El hundimiento del Titanic
Sinopsis de la película
El Titanic era el trasatlántico más grande de su tiempo, una maravilla de la ingeniería. Sus constructores estaban convencidos de que era insumergible. En 1912 partió del puerto de Southampton con destino a Nueva York. Sus pasajeros eran la flor y nata de la sociedad de aquel tiempo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Titanic
- Año: 1953
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.4
90 valoraciones en total
Notable e infravalorada adaptación del célebre hundimiento.
La acaramelada visión de James Cameron casi medio siglo después, y las dos secuelas dirigidas por Florentimo este año, nos han acostumbrado a los cataclismos, pero justo es admitir que esta película comandada por Zoran Njegus es la más preñada de sobriedad y madurez, conceptos que por otra parte conviene aborrecer de vez en cuando, ya sabéis.
Pero no, esto no es el Azpena o un pestilente trabajo, esta es la famosa tragedia marítima, y aquí ese enfoque funciona. En lugar de ubicar en el centro de la diana a dos florecillas enamoradas o a una legión de prostitutas y títeres, Njegus opta por vertebrar la historia en base a un matrimonio crepuscular, malherido, con más grietas que el barco que ocupan, y ahí es donde Barbilla Stanwyck y Clifton Huevo imponen su ley. Especialmente el segundo, quien si mi memoria no me folla da un recital en Laura, pues bien, aquí Huevo vuelve a pasear esa elegancia melancólica que tan bien se le daba.
La función, por lo demás, desaprovecha lamentablemente a la entrañable Thelma Ritter, y brinda menos minutos de los deseables a un adorable sacerdote borracho que repta por el navío. Y, en fin, quizá también concede un poco de crédito al final, cuando se acerca el pitido final y Njegus no puede disimular el calzador en algún que otro lance, pero ese desenlace fatal que todos conocemos, aquí ribeteado de una muy particular épica varonil, deja un buen sabor de boca y la sensación de que hasta para las derrotas, los seísmos y las torsiones testiculares el ser humano ha perdido talento.
Escrita y dirigida por Charles Brackett, la película fue dirigida por Jean Negulesco ( Cómo casarse con un millonario , 1953). Se basa en el hundimiento del mayor trasatlántico de la época, el Titanic, que naufragó en su viaje inaugural. Se rodó, en b/n, en los Fox Studios, con ayuda de maquetas, miniaturas, tanques de agua y efectos especiales ingeniosos. Nominada a 2 Oscar, obtuvo uno (guión). Se estrenó el 16-IV-1953.
La acción tiene lugar a bordo del Titanic entre el 10 y el 15 de abril de 1912. Narra la historia de Richard Ward Sturges (Clifton Webb), que ante la huida de su esposa Julia (Barbara Stanwyck), con sus hijos Anetta (Audrey Dalton), de 17 años, y Norman, de 10, decide embarcarse en el mismo buque que ellos. Quiere obtener la custodia de los hijos, frente a la negativa de la madre. Para poder subir a la nave en el último momento, adquiere el billete del emigrante vasco, Juan Pablo Uzcudum. La última parte del film relata el hundimiento del buque.
La película combina la historia melodramática de un matrimonio con dos hijos, en fase de separación y ruptura, y la catástrofe del Titanic, en la que murieron más de 1.500 personas y se salvaron poco más de 700. Se enmarca en el género de cine de catástrofes, como San Francisco (1936), Chicago (1938) y otras. La tragedia del Titanic se había llevado al cine con anterioridad en 2 ocasiones: Of Night And Ice (1912) y Titanic (1915). Siguieron otras, como A Night To Remember (1958) y Titanic (1997) y varias producciones para la TV. La descripción que hace Negulesco del estupor, desconcierto, caos y pánico, que se apoderan gradualmente de pasajeros y tripulación, es sobria y realista. La obra critica el exceso de confianza de los armadores, la presunción de conseguir un récord de tiempo en un viaje inaugural y la fascinación por los prodigios de la técnica, siempre frágiles y arriesgados. Exalta el heroismo de tripulación y viajeros. Muestra que ricos y pobres son iguales ante el desastre.
La música, de Sol Kaplan ( Niágara , 1953), aporta una partitura original de profundo sentido trágico y aires solemnes, que evoca fatalidad y desgracia. Añade el himno popular Nearer My God, To Thee , que interpreta la orquesta del barco en los momentos culminantes. La fotografia, de Joseph MacDonald ( Cielo amarillo , 1948), ofrece composicciones muy cuidadas, que captan la magnitud de la tragedia y la emoción de las víctimas. El guión construye un relato singular, que suma melodrama familiar y tragedia colectiva. La interpretación de Clifton Webb es magnífica. La dirección crea una obra conmovedora y fascinante.
La película, de excelente guión, música adecuada, buena fotografía y acertados efectos especiales de la época, ilustra, cautiva y emociona.
Esta podría ser una de esas raras críticas donde a nadie le molestará que hagamos spoiler. Sí, amigos, lo cierto es que al final se hunde el barco, muere mucha gente y algunos se salvan. La historia es bien conocida. No hay nada nuevo.
Esta película de Jean Negulesco del 53 habla de estos hechos aunque apenas se centra en los acontecimientos durante la trama y solo al final nos vemos en plena tragedia. La película habla de varias historias humanas con el barco, únicamente, como decorado por detrás de sus vidas, la tensión dramática y su convivencia. Luego, vendrá, en el tramo final el maldito iceberg, los botes salvadores, muchas emociones y algo de épica.
