El prisionero de las montañas
Sinopsis de la película
Al estallar la guerra en el Cáucaso, dos soldados rusos son heridos y hechos prisioneros por las fuerzas musulmanas: el novato Vania (Sergei Bodrov, Jr.) y el veterano Sasha (Oleg Menshikov). Ambos son conducidos a un pueblo de montaña por un viejo checheno que espera canjearlos por su hijo, que ha sido capturado por el ejército ruso. Adaptación del relato de Tolstoi El prisionero del Cáucaso
Detalles de la película
- Titulo Original: Kavkazskiy plennik (Prisoner of the Mountains)
- Año: 1996
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.9
56 valoraciones en total
Impactante historia sobre las consecuencias de una guerra eterna, en la que se enfrentan personajes de un remoto y aislado pueblo musulmán, y dos soldados rusos, cada uno con una personalidad propia, unas virtudes y unos defectos. Estos dos soldados rusos son capturados por los musulmanes, y al tener estos musulmanes compatriotas secuestrados en prisiones rusas, deciden intentar un intercambio de prisioneros.
La película hace que el espectador se adentre en la historia, que se meta en la piel del protagonista. Eso, a pesar de conseguirlo sobradamente, no es lo mejor de la cinta. Lo mejor es la evolución de los acontecimientos y acabar identificando al espectador no sólo con el protagonista, también con personajes de la historia cuya postura al principio parece contraria, equivocada o incomprensible. La cinta abre los ojos al espectador e invita a la reflexión, una reflexión que no vendrá motivada por el telediario de Antena 3 o por el programa de Wyoming en La Sexta.
La responsabilidad de que la historia sea tan buena hay que repartirla a partes iguales entre Bodrov y León Tolstói. El segundo por la magnífica novela, por desgracia intemporal, y el primero por lograr trasladar estupendamente la novela a la pantalla. En la actualidad, cada año se cuentan por docenas las películas basadas en una exitosa novela, cuya adaptación acaba siendo un rotundo fracaso. A cada cual su mérito.
Técnicamente no es ninguna joya, suficiente pero nada notable. Hay planos buenos, interpretaciones correctas, en momentos puntuales magníficas, pero lo importante no es eso, lo importante son las sensaciones que transmite.
Un diamante en bruto, sin lugar a dudas.
Primer largometraje del ruso Sergei Bodrov que nos acerca a la muy de moda en el cine actual conjunción de cine bélico con drama. Ambientada en la Chechenia contemporánea y sus continuas luchas entre el ejército ruso y la guerrilla independentista chechena, Sergei Bodrov filma una adaptación de un relato corto de Tolstói y que se centra en las relaciones humanas que se establecen entre unos prisioneros de guerra rusos retenidos en un pueblo de las montañas con los habitantes chechenos de dicho poblado.
Esta es una película claramente anti-belicista y a cada paso que avanza la historia se hace más patente hasta llegar a un final donde la única conclusión que se puede sacar es la tremenda incongruencia y fatalidad que lleva a sus espaldas cualquier tipo de guerra. Las costumbres de estos pueblos prácticamente aislados del mundo moderno, la corrupción de los ejércitos rusos y sus mandos, la lucha de unos padres por salvar la vida a sus respectivos hijos, el odio sin sentido establecido entre pueblos durante siglos y la incapacidad de ambos para superarlo son otros temas que se abordan durante la historia.
Una buena fotografía y unas buenas interpretaciones personales (destacar el papel protagonista para el hijo del director Sergueï Bodrov Jr.) completan un film que sirve como protesta a la actual situación de la que algunos llaman, aunque con situaciones totalmente diferentes, Irak ruso.
Cuando una película es ingenua pero tiene buen corazón, hay que perdonarla casi todo. A El prisionero de las montañas le pasa eso, tiene una generosidad y una querencia por la vida y la esperanza que son absolutamente encomiables, y además que se percibe que no es falso, que no es una historia prefabricada para quedar bien, como hay tropecientas por ahí. Esta no, respira valores, principios, paz, humanidad…
Sin embargo, tengo que decirlo, la historia no se la cree ni el tato. Desgraciadamente uno ha tenido que ver muchas cosas desagradables en su vida, pero dentro de ellas, una de las cosas más espeluznantes ha sido los ejecutamientos de los chechenos a los prisioneros rusos. No tiene calificativo.
Seguimos en spoiler.
Sergei Bodrov adapta un cuento de Tolstoi para hacer una metáfora contemporánea que busca ser un antídoto contra el rencor, a favor de la reconciliación, del perdón, mercromina para cicratizar heridas.
Se centra en el conflicto ruso-checheno, con la historia de 2 prisioneros rusos secuestrados en un pueblo checheno, al mando de un hombre que busca recuperar a su hijo, retenido en el bando contrario.
La película es sincera, sencilla, humana y anipolítica, de un hondo dramatismo pero filtrado de forma fina y suave, en la que la conclusión vuelve a ser reincidente: lo inservible, mezquino, dañino de las guerras, la lucha por su exterminio y con él, el de buena parte de la estupidez humana.
Es maravillosa, triste, bonita, entrañable.
Conocí esta película hace muchos años,
también la tengo en versión original subtitulada.
Es un argumento dulce y amargo, en el que , como en tantas otras películas, no sabes cómo terminará hasta que acabe, deseando tú mismo el final para los actores.