El bueno, el feo y el malo
Sinopsis de la película
Durante la guerra civil norteamericana (1861-1865), tres cazadores de recompensas buscan un tesoro que ninguno de ellos puede encontrar sin la ayuda de los otros dos. Así que colaboran entre sí para conseguir el botín.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il buono, il brutto, il cattivo aka
- Año: 1966
- Duración: 161
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Opinión de la crítica
Película
8.2
99 valoraciones en total
Lo bueno:
– Los tres actores transmiten la presencia necesaria.
– La música de Ennio Morricone, perfecta.
– Las frases más lapidarias de la historia del cine.
– La simple historia: tres hombres solitarios dispuestos a morir y a matar por dinero. Un reflejo del mundo pasado y actual.
– El rubio es mas duro que Vin Diesel y Chuck Norris juntos, y no le hace falta ni abrir la boca.
Lo feo:
– Que haya gente que siga pensando que todo el spaghetti western es basura, cuando nos encontramos aquí ante una obra maestra, en mi opinión superior a los westerns americanos.
Lo malo:
– El propio malo, que tiene que sacrificar minutos de un extenso metraje para que Eli Wallach se luzca y haga brillar aún más la película.
– Algunos dicen que su larga duración, aunque mi opinión es que debería durar más aún, da mucha pena despedirse de la pareja protagonista.
El rubio (Clint Eastwood, ‘el bueno’), Tuco (Eli Wallach, ‘el feo’) y Sentencia (Lee Van Cleef, ‘el malo’) forman parte desde hace mucho tiempo de ese particular Olimpo del spaghetti-western en el que habitan, entre otros, por tipos tan duros como Harmonica, Frank, Cheyenne, Django o el Chuncho.
Leone los concibió personalmente y como si de ‘Saturno devorando a sus hijos’ se tratara, intentó sacrificarlos en los títulos de crédito de Hasta que llegó su hora. Por suerte o por desgracia, fracasó en su empeño.
En su lugar murieron Jack Elam, Woody Strode y Al Mulock. El bueno, el feo y el malo sobrevivieron y cuenta la leyenda que su espíritu perdurará eternamente en el desierto de Almería.
El gran Sergio clausuraba con esta obra maestra su trilogía del dólar antes de darle un sublime carpetazo al spaghetti con una peli, si cabe, aún mejor: Hasta que llegó su hora.
Nunca me cansaré de ver esta auténtica lección de cine. Porque lo tiene todo. Absolutamente todo.
El italiano nos coge de la pechera y nos hace morder el polvo desde el primer momento. Nos pone a prueba con esos dilatadísimos silencios. Con ese ritmo ceremonioso. Nos obliga a escuchar el tintineo de las espuelas, el ulular del viento del desierto, el áspero raspado de un fósforo. Y si nuestro corazón aún no palpita lo suficiente, si aún no nos sudan las palmas y no se nos eriza el vello de puro pánico ante el careto de Sentencia, ahí interviene Don Ennio. Morricone es un monstruo y su música nos hace levitar corroborando la tremenda importancia que tienen los códigos extracinematográficos, habitualmente ninguneados ante la poderosa hegemonía de la imagen.
Su banda sonora es tan genuina y magistral como esos primerísimos planos de rostros sudorosos y mal afeitados, como la inimitable liturgia de un duelo, como la violencia explícita que exuda cualquier partitura leoniana. Ni más, ni menos.
Tal vez los tres tenores de Leone no posean la complejidad y la riqueza psicológica de Harmonica, Frank o Cheyenne, pero muy pocas veces tendremos ocasión de ver juntos a tres auténticas aves rapaces del western, tres legendarios fantasmas capaces de mantener el espíritu del spaghetti hasta el fin de los días.
Sencillamente irrepetible.
La más conocida por los aficionados a los westerns de Leone es esta, y sin embargo no es la mejor. A mi juicio no alcanza los momentos sublimes de La muerte tenía un precio y como película tiene más elementos pero no como western.
Se nota que la película tiene más medios y eso se agradece pero también hace que surjan historias periféricas que distraen el verdadero hilo del guión.
El duelo final aún siendo bueno no termina de llegar a La muerte tenía un precio y
la música, también fantástica, es inferior a la anterior entrega de Morricone.
Los actores demuestran oficio y calidad pero es verdad que Eli Wallach resulta en ocasiones excesivo en su interpretación mientras que Volonté, también manierista resulta más auténtico.
Lee Van Cleef habiendo hecho de bueno en la anterior entrega, hace algo arriesgado: interpretar un personaje tan malvado en esta lo que consigue sobradamente.
Hay muchas escenas brutales y muy violentas.
La película tiene un punto de desaliño
Destacar también la fotografía del habitual de las películas de Pasolini.
El guión tiene algunas lagunas que aún no teniendo mucha importancia dan una imagen de cierto desaliño.
La película contiene excesas magníficas sobre todo la última media hora, con la barroca escena de Tuco corriendo por el cementerio. También mencionar que es de agradecer la visión antibelicista de Leone y que ponga a unionistas y confederados en el mismo nivel moral.
La gran diferencia del cine de Peckinpah con el de Leone es que mientras el primero se recrea en la muerte con la cámara lenta a Leone le interesa más el ritual previo. Peckinpah es porno mientras Leone es erótico. Lo importante son los juegos previos no el desenlace.
Una película magnífica que sin embargo tiene excesiva fama entre las de Leone cuando es inferior por supuesto a Hasta que llegó su hora Érase una vez en América La muerte tenían un precio y esa gran olvidada pero extraordinaria que estoy seguro que se reivindicará más con el tiempo que es Agáchate maldito .
