El país del agua
Sinopsis de la película
Tom, un profesor inglés de historia, da clases en el instituto de una población, en la que se instaló con su mujer, tratando de huir de un pasado complejo y traumático. Completamente atormentado, decide contar la historia de su vida a los alumnos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Waterland
- Año: 1992
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
5.8
55 valoraciones en total
Una historia confusa, que no tendría porque serlo, pues las escenas son coherentes, no así la manera de plantearlas. Es como si se hubiera montado mal, o nos faltara argumento para comprender que ha llevado a su protagonista, al momento en que se encuentra.
Jeremy Irons eficaz, pero desdibujado por la propia trama, ofrece un trabajo de introspección, tal vez el único para conseguir dar sentido a una propuesta ineficaz.
Ethan Hawke muy jovencito, interpretando a un alumno y apuntando buenas maneras de lo que ofrecería años más tarde. Casi aprueba, pero no debo recomendarla, alguien podría enfadarse.
Esta es una de esas películas que no son fáciles de comentar puesto que yo la vi con varios amigos y a algunos nos pareció genial y a otros les dió por encontrarse con morfeo. Dicho esto a mi me sorprendió gratamente y debo decir que disfruté con ella aunque durante la misma hubo algunas veces que me encontré perdido y no sabía que estaba ocurriendo.
Aún así recomiendo verla por que puede que te lleves una grata sorpresa y en el peor de los casos que duermas un rato.
Esta película nos rescató en su día a un Jeremy Irons en la línea de actuación de Trabajo clandestino -muy recomendable, por cierto- o La mujer del teniente francés y a distancia de sus inquietantes Inseparables , Damage o El misterio Von Bullow de la época. En ella se nos explica la historia de un profesor de Historia que hace balance de su trayectoria personal y la de los suyos como aportación al legado cultural y sociológico que uno de sus alumnos -Ethan Hawke, en un papel diametralmente opuesto al de El club de los poetas muertos – pone en tela de juicio durante una de las clases como asignatura realmente susceptible de estudio…
Tom Crick, el profesor, irá revelando datos de sus antecesores en una mezcla muy sabia de flashbacks incorporados que aportan el aliciente de involucrar al presente sin complicar la narración sino haciéndola más sugestiva. Los alumnos, a través de sus explicaciones, irán asimilando la peripecia de otros adolescentes como ellos que aún alejados en el tiempo sí pueden servirles de referencia para afrontar futuras decisiones.
(Sigue en spoiler)
Sin duda alguna , asistimos a un intenso drama fruto de un guión perfecto, con unos personajes rotos y heridos y con unas emociones que están a flor de piel.
Del reparto destacar a todos ellos, que consiguen aportar todas las emociones y todo su dolor con tal intensidad que nos oprime en cada fotograma.
Buena dirección que no pierde el pulso.
Nunca escribo críticas, salvo en ocasiones excepcionales. Esta es una de ellas. Me siento obligado. En primer lugar, porque la nota media de esta película no le hace justicia. En segundo lugar, porque la única crítica oficial le da un semáforo rojo. Es decir, de buenas a primeras, si consultas su ficha antes de verla, Waterland no es una película que apetezca.
Bueno, yo le di una oportunidad y no me arrepiento. Las interpretaciones están a la altura: el reparto va desde unos jovencísimos, pero convincentes, Ethan Hawke y Lena Headey hasta un magnífico Jeremy Irons. Su acento inglés es delicioso. Pero lo que me atrapó de esta película es su manera de contarnos la historia. Pasado y presente, historia e Historia se entremezclan de forma elegante para ir hilando los detalles de la trama. Gyllenhaal tira de unos cuantos recursos narrativos que son gratamente sorprendentes. No he visto muchas otras películas que los usen. Vaya por delante que no he leído la novela en la que se basa (aunque ahora me apetece), pero estos recursos me recordaron mucho a los que usa Jaume Cabré en su magnífica novela Yo confieso , con pizcas de realismo mágico. Todo ello provoca algunos momentos algo confusos por culpa de este ir y venir en el tiempo y el espacio, pero no me importó dejarme llevar hasta que encajaran las piezas. Porque encajan, y encajan rápidamente (es de los noventa, de cuando se hacían buenas películas de escasa hora y media) hasta conformar el puzzle global sin excederse en las explicaciones y dejando espacio para la libre interpretación.
Otro de los logros de Waterland es la ambientación: el inhóspito y solitario clima húmedo del norte de Inglaterra te atrapa y te ahoga. Pero también es bonito, como de cuento. Qué agradable es viajar desde una clase de historia como las que imparte Tom (Irons). Oh, capitán, mi capitán.
En fin, no me quiero extender mucho más. Waterland no es una obra maestra, pero ni la ficha de FA ni el semáforo en rojo le hacen justicia. Yo se la he recomendado a mi madre, y esa es una buena señal.