El próximo año a la misma hora
Sinopsis de la película
Un hombre y una mujer se conocen por casualidad en el comedor de un romántico hotel. Aunque ambos están casados, al día siguiente despiertan perplejos en la misma cama preguntándose qué les ha pasado. Sin embargo, se citan para el año siguiente en el mismo hotel y en la misma fecha. Adaptación cinematográfica de un previo éxito de Broadway.
Detalles de la película
- Titulo Original: Same Time, Next Year aka
- Año: 1978
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
Película
6.9
90 valoraciones en total
Intuyo que la película proviene de algun éxito teatral porque su estructura y decorados apuntan a este origen, de tal manera que me figuro que el presupuesto con el que debió de contar es bajísimo y sin embargo Robert Mulligan ha logrado orquestar un film más que notable. Planteado en general como una comedia el caso es que bascula hacia el drama sin caer de bruces en él y tratando temas serios desde su mismo planteamiento. Es díficil llevar a cabo una empresa así, pero de Mulligan tenemos películas notables (Matar un ruiseñor).
Un hombre y una mujer, ambos en la treintena y respectivamente casados, se conocen casualmente en un hotel y entablan una relación amorosa, pese a ello, ninguno de los dos desea dejar a sus parejas, por lo que deciden mantener en secreto su relación, limitándola a un encuentro anual y siempre en el mismo lugar. Los años pasan, los tiempos cambian y con ellos los protagonistas, pero su amor permanece. Esta es, sucintamente, la propuesta que nos hace Robert Mulligan, autor de la maravillosa Matar a un Ruiseñor , en esta apreciable película.
El filme plantea, por lo tanto, una relación amorosa singular, seguramente un poco increíble, pero hermosa por la libertad y la lealtad que encarnan los dos protagonistas. Llama la atención cómo se preguntan cosas el uno al otro acerca de sus respectivas parejas, hijos, preocupaciones e inquietudes, labrando así una intimidad común, una confianza mutua que es expresión de un amor sincero y veraz.
Como se ha apuntado en otras críticas, la película es marcadamente teatral (es una adaptación), por lo que se da primacía al desarrollo de los dos personajes principales (fabulosos Burstyn y Alda), cuyos diálogos, sostenidos casi siempre en un mismo interior, refuerzan tal impresión. Es cierto que ello va en detrimento de los aspectos formales, que podrían ser, desde luego, mejores o más ricos, pero está claro que a Mulligan le interesaba más el qué de la película que el cómo . La historia personal de los protagonistas se ve jalonada por fragmentos en blanco y negro que muestran algunos personajes e hitos históricos estadounidenses de los años transcurridos (entre 1952 y 1977), sirviendo de marco a los cambios que experimentan los dos amantes.
Se trata, por tanto, de una película pequeña , sin lujos, con un tono de comedia que no descuida nunca la profundidad de los diálogos ni la psicología de los personajes, y que además, cuenta un hermosa historia de amor. Con eso basta.
Hay que reconocer que la historia que nos presenta Mulligan es un pastel con merengue, partiendo de esa base que nadie se lleve a engaño.
Tanto la historia como los personajes están bien construidos todo en un tono ligero (excepto en una de las escenas más dramáticas donde Alda demuestra que debería dedicarse solo a la comedia… porque da risa cuando debería hacernos llorar). Por poner un pero la duración es algo exagerada, noventa minutos deberían bastar.
Pero el fallo más gordo está en un apartado técnico, la fotografía, lo cual es gracioso porque estuvo nominada al oscar (como para guiarse por estos premios) y explicare el por qué:
– La historia transcurre durante un número considerable de años (más de 20) y mientras que en la caracterización de los personajes (maquillaje, vestuario, peluquería) el paso del tiempo se deja notar la fotografía no experimenta NINGÚN cambio, con el tremendo juego que tenía Surtees a su disposición para jugar con diferentes tratamientos y épocas. Todo esto se traduce en una fotografía anodina que en vez de aportar a los personajes resta progresión dramática.
– La foto en sí misma es FEA y deudora de un clasicismo que ya no se usaba en la época, por dios santo era necesario usar esos niveles de luz en el interior de la casa (si parece un centro comercial) o la difusión en todos y cada uno de los planos…
– También tenemos por ahí un momento con efecto lluvia donde solo nos falta ver al técnico conectando las mangueras… cutre, cutre….
