El informe Auschwitz
Sinopsis de la película
Narra la historia real de Freddy y Valter, dos judíos eslovacos que escaparon de Auschwitz en 1944 y consiguieron regresar a Eslovaquia, y su lucha para convencer a todos aquellos que no querían ver la verdad.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Auschwitz Report
- Año: 2021
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.1
93 valoraciones en total
*Planteamiento y contexto histórico
El informe Auschwitz se ubica en la II Guerra Mundial (1939-1945) en medio del horror que fueron los campos de exterminio. La película se inspira con bastante similitud en la huida que emprendieron Rudolf Vrba y Alfred Wetzler. Ambos eran judíos eslovacos que sufrieron el antisemitismo propio del estado títere nazi de la República de Eslovaquia, creado tras la invasión nazi de Checoslovaquia.
El III Reich, necesitado de trabajadores, ordenó a su estado títere la deportación de los judíos jóvenes a los campos. Por esto, los protagonistas de esta historia sufrieron este aciago destino y plantearon la forma de escapar. Su objetivo era contar al mundo los horrores que allí acontecían.
Por tanto la película que tratamos, está basada en hechos reales. Aún a riesgo de caer en el spoiler, es importante remarcar la importancia del Informe Vrba-Wetzler, como parte de la documentación que conocemos del horror sucedido en los campos de exterminio nazi.
*Estructura de la película
Peter Bebjak propone una estructura bastante clásica en tres actos. La primera hora de la cinta es la que quizás pueda resultar más pesada o incluso aburrida. Pues relata lo visto mil veces y quizás mejor en mil películas similares. Los entresijos de la huida de los protagonistas de Auschwitz están más planteados desde la óptica del drama que de la aventura. Hubiera sido esto último algo bastante frívolo, que si bien es cierto esto casa bastante bien con un subgénero bélico propio con títulos tan destacados como La Gran Evasión (The Great Scape) o Evasión o Victoria (Victory), en esta cinta hubiera resultado bastante discordante.
Sin embargo este apartado de los horrores del campo de concentración o las artimañas realizadas para la huida no son los puntos más importantes de la película. Sí, se nos muestra la violencia institucional de los nazis. Sí, se nos muestra la deshumanización de los prisioneros y las mofas constantes de los guardianes. Y sí se nos muestra también, aunque de pasada, las diferentes dependencias, labores de construcción y categorías de los presos.
Pero todo esto no es el punto principal de El informe Auschwitz. El punto principal es la valiosa información que han recopilado los protagonistas y su lucha por escapar y transmitir al mundo lo que estaba pasando.
*De menos a más
Por tanto, en el tercio final de la película, la cinta mejora muchísimo, llegando a unas cotas de calidad bastante altas. En este tramo final, aparece Warren, el personaje interpretado por John Hannah. Warren es una licencia artística para representar todas las instituciones internacionales que se mostraban cuanto menos escépticas sobre las brutalidades nazis.
Tanto por los ardides nazis para ocultar el horror de los campos a la Cruz Roja como el intento de imparcialidad frente a la desinformación en una guerra, el personaje de Warren al principio aparece con una actitud escéptica ante Rudolf.
Esta conversación final, planteada desde un plano medio que iguala a ambos personajes. Para que poco a poco se acerque el plano y finalmente pasar a un plano contra plano de los primeros planos de ambos personajes. Siendo el resultado tremendamente demoledor. Por lo que esta escena es la clave de la película.
Sin embargo el broche final está en los títulos de crédito. Cuando después de ofrecer los diferentes textos con las fechas de nacimiento y fallecimiento de los protagonistas y los datos reales sobre el informe y el genocidio cometido en Auschwitz. La proyección de los créditos finales está alternada con discursos reales de diferentes líderes de la extrema derecha populista mundial.
*Conclusiones
Es cierto que El informe Auschwitz es ante todo una película. Por tanto es una dramatización y por tanto y debido a su intencionalidad artística, va a tener ficcionalizaciones en post del arte y de la trama y su efectividad narrativa. Es más no puedo perdonarle una primera hora que cuanto menos resulta un pelín tediosa aunque con bastante calidad.
Sin embargo y debido a lo expuesto de su tramo final y a su intención, me parece una película muy importante y muy notable. Emplear la ficción artística como medio de difusión de los hechos históricos y dar a conocer el horror que ha llevado a la humanidad al exterminio de sí misma por diferencias religiosas, étnicas, ideológicas y sexuales.
