El guateque
Sinopsis de la película
Hrundi V. Bakshi es un patoso actor de origen hindú que se encuentra rodando una película en el desierto. Por sus continuas meteduras de pata, es despedido del rodaje. Inesperadamente, recibe una invitación para asistir a una sofisticada fiesta organizada por el productor de su última película. Gracias a Hrundi, en la fiesta se producirán las situaciones más disparatadas.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Party
- Año: 1968
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
7.6
55 valoraciones en total
Vi esta película por primera vez con 13 años, en el cineclub de un colegio de monjas que, en 1974, en pleno tardofranquismo, nos alegraron la vida con esta obra maestra del cine de humor.
Hasta entonces sólo me había reído a carcajadas en el cine con algunos films de los Hermanos Marx (Recuerdo la escena de la exploración médico-veterinaria de Un día en las carreras , por ejemplo) o del impasible Buster Keaton, por lo que no esperaba pasar ese gran rato.
El cine de humor está, en general, subestimado. Es raro que entre las grandes obras de la historia del cine se incluya alguna película de humor, sería poco serio, valga la redundancia. Sin embargo, el buen rato que se pasa no se paga con nada, no tiene precio, como dicen ahora en el anuncio de una tarjeta de crédito.
Aprovecho esta crítica para reivindicar el gran cine de humor y animar a los aficionados de Filmaffinity a apreciar en lo que vale una buena película que te haga reír un par de horas. Como dije anteriormente, es uno de los placeres que no se paga con nada.
Única colaboración del realizador Blake Edwards y el actor Peter Sellers ajena al tema de la Pantera Rosa. El guión, de Blake Edwards, Tom y Frank Waldman, desarrolla un argumento original de Blake Edwards. Se rueda en L.A. y en los platós de Warner Studios (Hollywood, CA). Producido por Blake Edwards para The Mirish Co., el film se estrena el 4-IV-1958 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar en una moderna mansión residencial de L.A., propiedad del productor de cine Fred Cutterbuck (McEnzie). El actor hindú Hrundi V. Bakshi (Sellers), tras provocar la voladura anticipada de un plató de cine, es invitado por error a la fiesta de postín organizada por el productor del film y su esposa Molly (Green). No conoce a los invitados, pero pronto se hace notar. Se gana la simpatía de la aspirante a actriz más guapa de la fiesta, Michèle (Longet). Él es educado, agradable, culto, sencillo, inocente y curioso. Carece de sentido del humor y le persigue la mala suerte. Es desmañado y patoso a rabiar. Ella es atractiva, guapa, honrada, decente e incorruptible. Tiene buena voz, toca la guitarra y desea ser actriz.
El film es una comedia de humor disparatado, alocado, delirante y burlesco. Añade elementos de romance y de crítica social. La obra se plantea como un homenaje al humor del cine cómico mudo (slapsticks) . Se inspira en el cine de Jacques Tati, especialmente en tres de sus películas: Playtime (1967), Las vacaciones del Sr. Hulot (1953) y Mi tío (1958). De la primera toma ideas para la secuencia de la cena, de la segunda el coche-motocicleta y de la tercera el surtidor y otros referencias. Como Charlot, Bakshi es inocente y bondadoso, poco mañoso y desmañado, se ve perseguido por la mala suerte, pero conquista a la chica más guapa del film. Bakshi se diferencia del inspector Clouseau porque es inocente y sencillo, competente, carece de vanidad y las desgracias le sobrevienen por mala suerte, no por su estupidez. Como Laurel y Hardy, usa la confusión y el error como fuentes de comicidad. Como en los films mudos, comienza con una introducción, en la que parodia una escena de Gunga Din (George Stevens, 1939), protagonizada por Sam Jaffe.
La película se apoya en un argumento escueto, que sirve de pretexto para encadenar una sucesión de gags. El libreto tiene menos de 60 páginas. La distribución de la comicidad se ajusta a un crescendo que comienza con gags minimalistas, contados con parsimonia y riqueza de detalles, enmarcados en una atmósfera tranquila, para avanzar gradualmente hacia una catarata de desastres. El realizador, además, del entretenimiento, busca colocar en la picota al mundo de Hollywood y del cine. Lo presenta como un universo aburrido, dominado por la hipocresía, traicionero, sin escrúpulos, dado a la corrupción, aficionado a la mentira y al engaño, poseído por la codicia y obsesionado por el dinero.
(Sigue en el spoiler sin desvelar partes del argumento)
Para la gran mayoría, Peter Sellers siempre personificará la viva estampa del inspector Clouseau. Inevitable.
