El juego de los idiotas
Sinopsis de la película
Tras ser sorprendido por un paparazzo en compañía de Elena (Taglioni), una famosa top model que es su amante, el multimillonario Pierre Levasseur (Auteil) para evitar un complejo divorcio inventa una mentira inverosímil. Aprovecha la presencia en la foto de un transeúnte, François Pignon (Gad Elmaleh), para asegurarle a su mujer (Kristin Scott Thomas) que Elena no estaba con él, sino con Pignon. Para demostrar que lo que dice es verdad manda a Elena a vivir con Pignon, que no es más que un humilde aparcacoches. En casa de Pignon, Elena es como un ave del paraíso en una vivienda de protección oficial.
Detalles de la película
- Titulo Original: La doublure
- Año: 2006
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
5.9
32 valoraciones en total
Muy buena película en lo que ya se puede llamar la tradición francesa, aquella que empiezan con los visitantes y que dio títulos como salir del armario o la cena de los idiotas.
Tiene escenas que hacen reír con ganas. El guión está muy conseguido y es bastante original sobre todo si se le compara con la típica comedia norteamericana romantica a las que, por desgracia, estamos acostumbrados.
Hay que verla.
Después de salir del cine con una sonrisa y pasar una hora y media muy entretenida me pregunto, ¿por qué no se hacen en España comedias inteligentes? Francis Veber vuelve a criticar a los nuevos ricos y burgueses franceses que se piensan que con dinero lo pueden conseguir todo.
No es zafia y vulgar como suele ocurrir en nuestro país, no busca la carcajada fácil, si no más bien la sonrisa inteligente, no me extraña que Almodovar se sienta hijo adoptivo de Francia.
El papel del abogado es genial, de lo mejor de la película.
Gracias Veber por estas comedias sencillas pero muy agradables.
La Doublure es otra comedia blanca y bonachona de Francis Veber, auténtico especialista en construir películas agradables sin importarle caer en ciertas incoherencias narrativas o facilismos en pos de esa sonrisa (que casi en ningún caso llega a la carcajada) del espectador. Desde ese punto de vista es apreciable que haya gente que construya films desde esa ingenuidad sin caer en chistes broncos, ni en un humor más záfio (vía golpes, escatología…) pero con eso Veber construye al mismo tiempo películas que si bien no hacen daño, tampoco apasionan, manteniéndose en ese termino medio pasable (como el 5) y consiguiendo que hayamos desistido de pedirle más (dános otro 5 Veber y no los da). En este caso es especialmente más lastimoso porque el punto de partida era más bueno por ejemplo que el de Tais-toi por citar la inmediatamente anterior y en manos de un buen comediante podría haber salido champagne y Veber nos da agua con gás.
Es bastante predecible, por momentos ñoña y se asemeja a la comedia romántica americana más de lo habitual. Aunque se presentan situaciones muy divertidas y comentarios muy afilados en lo que a humor de enredo se refiere.
La película no alcanza el nivel de La cena de los idiotas o Salir del armario pero, aun y así, si nos gusta el humor francés, no nos la podemos perder.
Veber decide proseguir con la tónica anticipada unos años antes, con la sorprendentemente exitosa La cena de los idiotas , con otra comedia costumbrista, en donde, otra vez, un pobre hombre se ve involucrado en un mundo de suntuosidad y glamour de la noche a la mañana y todo ello para mantener un engaño que evite un multimillonario divorcio.
Pese a no estar a la altura de su predecesora no deja de ser una entretenida comedia.