Antes de redactar esta crítica leí el informe en su transcripción al inglés para el OSS por lo que la gesta de estos dos hombres se magnifica. Lo peor del nazismo fue precisamente la mecanización e industrialización de la eliminación de los enemigos de sus enemigos, haciendo esta eliminación de una manera completamente concienzuda y metódica.
Que en los títulos finales se entronque con diferentes discursos populistas que anuncian a diestro y siniestro discurso embriagados de la post verdad, resulta un acierto tremendo. La negación de la Ciencia (y la Historia es parte de ella) y de los hechos para infundir el miedo, por desgracia es una constante en nuestro mundo. Esta película tiene el valor de reflexionar sobre ello y denunciarlo. Y eso es algo totalmente admirable.
Escrito por Juan Carandell Rojo
Cualquier película sobre el holocausto, por mala que sea, viene amparada por su aura de solemnidad. El exterminio judío no deja espacio al humor ni dentro ni fuera de la pantalla. Todavía hoy algunas corrientes de pensamiento sionista defienden que mencionar el holocausto debería estar prohibido. Así lo resumió el filósofo Theodor Adorno: Después de Auschwitz la poesía es imposible .
Eso no evita que algunas películas sobre el tema sean mejores y otras peores. El informe Auschwitz no logra hacerse fuerte ni en su trama ni en su realización. Una pena, porque la historia de la huida de dos presos debería incluir por contrato la tensión del espectador. La presentación vaga de los personajes impide identificarlos con claridad, más aún en este género donde distinguir un recluso de otro es misión imposible.
Peter Bebjak no disimula su voluntad de continuar con la técnica de cámara subjetiva de El hijo de Saul (2015), pero su puesta en escena se distrae con encuadres, desenfoques y angulaciones erráticas. El estilo marcadamente sensorial se pierde por los cerros de Úbeda y nos invita a pensar en otras cosas, como por ejemplo dónde está Úbeda y qué tienen que ver las voces en off del final con el pogromo judío.
No es un película más sobre los campos de exterminio nazi, aquí se añade la cruel paradoja de que en ese año del 1944 muy pocos creían sobre lo que la gente contaba del holocausto, los campos de concentración, las cámaras de gas, de los cientos de miles (millones) de personas, de niños, mujeres, en su mayoría judíos, pero también discapacitados, gitanos, romanos, húngaros…, despojados de todo cuanto tenían y embarcados en los trenes de la muerte en dirección a los crematorios. Ya se encargaban los nazis de engañar a los supervisores como la Cruz Roja y otras instituciones, cuando visitaban esos lugares que a simple vista no escondían nada que les pudiera llamar la atención, y para dar más veracidad obligaban a los prisioneros a escribir postales de lo bien que eran tratados, falsificando ellos las fechas y las firmas. Llegaron a hacer pasar por un balneario para judíos alguno de estos campos. Está basado en una historia real, una de tantas que supuso la salida a la luz de los escalofriantes y terroríficos sucesos que la historia nunca podrá borrar, por muchas generaciones que pasen. Cine de autor, cámara en mano, la potente fotografía te hace sentir el dolor de tanto sufrimiento.
El director eslovaco Peter Bebjak, conocido por dirigir The line (2017), presenta un nuevo trabajo basado en la historia real de dos judíos eslovacos que escaparon de Auschwitz y escribieron el Informe Vrba-Wetzler, también conocido como el Protocolo de Auschwitz.
Alfred Wetzler y Rudolf Vrba, dos escribas internados en Auschwitz II – Birkenau desde 1940, pudieron escapar del campo de concentración gracias al apoyo y silencio de sus compañeros. Los dos cargaron con la responsabilidad de salir y denunciar lo que estaba pasando, aun sabiendo que eso significaría días de tortura para los demás prisioneros. Esta es la crónica en la que se basa El informe de Auschwitz, donde los jóvenes actores Noel Czuczor y Peter Ondrejicka se ponen en la piel de Wetzler y Vrba respectivamente.
Su gran interpretación nos permite descubrir a dos personalidades reales y no suficientemente conocidas que mostraron un valor y determinación admirables al superar todas las adversidades con el único objetivo de salvar tantas vidas como fuese posible.