– Los decorados tampoco varían nada a medida que pasa el tiempo, en la casa puedo aceptarlo ya que le guste al dueño el decorado rústico pero que el restaurante permanezca incólume con la misma decoración veintitantos años…
En resumen una buena película a la que los años han dejado con las vergüenzas al aire en el apartado técnico. Es curioso como la ganadora de aquél año al oscar a la mejor fotografía no solo ha aguantado el tipo sino que mejora con cada revisión, claro que por eso es una obra maestra… DIAS DEL CIELO.
Robert Mulligan moldeó un derechazo y derribo al corazón, cubriéndolo con la forma de una película pequeña, discreta, de las que no se emiten en la tele los domingos en las horas de mayor audiencia, ni en las sesiones del cine más anunciado de la semana en los canales más vistos.
Es de las que una no ha oído mencionar ni una sola vez, por ningún medio, hasta que un buen día un amigo la recomienda. Se añade a la lista de los visionados pendientes, como otra más, con una ligera curiosidad y calculando para cuándo se le podrá hacer el hueco, después de otras quince que ya estaban anotadas.
Y cuando le toca el turno, se piensa que por qué diablos se ha tardado tanto. Que, de haber sabido que se trataba de un pequeño coloso destinado a tronchar el corazón y cortarlo en tiras, se le habría designado un puesto de honor y no se la habría colocado en el montón.
Y, por otro lado, también aparece la tristeza. Tristeza por habérsela bebido ya como quien se bebe el trago más dulce. Por haber pasado por la primera vez y que esta primera vez no regrese jamás.
Como otras veces con otras vivencias similares, he deseado rebobinar el tiempo para volver a ser virgen ante esta asombrosa película.
Hay veces en que una sola vida no basta para tanto que hay por vivir. Y tampoco basta ser una sola alma en un solo cuerpo. Porque en ciertas ocasiones anhelaríamos más que nada dividirnos en dos partes, y que cada una de las partes formase nuestro todo, dedicadas por separado y a tiempo completo a distintas parcelas que no se pueden conciliar, pero que necesitamos tanto como respirar.
Tener dos vidas en una. Porque con una no estaríamos completos. Porque en la vida secreta, la extraoficial, la inconfesa, recibimos lo que nos falta en la principal. O a lo mejor es mucho más. En la secreta recibimos todo lo que soñábamos sin ser conscientes de que lo soñábamos hasta que apareció en el horizonte nuestro sueño materializado.
Hemos construido con mucho trabajo un edificio sólido que es la base en la que nos sustentamos. Pero en ese edificio, por confortable que sea, siempre hay huecos, zonas vacías. Uno se conforma con esa rutina acogedora y segura. Tal vez no es en el fondo lo que nos llena, pero nos hemos resignado por amor y por costumbre.
Recordaba esta película como algo muy especial, cuyo visionado compartí con mi madre hace muchos, muchos años. Se me quedó en la memoria grabada como una peli simpática, abierta, sincera, en definitiva algo para sacarle mucho partido. disfruté muchísmo viendola y actualmente me daba mucho miedo volver a verla debido a que el segundo visionado me borrara de un golpe los buenos recuerdos que tenía de ella.
Ayer por la noche volví a verla con mi pareja. El también la recordaba muy agradablemente y tenía la misma sensación de miedo ante la posibilidad de que el paso de los años nos hubiera hecho cambiar a la película o a nosotros, hasta el punto de desmitificarla en nuestras mentes y recuerdos. Para nada. Nos volvió a encandilar. Evidentemente no hay más que oír la banda sonora para comprender que estamos ante un pastelón (muy habituales en aquella época), pero si la ves sin complejos y no juzgando consigue que te relajes, te hace pensar y te hace reir, por supuesto también llorar si es lo que deseas.
La recomiendo a la gente que adora las películas de relaciones humanas donde lo importante es la conversación, el entendimiento y la tolerancia, y porqué no decirlo sin ruborizarnos , el romanticismo.
Me ha encantado volverla a ver.