En resumidas cuentas un clásico de inexcusable visionado.
Tercera y última película de la trilogía de oro de Leone, Morricone y Eastwood. Rodada en Almería, fue producida por Alberto Grimaldi.
La acción se localiza en algún lugar del sudeste de la Unión, en los años de la Guerra Civil Americana. Relata la historia de tres pistoleros que buscan un tesoro oculto en una tumba: uno concoce el nombre del cementerio, otro conoce el nombre que figura en la lápida y el tercero sigue a los otros dos. Los tres bandidos son muy diferentes: Rubio (Eastwood) es avaricioso y calculador, Sentencia (Lee Van Cleef) es despiadado y Tuco (Uli Wallach) es ignorante, pícaro y divertido. Constituyen, en el fondo, tres versiones de un único personaje, sanguinario, salvaje y codicioso. Rubio es el bueno por ser el menos malo de los tres, pese a su mezquindad, Sentencia es el malo por pegar sin miramientos a María y porque practica la tortura, y Tuco es el feo porque es el menos agraciado, pero el más simpático. Son memorables varias escenas: la batalla del puente, el campo de prisioneros, la discusión entre Tuco y su hermano Pablo y la escena final. Se incluye una invitación a reflexionar sobre la guerra: el comandante sudista de la batalla del puente y al coronel unionista del campo de prisioneros son personas amargadas y fustradas porque ven la inutilidad y el horror de la guerra.
La música, compuesta por Morricone y dirigida por Bruno Nicolai, está más elaborada que en las dos ocasiones anteriores y tiene una duración mayor (casi una hora). Cuenta con la participación de la soprano italiana Edda DellOrso y del cantante español Kurt Savoy, que dominaba seis tipos diferentes de silbido. La banda sonora da empaque, altura, emoción y solemnidad a la acción, que no deja de ser burlona e irónica. Son admirables las composiciones tituladas Trío , El desierto y El éxtasis del oro . Esta última, con una melodía alegre y eufórica, sugiere el hallazgo de la tierra prometida. En numerosas ocasiones la música cesa subitamente y da paso a un silencio que exalta la narración visual. La fotografía corre a cargo del gran Tonino Delli Colli ( El verdugo ), que da a la imagen un aire muy sugerente. Usa primerísimos planos, que combina con planos generales, da gran importancia al claroscuro, muestra preferencia por el negro, los ocres y los blancos ligeramente dorados. La interpretación de los tres protagonistas es convincente. Por su dificultad, destaca el acierto de Uli Wallach en el papel de Tuco. La dirección es soberbia en el movimiento de actores, sobre todo en las escenas multitudinarias, la gestión del espacio visual, que dimensiona según las conveniencias de cada escena, el ritmo de la obra con crescendos en los momentos culminantes (tortura de Tuco, agresión a María, secuencia final y escena de cierre).
Obra excelente, que pone de manifiesto los progresos de un director enfrentado voluntariamente al reto de experimentar para aprender y de aprender para mejorar.
Mi película favorita de mi director favorito protagonizada por mi actor favorito. No puedo pedirle más. El mejor western jamás filmado. Obra maestra indudable. Y todo ello, no siendo más que lo que era el cine del genio italiano: una ensalada de tiros.
A esta película es muy difícil buscarle fallos. Es un compendio de virtudes que vna desde la dirección, hasta la interpretación, pasando por la fotografía, y cómo no, la música. Todo ello pasando por la parte más elemental del cine de Leone: la ambición desmesurada por el dinero. Este es el epicentro de un guión genial: encontrar un tesoro cueste lo que cueste, sin importar a qué o a quién hay que matar.
Sus personajes son una exprecie de estereotipación de los clásicos protagonistas de los westerns, sólo que aquí la línea que separa a uno de otro nunca está clara. El bueno mata, el feo mata, y el malo mata. Como todo personaje leoniano, estos tres se guían por el instinto humano de supervivencia, o ellos o él. Quizás con respecto a sus otros westerns, observamos una diferencia con el personaje de Tuco. Mientras Sentencia y Rubio viven el presente, puesto que no tienen pasado ni futuro, conforme pasa la película, nos damos cuenta de que tiene unos demonios interiores que despierta su hermano, el monje Pablo Ramírez. Un pasado trágico que fue lo que le condujo a ser un pendenciero. Y realmente, el propio Tuco es quien se gana las simpatías del espectador por su carácter bufonesco: Me gustan los tipos grandes como tu, por que hacen mucho más ruido cuando caen
La película es también una ácida crítica a la guerra. Tanto unionistas como ocnfederados son presentados como vulgares maltratadores, y cabe destacar el papel de Sentencia, como soldado unionista. presentados siempre como los buenos,pero que aquí son meros maltratadores. Una escena particularmente bestial es cuando Tuco y Rubio van por el desierto y ven muchos cadaveres, y dice Rubio: Cuanto muerto por nada , dejando claro que para él lo único que importa es el dinero.
Algo que dice Tarantino acerca de esta película es que la escena del duelo es la mejor dirigida de toda la historia del cine, algo que comparto con él. Durante 3 minutos, únicamente vemos a 3 hombres mirándose, con nerviosismo, miedo o la más absoluta frialdad, todo con un montaje perfecto. Hasta que todo se resuelve con un mero disparo. La música de Morricone es genial durante toda la película, pero particularmente en el duelo final adquiere un ritmo casi hipnótico.
El mejor western jamás realizado, aunque sea odiado por lo más clasicistas.