El gran año
Sinopsis de la película
Tres hombres (Steve Martin, Jack Black y Owen Wilson), cansados de sus obligaciones y responsabilidades, atraviesan un momento de crisis personal. Para superarlo deciden participar en una competición anual cuyo ganador será quién observe más especies de pájaros durante un año en Estados Unidos.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Big Year
- Año: 2011
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
4.9
37 valoraciones en total
El gran año es un viaje para dejarse llevar en un momento tranquilo. Una fotografía maravillosa, un acertado fondo musical y una afición que ofrece amistad, una afición bonita y saludable: la caza fotográfica de los pájaros por todo el mundo.
Todo lo que expone está perfecto en modos y maneras porque no va más allá, no es un documental de pájaros ni de viajes ni pretende enseñar nada. Lo que hay son tres personajes con un fondo tal vez artificial pero que valen para presentar cada uno un sentimiento, un sentimiento dentro de la competición por ver quien pilla con su objetivo más pájaros. Y deberán elegir entre esos sentimientos, deberán ordenar su escala de valores… Es muy difícil, la verdad, ¿Rosemund o un alcaudón americano cuando llevas un año tras él?
Es una película relajada, lenta, se percibe la aventura natural, sin artificios, tal vez un poco de peligro en ese avión destartalado que te lleva a parajes remotos de ensueño (uno desea estar ahí volando al lado de Owen y reírse del peligro, ¡vivirlo!). Sientes algo dentro, ves que hay muchos sitios bonitos en el mundo y mil cosas que nunca conocerás, pero que existen, aunque sean para otros, y eso es lo importante.
Aprovecho esta película (con frikis de la observación de aves) para celebrar que la RAE haya legalizado a los frikis.
friki. (Del ingl. freaky).
1. adj. coloq. Extravagante, raro o excéntrico.
2. com. coloq. Persona pintoresca y extravagante.
3. com. coloq. Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición.
Pocas películas han dado protagonismo a los observadores de aves (que no ornitología). Algo extraño teniendo en cuenta que los estudios afirman que un 20% de los norteamericanos se declaran como observadores de aves y su dedicación (y fanatismo) a tal fin proporciona miles de millones de dólares a la economía de EEUU. Se entiende que ese es el motivo por el que un gran estudio apostó con 41 millones de presupuesto para adaptar la novela de Mark Obmascik y con las figuras de Steve Martin, Jack Black y Owen Wilson. Con secundarios de lujo revoloteando también alrededor para atrapar en sus redes a esos millones y millones de ‘observadores’. Dudo que después de la recepción que ha tenido la película… repitan.
Y es que a los frikis les gusta practicar sus aficiones y no ver cómo otros las practican en pantalla grande. Como mucho admiran a personajes frikis pero Sheldon Cooper (Jim Parsons), que aquí pierde su fobia a las aves, está muy desaprovechado. Bueno, en el El gran año todo está bastante desaprovechado: han buscado una comedia y su argumento podría apuntar a un drama. Ese choque de conflictos personales con la afición que practican se convierte en el discurso y centro dramático. Los sacrificios personales y laborales marcan ese baremo entre el éxito personal y el fracaso familiar. Pero esa supuesta comedia está ‘amenizada’ por prácticamente ningún chiste funcional y menos un gag absurdo. Como si ese absurdo estuviera implícito en el propio argumento y competición que envuelve la cinta. Pensemos que El gran año es una película que no quiere reírse del que podría ser su público potencial pero, al mismo tiempo, ha colocado un casting que da la impresión de lo contrario.
La película se mueve entre lo previsible y lo obvio el contraste sobre sus motivaciones y el optimismo que les proporciona su hobby y nosotros volvemos a encontremos ante la enésima revisión del precio moral del éxito personal dentro del american-way-of-life. Nos sentimos aleteando entre lo sentimental y lo cursi y viendo desde el cielo el patetismo de esos personajes que parecen que no quieren poner sus pies en el suelo.
