El ferroviario
Sinopsis de la película
Andrea Marcocci (Pietro Germi) es un orgulloso maquinista de tren en la Italia de los años 50’. Está casado con Sara (Luisa Della Noce) y tienen dos hijos, Marcello (Renato Speziali) y Sandro (Edoardo Nevola), y una hija llamada Giulia (Sylva Koscina). Pero Andrea suele anteponer los tragos de vino con su amigo Gigi (Saro Urzi) a su familia. Cuando se suceden una serie de problemas en el seno familiar, unidos a un accidente sufrido con el tren que conduce, la vida de Andrea se desmorona y como resultado se refugia aún más en la bebida, acabando de romper la relación con parte de su familia y siendo degradado en su oficio. Pero el amor incondicional de su hijo pequeño Sandro y la necesidad de arreglar la cruda realidad provocarán en Andrea una serie de reacciones con las que intentará anteponerse a las circunstancias y encontrar la paz y la felicidad que ha perdido.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il Ferroviere (Man of Iron) aka
- Año: 1956
- Duración: 118
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia la película en formato 4K y HD. A continuación te detallamos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
7.5
26 valoraciones en total
Otra joya del cine italiano tal vez más relegada, ya que Pietro Germi tal vez no alcanzó la fama de sus colegas y murió siendo aún joven., pero viendo esta película en este caso por recomendación de los que tienen unos cuántos años más, descubri otra joya del neorrealismo Italiano, No sólo eso sino que al ponerme a pensar cómo se hicieron estas películas hace 50 años me dí cuenta que estaba viendo una especie de obra de arte y no una película, las tomas, los ángulos, la fotografía, los planos secuencia, un montón de cosas..y por supuesto la música
Germi fue el director, interpretó al personaje principal e hizo el guión, pero no le pasó lo que a otros que quieren abarcar todo y hacen un desastre.
El neorrealismo es una etiqueta que suena triste y a la vez se ve hermosa. Cuando hablamos de cine sabemos que tras la puerta con ese nombre habrá amargura, tiernas sonrisas, abrazos de madre, puñaladas de amigos, momentos para enmarcar y llamadas a la tierra para que cumpla con su deber de tragarse a los que se equivocan gravemente. Ese nuevo realismo viene siempre acompañado por la verdad y hace películas como se hace la vida, con los mismos elementos: pasión, ternura, traición, una pizca de amor y un puñado de llanto.
El ferroviario, del genovés Pietro Germi (1914-!974), tenía a su disposición todos los ingredientes para acercar el resultado artístico a la experiencia vital de muchas familias italianas de mediados del siglo XX, fundiendo ficción y hechos en una inolvidable historia.
Andrea Marcocci, orgulloso ferroviario, es uno más de los muchos obreros que sobrevivían en aquellas fechas tragando sapos, bebiendo vinagre en las tabernas y presumiendo de lo que más carecían todos los de su condición: de la dignidad, secuestrada por el miedo, el hambre y los bajos salarios.
Todos tenían mujeres enlutadas, hijos sin horizonte ni futuro, hijas sin libertad para elegir y pequeñines, como Sandro, que aún tenían al padre como héroe y referente, y a quienes había que ocultar que a veces los hombres lloran y se arrodillan.
Este género cinematográfico raspa, no es de seda, está vestido de áspera pana negra, pero emociona y calienta. Su desnuda y pura ejemplaridad nos hace mejores, al menos durante unas horas, hasta el punto de hacernos exclamar: ¡cómo nos complicamos, si la vida es un suspiro!.
Pietro, guionista, director y actor, procedía de una humilde familia con muchas necesidades, tal vez sus orígenes le sirvan, en esta ocasión, para jugar con ventaja a la hora de transmitirnos veracidad y sentimientos, estos últimos encorchados en quienes nunca tuvieron esas carencias.
Nos toca estar alerta y solidarios porque nadie puede decir de este agua no beberé. Alguien debería recuperar, con carácter educativo y obligatorio, el cine italiano de la posguerra: Roma ciudad abierta, El limpiabotas, Ladrón de bicicletas, Umberto D., Arroz amargo, La tierra tiembla, La strada, Las noches de Cabiria… y por supuesto el hiperrealista y satírico del gran P. Germi.