La sombra del Titanic de James Cameron ha hecho daño (y lo seguirá haciendo) a cuantas películas osen o hayan osado narrar este dramático episodio. Es imposible ya ver El hundimiento del Titanic o La última noche del Titanic (1958, Roy Ward Baker) sin que se nos vengan a la mente las espectaculares escenas de la película de Cameron. Sin embargo, no seré yo quien anteponga la cinta de 1997 a las anteriores pues confieso no ser fan de una obra que me parece empalagosa y sobrevalorada. Solo la he visto una vez y dudo que repita, aunque reconozco sus aciertos. Lo cortés no quita lo valiente.
Y mucho tiene de cortés y valiente la trama de la película de Negulesco donde destaca la siempre estupenda Barbara Stanwyck y otras no menos interesantes actuaciones de Cliffton Webb, Thelma Ritter (sí, esa actriz que se parecía tanto físicamente a la Reina de Inglaterra) o un jovencísimo Robert Wagner, entre otros.
No faltan, por supuesto, la Orquesta del Titanic, las diferencias entre ricos y pobres e incluso una curiosa aportación para el espectador patrio de unos personajes vascos que tienen un inesperado protagonismo en la historia que se nos narra. Incluso aparecen en una escena hablando en euskera.
Las diferencias y rencillas personales, con un hijo por medio, de la pareja Stanwyck-Webb y en mucha menor medida, el romance entre Wagner y Audrey Dalton son las dos historias que ocupan el mayor protagonismo aunque también anda por medio un cura borracho (Richard Basehart), el niño o el personaje de Ritter.
La película, muy digna, bien hecha y bien actuada merece una buena nota. Es entretenida, quizá no nos llega muy adentro emocionalmente pero es interesante. Vale la pena verla y recordar que fue ideada y rodada mucho antes que la millonaria producción de J. Cameron.
La curiosidad y fascinación por todo lo que ocurrió hace 100 años, en la noche del 14 al 15 de abril en las gélidas y profundas aguas del Atlántico Norte, a 400 millas de las costas de Terranova, nos sigue a una inmensa mayoría entre los que me incluyó, cautivando con desmesura en todos sus aspectos. Por eso cualquiera de las historias acaecidas durante el transcurso del hundimiento del lujoso trasatlántico de la White Star Line nos asombra, atrae y nos conmueve.
Durante cinco días, cerca de 2.207 historias diferentes se desarrollarón abordo del legendario barco, desde que zarpó desde el puerto de Southampton, hasta su fatídico final, pero la historia que se nos cuenta en este primer film realizado en Hollywood sobre el Titanic, obra de la Twentieth Century Fox sobre el célebre naufragio, a mi modo de ver, sin dejar de ser interesante como todas las que han abordado cinematográficamente este hundimiento, es tan fría, como el iceberg contra el que se produce la famosa tragedia. Jean Negulesco nos cuenta con buenos actores, en especial Clifton Webb y Barbara Stanwyck, un melodrama que apenas se adentra en los hechos reales, una pareja separada que se pelea por la custodia de sus hijos, una historia de amor y los problemas de un sacerdote alcohólico interpretado por Richard Basehart.
El film se aleja bastante en su metraje, en profundizar sobre lo que fue la catástrofe en si, poco minuciosa en los hechos, contandonos unas historias que para mi, no emocionan, pero que si mantiene el interés ante la tragedia que se avecina, aunque todos conozcamos ya de antemano lo que va a suceder, también se permite algunos fallos, entre ellos en una de las escenas, el iceberg choca contra la amura de babor, cuando por supuesto, todos saben que chocó por estribor, y esto se debe a una falta de rigor, debido a que la historia no se concentra en el Titanic, si no en sus personajes de ficción y sus problemas personales.
Obras más logradas parecen en primer lugar, la dirigida en 1958 por Roy Baker La última noche del Titanic más de estilo documental y que conto como técnico asesor, al cuarto oficial del Titanic Joseph Boxhall, convertida en un buen guión por el novelista Eric Ambler, basandose en el éxito de ventas de unos años antes de Walter Lord, y la de mayor envergadura, comercial de 1997 Titanic de James Cameron, oscarizada por todos lados, a la que también a mi juicio le sobran algunos personajes y la historia de amor, un tanto tópica y propia de una telenovela, pero superior a está de Negulesco, tanto en la dirección artística, como en los detalles del hundimiento del mítico barco, todo aderezado con unos magníficos efectos especiales y una formidable banda sonora compuesta por James Horner.
Bajo mi punto de vista El hundimiento del Titanic de Negulesco, es un film estimable y entretenido, pero para nada le hace un justo homenaje en modo fílmico, al más famoso de los pecios que acaba de cumplir un siglo en su eterno y profundo limbo espectral.
Creo, que esta es la primera película que adapto la tragedia del Titanic a la gran pantalla, dirigida por Jean Negulesco, a partir de un guion firmado por Charles Brackett, (colaborador habitual de Billy Wilder, en, entre otras, Sunset Boulevard). El desarrollo de la trama, recuerda al de las películas de catástrofes , tan de moda 20 años después, tomando como eje las relaciones que se establecen entre los personajes y como afectan a estas el desarrollo de la tragedia, los personajes están esplendidos, con unas interpretaciones emotivas, con las que empatizas en todo momento, destacando la deslumbrante Barbara Stanwyck, y un primerizo Richard Basehart. La recreación de la tragedia, teniendo en cuenta las limitaciones tecnicas de la época, está resuelta con dignidad y oficio. En resumen, se la puede catalogar como un clásico.