No suelo recomendar películas salvo cuando creo que algo especial puede acabar en el olvido, así que sugiero que no os perdáis este El gran año que tiene todos los ingredientes para pasar desapercibida: un elenco (Owen Wilson, Steve Martin y Jack Black) que han vivido tiempos mejores, una estética noventera y un argumento que ya desde el comienzo promete lo que luego da: ligereza y poca exigencia mental del espectador.
Me hace mucha gracia la crítica de La Vanguardia (un 4/10) cuando dice que «A pesar del potencial cómico de su reparto, no provoca ni una sola risa» Anda, coño. Como el reparto tiene gente especializada en comedia, ¿la película es buena o mala según las carcajadas? ¿Fotogramas ha instaurado aplausómetro como medida de calidad? O sea, que Scorsese y su Lobo de Wall Street deberían ser descalificados por utilizar a Jonah Hill en un papel serio e Isabel Coixet debería devolver las subvenciones de su última película por no haber hecho otra oda a la vanidad. Telita con el mundo de la crítica, qué exquisitos que se están volviendo.
El caso es que casi todas las críticas van por ahí y hasta yo reconozco que una película sobre frikis de los pájaros es para echar un poco para atrás… pero El gran año se ve de una sentada sin perder por un momento la sonrisa, sin pasar vergüenza ajena, disfrutando de unos paisajes refrescantes y sintiendo que la película toca temas para nada superficiales y con un desarrollo nada superficial. NO ES (en mayúsculas) una película bienqueda, de final feliz y buen rollo, como les podría parecer a los que han escrito la crítica sin verla hasta el final. Acierta plenamente con un ritmo nada fácil (contar exactamente un año de la vida de tres familias en apenas noventa minutos) sin que parezca precipitada ni aburrida con transiciones dinámicas e ingeniosas.
Y fijaos que hablo de la vida de tres familias y no de las aventuras de tres amantes de los pájaros, porque la película tiene un trasfondo absolutamente serio y familiar: cómo las aficiones de una persona afectan a su familia, cómo conciliar ambas cosas, cómo mantener tu trabajo, qué apoyos recibes en tus ambiciones y qué priorizar. Wilson elige su afición a su matrimonio y paga su precio, Martin antepone su afición a su trabajo, pero no a su familia y Black hace encaje de bolillos para encajar las tres variables. Steve Martin ya había demostrado (no muchas veces, pero lo había hecho) que es capaz de hacer papeles serios, pero lo de Black y Wilson ha sido una sorpresa, con interpretaciones complejas que les obligan a pasar del histrionismo a los matices en cuestión de segundos, pero de una manera absolutamente elegantes, controlada y contenidas.
Una película sencilla, pero redonda. Se disfuta de la naturaleza, del humor y de la historia. No la dejéis pasar.
Simpática, amena, original, tres buenos cómicos – que no geniales – se han unido en un guión facilón y entretenido que intenta retratar el lado friki de la afición de la pajareria.
No es gran cosa pero tampoco es pretenciosa, ni sus intérpretes se desmadran con histrionismo como a veces han hecho en otras ocasiones, reflejan a seres apasionados del mundo aviar de manera humana, plausible y realista, no es para partirse de reir pero tampoco para aburrirse o desear abandonar la sala.
Owen Wilson sin duda hace el papel más ajustado y con más matices, más creíble, cepillandose a sus compañeros de reparto, y llevando el peso y el interés de la trama.
Si vas buscando risas, acción o algo de disparate ajeno a la realidad no te molestes a visionar este film, solo escógelo si te gustan historias humanas muy sencillas y bonitos parajes naturales en los que recrear la vista. Se agradecen cintas así de vez en cuando, para desintoxicarse uno de tanto superhéroe de cómic y tanto cóctel de efectos especiales, o tantos dramas romanticos y comedias sin sentido.
Me ha hecho reírme y sonreírme porque conozco unos cuantos aficionados a las aves , esos maravillosos seres alados como decía una tía de Guillermo el Travieso, que son clavaditos, que van equipados de la misma manera, con la misma ropa, la cámara, los prismáticos, que son capaces de irse al fin del mundo para ver al gorgolillo de pecho anaranjado en su cortejo nupcial.
De acuerdo en que no es nada del otro mundo, pero como siempre digo, me entretuvo y es el propósito que yo buscaba.