin medida del ritmo, con varios finales y llegando a su final arrastrándose.
El rabino Avram Belinski (Gene Wilder) es el último de su promoción en un pueblo polaco, el sanedrín para quitárselo de encima lo envían a una congregación en San Francisco (USA), para tranquilizar a Avram le dicen está cerca de Nueva York. Llega a Estados Unidos a la costa este, pero tras varios infortunios, se ve en medio de la nada de la vasta nación americana. Tendrá importancia en el relato el bandido Tommy Lillard (Harrison Ford).
La cinta se supone una de esas odiseas en que unos protagonistas en estilo buddy-movie deben cruzar los Estados Unidos para llegar a su meta, y por el camino les pasan tropecientas vicisitudes, en este caso el binomio (bromance) son un ladrón y un rabino, nos encontraremos, con timadores, mormones, la construcción del ferrocarril, atracos de bancos, el frío de la Rocosas, indios, o una misión católica con voto de silencio: Pero estos recursos son utilizados de modo entre lo patético y lo insustancial, Aldrich no parece saber a dónde enfocar su relato, combinando gags (los hay verbales, físicos como el tontorrón del martillo del rabino sobre el pie de un mexicano, de humor grueso, con otros bufos como todo lo concerniente al encuentro con la tribu india, o estúpidos como el del que hacen hablar al monje con voto de silencio) y pocos pasan el filtro de lo divertido (el del encuentro entre el rabino y los mormones que se creen iguales en fe por su aspecto, o el de estando perseguidos el rabino decide no montar a caballo en Sabbat, lo cual enerva a su compañero de fatigas), ello para desembocar en un final que en su anhelo moralizante da verdadera grima, pareciendo escrito por el hermano menos inteligente de Forrest Gump, y es que da vergüenza ajena.
Es un film nulo en intensidad, donde todos los problemas a los que se enfrenta la pareja salen de modo simplista, cuando no burdo. Lo peor es que su permanente desequilibrio es como ver a alguien que intenta salir de arenas movedizas braceando, y lo único que hace es hundirse más y más, lo peor es que hay tramos que pretenden ser emocionantes como esa última cena entre Avram y Tommy donde el hebreo abre su corazón y lagrimea que uno sabe si reír (justo lo contrario que se busca) o llorar (por lo patético). Se añaden subtramas que se estiran más que ver el video de las vacaciones de unos amigos, me refiero a todo lo concerniente a los tres malos malísimos (capitaneados por el eterno Falconetti de Hombre rico, hombre pobre, William Smith), coronado por ese esperpéntico duelo que se supone un clímax es (con perdón) un zurullo pichado en un palo.
Podría hablar de las actuaciones pero me encuentro en plan misericordioso y cubriré con un tupido velo este desastre actoral. Y es que todos tienen derecho a pagar sus hipotecas de alguna forma.
Por ser positivista destacaré la fotografía de Robert B. Hauser (La extraña pareja o Las 24 horas de Le Mans) que sabe ensalzar los bellos exteriores naturales, con bellas praderas, montañas nevadas, ríos, rodándose la película en Arizona (Old Tucson, Patagonia, San Xavier Tohono Oodham Reservation, Sonoita, Harshaw, San Pedro River, Ruby, Arivaca, White Mountains, Pena Blanca Lake, Las Cienegas National Conservation, Mescal, Nogales, Rio Rico), Colorado (Greeley) , y California (Jenner, y Columbia/Warner Bros. Ranch).
Una comedia en clave de wéstern simpática y curiosa que jamás llega a funcionar debido a su guion, al buen personaje del rabino (Gene Wilder) se le une el del pistolero (Harrison Ford), mucho más desdibujado y poco trabajado, tampoco tienen suficientes elementos para crear su conexión en común de forma efectiva y convertirla en un buen buddy film.
Aún con el buen trabajo de los actores y del director, un Robert Aldrich en la etapa final de su carrera, que siempre cumple, la historia falla no generando complicidad suficiente de forma escalonada ni teniendo diálogos o momentos demasiado divertidos pese al abundante metraje, aunque resulta amena y entretenida en general.