Para mi, sin embargo, su figura siempre irá asociada, impepinablemente, a la de Hrundi V. Bakshi, un gafado actor de reparto hindú que me hizo partir la caja hasta límites espasmódicos en esa impagable recreación de un hombre que, pese a sentirse como un burro en un garaje, desempeñó inimaginables esfuerzos para integrarse a una situación y a un entorno social que le resultaba terriblemente ajeno y hostil. De hecho, mi particular veneración hacia The party es producto de la inexorable empatía que me suscita el personaje interpretado por Sellers. Antaño, por timidez o por absurdos convencionalismos sociales, solía sentirme incómodo o fastidiado ante la insalvable contingencia de afrontar engorrosos acontecimientos multitudinarios y ello desembocaba, paradójicamente, en acabar inmerso sin comerlo ni beberlo en mil y una peripecias estrambóticas, a veces casi surrealistas. Hoy en día soy algo menos timorato y algo más irreverente, pero sigo recordando con cariño la primera comedia de adultos que me hizo derramar lagrimones como puños entre tanta carcajada.
El guateque no pretende, en ningún momento, convertirse en paradigma de la comedia inteligente, con diálogos mordaces, espíritu de denuncia y blablablá. Nada de eso. La acertada batuta de Edwards encauza una sucesión de gags que van encadenándose con elegancia y fluidez, sin mayor aspiración que hacernos reir a mandíbula batiente. Y a fé de Dios que El guateque alcanza su propósito. Cuentan que algunos, de tanto reirse, han llegado a vomitar… ¿O fue por el güisqui del Eroski?.
El guateque es de las mejores películas de humor que se han hecho, humor para partirse de risa, humor que es constante y casi no deja respirar. Por su puesto, siempre habrá a quien no guste este film, pero es lógico. También hay gente que se muere de risa viendo bromas deshumanizadora hacia sus semejantes novatos, tanto en las universidades, como en los grupos profesionales, también en los ejercitos, etc., y a mí en cambio ese tipo de humor no me hace ninguna gracia. Además, no es lo mismo ver una película como ésta, de niño o joven, como la vimos muchos, tiempo en que el organismo está mucho más predispuesto a la risa y al jolgorio, que verla por primera vez con edad ya madura, donde el cuerpo ya no cuenta con la mismas ganas de reírse y puede caer como una cinta sosa. Pero objetivamente, de sosa nada, tiene mucha sal humorística y de excelente calidad.
Blake Edwards, se inspiró y copió bastantes elementos y carácteres expuestos diez años antes por Jacques Tati en Mi tío , cinta francesa que obtuvo el oscar a la mejor película extranjera en el año 1958. Pero Edwards los acentuó y mejoró con la ayuda de Peter Sellers, que sin duda, en este papel de hindú emigrado a la industria del cine en los EE.UU., borda una de sus más cautivadoras interpretaciones provocadoras de que nos ríamos con pasíon e intensidad.
Fej Delvahe
Otro mito a derribar, no cabe duda. Estas cosas pasan, la herencia cultural hace que repitamos como satisfactorios las calificaciones que nuestros mayores nos dieron de la cultura y el arte sin apenas tener espíritu crítico. Por eso el 80 % de los hijos votan lo mismo que los padres. Y El guateque gozó de gran éxito durante mucho tiempo, sobre todo en Europa, no así en Estados Unidos donde está considerada una buena comedia sin más.
Pero en España, en un país que necesitaba reírse, en los años sesenta, el humor del guateque y sobre todo ese tipo de fiestas es compresible que despertara el interés y la atracción del españolito medio. Igual que el del europeo medio, que tampoco vayan a creerse que estaba muy boyante.
Todo en sí tiene un humor infantil, opta por acercarse a los gags más visuales del cine mudo tipo Chaplin –sin conseguirlo obviamente- en vez de a otra herencia más rica y más inteligente como puede ser los hermanos Marx.
El guión, parece en demasiadas ocasiones muy estirado, y por eso a tanta gente se le hace la película tan larga, y con razón. Tiene una parte al menos que es correcta, que coincide con las escenas anteriores al mal llevado desparrame final, donde el propio Sellers se desdibuja y ya sólo parece importar la espuma, el elefante y gente corriendo y haciendo ruido. Propio de malos directores.
El propio Peter Sellers siempre reconoció que este papel no era precisamente de los mejores pero que a la gente le gustaba sobre todo porque se sentían identificados. Me pregunto yo si la gente es más tonta de lo que realmente son o se piensan.
Otro problema es la historia de amor. No es que sobre, que así es, es que no sabe sacarla partido para integrarla en la comicidad de la historia. ¿O es que el amor es cosa tan seria? A eso se suma el final, que es bastante simple y que lo más interesante es el vehículo de tres ruedas.
La apruebo sobre todo por nostalgia y cierto cariño, además a mi padre siempre le gustó, pero no se lo merece.
Y es que nunca he sentido excesiva predilección por Blake Edwards, uno de los directores más ayudados de la historia del cine por crítica y público, que se benefició de una época, la guerra fría, donde el público esperaba una carcajada –a bajo precio- para olvidar una posible Tercera Guerra Mundial. Pero que vista hoy en día El guateque no puedo decir otra cosa que cualquier entrega de Aterriza como puedas hace bastante más gracia.
Por cierto el símbolo de la India es el pavo real y no el elefante. Pero que le importa a Edwards, otro norteamericano que no sabría situar a España en un mapamundi.