Cuando algunos de los mejores realizadores italianos de todos los tiempos, véase neorrealismo o no, dirigían a sus protagonistas, lo hacían impregnando las imágenes de una ternura que atravesaba la pantalla. Todo ese deseo de humanidad, de gente desamparada (Rocco y sus hermanos, Umberto D, Ladrón de bicicletas, El limpiabotas…) y de afrontar la vida se veía reflejada en el cine como pocas veces lo han hecho otras cinematografías. En España, por ejemplo, lo realizó Fernando Fernán Gómez en su obra maestra La vida sigue , por poner sólo un ejemplo. Este tipo de películas está plagada de detalles donde las miradas juegan un papel fundamental, cosa que se ha perdido en el cine reciente. Por eso, y por muchísimas otras cosas, El ferroviario , como tantas otras películas, quedan para la posteridad como un legado del tipo de cine de un país que ha atravesado fronteras, y que, por lo tanto, es indispensable en la historia del cine, de la cultura de la humanidad.
He visto ayer la película. Hacía mucho tiempo que deseaba verla pero por una u otra razón la iba dejando. Me interesa este director y actores como la bellísima Sylva Koscina – muy joven aquí-
Al finalizar tuve la sensaciòn de haber viso una excelente película. Y creo que lo es.
Buen director, buenos actores , que hacen bien su trabajo. Personaje infantil tierno espontáneo y encantador ( y muy bien interpretado por Edoardo Nevola ) que contrarrestra los aspectos vitales negativos-salvo el caso de la madre- de los mayores.
Al finalizar tuve una sensación de haber vistio una gran peli, la puntué incluso con un 8.
Hay una, quizá, excesiva lentitud en el desarollo de la trama.
Sin embargo, viendo las críticas puedo decir que estoy muy de acuerdo con la de Orlov aunque mantengo una puntuación más alta que ese 4 suyo
A veces me ocurre que puedo estar de acuerdo con las críticas incluso cuando son buenas y malas a la vez en una misma peli.
Considero la de Orlov una crítica excelente y acertada pero sigo pensando que la peli me ha gustado, que he pasado un buen rato viéndola… por tanto para mí es una buena película ( de 7-8 )
Un estupendo drama familiar que pone de manifiesto la gran valía de su responsable, un Pietro Germi que dirige, escribe y protagoniza esta historia, fácilmente encuadrable dentro de la corriente neorrealista italiana.
La película narra la desestructuración de una familia humilde encabezada por un maquinista de ferrocarril, Andrea Marcocci (Germi), de carácter impulsivo, ocasionalmente violento, y con una notable tendencia a la bebida, su aspereza y falta de tacto con sus dos hijos mayores (un hijo vago que se mezcla con gente de dudosa reputación y una hija casada por circunstancias con la que tiene graves problemas de comunicación), unida al poco caso que hace a su mujer, plantean una realidad conflictiva, apenas atenuada por la presencia del pequeño Sandro, cuya inocencia y simpatía mantienen la unidad familiar y el afecto paterno. De hecho, la película se nos narra desde su punto de vista, lo que constituye un gran acierto, pues aligera la carga dramática del filme, que es algo excesiva (la acumulación de desgracias es un tanto exagerada).
A la realidad familiar se une la laboral, aunque en segundo término, pues los problemas de Marcocci se incrementarán a partir de un suceso trágico, un error humano y una decisión personal -la de no unirse a una huelga de maquinistas-, que tendrán por resultado el aislamiento progresivo del protagonista, cuya vida parece desmoronarse inevitablemente.
Sin entrar en las particularidades y giros dramáticos del argumento, cabe decir que el filme es un eficaz retrato de algunos problemas sociales e íntimos de las clases trabajadoras italianas de la década de los 50, pero que en todo momento elude recurrir a un discurso político o reivindicativo, centrándose la historia en el ámbito familiar y en la figura de Marcocci, estupendamente interpretada por Germi, a quien debemos agradecer también un guión (coescrito por Giannetti y Vincenzoni) francamente notable por su progresión dramática.
La película es rica en momentos de sincera y hermosa emoción, muchos de ellos sugeridos por el pequeño Sandro, perfectamente encarnado por Edoardo Nevola, y por Luisa Della Noce, que interpreta a la madre (impresionante su último plano). Una excelente fotografía y una correcta música culminan esta meritoria obra de un director que, sin ser tan conocido como otros del cine italiano, merece atención, pues su obra es variada en géneros y rica en aciertos, como lo demuestran títulos como El Camino de la Esperanza (un drama sobre la emigración), Un Maldito Embrollo (peculiar mezcla de cine negro y comedia), y la más conocida Un Divorcio a la Italiana .