A nivel cinematográfico, destaca el uso de planos subjetivos y cámara en mano, un recurso que introduce el director para que el espectador viva las escenas a través de los ojos de sus protagonistas. La ausencia de colores vivos y el uso de encuadres aberrantes contribuye al sentimiento de desesperanza e impotencia, haciendo que el público se sienta inundado por la atmósfera gris y sobrecogedora que se mantiene a lo largo del metraje.
Encontramos representadas de forma brutalmente real algunas de las atrocidades que ocurrían en el interior de Auschwitz II – Birkenau, algo especialmente impactante ya que no se recrea en el dramatismo ni en el sadismo de las acciones, sino que las utiliza como telón de fondo para narrar otros relatos. Para esta película, no es importante que cientos de cuerpos sin vida se acumulen en una barraca, ni que un general juegue a ir al paso con su caballo entre cabezas de niños vivos cuyos cuerpos están enterrados. No es importante porque, en ese contexto, no es nada fuera de lo habitual. Sin embargo, dos hombres recopilando datos reales clandestinamente para conseguir exponer lo que está pasando sí es extraordinario, en el sentido más literal de la palabra.
El enfoque de Bebjak consigue que su obra destaque entre sus semejantes, recordándonos que no estamos únicamente reflexionando sobre los errores del pasado, sino que debemos actuar para que no se vuelvan a repetir, porque –igual que pasó en 1940– puede pasar en 2021 o en 2050 si no hacemos nada para evitarlo. Desde esta perspectiva, que utilizan también largometrajes como La Ola (2008) de Dennis Gansel o Ha vuelto (2015) de David Wnendt, el cineasta da un paso más allá e incorpora en los créditos finales discursos políticos contemporáneos para generar una analogía y una alerta hacia ciertos discursos.
En definitiva, a El informe Auschwitz no se le exige un gran desarrollo de sus personajes, con antagonistas complejos y una banda sonora que acompañe al espectador en una montaña rusa emocional. Bebjak tiene únicamente dos propósitos, y ambos los cumple con creces: contar las peripecias de unos héroes hasta ahora poco conocidos y recordarnos, como se lee al inicio del film, que quien olvida la historia está condenado a repetirla. Por eso su propuesta se convierte en un título fundamental para reflexionar, observando el pasado, sobre lo que queremos para nuestro futuro.
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Las desafortunadas víctimas son llevadas al pasillo donde se les dice que se desnuden. Para completar la ficción de que se van a bañar, cada uno recibe una toalla y un pequeño jabón emitido por dos hombres vestidos con batas blancas. Luego se apiñan en la cámara de gas en tal número que, por supuesto, solo hay espacio para estar de pie.
El escuadrón especial ( Sonderkommando ) empleado para gasear y quemar trabajaba en turnos de día y de noche. Cientos de miles de judíos fueron gaseados durante este período.
Esto son solo dos párrafos del informe de treinta y tres páginas que Rudolf Vrba y Alfréd Wetzler, dos judíos eslovacos que escaparon de Auschwitz el 10 de abril de 1944, redactaron a mano ante el consejo judío eslovaco de Zilinia encontrándose, para su desesperación, con la incredulidad y el estupor que había alimentado el mismo régimen alemán, haciendo creer a organismos internacionales como Cruz roja que sus envíos de ayuda humanitaria eran bien recibidos por los prisioneros del campo y que tenían un excelente trato por parte de sus captores.
El director eslovaco Peter Bebjak construye una sólida película a partir de este impresionante suceso de la que cuesta apartar la mirada y a pesar de que se muestran las monstruosidades habituales del cine que tiene como argumento el holocausto judío, sabemos gracias a la historia que tiene un final feliz, bueno feliz a medias, porque desgraciadamente la incredulidad y la burocracia de buena parte de los aliados no impidieron que se siguiese exterminando judíos en esa máquina de muerte que era Auschwitz-Birkenau.
Ante una historia tan real y bien contada, solo queda apretar la mandíbula y encogerte en la butaca deseando que llegue cuanto antes el momento en que estos dos judíos eslovacos que formaban parte de los Sonderkomando, grupos de trabajo que se encargaban de limpiar los hornos crematorios y retirar los cuerpos de las cámaras de gas, abandonen cuanto antes el maldito campo.
Si sigues paralizado hasta los títulos de crédito finales, te encontrarás con un alegato del director hacia los totalitarismos, la limpieza étnica o ideológica y la homofobia, con retazos de discursos de Trump, Bolsonaro, Viktor Orbán o Putin entre otros.